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Sánchez marca terreno con vicepresidencias: "Las competencias del presidente son suyas"
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LOS PRIMEROS MOVIMIENTOS DEL NUEVO EJECUTIVO

Sánchez marca terreno con vicepresidencias: "Las competencias del presidente son suyas"

El presidente diluye la cuota de poder de Iglesias, al situar a su lado tres vicepresidentas, tres mujeres del PSOE. Quiere demostrar que la iniciativa es suya y que es él quien arma el Gobierno

Foto: Pedro Sánchez, tras ser investido presidente del Gobierno por el Congreso de los Diputados, el pasado 7 de enero. (EFE)
Pedro Sánchez, tras ser investido presidente del Gobierno por el Congreso de los Diputados, el pasado 7 de enero. (EFE)

Pedro Sánchez quiere escribir su propio cuaderno azul. Y no que se lo escriban. Nombrar él ministros y organizar su Gobierno, y no que se lo organicen. Administrar él sus tiempos y no que se los administren. Quiere que no se olvide que él es el presidente del Gobierno, el único que tiene la confianza del Congreso de los Diputados y el único que tiene la potestad constitucional de formar un nuevo Ejecutivo. Y lo ha demostrado con gestos de autoridad sucesivos después de su investidura. Dosificando los ritmos, primero, y creando un segundo escalón de cuatro vicepresidencias, tres de ellas para mujeres del PSOE, después. Como recuerdan en su equipo, es él quien lleva la iniciativa y el que ha decidido "diluir" la visibilidad de su socio, Pablo Iglesias, al ponerle en pie de igualdad con tres personas de su estricta confianza —Carmen Calvo, Nadia Calviño y Teresa Ribera—. Esa cuarta silla no se la esperaba Unidas Podemos, porque realmente no conoce el organigrama al completo, sino solo el detalle de los cinco departamentos que estarán en sus manos. "Las competencias del presidente son suyas", subrayan en la Moncloa a modo de recordatorio y de aviso. A esa novedad principal se añade esta otra: María Jesús Montero, titular de Hacienda (y dueña de la caja de ingresos y gastos del Estado), será la nueva portavoz, con lo que su peso se ve reforzado.

El jefe del Ejecutivo no ha abierto la boca desde que fue reelegido por la Cámara el martes, pero sí ha hablado a través de sus primeros movimientos. Ha dicho mucho. A su estilo. Lanzando mensajes de impacto mediático y marcando su propio terreno. Todo ello, después de que su partido se irritase por el anuncio adelantado que los morados habían hecho de sus parcelas en el Gobierno, facilitando nombres hasta de secretarios de Estado y directores generales, desbaratando una liturgia que los socialistas tienen muy interiorizada. La política son también formas, y no solo fondo, suele repetir la vicepresidenta en funciones y próxima vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y esas reglas conviene "no saltárselas". El líder socialista eligió devolver el golpe. Resquemor por resquemor, un indicativo de que la cohabitación de dos fuerzas que hasta hace nada se miraban con desconfianza, no será sencilla.

Sánchez, recién investido (por dos votos de ventaja), decidió primero dar al 'pause' de la maquinaria. Prefirió no armar su Ejecutivo de manera inmediata, algo que descolocó a sus propias filas. Repasó los currículos de sus ministrables para evitar sorpresas y no dar munición a la oposición. Y luego optó, en coordinación con Calvo y sus dos máximos colaboradores en la Moncloa —su director de Gabinete, Iván Redondo, y el secretario general de la Presidencia, Félix Bolaños—, por desplegar la misma estrategia que siguió en junio de 2018. Esto es, ir destapando los nombres de su Gabinete con cuentagotas, calculadamente, como los capítulos de una serie, para mantener al público (los ciudadanos) atentos e ir cebando la expectación. Hace año y medio, esa misma sucesión escalonada de anuncios ayudó a pintar esa estampa del 'Gobierno bonito', con el que buscaba sorprender.

