Marc Coma: "Cuando cuentas lo de Fernando Alonso en el Dakar… la gente te mira y flipa"
El Confidencial charla con uno de los mejores dakarianos de todos los tiempos sobre su experiencia en la carrera en distintos frentes, y como copiloto de Fernando Alonso con Toyota
- Rally Dakar 2024, etapa 11: última hora de Carlos Sainz, en directo
Marc Coma es una de las grandes leyendas del Dakar. Con cinco victorias en la prueba, fue uno de los mejores moteros en su historia. A tan solo un triunfo del récord de Stephane Peterhansel, perdió en dos ocasiones la victoria en el penúltimo día de la prueba. Posteriormente, fue director deportivo del Dakar, y contribuyó a cambiar su fisonomía con su experiencia.
Tras un sorprendente asalto a los despachos y la dirección de KTM, recibió una inesperada llamada para convertirse en el copiloto de Fernando Alonso, con quien vivió una aventura especial. El Confidencial charla con el piloto catalán sobre su larga experiencia, la visión sobre la mítica prueba, y la primera participación con el asturiano en el Dakar. Porque puede que algún día vuelvan ambos, y juntos.
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PREGUNTA. Nelson Piquet, el tricampeón del mundo de Fórmula 1, confesó que a veces se desesperaba por el contraste entre la velocidad de la vida y la adrenalina en el mundo del deporte, y lo despacio que se mueve en ocasiones la vida en los despachos, un gran contraste para un deportista. ¿Le ocurre algo parecido a Marc Coma?
RESPUESTA. El camino que he escogido es un poco particular, soy consciente de ello. Como todos los deportistas, sabía que la vida profesional es corta. Como profesional me pude ganar la vida, podía vivir de mi deporte, pero nosotros no ganamos el suficiente dinero para retirarte cuando acabas tu carrera. Tenía que pensar en el futuro, y en los últimos años exploraba en qué posición me podía encontrar a gusto. También influye mucho que el Dakar es una especialidad muy peligrosa, y esto te cambia la perspectiva con los años.
Me salió luego la oportunidad de trabajar con la organización del Dakar, donde aprendí mucho, y luego la oportunidad de trabajar en KTM España como director general de todas las marcas del grupo. Me tuve que formar y hacer un cambio de chip. Aunque en los últimos tiempos de la moto me gestionaba yo mi carrera, eso también me ayudó mucho. Poco a poco construyes tu camino.
Ahora es un paradigma totalmente distinto. De estar en el desierto, donde me sentía como pez en el agua, cómodo con la velocidad, tomando decisiones a 150 km/h dependiendo de mí, gestionando la táctica..., a estar en un despacho, donde todo se trabaja con mucha más perspectiva, sin la velocidad de las cosas, con un equipo más grande… Es otra manera de funcionar en la vida, incluso en los horarios.
Yo venía de una vida donde no había domingo ni sábado, cuando eran las carreras. Ahora estás encajonado en la vida normal, que es algo que también me apetecía después de tantos años. Cuando formas una familia te lleva a estandarizarte un poco, digamos.
P. A Toby Price le preguntan por qué hace algo así, tan peligroso, y dice que se trataba de la adrenalina, que te atrapaba. En los despachos, ¿echa de menos esa sensación?
R. La verdad no, porque cuando decidí que paraba hice un clic en mi cerebro. Sigo montando en moto, tengo mi grupeta para salir el fin de semana, voy a las carreras que puedo, pero no lo echo en falta. Pero es cierto, la gente de la moto, sea la especialidad que sea, tiene un punto de enganche que es así. El riesgo, la velocidad, y en nuestro caso, el desierto también que es muy adictivo si te gusta… Sí, te crea, no sé si adición es la palabra correcta, pero sí te atrapa.
P. Ha estado en África, Sudamérica, una vez en Arabia Saudí, y ha sido director deportivo. Se habla mucho del espíritu del Dakar, la esencia. ¿Desde su experiencia personal, como la explicaría?
