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Justine Triet, Palma de Oro: "La pregunta es si es posible la igualdad total dentro de la pareja"
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71.ª EDICIÓN DEL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Justine Triet, Palma de Oro: "La pregunta es si es posible la igualdad total dentro de la pareja"

La cineasta francesa, ganadora en Cannes por 'Anatomía de una caída', presenta su película en la sección Perlak del Festival de San Sebastián

Foto: Justine Triet en una foto de su paso por Cannes en marzo. (EFE/Mohammed Badra)
Justine Triet en una foto de su paso por Cannes en marzo. (EFE/Mohammed Badra)

Justine Triet (Fécamp, Normandía, Francia, 1978), flamante última Palma de Oro en Cannes por Anatomía de una caída, un drama procesal sobre el juicio a una mujer en relación con la muerte de su marido. ¿Suicidio, asesinato o caída fortuita? Sandra Hüller interpreta a Sandra Voyter, una escritora alemana que vive recluida en una casa en Los Alpes junto a su marido Samuel (Samuel Theis) y a su hijo invidente Daniel (Milo Machado Graner), en el pueblo donde creció el segundo. El día en el que Samuel aparece desnucado en la nieve a causa de una caída desde lo alto de la casa comienza una investigación para determinar cómo ocurrieron los hechos; Sandra se ve envuelta en un proceso judicial que desmenuza y exhibe los detalles de su intimidad, desde cuánto follaba, si había habido otras parejas, si su éxito como escritora había empujado a su marido, también aspirante a escritor, al suicidio, si la relación entre el marido y la mujer era tóxica, meridiana o lo que fuera.

A lo largo de dos horas y media, Triet va construyendo el retrato de su protagonista a través de los retazos de los testimonios de quienes la conocen, o de quienes la conocieron a través de las palabras del marido muerto. El espectador se sitúa como uno más del jurado, intentando descifrar la inocencia o culpabilidad de la protagonista con base en juicios, más bien morales, sobre su persona. ¿Parece compungida? ¿Es demasiado fría? ¿Estaba hasta los ovarios de su marido plañidero? Un tema de plena actualidad en España con, por ejemplo, la resurrección gracias al audiovisual del caso de Rosa Peral, la condenada por el crimen de la guardia urbana: Peral, ex mossa d'escuadra, según la sentencia, junto a su compañero y amante Albert López, asesinó a un tercer agente, Pedro Rodríguez, quien entonces era la pareja oficial de Peral.

Foto: Emil Johnsen es Jan, un enfermero danés que ha huido a Groenlandia. (Festival de San Sebastián)

Anatomía de una caída no discute si una mujer puede o no matar a su marido. Discute una Justicia en la que la verdad queda apartada por el relato, y en la que ese relato muchas veces se basa en prejuicios y arquetipos tan arcaicos como el de la femme fatale, el de la mala mujer. A su paso por el Festival de San Sebastián, que proyecta la Palma de Oro en su sección Perlak, la cineasta ha hablado sobre su película, sobre feminismo y sobre el cinismo de una Justicia cada vez más basada en la opinión del público.

En 2009, Triet se estrenó en el documental con Solférino, centrado en la campaña política entre Nicolás Sarkozy y Ségolene Royal por la Presidencia francesa, y que posteriormente convirtió en un largo de ficción en La batalla de Solferino (2013). La protagonista, una periodista que tiene que cubrir la campaña, espera la llegada de su exmarido para hacerse cargo de sus hijos en una visita acordada por el juez. En Los casos de Victoria (2016), Triet también exploró el funcionamiento de los tribunales y las relaciones entre hombres y mujeres, de nuevo en clave de comedia. En El reflejo de Sybil (2019) apuntó al oficio de la escritura, de los límites de la ficción y la no ficción. Y ahora ha recogido todo ese cóctel y lo ha vertido en Anatomía de una caída, escrita junto a su coguionista y pareja, Arthur Harari, también director. Harari, por cierto, ganó el César a Mejor guion en 2022 con Onoda, la ficción sobre la historia real del último soldado japonés en rendirse de la Segunda Guerra Mundial, casi 30 años después de la firma de la capitulación de su país.