La Moncloa reproduce la estrategia de 2018: diseminación de los nombres por goteo, para ir alimentando la expectación y buscar la sorpresa


Ahora también. La primera entrega, esta vez, servía para calentar motores y apenas duró unos minutos. Actuaba casi como de introducción. La Moncloa envió a media mañana de este jueves a los medios la confirmación de los integrantes de Unidas Podemos en el nuevo Ejecutivo de coalición. Ni frío ni calor. Lo sabido ya: Pablo Iglesias (vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030), Irene Montero (titular de Igualdad), Yolanda Díaz (Trabajo), Alberto Garzón (Consumo) y Manuel Castells (Universidades).

Foto: Los cuatro nuevos vicepresidentes del Gobierno: Carmen Calvo, Nadia Calviño, Teresa Ribera y Pablo Iglesias. (EFE)

Apuesta feminista

El siguiente paso, el primer episodio potente de verdad, llegó unos minutos después. Habrá cuatro vicepresidencias. Cuatro. Cada una responde, aseguraron fuentes del Gobierno, a las "transformaciones" que necesita el país. Nunca en la historia reciente de España había habido tal número de vicepresidencias. Y nunca habían ocupado ese segundo escalón de poder tres mujeres. Dos mensajes en uno. De un lado, Sánchez quiere seguir mostrando que su apuesta por el feminismo sigue intacta, y si en 2018 construyó el Gabinete con más ministras de la historia de España —récord que situó al país como el primero del mundo con más mujeres en cargos ministeriales, según la ONU—, ahora liderará un Ejecutivo con hasta tres vicepresidentas.

Calvo tendrá en sus manos la vicepresidencia de mayor peso, la política. Calviño coordinará Economía y Ribera, Transición y Reto Demográfico

Sánchez nucleará el poder en torno a cuatro nodos, tres de ellos controlados por el PSOE. Carmen Calvo (Córdoba, 1957), la escudera del presidente desde su aterrizaje en la Moncloa, la mujer que no ha hecho más que ganar influencia y que para él es garantía de solvencia, será la vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Siempre estuvo claro, clarísimo, que ella seguiría al lado de su jefe. Él ya se lo confirmó el mismo día en que cerró el preacuerdo con Unidas Podemos. Calvo pierde Igualdad en favor de Irene Montero, pero arrebata a Justicia la gestión de la memoria histórica, materia que había tutelado 'de facto' porque fue ella la máxima responsable de la exhumación de Francisco Franco, aunque el expediente jurídico y el aparato logístico fueran conducidos por Bolaños.

Cuatro vicepresidencias para Sánchez, tres de ellas ocupadas por mujeres

La vicepresidenta seguirá al mando del área política del Ejecutivo y será la encargada de buscar mayorías en el Parlamento a los proyectos de la coalición, una tarea básica y ardua. Y, sobre todo, dirigirá la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios, el órgano que filtra todo lo que llega al Consejo de Ministros. No se hará cargo de Política Territorial —habrá un ministerio específico, como el que antes condujo Meritxell Batet, presidenta del Congreso desde mayo—, pero en Ferraz no dudan de que en el diálogo con Cataluña seguirá teniendo un papel dominante, más ahora que se abrirá, como obliga el pacto con ERC, una mesa de negociación entre gobiernos. En suma, Calvo continuará siendo un miembro vital en la estructura del poder.

placeholder Los nuevos cuatro vicepresidentes del Gobierno: Carmen Calvo (Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática), Nadia Calviño (Asuntos Económicos y Transformación Digital), Teresa Ribera (Transición Ecológica y Reto Demográfico) y Pablo Iglesias (Derechos Sociales y Agenda 2030). (EFE)
Los nuevos cuatro vicepresidentes del Gobierno: Carmen Calvo (Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática), Nadia Calviño (Asuntos Económicos y Transformación Digital), Teresa Ribera (Transición Ecológica y Reto Demográfico) y Pablo Iglesias (Derechos Sociales y Agenda 2030). (EFE)

Nadia Calviño (A Coruña, 1968) pilotará la Vicepresidencia Tercera, de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Ya lo avanzó Sánchez en el debate electoral de las generales del 10-N, y ahora cumple con esa promesa —no así con otras, de nuevo por su alianza con los republicanos, que le ha permitido desbloquear la investidura—. Calviño es el contrapeso de Iglesias, el mensaje de ajuste a la ortodoxia y de moderación que Sánchez quiere lanzar a los operadores económicos y los agentes sociales.