R. En el Dakar tiene que haber un espíritu de aventura muy importante. Pero los años avanzan y tecnológicamente hacen que la aventura se vaya diluyendo un poco. Creo que este camino lo empecé de nuevo como director deportivo y creo que lo ha seguido David Castera, el de recuperar el espíritu de aventura. Hay cosas que ya no serán igual, pero sí que esto es importante, que forme parte de la carrera. Y luego, el Dakar es una carrera de amateurs donde participan profesionales, y creo que esta combinación es la descripción correcta de que es el Dakar.
P. Un día, Nani Roma nos enseñó su moto del Dakar, que la tenía guardada en casa, y un monstruo impresionante más de lo que parecía viéndola en acción con ustedes encima. ¿Cómo eran capaces de competir con aquellas motos?
R. Sí, la verdad es que las motos eran muy grandes. Pero a mí me pasaba lo mismo. Cuando empecé el Dakar y me fijaba en las de los anteriores, Peterhansel y compañía, y eran más grandes. Pero sí, en mi casa tengo algunas de mis primeras motos en el Dakar y la verdad es que te impresionan. Son grandiosas, con 750 cc la monocilíndrica, depósitos para 45 litros. Porque entonces hacía falta una autonomía de 350 km, ahora son 250. Una moto actual, con motores de 4.5, llevan entre diez y doce litros menos de los que llevábamos nosotros.
Ves una moto del Dakar ahora y no está muy lejos de la moto de enduro actual. Y esto ha ayudado mucho al proceso de aprendizaje de los nuevos pilotos que llegan. Antes necesitabas dos o tres años para entender la moto, ahora es más fácil, y menos peligroso.
P. Tenían todos que ser unas malas bestias, físicamente…
R. En Sudamérica, solo participamos dos años con la moto grande, pero en África no era tan técnico, era más amplio. Hoy buscan zonas técnicas para bajar la velocidad. Pero aquellas motos eran muy cansadas, cuando estabas en la hierba de camello y la arena blanda tenías que estar físicamente muy fuerte. En la arena sufrías, y cuando la moto estaba llena de combustible... A la primera caída la levantabas bien, y cuando llevabas dos o tres veces aquello era titánico. Pero era una carrera de más desgaste que ahora. Con estas motos, sigue siendo una carrera de resistencia, pero la velocidad ha ido cogiendo importancia.
P. Hablando de la velocidad, cuando ves a los pilotos profesionales, o han llegado con lesiones o las tienen en el Dakar. El año pasado, solo 43 segundos de diferencia entre los dos primeros. ¿No es también otro tipo de locura, pero locura a fin de cuentas?
R. El Dakar en moto es donde realmente, desde mi punto de vista, ha crecido la filosofía del Dakar. Aquí es donde está el espíritu, y si te vas a los amateurs en moto, sobre todo. Además, sin olvidarnos que uno conduce y navega, y complica todo mucho. Destinar el tiempo preciso a 150 km/h, leyendo el road book y el terreno, anticipando el peligro, es algo brutal. Ves los tiempos de una especial, comparas tiempos y coches y son parecidos, pero la moto va abriendo pista y navegando. En coche son dos, también con su dificultad, pero para mí el Dakar auténtico es en moto, y los de atrás.
P. Marc Coma tiene cinco victorias, a una del récord de Peterhansel. Y perdió dos dakares el penúltimo día, en 2007 en Senegal (se golpeó con la cabeza en una rama) y en 2012 en Sudamérica (problema mecánico). ¿Se asumen esos tragos cuando se tiene un Dakar en las manos tras un año de preparación y la carrera gasi ganada?
R. Tienes que superarlo, no hay otra. Aprendes de los errores, definir lo que puedes mejorar, y a partir de aquí para adelante. En 2014 y 2015, mi último año en moto, gané los dos últimos años de mi carrera. Pero esto es general en la mayoría de los deportistas profesionales de cualquier deporte. Si abres el foco, la gente quiere mejorar, tiene que trabajar. Cualquier deportista que ha estado una década en un deporte es que ha hecho las cosas bien, superando las cosas que no han salido.