"Pienso en esa frase de Truffaut que me encanta y que dice que cada película que hace es una película contra la anterior. Es una frase de la que me he apropiado para mi carrera. En Anatomía de una caída tenía la necesidad de meterme en una película de género", comienza Triet. "Me encantan las películas de tribunales. Evidentemente, Anatomía de una caída habla de un tema tan banal como la muerte del marido de la protagonista, de si ella lo ha matado o no. Lo que me parece apasionante del mundo judicial, al menos en Francia, es ese entorno moralista que juzga una forma de vivir. Para determinar lo que pasó realmente rebusca y se sumerge en la forma de vivir de la protagonista. A ella no solo le juzgan por si ha matado o no a su marido, la juzgan por ser una mujer poderosa, autónoma, bisexual, que no se excusa… El hecho de que ella sea escritora también tiene mucha importancia en la historia, porque da una imagen de alguien que puede manipular, que tiene las herramientas para simular los hechos".

placeholder Justine Triet posa con su Palma de Oro en Cannes el pasado mayo. (EFE/Guillaume Horcajuelo)
Justine Triet posa con su Palma de Oro en Cannes el pasado mayo. (EFE/Guillaume Horcajuelo)

"Las mujeres deben demostrar más todo el rato", continúa. "Está la idea de la buena víctima. En este caso, en mi película, la idea de una mala víctima. Es decir, el público, la audiencia, la gente que la va a juzgar en el proceso, decide si ella está lo suficientemente triste o no, si ha llorado lo suficiente la muerte de su marido o no. Lo que me parece muy interesante es que es más fácil creer a alguien frágil, a alguien débil. Es mucho más fácil empatizar con una víctima débil que con alguien fuerte e inteligente. Hay un caso que me apasiona, el de Amanda Knox, la chica italiana a la que juzgaron en Estados Unidos. Es un caso apasionante porque tenemos como acusada a una chica joven, muy guapa, brillante, que no era escritora, pero que sí la describían como alguien con una inteligencia superior y que los medios retrataron como una especie de bestia del sexo, una mujer obsesionada con el sexo, solo porque se había enamorado de un chico italiano. Una mujer que utilizaba el sexo como herramienta de manipulación. Es delirante. Creo que fueron más duros con ella por ser una mujer guapa y brillante".

Triet contesta la entrevista pocos días después de que en España las declaraciones de Ángel Martín sobre una supuesta guerra de sexos hayan incendiado, de nuevo, las redes. Su película propone una pareja que discute, pero cuyas discusiones se interpretan como una forma de castración de un hombre que ocupa un rol secundario y poco tradicional en la pareja: ella es la escritora exitosa, él es quien cuida de la casa. Y se siente frustrado porque la culpa de no poder desarrollar plenamente su hipotética carrera literaria. Al final, un hombre no es un hombre, sino que acaba siendo involuntariamente todos los hombres. Y una mujer no es una mujer, sino todas las mujeres. ¿Es su guerra personal una guerra de sexos? ¿Existe realmente hoy una guerra de sexos?

Foto: Jordi Évole en un momento de la entrevista. (Netflix)

"Estamos viviendo un momento muy interesante desde el #MeToo, una pequeña revolución que es muy compleja", contesta Triet. "Creo que la discriminación de la mujer ya no es un tabú y se ha convertido en un tema de opinión pública. Esto, efectivamente, ha activado ciertos mecanismos en las parejas, en las historias, entre la gente que vive junta. Lo veo en mí misma y mi entorno. Todo el mundo se cuestiona ahora. Yo tengo una hija de 12 años y es una locura las diferencias en el comportamiento de ellos; el concepto del cuidado del otro, por ejemplo. Yo tengo 45 años y, en mi generación, el papel de la mujer era mucho más trivial y duro".

placeholder Un fotograma de 'Anatomía de una caída', de Justine Triet. (Elastica)
Un fotograma de 'Anatomía de una caída', de Justine Triet. (Elastica)

Como cineasta, a Triet le interesan tanto los hombres como las mujeres. "Pero es verdad que las mujeres hemos sido muy maltratadas por la ficción", admite. "Siempre hemos estado relegadas a la cocina y poco más. En mi casa hay una especie de provocación alrededor de esta discusión, la de meter a la mujer en el rol inverso al del cliché. Creo que el tema fundamental también es el de la reciprocidad dentro de la pareja. La pregunta es si podemos vivir, si existe una igualdad total dentro de la pareja. Son preguntas que siempre me hago".