Foto: María Jesús Montero y Nadia Calviño controlarán la política económica del nuevo Gobierno. (EFE)

Proyección con la Agenda 2030

Teresa Ribera (Madrid, 1969), en fin, se hará con la cuarta y última vicepresidencia, la de Transición Ecológica y Reto Demográfico. El presidente ya había adelantado que conferiría el máximo relieve a la lucha contra la emergencia climática, materia en la que desea que España se sitúe a la vanguardia, y había asegurado, también en el debate previo a los comicios del 10-N, que el combate a la despoblación, la inquietud por la España vaciada, tendría rango ministerial. También la continuidad de Ribera, una mujer muy apreciada por el líder socialista, había sido confirmada incluso antes de la cumbre del clima (COP25) de Madrid. Con esos tres elementos, Sánchez construyó una vicepresidencia, aupando a Ribera y llevando a la primera línea dos cuestiones que serán ejes de su acción de gobierno.

Sánchez cerró con Iglesias el organigrama de las 5 áreas en manos de los morados, no la estructura de todo el Ejecutivo: es su potestad, dicen en Moncloa

Transición Ecológica ya fue un territorio en disputa en las negociaciones fallidas de julio. Unidas Podemos ambicionaba esa área o, alternativamente, Trabajo. Entonces, Sánchez no quiso ceder ninguna de las dos. Tras las últimas generales, ha accedido a entregar a su socio la segunda (sin Seguridad Social ni Migraciones), pero tenía claro que la agenda climática quedaba en sus manos. En concreto, en las de Ribera, una de las mayores expertas internacionales en esta materia, con más currículum a sus espaldas. Ella se lleva consigo Reto Demográfico, antes un comisionado integrado en Política Territorial, decisión que satisfizo a Teruel Existe, aliado imprescindible de la coalición.

Malestar en Unidas Podemos por las cuatro vicepresidencias

¿Y Pablo Iglesias (Madrid, 1978)? Diluido. En estos dos meses, en los que Unidas Podemos había tomado carrerilla y había filtrado secuencialmente las materias de las que se iba a hacer cargo —el PSOE respondía con silencio sepulcral—, se había dado por hecho que habría tres vicepresidencias. Calvo, Iglesias y Calviño. Punto final. Pero no será así finalmente. La resultante no es la misma: el jefe de Unidas Podemos no pesa igual siendo uno de tres vicepresidentes que uno de cuatro. Un movimiento con el que los morados no contaban y que supone difuminar, en la práctica, la cuota de poder de su aliado en esta primera línea de mando. No obstante, Iglesias se hace con la Vicepresidencia Segunda, con enorme proyección dentro y fuera de España, pues coordinará el área social y pilotará, en sustitución de Cristina Gallach, la Agenda 2030, esto es, el despliegue de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, entre los cuales figuran la lucha contra el hambre, la desigualdad o la emergencia climática.

placeholder La vicepresidenta y la ministra de Hacienda en funciones, Carmen Calvo (d) y María Jesús Montero, el pasado 11 de octubre. (EFE)
La vicepresidenta y la ministra de Hacienda en funciones, Carmen Calvo (d) y María Jesús Montero, el pasado 11 de octubre. (EFE)

Desde la Moncloa explicaban este jueves de infarto, por la cadencia de anuncios, que la estructura se había cerrado con el socio, sí. Pero Sánchez solo había amarrado con Iglesias el organigrama de la vicepresidencia y los cuatro ministerios que recaerían en los morados. No de todo el Gobierno. "Las competencias del presidente son solo suyas", indicaban en el círculo de máxima confianza del líder. Es decir, que él dispone y él elige. Y él es quien da forma a su parcela. Los socialistas siempre han perseguido que Unidas Podemos no olvide esa prerrogativa constitucional. De hecho, uno de los motivos de la ruptura de julio entre las dos formaciones es que Sánchez sentía que Iglesias le quería imponer el Gobierno. Las relaciones se han reconducido, obviamente, y ambos se han blindado gracias a un protocolo de coordinación diseñado para evitar ruidos y sortear los roces que seguro estallarán en el bipartito.

