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Ridley Scott presenta su gran cinta sobre el militar: "Hay más libros de Napoleón que de Dios"
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Ridley Scott presenta su gran cinta sobre el militar: "Hay más libros de Napoleón que de Dios"

El director británico trae a España 'Napoleón', película que no ha estado exenta de polémica y que se estrena en cines este 24 de noviembre

Foto: Ridley Scott, en la presentación en Venecia de 'El último duelo', en 2021 (EFE CLAUDIO ONORATI)
Ridley Scott, en la presentación en Venecia de 'El último duelo', en 2021 (EFE CLAUDIO ONORATI)
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"Pásame esa botella de agua que ya está abierta, que hay que salvar el planeta", señala Ridley Scott, sentado cómodamente en su silla. Nada en su gesto parece indicar que se ha enfrentado a una epopeya bastante complicada. Hay personajes históricos que, a fuerza de gestar batallas y conseguir que se contasen historias sobre ellos, se han convertido en leyendas y mitos. Como le sucedió a Oliver Stone en 2004 cuando quiso llevar al cine la (aparentemente) incontable historia de Alejandro Magno, el británico Ridley Scott (Blade Runner, Gladiator y la lista sigue) se ha atrevido con la complicada tarea de relatar en cine las inabarcables contiendas del corso más famoso de todos los tiempos: Napoleón llega a la gran pantalla.

"Hay más de 1.500 libros sobre Napoleón, más que sobre Dios", afirma Scott en mesa redonda a El Confidencial. "Eso es más que sobre cualquier político, cualquier líder de la historia. ¿Por qué es tan enigmático? ¿Cuál es la historia sobre su poder y su éxito? Yo sabía que tenía que enfrentarme a una lección de historia para poder contar su vida, pero, seamos sinceros, si uno cuenta una lección de historia nadie irá al cine a verla. Tenía que contar más, como hice en Gladiator o El reino de los cielos. De toda la información que tenemos sobre Napoleón, el 90% es especulación, lo que a mí me tocaba hacer era personalizar a este hombre porque sabemos mucho sobre él pero, realmente, no sabemos quién es. Para contar los recovecos que faltaban me basé en las cartas de Josefina, porque al final su talón de Aquiles fue ella".

Durante cerca de dos horas y media (una duración extensa, a la que nos estamos acostumbrando con las últimas superproducciones), Joaquin Phoenix (con el que el británico ya trabajó en el pasado) se pone en la piel del general y relata sus ambiciones, inseguridades, triunfos, derrotas y amores. Aunque en la versión original el corso hable en perfecto inglés y físicamente no se parezca mucho a Napoleón (le falta, quizá, uno de los rasgos más importantes de su físico que explicaba en parte su carácter: su pequeña estatura), Phoenix se cree su personaje, que empieza costreñido pero se va soltando a lo largo de la película.

"¡Por supuesto que no destrozó las pirámides!" murmura, a colación de su otra polémica, por una de las escenas que se puede ver en la película

"Parte de mi trabajo es decidir cuándo algo largo es demasiado largo", cuenta Scott. "El primer corte son cuatro horas y, desde ahí, tienes que ir hacia abajo, decidir dónde está la historia que contar y qué es lo que tienes que recortar. Acabas enterrado, la suerte es que yo tengo muy buenos montadores y al comenzar a rodar el editor empieza sin mí, lo que me ayuda a tener cierta distancia con mi trabajo, y luego tengo una segunda mirada más fresca, así pienso qué puedo sacar sin dañar la intención de la película".

Cuando se le pregunta por qué la figura del corso sigue siendo relevante a día de hoy, alza las cejas: "¿Sigue vigente? Será por mi película", bromea. "Igual en Europa sigue siendo relevante, pero en Estados Unidos desde luego no se habla mucho de él o no lo he notado. Supongo que lo bueno de Napoleón Bonaparte es que hay muchas opiniones sobre él. En China le verían como un hombre de gentes. En Estados Unidos como alguien hecho a sí mismo. En Francia creo que no se ponen de acuerdo en cómo le ven. En Italia... ni idea, ¿cuántos presidentes han tenido en este siglo, cien? Ser presidente debe ser una tarea muy complicada, y encima Napoleón fue un pasó más allá y se convirtió en dictador. Y no existe un dictador benevolente".

placeholder La película de Ridley Scott sobre Napoleón Bonaparte, protagonizada por Joaquin Phoenix
La película de Ridley Scott sobre Napoleón Bonaparte, protagonizada por Joaquin Phoenix

Otra de las particularidades de la película es cuánto se "dilata". Aunque el tiempo no pase prácticamente por el rostro de Napoleón o por el de Josefina (interpretada por Vanessa Kirby), la película se extiende durante 25 años: desde 1798, con el final del reinado del Terror, hasta 1821, fecha en la que falleció exiliado en la isla de Santa Elena. Tolón, la campaña en Egipto, Austerlitz (que regala la batalla más increíble de toda la película) o Elba, todas sus impresionantes gestas se entremezclan con la complicada relación amorosa entre Napoleón y Josefina. Por la pantalla pasan, durante todo ese tiempo, muchísimos rostros que intentan configurar retratos fieles de los personajes de la época, lo cual puede resultar algo lioso para aquel que no esté muy familiarizado con la historia del emperador.