"En la película es muy importante que ella no haya pedido permiso para ocupar el puesto dominante", prosigue. "Es una cosa muy personal porque yo creo que también adopté esa posición cuando me quedé embarazada. Fue un accidente y reaccioné en contra de mi madre. Yo tenía una abuela extremadamente feminista sin saberlo, porque ella venía de una familia muy pobre, no conocía los códigos. Pero a la vez tenía una forma de ejercer el poder en casa que era muy moderna. La historia de mi madre es la inversa, la de una mujer que se quedó en casa. Lo interesante es que yo soy el resultado de esas dos mujeres, de una abuela muy fuerte y poderosa que luchaba por salir de una condición social y de mi madre, que se quedó en casa. Cuando me quedé embarazada pensé: 'Ok, pero no puedo proyectar en una vida en la que no intente hacer más de lo que puedo hacer'. Pero fue una cosa instintiva, no intelectual. Lo mismo en la película. Creo que sería muy malo que Anatomía de una caída fuese una película de tesis".

Conozco en Francia muchos abogados que dicen que, en un juicio, a la verdad hay que ponerla a un lado

A Triet también le interesa un aspecto de la Justicia al que califica de cínico: "Una de las cosas que más me chocaron del mundo judicial cuando era más joven y hablé con abogados para mi segunda película, Los casos de Victoria, es que muchos abogados me dijesen que se la pelaba la verdad, que lo importante era el relato, cómo se cuenta la historia. El storytelling, vamos", resume. "El de abogado es un trabajo que, en el fondo, se parece mucho al mío, a lo que yo hago. Cuando empecé a escribir con Arthur [Harari], mi coguionista, nos interesaba como motor de la historia el tema de la escritura, de que ella fuese una escritora, que ella tuviese la receta para construir un relato ganador. La justicia es un concepto muy cínico y muy violento. Conozco en Francia muchos abogados que dicen que, en un juicio, a la verdad hay que ponerla a un lado. Por eso hay tantos abogados que son amigos de los clientes. Eso les ayuda a estar más interesados en el caso. Cuando hay una relación más profunda con una persona, tenemos esa necesidad de saber más, de saber si nos dicen la verdad o no. El actor que hace del abogado de Sandra, Swann Arlaud, desde el principio se pone de su lado, porque no quiere enfrentarse al temor de no creerla. Es un tema que me obsesiona desde Victoria. Me interesa que la verdad, en el mejor de los casos, sea el resultado de relatos yuxtapuestos. Y eso es muy violento para el acusado o para la víctima".

Anatomía de una caída llegará a los cines el 6 de diciembre.

Justine Triet (Fécamp, Normandía, Francia, 1978), flamante última Palma de Oro en Cannes por Anatomía de una caída, un drama procesal sobre el juicio a una mujer en relación con la muerte de su marido. ¿Suicidio, asesinato o caída fortuita? Sandra Hüller interpreta a Sandra Voyter, una escritora alemana que vive recluida en una casa en Los Alpes junto a su marido Samuel (Samuel Theis) y a su hijo invidente Daniel (Milo Machado Graner), en el pueblo donde creció el segundo. El día en el que Samuel aparece desnucado en la nieve a causa de una caída desde lo alto de la casa comienza una investigación para determinar cómo ocurrieron los hechos; Sandra se ve envuelta en un proceso judicial que desmenuza y exhibe los detalles de su intimidad, desde cuánto follaba, si había habido otras parejas, si su éxito como escritora había empujado a su marido, también aspirante a escritor, al suicidio, si la relación entre el marido y la mujer era tóxica, meridiana o lo que fuera.

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