P. Con la llegada del hijo de Fabrizio Meoni se han recuperado aquellas imágenes de Despres y usted, abrazados, llorando, destrozados cuando les dieron la noticia. ¿Cómo fue aquel golpe, y cómo puede afectar en un deporte de riesgo perder a un colega y muchas veces un amigo? ¿Cómo se procesa algo así?
R. Buah… Eso fue muy duro, la verdad… Todavía me emociono cuando lo recuerdo. Fue un año muy duro. Tres meses antes habíamos perdido a Richard Sainct en el Faraones, también de KTM, vivíamos juntos. Por desgracia tuvo el accidente enfrente de mí. Fue muy duro, algo realmente complicado de gestionar. Creo que nos quedaba una semana de carrera que se hizo eterna.
Fueron tiempos complicados en la especialidad, hubo accidentes muy graves. Allí realmente te das cuenta lo peligroso que es esto. Por mi parte, intentaba ser muy consciente cuando me subía a la moto de lo que iba a hacer, nunca hacerlo por inercia, sino muy consciente del riesgo al que estaba expuesto.
P. Desde el exterior, Marc Coma parecía una de las cabezas mejor amuebladas. ¿Cúales eran sus virtudes para lograr cinco dakares?
R. Intentaba ser lo más profesional posible en todos los aspectos. Desde trabajar el físico, apoyarme con un psicólogo, a entrenar técnicamente, a mejorar la navegación. Y cada año mejorábamos poco a poco para construir una base muy sólida que me permitió desarrollar mi carrera deportiva durante bastantes años. También dedicaba mucho tiempo a la táctica, salía de casa con unos estudios de etapas con la posición en la que me gustaría salir, Plan A, B, C. Todo lo trabajaba mucho. Hacía un trabajo previo tan profundo, que al tomar la decisión tenía elementos que igual otros pilotos no trabajaban. Tampoco lo sé, pero era mi sensación.
P. Peterhansel elegía su primera victoria como la favorita de sus 14. ¿Con cuál se queda Marc Coma?
R. Yo siempre digo que todas son especiales, pero sí, la primera en África. Pero ahora a la última también le doy mucho valor en los últimos años, en el mejor momento de Barreda, para mí era más rápido que yo. Y sufrí mucho para ganar ese año.
P. Luego, tres años como director deportivo en el Dakar. ¿Cómo vio la carrera desde el otro lado de la barrera? ¿Qué aprendió en ese papel?
R. Cuando estás en la organización te das cuenta de lo grande que es, un monstruo. Luego, tuve la mala suerte de que el modelo de carrera en Sudamérica había mostrado señales de fatiga por varias razones. Nos costaba sacar algo deportivamente interesante y sólido. Si no tenías Chile o Perú te quedaba una carrera muy débil. En Bolivia estabas muy expuesto en el altiplano, y en Argentina solo había tres zonas pequeñas con perfil de Dakar. Y la gestión con los países era complicado. Me hubiera gustado hacer la transición a Arabia Saudí, y este año es el primero realmente bien elaborado por distintas razones.
P. Pero llega a Arabia Saudí como competidor. Marc Coma se dedica a sus labores en el despacho y, de repente, aparece un día Fernando Alonso para que le acompañe al Dakar. Alucinaría en colores, y el resto de la gente más todavía…
R. Es una historia muy bonita y simpática. La recuerdo con mucho cariño y le doy mucho valor. Son cosas que pasan en la vida que ni a día de hoy entiendes que pueda encajar.
Estaba de transición en KTM con César Rojo, el anterior director general. Con Toyota tengo muy buena relación del Dakar. Ese mismo año me llaman en abril desde Sudáfrica diciéndome que hablaban con Fernando, aunque yo no había hablado con él en mi vida. Me dicen que la mejor opción para acompañarle soy yo. