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La leyenda del Falcon: historia íntima del "Galapagar de Pedro Sánchez"
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DE MEME A ARIETE DE LA DERECHA

La leyenda del Falcon: historia íntima del "Galapagar de Pedro Sánchez"

Han pasado cinco años entre aquella inocente foto con las gafas de sol hasta el "si gano, te invito a dar una vuelta en el Falcon". Así trascendió de anécdota a imagen y dio oxígeno a PP y Vox en sus peores momentos

Foto: La foto que dio pie a todo: Pedro Sánchez, en el Falcon, en junio de 2018. (@desdelamoncloa)
La foto que dio pie a todo: Pedro Sánchez, en el Falcon, en junio de 2018. (@desdelamoncloa)
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Hace ya cinco años, pero han pasado tantas cosas que es como recordar la prehistoria. Estamos en la tercera semana de junio de 2018. Los españoles aún no habíamos perdido toda la inocencia, la moción de censura contra Mariano Rajoy había sido un éxito y Vox era entonces solo una agrupación de soñadores ultraderechistas sin representación parlamentaria.

Aquel 23 de junio nació la leyenda del Falcon.

Solo hacía unos días que Sánchez era presidente del Gobierno y le encontramos volando a París en un avión privado para conocer nada menos que a Emmanuel Macron. Ahí estaba él, camisa blanca entallada y gafas de sol, escuchando a José Manuel Albares, un discreto diplomático al que había rescatado una vez más, como hizo en 2015, de la tediosa vida de embajada para subirle a bordo del avión y de su gabinete como sherpa en asuntos internacionales.

placeholder Pedro Sánchez, momentos antes de subir a bordo del Falcon. (@desdelamoncloa)
Pedro Sánchez, momentos antes de subir a bordo del Falcon. (@desdelamoncloa)

Albares le estaba explicando lo que iban a hacer al día siguiente. Manejaba una carpeta con las palabras manuscritas Cumbre Migración 24/06/18, que tendría lugar en Bruselas. Fue en ese momento cuando, desde el asiento de enfrente, el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, les hizo la famosa foto. La reenvió a un colaborador para que la subiera a Twitter antes de despegar. Cuando llegaron a París, se dio cuenta de que la instantánea había provocado un pequeño terremoto en redes. Pero como suelen decir los sismólogos, el verdadero peligro está en las réplicas.

"Nunca pensé que la foto de las gafas fuera a ser un elemento de ridiculización y escarnio"

En un primer momento, fueron las redes quienes dictaminaron que se les había ido la mano con el postureo. No eran ni siquiera críticas en la línea de lo que vemos hoy, solo chascarrillos jocosos sobre la imitación barata de John F. Kennedy o Julio Iglesias a bordo de su jet, o bromas que equiparaban a Sánchez con James Bond o a Albares con Puigdemont.

Oliver, que acababa de dejar su puesto como presentador de informativos en Cuatro, reveló un mes después: "En mi ingenuidad, jamás pensé que una foto iba a suscitar semejante polvareda, os juro que nunca pensé que Kennedy se había hecho una foto parecida", explicó en un curso de verano de la Complutense. "Nunca pensé que la foto de las gafas fuera a ser portada, ni que se convirtiera en un elemento de ridiculización y escarnio del presidente".

"Me lo creo", explica a El Confidencial Iago Moreno, sociólogo por la Universidad de Cambridge y experto en cultura y política digital. "No veo al Partido Socialista con la capacidad de crear un solo meme".

A partir de ahí, Oliver se perjuró no hacer más concesiones, pero era demasiado tarde. Más adelante, Iván Redondo se encargó de supervisar personalmente la imagen del presidente y, especialmente a partir de la coalición con Podemos, redujo la exposición de Sánchez, limitando sus fotos a las de los encuentros con mandatarios extranjeros, visitas institucionales y poco más.

placeholder El secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, y el jefe del Gabinete de la Presidencia, Iván Redondo, durante el primer mandato de Sánchez. (EFE)
El secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, y el jefe del Gabinete de la Presidencia, Iván Redondo, durante el primer mandato de Sánchez. (EFE)

Poco después, el Falcon sería protagonista por segunda vez cuando Pedro Sánchez lo tomó para acudir a ver a The Killers en el Festival Internacional de Benicàssim. Este viaje evidenció una práctica empleada por otros presidentes en el pasado, pero inédita en Sánchez hasta ese momento: unir en el mismo trayecto actos institucionales con otros personales o de partido, para que los primeros justificaran el desplazamiento en el avión privado. Aquel día, el líder socialista visitó el Ayuntamiento de Castellón y mantuvo un "encuentro informal" con Ximo Puig. Hubo mensajes contradictorios desde el Gobierno sobre si su mujer, Begoña Gómez, había viajado con el presidente. En un primer momento, adujeron que ella y sus hijas habían ido por carretera, luego admitieron que también iban a bordo del avión.

