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'Slow': ¿os acordáis de cuando iba a desaparecer la pareja tradicional?
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'Slow': ¿os acordáis de cuando iba a desaparecer la pareja tradicional?

Se suceden las películas de éxito sobre parejas convencionales, de 'Decision to Leave' a 'Fallen Leaves'; la última nos llega desde Lituania

Foto: Un fotograma de la película 'Slow'.
Un fotograma de la película 'Slow'.

La cartelería no miente, y de pronto todas las películas que tienes-que-ver, que están de moda fuera del circuito comercial, que te ha recomendado el más moderno del edificio y que nos llegan de países desconcertantes como Finlandia o peor muestran en su promoción oficial a un hombre y a una mujer muy pegados y como que se quieren. Esto de que llevemos meses viendo películas de amor que le parecerían decentes a tu bisabuela me ha sorprendido mucho. Yo creía que íbamos a destruir la pareja convencional en 2022, a tener siete novias y ningún hermano, a desplegar una cinematografía entera por cada nueva identidad de género, y al final 2023 nos ha descubierto que somos muy aburridos, y buscamos pareja estable.

Empezó el año con Decision to Leave (Park Chan-wook), y acabó con Fallen Leaves (Aki Kaurismaki). Entre medias, la gente se volvió loca con Past Lives (Celine Song), vio Golpe de suerte (Woody Allen), vio (o leyó, al menos) Un amor (Isabel Coixet), y volvió a enloquecer con Anatomía de una caída (Justine Triet), que, te pongas como te pongas (al igual que todas las anteriores), si de algo nos habla es de la pareja petrificada de toda la vida de Dios. Fíjense si será simplota la pareja, así llamada, cis-género que puedes hacer una película tras otra sobre ella, desde distintos países del mundo, manejando apenas cuatro elementos (un hombre, una mujer, romper, infidelidad, me quiere/no me quiere: ya está) y que el público no se canse de verlas. Sobre amor fluido poliamoroso no binario con el pelo verde se han hecho apenas tres películas, y ya lo han dicho todo.

placeholder Un momento de 'Fallen Leaves'. (Avalon)
Un momento de 'Fallen Leaves'. (Avalon)

Si me apuran, hasta Napoleón (Ridley Scott), Barbie (Greta Gerwig), Dejar el mundo atrás (Sam Esmail) u Oppenheimer (Christopher Nolan) se sustentan en tramas relativas a la pareja “de este lado” (CIS, en latín). Por no hablar de La zona de interés (Jonathan Glazer), que les han dicho a ustedes que va del holocausto, pero trata de un marido que, por motivos laborales de exterminio, debe ausentarse de la casa familiar durante largos periodos, cuando su esposa ya había encontrado el alicatado de sus sueños. Ni las cámaras de gas perturban a una pareja tradicional: esa es la película.

Lento

Ahora empezamos el año desde Lituania, con una película pequeña, lenta, conversacional, dirigida por una mujer joven (Marija Kavtaradze, 32) y estrenada en el festival de Sundance y con varios premios. O sea, la típica película que tienes que ver para seguir siendo un ser muy superior al común de los mortales.

La cinta se titula Slow, y es como Casablanca con jerséis que no pegan.

En serio (lo tengo que decir), ¿qué código de vestimenta tienen en Lituania? Cada plano de Slow me provocaba descosturas en los ojos, y ganas de volver al blanco y negro. Se lo dice alguien que no sabe ni hacerse el nudo de la corbata, o sea que imaginen.

El caso es que mal vestidos y lituanos, una profesora de baile y un intérprete de signos se enamoran y hablan durante el tiempo necesario para decir que son una película. Con 90 minutos suele valer. Como hablan en lituano, parece que dicen cosas muy interesantes, pero luego en los subtítulos se nota que dicen lo mismo que se dicen los amantes en Alcorcón o Hendaya. Cosas de si me quieres, y de cuánto.

'Slow' aborda una de las identidades de nuevo cuño en nuestro tiempo, la de las personas sin apetito sexual, pero con deseos amorosos

El tema singular de la película (amén de juntar a una bailarina con el hombre que le ayuda a instruir a un puñado de niños sordomudos) es que él enseguida se declara asexual. Esto no sorprende mucho al espectador, ciertamente, viendo cómo se visten las mujeres en Lituania.

Es un chiste que no podía dejar de hacer: no abramos un conflicto internacional, por favor.

Entonces aquí podríamos decir que, en efecto, Slow sí aborda una de las identidades de nuevo cuño en nuestro tiempo, la de las personas sin apetito sexual, pero con irrevocables deseos amorosos.

placeholder Un fotograma de 'Slow'.
Un fotograma de 'Slow'.

Lo cierto es que toda la película está llena de sexo. De tan asexual que es el protagonista, no para de follar. Nuestro hombre quiere dejar atrás su autodefinición de asexual cada quince minutos, pues intuye que una pareja funciona mejor si no estás todo el rato hablando. La película no va simplemente de tener una novia con la que uno no mantiene relaciones sexuales, como dice su enunciado promocional, sino de que el sexo funcione.

Una cosa buena del sexo entre lituanos es que se quitan la ropa.

Quiero que sea algo normal. Sólo tú y yo”, le dice, en los primeros compases del filme, la bailarina al intérprete de signos. Esta frase no la van a ver citada en las reseñas que les vendan que esta película trata de una mujer “liberada sexualmente”. Después de eso tan normal que es un periodo sin pareja, y de acostarse efectivamente con unos y otros (nada más normal), nuestra amiga quiere algo subsecuentemente normal: un novio con el que salir a cenar.

Cinematográficamente, Slow parece cine indie americano de los años 90. Es todo bastante cutre, pero suena música muy buena.

La cartelería no miente, y de pronto todas las películas que tienes-que-ver, que están de moda fuera del circuito comercial, que te ha recomendado el más moderno del edificio y que nos llegan de países desconcertantes como Finlandia o peor muestran en su promoción oficial a un hombre y a una mujer muy pegados y como que se quieren. Esto de que llevemos meses viendo películas de amor que le parecerían decentes a tu bisabuela me ha sorprendido mucho. Yo creía que íbamos a destruir la pareja convencional en 2022, a tener siete novias y ningún hermano, a desplegar una cinematografía entera por cada nueva identidad de género, y al final 2023 nos ha descubierto que somos muy aburridos, y buscamos pareja estable.

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