Foto: La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, el pasado 7 de enero en el Congreso. (EFE)

Salen Carcedo y Guirao

La jornada siguió con la confirmación de María Jesús Montero (Sevilla, 1966) en Hacienda. La Moncloa explicó que la economía será un área prioritaria para el presidente, de ahí el ascenso de Calviño y la Portavocía otorgada a la dirigente andaluza. Ella ya era una de las mujeres en alza dentro del Gobierno y no había dudas de que mantendría su cartera. El presidente deposita en ella un reto complicado pero que en el PSOE creen que tiene sobradas aptitudes: la comunicación de las decisiones del nuevo Ejecutivo. A su favor, su capacidad para esquivar los charcos y su buena relación con los medios. Y, sin dudas, su conexión con los morados, con los que negoció los Presupuestos de 2019, que tumbaron los independentistas y la derecha, y el acuerdo programático de la coalición.

El presidente refuerza el área económica al ascender a Calviño y al hacer portavoz del Gobierno a María Jesús Montero, que mantiene Hacienda

Fuentes del Ejecutivo confirmaron durante la tarde otros movimientos. De un lado, dos salidas, las de Luisa Carcedo, de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, y José Guirao, de Cultura y Deporte. La política asturiana, miembro de la ejecutiva federal del PSOE, ya peligraba desde hace tiempo, y ahora su ministerio pierde competencias, al pasar Consumo a Alberto Garzón y Bienestar Social a Pablo Iglesias. Ella había sido la solución de emergencia para Sánchez cuando tuvo que dimitir Carmen Montón por las irregularidades de su máster.

placeholder Los ministros de Cultura y Sanidad en funciones, José Guirao y Luisa Carcedo, el pasado septiembre. (EFE)
Los ministros de Cultura y Sanidad en funciones, José Guirao y Luisa Carcedo, el pasado septiembre. (EFE)

También el almeriense Guirao fue el salvavidas del líder cuando Màxim Huerta hubo de abandonar el Ejecutivo a los seis días de prometer el cargo por haber defraudado a Hacienda. Ninguno de los dos ha tenido que apagar incendios. Su peso político sí es quizá algo menor y Sánchez quizá aproveche esos relevos para recomponer departamentos o dar entrada a otros perfiles. En las quinielas figura, por ejemplo, el catalánManuel Cruz, catedrático de Filosofía, para Cultura. El jefe del Ejecutivo le prometió un nuevo destino tras sacarle de la Presidencia del Senado para ubicar en ella a la madrileña Pilar Llop.

Foto: Álvaro Abril y Teresa Ribera, que en 2007 ya formaron parte de un grupo que propuso esa vicepresidencia. (EFE)

¿Y los ministerios de Estado?

Por otro lado, dos confirmaciones. Isabel Celaá seguirá al frente de Educación y Formación Profesional, un área en la que es experta, y cede la Portavocía a María Jesús Montero. Pedro Duque, el astronauta símbolo de los fichajes estrella de 2018, continuará en Ciencia e Innovación, ya sin Universidades, que traspasará al sociólogo Manuel Castells. José Luis Ábalos, en principio, retendría Fomento, aunque no hay confirmación oficial aún.