Aquel episodio comenzó a alimentar el relato de que igual lo del Falcon era mucho más que una anécdota. Por primera vez, el avión llegó hasta el Congreso de los Diputados, de la mano de Ciudadanos y Compromís, que preguntaron por su uso "para fines privados".

Ese mismo verano hubo más episodios, como el de la boda de su cuñado en un pueblo de La Rioja, a la que acudió en uno de los helicópteros Super Puma, que siguieron alimentando este mismo relato. De nuevo, la Moncloa trasladó la responsabilidad al servicio de seguridad del presidente.

Un error de cálculo

En la comunicación política de este siglo, incluso una improvisación está planificada semanas antes.

Tras la moción de censura, Iván Redondo tuvo claro que tenían que seguir una línea muy precisa en cuanto a la imagen que querían transmitir del líder socialista. Sánchez era el primer presidente que accedía al cargo sin pasar por las urnas, desde la oposición deslizaban calificativos como "presidente ilegítimo" o "el okupa de la Moncloa". Sus asesores tenían que combatir este discurso, por eso Redondo y Oliver —que además tenía todavía adherido un potente sentido visual, de buscar fotografías que pudieran abrir un periódico o un informativo— intercalaron imágenes cercanas del presidente, acariciando a su perra Turca o saliendo a correr por la Moncloa antes de un Consejo de Ministros, con este otro tipo de fotos más solemnes. Estas buscaban, sobre todo, legitimar al incumbente.

"Así es como se luchaba contra Sánchez antes del Gobierno de coalición", explica Moreno. "Con la idea de que era ajeno a las instituciones, de que no era legítimo".

Esta estrategia sirve para explicar fotos como las del Falcon, pero para comprender su posterior utilización política hay que esperar un poco más, hasta las elecciones del 10 de noviembre de 2019.

El bombazo: Falcon Viajes

Un día llegó a la mesa de Abelardo Bethencourt, entonces en la agencia Public, el encargo de crear una campaña para Nuevas Generaciones de cara a la campaña de las generales del 10 de noviembre. La cosa tiene su punto de justicia poética, ya que Bethencourt había participado como asesor de Mariano Rajoy en varias campañas como la de los hipsters que votan al PP. Ahora le habían encomendado una suerte de venganza creativa contra el hombre que puso en la calle a su antiguo empleador.

Bethencourt, que hoy dirige la agencia de comunicación Hola Ernest, se reunió con sus socios y del brainstorming surgió una idea realmente rompedora.

Una agencia llamada Falcon Viajes y ubicada en un lugar físico de la propia calle Ferraz, a 200 metros de la sede del PSOE. El Partido Popular estuvo rápido en desmarcarse —la organización juvenil es la forma que tiene el PP de poder utilizar un lenguaje diferente, más procaz o gamberro, para dirigirse a sus potenciales votantes jóvenes sin manchar demasiado las siglas— y los socialistas trataron de impugnar la campaña denunciándola a la Junta Electoral Central y a la Fiscalía, pero no lograron evitar que hoy sea un referente tras alzarse con un Napolitans Victory Awards, el reconocimiento internacional más prestigioso de la comunicación política.

placeholder Fachada de la agencia Falcon Viajes, abierta por Nuevas Generaciones del Partido Popular y ubicada en el número 56 de la madrileña calle Ferraz, en 2019. (Nico Rodríguez)
Fachada de la agencia Falcon Viajes, abierta por Nuevas Generaciones del Partido Popular y ubicada en el número 56 de la madrileña calle Ferraz, en 2019. (Nico Rodríguez)

Bethencourt tenía claro que tenían que centrarse en los viajes del presidente con el avión privado. Era un concepto que hasta entonces estaba a camino entre lo anecdótico y lo banal, y que gracias a la campaña de Falcon Viajes se convirtió en algo tangible.

