Por qué los asexuales son exitosos referentes en las relaciones poliamorosas

Que están mal hechos. Que sentir atracción sexual es algo "natural". Que son demasiado frígidos o reprimidos. "¡A ver cuándo te das una alegría al cuerpo!", les dicen. "Eso es que tienen algún trauma". Los asexuales están acostumbrados, por desgracia, a recibir esta clase de juicios en su entorno. Comentarios que dan por hecho que una persona tiene que sentir excitación de manera biológica e irrefutable. Y eso, inevitablemente, les lleva al complejo de que nunca van a encontrar el amor o que nunca disfrutarán los bienes de una relación sincera y apasionada.

Ser asexual no implica desarrollar algún tipo de enamoramiento hacia otra persona. La orientación sexual, en este caso, no tiene que ver con la orientación afectiva. Los asexuales pueden sentir lazos de filiación romántica por otras personas sin que ello derive en la práctica sexual. De hecho, uno de los mayores conflictos dentro del mundo asexual es el miedo a ser abandonados o rechazados cuando no ceden ante las tentativas o pretensiones sexuales de sus parejas. O peor aún, el miedo de no poder tener ningún vínculo más estrecho con alguien porque de antemano saben que no van a compartir esa misma orientación.

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Así, en España, el 24% de las personas asexuales no ha salido del armario con nadie y el 61% no lo hacen por miedo a la patologización, según datos de Somos Aces, la plataforma de defensa y representación del colectivo. Del mismo modo, el 56,4% de ellas mantiene relaciones sexuales sin consentimiento o bajo presión. En un mundo en el que el sexo es un aspecto central de la cultura (tanto en las series de televisión como en las conversaciones entre amigos) y los contenidos de redes sociales están más sexualizados que nunca, muchas personas asexuales pueden sentirse aisladas socialmente ante estos mensajes hipersexualizados que reciben a diario.

"Algunas disfrutan de la cercanía física e incluso de algunas formas de interacción sexual, pero no ven el orgasmo como objetivo final"

"Las personas asexuales pueden sentir cierto deseo sexual, pero no necesariamente quieren satisfacerlo, les puede resultar indiferente el acto sexual o bien oponerse a ello, ya que esta orientación puede adoptar muchas formas", asegura Aubri Lancaster, terapeuta sexual norteamericana, en declaraciones recogidas en un artículo sobre el tema publicado en Psychology Today. "Algunas simplemente disfrutan de la cercanía física e incluso de algunas formas de interacción sexual, pero no ven el orgasmo como objetivo final. Otras desarrollan atracción sexual solo bajo ciertas circunstancias o con personas específicas, y muchos prefieren no tener ningún contacto sexual. Algunos se masturban y otras no tienen ningún interés en la estimulación individual".

Una vez aclarado el concepto, cabe preguntarse si una persona asexual puede mantener una relación poliamorosa. Al fin y al cabo, esta es otra denominación un tanto confusa en el ámbito relacional que suele confundirse con tener una pareja abierta. El poliamor se diferencia en que, como su propio nombre indica, existe una vinculación emocional y afectiva con los distintos individuos que están dentro de la relación que con los de una sola persona. En este sentido, las relaciones abiertas anulan la exclusividad sexual de una pareja, por lo general, con lo que deduciremos que alguien con orientación asexual nunca querría tener una relación abierta o sería muy raro (ya que prefiere abstenerse del contacto sexual), pero sí que podría tener una relación poliamorosa, y con mucho éxito además en caso de que las personas con las que esté también sean asexuales. La dificultad, de nuevo, pasa por encontrar a alguien que no considere el sexo como un pilar del vínculo.

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Llegados a este punto, hay que dejar claro que la asexualidad no es lo mismo que el celibato. Una persona asexual no elige privarse del encuentro sexual, sino que no se siente atraído o vinculado a esas formas de relacionarse y expresarse físicamente. En cambio, el celibato alude a aspectos que tienen más que ver con la religión o la libre decisión de querer abstenerse del placer sexual con el otro.

Vínculos más allá del sexo

Daniel Copulsky, directivo de un centro de salud dirigido a potenciar una sexualidad positiva entre los jóvenes, reconoce en el medio citado de psicología que hay muchas más personas que disfrutan de relaciones poliamorosas dentro del colectivo asexual que entre los alosexuales (lo opuesto a asexuales) o el resto de la comunidad LGTBI. "Mucha genete poliamorosa habla de sentir una atracción innata hacia múltiples relaciones", explica. "Tiene sentido que algunos individuos destacados también sientan esa atracción, incluso si no quieren que el sexo sea parte de esas relaciones".

Es curioso comprobar que fórmulas relacionales que suponen tantos quebraderos de cabeza para ciertas parejas como el poliamor, para otras que están dentro de la orientación asexual sea la forma más fructífera (quizá) en la que puede prosperar una relación. Al fin y al cabo, las alosexuales dan demasiada importancia a la intimidad y exclusividad sexual dentro de una relación de dos a dos o con más personas. No en vano, el sexo sigue considerándose como un tema tabú en pleno 2022, por muy liberada o avanzada que esté la sociedad respecto a décadas pasadas. Y, en este sentido, un vínculo de poliamor entre varios, que en ciertos círculos alosexuales se ve bajo un prisma revolucionario (debido a que no entra dentro de los cánones de la familia nuclear a la que tan bien acostumbrados nos tiene el sistema capitalista y su vertiente afectiva), puede ser lo que marque una diferencia respecto al resto de parejas y formas de relacionarse, tanto romántica como sexualmente.