Celaá es confirmada en Educación y Formación Profesional, y Duque, en Ciencia e Innovación. Una pierde la Portavocía; el otro, Universidades

El rostro del nuevo Gobierno empieza a despejarse. Aluvión de nombres pero, en el fondo, los que están confirmados son los nombres con los que ya se contaba. Faltan las "sorpresas" que gustan a Sánchez y que desgranará de aquí al domingo, cuando se conozca la lista de ministros al completo. El Gabinete rondará la veintena de integrantes y faltan nombramientos trascendentes: quién se hará con Exteriores, cartera que ocupa interinamente Margarita Robles desde la marcha de Josep Borrell a la UE, o qué sucederá con los demás ministerios de Estado.

placeholder Fernando Grande-Marlaska, Isabel Celaá y Pedro Duque, el pasado 7 de octubre, en la presentación del adelanto del programa electoral del PSOE para el 10-N, en Madrid. (EFE)
Fernando Grande-Marlaska, Isabel Celaá y Pedro Duque, el pasado 7 de octubre, en la presentación del adelanto del programa electoral del PSOE para el 10-N, en Madrid. (EFE)

En estos, los que en principio parecen más seguros son, precisamente, Robles y Fernando Grande-Marlaska. Más dudas suscita Dolores Delgado en Justicia. También falta por saber si seguirán Reyes Maroto en Industria y Luis Planas en Agricultura, o si Magdalena Valerio se quedará con Seguridad Social y Migraciones tras perder Trabajo. O si entrará un ministro catalán para conducir Política Territorial.

Gota a gota. Sánchez ha dejado ver al público los primeros capítulos de su Gobierno. Quedan más.

Juego con los tiempos: el Gabinete se conocerá el domingo, no la próxima semana

El martes pasado, nada más ser investido, Pedro Sánchez desconcertó a los suyos al advertir de que no daría a conocer su Gabinete hasta la próxima semana. Necesitaba "más tiempo" para configurar su nuevo equipo. 

Pero este jueves comenzó el goteo, que probablemente seguirá este viernes y a lo largo del fin de semana. El domingo, el presidente acudirá a la Zarzuela para comunicar al Rey su Ejecutivo de coalición, y después regresará a la Moncloa para informar del mismo. Será su primera comparecencia tras acumular muchos días de silencio, aunque está por ver que admita preguntas o se limite, como hiciera en 2018 y como sucedió con Mariano Rajoy en 2011, a leer la lista de ministros y explicar el porqué de su alineación. 

Los ministros prometerán sus cargos el lunes 13 ante el Rey en la Zarzuela, y después se producirá el traspaso de carteras en los ministerios. El martes 14, primera reunión del Consejo de Ministros, en el que se prevé una catarata de nombramientos. Tras él, probablemente debutará María Jesús Montero como portavoz. 

Pedro Sánchez quiere escribir su propio cuaderno azul. Y no que se lo escriban. Nombrar él ministros y organizar su Gobierno, y no que se lo organicen. Administrar él sus tiempos y no que se los administren. Quiere que no se olvide que él es el presidente del Gobierno, el único que tiene la confianza del Congreso de los Diputados y el único que tiene la potestad constitucional de formar un nuevo Ejecutivo. Y lo ha demostrado con gestos de autoridad sucesivos después de su investidura. Dosificando los ritmos, primero, y creando un segundo escalón de cuatro vicepresidencias, tres de ellas para mujeres del PSOE, después. Como recuerdan en su equipo, es él quien lleva la iniciativa y el que ha decidido "diluir" la visibilidad de su socio, Pablo Iglesias, al ponerle en pie de igualdad con tres personas de su estricta confianza —Carmen Calvo, Nadia Calviño y Teresa Ribera—. Esa cuarta silla no se la esperaba Unidas Podemos, porque realmente no conoce el organigrama al completo, sino solo el detalle de los cinco departamentos que estarán en sus manos. "Las competencias del presidente son suyas", subrayan en la Moncloa a modo de recordatorio y de aviso. A esa novedad principal se añade esta otra: María Jesús Montero, titular de Hacienda (y dueña de la caja de ingresos y gastos del Estado), será la nueva portavoz, con lo que su peso se ve reforzado.

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