"Una campaña es tan corta que no puedes andar inventándote un concepto nuevo, tienes que tomar algo que ya exista", explica. "Las campañas más exitosas se mueven en territorios que ya existen, tanto para críticas como para cosas positivas, hacen con eso algo creativo para que todo el mundo hable de ello".

Desde entonces, en los últimos años el concepto del Falcon ha ido ganando entidad, hasta convertirse en una dolorosa piedra en el zapato de Pedro Sánchez, un ariete sociocultural con el que la derecha lleva embistiéndole desde entonces.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Falcon. (Moncloa)

Esta semana, sin ir más lejos, el PP ya sin parapetarse tras su organización juvenil— publicó un vídeo en sus redes centrado en Sánchez y el Falcon. Incluso perfiles moderados en Génova como Esteban González Pons lo han incorporado como cliché de sus críticas al presidente y lo repiten, una y otra vez.

¿Por qué el Falcon?

Cuando Bethencourt y Pablo Alzugaray, su socio en la agencia, buscaron un concepto que pudiera protagonizar la campaña, lo tuvieron claro: "El Falcon materializaba una idea de fondo que es una crítica real que existe, que Pedro Sánchez utiliza las herramientas del Estado a su libre albedrío, a él como presidente se le ha criticado mucho que utilice el Estado como si fuera su patio trasero; esto tiene muchas derivadas, el CIS, el INE... El Falcon no es lo que más se le critica, no es democráticamente tan profundo como lo de Tezanos y las encuestas, pero es la imagen, algo que se transmite de forma más inmediata y se queda más en la cabeza", explica Bethencourt.

Además, la imagen contendría otra trama: la disonancia de Sánchez diciendo "no ha habido un Gobierno más ecologista en la historia de nuestro país que el actual" mientras usa el avión privado y el helicóptero más que ningún otro presidente previo.

placeholder El presidente del Gobierno, Pedro Sanchez, subido al Falcon fue uno de los 'ninots' de las Fallas de 2019. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)
El presidente del Gobierno, Pedro Sanchez, subido al Falcon fue uno de los 'ninots' de las Fallas de 2019. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)

En cualquier caso, la repercusión de todo lo que tiene que ver con el Falcon ha sido espectacular, teniendo en cuenta algo obvio: el uso del avión privado por parte del presidente es absolutamente habitual en cualquier Gobierno, por motivos logísticos y también de seguridad.

Es cierto que sus predecesores usaron el Falcon y, también, que lo usaron para motivos partidistas. A Rajoy le criticaron por usarlo para asistir al cierre de la campaña en Galicia o a un congreso del Partido Popular europeo, y este a su vez criticó antes a Zapatero por lo mismo. Pero las comparaciones con Rajoy perjudican a Sánchez. Su predecesor evitó en lo posible el uso del helicóptero tras el accidente que tuvo en 2005 al despegar de la plaza de toros de Móstoles, mientras que a la luz de los datos que han conocido, Sánchez parece disfrutar especialmente de los vuelos y, en más de una ocasión, ha usado el helicóptero para ir desde la Moncloa hasta la base aérea de Torrejón, a menos de 30 kilómetros, para, desde allí, tomar el Falcon.

Tras la campaña de Nuevas Generaciones y la victoria de Sánchez en las elecciones, algo cambió definitivamente. Lo del presidente y el Falcon dejó de ser un meme que se desliza entre grupos familiares de WhatsApp para formar parte del argumentario contra el nuevo Gobierno.

"El Falcon es para Pedro Sánchez lo que Galapagar es para Pablo Iglesias"

"El Falcon es para Pedro Sánchez lo que Galapagar es para Pablo Iglesias", resume Moreno. La metáfora que contiene toda la contradicción interna entre lo que dice el personaje y lo que hace la persona. Algo que, además, trasciende lo que hagan o digan, ya que es un estigma que llevan marcado a hierro y no lograrán quitarse, al menos, mientras estén en primera línea política o mediática, que para el caso es lo mismo. Por mucho discurso, campaña en redes o acción comunicativa que realicen, para la derecha Iglesias seguirá siendo "el del casoplón" y Sánchez "el del Falcon".

Para el sociólogo, esto también tiene una explicación.

"En cuanto formó ese Gobierno con Podemos, ese discurso crítico que antes era horizontal se transforma en uno vertical, de abajo arriba", apunta Moreno. "Ahí va tomando forma la idea del sanchismo, con ese discurso de 'la banda de Sánchez' de Albert Rivera y todos estos significantes antielitistas, lo que vemos es a una derecha que ha asumido su papel de oposición y dice: 'Nosotros somos los de abajo".

placeholder Vista de la cabina de un Falcon 900B como los que usan el Gobierno y la Casa Real. (Jetsales.com)
Vista de la cabina de un Falcon 900B como los que usan el Gobierno y la Casa Real. (Jetsales.com)

Al mismo tiempo, aquel 10 de noviembre de 2019 Vox se convirtió en el tercer partido del hemiciclo con 52 diputados. Nada que ver con aquella plataforma irrelevante del año anterior.

Como consecuencia, en estos tres años y medio de legislatura, la relación entre el presidente y el avión ha protagonizado más de 80 acciones parlamentarias. Casi todas de Vox, el partido que más y mejor ha capitalizado el affaire del Falcon: han querido conocer el número de veces que Pedro Sánchez cogió el avión cada año, si Yolanda Díaz lo usó para ir a ver al papa Francisco en una audiencia privada, por qué un Falcon hizo una escala en Ibiza, cómo Irene Montero tomó el avión para un vuelo de 43 minutos de Nueva York a Washington, con qué propósito voló la aeronave a Argelia el 12 de agosto de 2022, el coste para las arcas públicas de que el presidente viajara en un avión del Ejército a Murcia, Galicia o Málaga... El marcaje ha sido intenso dentro del Congreso y abrasador fuera de él.

"Los partidos del bipartidismo no necesitan las redes y la cultura viral para avanzar políticamente", indica Moreno. "O sea, el Partido Popular se hace eco del 'que te vote Txapote', pero eso, las charos, los pijoprogres y todos esos memes que hoy forman parte de la semántica de la derecha los crea Vox, ellos son quienes les dan forma: ni el PP ni el PSOE serían capaces de hacer algo así".

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegando este miércoles a la residencia de La Mareta (Lanzarote) para pasar unos días de vacaciones. (EFE)

El Gobierno, incapaz de articular una respuesta efectiva en internet o fuera de él, ha evitado en todo momento el asunto.

"Ellos reaccionaron mal", opina Bethencourt. "Primero porque no se lo tomaron con humor, la manera de desactivar esto era quitarle hierro, y luego también hay un ángulo de falta de transparencia, cuando les han preguntado por esto en el Congreso y siempre se han negado aludiendo a la seguridad nacional, todo eso lo que hace es aumentar la leyenda".

El error de la opacidad

Todas las preguntas escritas al Gobierno que se han recibido en el Congreso o las intervenciones en el Senado han obtenido la misma respuesta. Por ejemplo, en enero de 2023, el grupo parlamentario de Vox inquirió cuántos miembros del Ejecutivo habían usado el Falcon para ir a ver el concierto de Joan Manuel Serrat en Barcelona. Como todas las veces anteriores, obtuvieron la respuesta tipo del Gobierno para todo lo que tiene que ver con el Falcon.

Foto: Pedro Sánchez, momentos antes de subir a bordo del Falcon. (Moncloa)

"En virtud del acuerdo del Consejo de Ministros de 28 de noviembre de 1986, en relación con la Ley 9/1968 de 5 de abril, reguladora de los Secretos Oficiales, y modificada por la Ley 48/1978 de 7 de octubre, tanto los informes sobre movimientos de aeronaves militares como los planes de protección de autoridades y pasajeros sometidas a la misma, y, en concreto, los informes y datos estadísticos sobre movimientos de fuerzas, buques o aeronaves militares, deben tratarse como materia clasificada con el máximo grado de protección. Asimismo, se informa de que los medios de transporte utilizados por el presidente del Gobierno son asignados con criterios de seguridad y protocolo".

Algunos, como el periodista Antonio Salvador, han logrado obtener algo más de información gracias al Consejo de la Transparencia y Buen Gobierno, que recurrió contra los intereses del Ejecutivo para lograr que publicaran, con cinco meses de retraso sobre el plazo máximo que establece la ley, que Pedro Sánchez usó 151 veces el Falcon o el Super Puma a lo largo de 2021. Esta misma información fue solicitada por Teresa Ruiz Sillero, senadora del Partido Popular, obteniendo la contestación arriba mencionada.

El Gobierno tiene una respuesta tipo para todo lo que tiene que ver con el Falcon

Antes de esto, la Audiencia Nacional también desestimó el recurso presentado por el Gobierno por el que pretendía no tener que dar cuenta de los viajes en avión oficial que Pedro Sánchez realizó entre el 1 de enero y el 20 de mayo de 2019, justo antes de las primeras elecciones generales que hubo ese año y donde Vox asomó por primera vez la cabeza.

La negativa del Gobierno a facilitar datos que, en realidad, no eran tan secretos como ellos creían, acabó por explotarles en la cara cuando Pablo Bañuelos, un joven ingeniero informático, lanzó en 2022 la página Falcondespega, una base de datos permanentemente actualizada que sigue los recorridos de los cinco aviones Falcon del Ejército más cuatro aeronaves Airbus. Bañuelo recopila los datos de ADS-B Exchange y los visualiza de una forma sencilla y funcional, puro servicio público que en el último año ha generado un nuevo alud de informaciones acerca del presidente y su avión.

Ahora hemos llegado a la paradoja de que medios de comunicación conservadores que apenas publicaban artículos sobre cambio climático afean cada dos por tres que Sánchez haya emitido en dos años 55.579 toneladas de CO2 y 17 millones de euros en combustible, el equivalente a 5.000 años circulando en el Peugeot 407 con el que se recorrió España en 2014.

En una entrevista reciente con El Mundo, Bañuelo explicaba que su proyecto era totalmente apolítico, igual que es apolítico un cascote ubicado frente a una cristalera.

Por qué no logra desactivarlo

A Sánchez le han interpelado muchas veces por el Falcon y, aunque suele dar evasivas, en alguna que otra ocasión ha respondido. En una entrevista con EFE a principios de 2019 dijo, en referencia al PP, "los mismos que dicen que soy un presidente okupa plantean que, como presidente del Gobierno, no puedo utilizar un avión oficial que, por cierto, ha sido utilizado por todos los presidentes del Gobierno atendiendo a criterios estrictamente de seguridad".

Esta ha sido su respuesta, incluso hasta esta semana, cuando fue entrevistado en El Intermedio dentro de la gira que está haciendo por medios antes de la campaña electoral más difícil de su vida política. "Es un medio de transporte aéreo que compró un presidente de derechas, José María Aznar", contestó Sánchez. "La derecha me critica por hacer lo mismo que han hecho todos los presidentes del Gobierno desde Aznar".

placeholder Pedro Sánchez, durante la entrevista con Wyoming en 'El Intermedio'. (La Sexta)
Pedro Sánchez, durante la entrevista con Wyoming en 'El Intermedio'. (La Sexta)

De todas las cuestiones que los políticos de todo el mundo han copiado de Barack Obama, su uso del humor autorreferencial ha sido lo menos imitado. Podemos, que incluso copió su célebre "Yes we can", nunca fue capaz de bromear en clave interna —lo que los yanquis llaman self-deprecation— sobre el hecho de que su líder pasara de un piso en Vallekas a un chalé de 600.000 euros en Galapagar. El expresidente estadounidense, fustigado día tras día por medios como la Fox, se permitía soltar de vez en cuando, "afrontadlo, Fox, me echaréis de menos cuando me vaya: será más dificil convencer al público estadounidense de que Hillary nació en Kenia", en referencia a un bulo sobre él que los republicanos solían esparcir a menudo.

En realidad, ese sentido del espectáculo está enraizado en la política estadounidense desde siempre. Incluso Reagan, ante las críticas por ser presidente a la edad de 77 años, bromeó una vez: "Mi equipo dice que prepararme para dar una conferencia de prensa es como reinventar la rueda. No es cierto. Yo ya estaba por ahí cuando se inventó la rueda y resultó más fácil".

Hace un año, el PP estaba en crisis y Sánchez prometía no adelantar las elecciones

Sin embargo, el Gobierno en general y Pedro Sánchez en particular se han comportado siempre de una forma demasiado ensimismada, tildándolo de algo accesorio e irritante. The left can't meme. Pero aunque no miraran, la leyenda del Falcon ha seguido ahí, dando oxígeno a la derecha y manteniéndola en el ring durante sus peores momentos. Hace apenas un año, el Partido Popular estaba sumido en una profunda crisis y Pedro Sánchez les prometía que no se aprovecharía de su desgracia para adelantar las elecciones. Pero las noticias del Falcon siguieron goteando y ahora es él quien ha tenido que adelantarlas. A principios de año, los navajazos entre Espinosa de los Monteros y Jiménez Losantos presagiaban turbulencias dentro de Vox. Pero, de nuevo, las novedades sobre Sánchez y su avión, sobre viajes inexplicables a República Dominicana o Marruecos, siguieron brotando de ese manantial inagotable: urticaria para el Gobierno, bálsamo para la oposición.

Casi de forma inconsciente, el Falcon tiene también otras connotaciones. Era el avión en el que viajaba la ministra venezolana Delcy Rodríguez cuando hizo escala en Barajas y se reunió con Ábalos. Era el avión que adquirió Evo Morales al ser elegido presidente de Bolivia —en una entrevista a bordo, Jordi Évole le preguntó por el asunto y Evo respondió: "El avión o el helicóptero no son un lujo, son herramientas de trabajo"— y en el que fue retenido en Viena cuando, en 2013, Estados Unidos sospechó que se había llevado a Edward Snowden desde Rusia. Era el avión propiedad de la petrolera PDVSA que Chávez regaló a Fidel Castro. La izquierda latinoamericana y los aviones, una relación con turbulencias.

placeholder Luminosos con publicidad contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una estación del metro de Madrid (EFE/J.J. Guillén)
Luminosos con publicidad contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una estación del metro de Madrid (EFE/J.J. Guillén)

Supere o no el match ball del próximo 23-J, su pasión por ir a bordo de este avión privado de fabricación francesa ya forma parte del panteón de la cultura popular española y de sus años como presidente. Sánchez a menudo hace el ejercicio de elevarse sobre nuestra contemporaneidad para explicar cómo cree que será recordado o cómo le gustaría ser recordado. Enarbola méritos como la exhumación de Franco, los ERTE, los créditos ICO o la recuperación económica tras la pandemia o la guerra de Ucrania. Sin embargo, cuando aquella campaña anónima —ejem— usó su imagen para inundar las marquesinas antes de las elecciones del 28 de mayo, sus autores lo tuvieron claro: "Mi Falcon tiene más frecuencia que tu cercanías. ¡Y lo sabes!".

Esta vez, sin embargo, delante del Gran Wyoming, Sánchez ha hecho algo distinto a todo lo anterior. Por primera vez, se permitió bromear sobre ello. "Si las gano, te invito a dar una vuelta en el Falcon", le espetó. De acuerdo, era un programa en clave humorística y que además sintoniza con el mensaje progre, pero para alguien tan poco dado a improvisar —solo se le conoce un momento de espontaneidad desde que es presidente: cuando desautorizó a Alberto Garzón para cerrar la crisis de las macrogranjas y dijo que un chuletón al punto era imbatible— después de cinco años en la Moncloa, puede ser lo más importante que haya hecho por desactivar el asunto del Falcon.

El asunto, por desgracia para su imagen, le ha trascendido. Moreno indica que la única forma de que el asunto Falcon vuelva para siempre al hangar implica un cambio completo de la narrativa, lo cual solo sucederá si la oposición logra su objetivo y descabalga al PSOE —o al bloque de izquierdas— del poder. "En el momento en el que dejen de estar en la oposición, todo este eje vertical plebeyo de PP y Vox como representantes de los ganaderos y los jóvenes sin trabajo se desmantelará en cosa de dos meses y volveremos a un discurso contrario: la política es glamour, aviones y celebridades, lo contrario enturbia e impide que se asiente esa institucionalidad que da sentido al poder".

Hace ya cinco años, pero han pasado tantas cosas que es como recordar la prehistoria. Estamos en la tercera semana de junio de 2018. Los españoles aún no habíamos perdido toda la inocencia, la moción de censura contra Mariano Rajoy había sido un éxito y Vox era entonces solo una agrupación de soñadores ultraderechistas sin representación parlamentaria.

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