"No quería recrearme demasiado en sus inicios, por eso la película empieza en Tolón, donde su propio hermano lo describe como un "genio con talento en la artillería". Por cierto, a las críticas francesas les ha encantado", apostilla, después de la polémica surgida a su paso por Francia, donde ha llegado a decir que "los franceses no se gustan ni a sí mismos". Scott no pareció tener en mente contar en ningún momento la parte en España, y señala: "Tenía especial interés en mostrar Egipto porque es un país extraordinario culturalmente hablando, esas construcciones parecen de otro mundo... y porque Napoleón estaba fascinado con todo lo que venía de ahí, como se ve en los cuadros sobre él y porque trajo muchos artefactos de ahí".

"Podría haberla rodado en francés pero, ¿para qué? Necesitaba buena inversión y financiación, me gusta hacer grandes películas"

Por supuesto que no destrozó las pirámides!" murmura, a colación de su otra polémica, por una de las escenas que se puede ver en la película. "Pero me apetecía contarlo. Además, también hizo cosas buenas, porque cambió toda la estructura social en Francia y el sistema burocrático, el actual se asienta sobre las bases de lo que hizo". Y no solo España, también deja fuera la parte de Italia, donde se rindieron "sin más", por lo que solo muestra una parte del Duomo. "Se rindieron, lo saquearon todo y ya. Se puede comparar con lo que hizo el imperio germano en el siglo XX".

Escuchar a María Antonieta, Robespierre o a Napoleón hablar durante toda la película en inglés (en la versión original, repetimos) podría poner en guardia a más de uno, sobre todo teniendo en cuenta que este mismo año Johnny Depp ha grabado Jeanne du Barry, dirigida por Maïwen, íntegramente en francés. Pero cuando se le pregunta a Scott si en algún momento llegó a plantearse la idea de rodar la película en el idioma original, suelta un sonoro: "¿Qué? Ni de coña. A ver, por supuesto que lo podría haber hecho pero... ¿para qué? Necesitaba una buena inversión y financiación, me gusta hacer grandes películas. Mira, por ponerte un ejemplo, cuando en Top Gun se planteó la idea de hacer un estreno limitado, Tom Cruise se plantó y dijo que no contaran con él para algo así, y al final se hizo mucha más promoción".

placeholder Ridley Scott junto a Joaquin Phoenix en la presentación de 'Napoleon'en París (REUTERS Stephanie Lecocq)
Ridley Scott junto a Joaquin Phoenix en la presentación de 'Napoleon'en París (REUTERS Stephanie Lecocq)

"Al final, las plataformas de streaming como Bloomberg (que ha dicho recientemente que este año que no ha hecho buenos negocios) se están dando cuenta de que no pueden dedicarse a todos los estrenos de películas sino solo a algunas pensadas para televisión, y yo me alegro de decir que ahora vamos a estrenar en 400 salas de Imax. Otras películas como Oppenheimer ya van por los mil millones de recaudación, eso significa que existe vida después de la muerte para el buen cine", señala.

Sus últimas palabras son un poco amargas, la típica queja señalando que cualquier tiempo pasado fue mejor. "Diré algo más: a mí me encantaba el cine francés cuando era joven, o el italiano", indica Scott. "Adoraba a Fellini, Antonioni, todos esos. Me gustaba incluso más que el cine inglés. Entonces sí que había verdadera cultura cinéfila. Pero ya no... es una pena. Fue un cine muy bueno, pero se está apagando... ya no es lo que era". Aunque no sea en francés, Napoleón llega a los cines este 24 de noviembre.

"Pásame esa botella de agua que ya está abierta, que hay que salvar el planeta", señala Ridley Scott, sentado cómodamente en su silla. Nada en su gesto parece indicar que se ha enfrentado a una epopeya bastante complicada. Hay personajes históricos que, a fuerza de gestar batallas y conseguir que se contasen historias sobre ellos, se han convertido en leyendas y mitos. Como le sucedió a Oliver Stone en 2004 cuando quiso llevar al cine la (aparentemente) incontable historia de Alejandro Magno, el británico Ridley Scott (Blade Runner, Gladiator y la lista sigue) se ha atrevido con la complicada tarea de relatar en cine las inabarcables contiendas del corso más famoso de todos los tiempos: Napoleón llega a la gran pantalla.

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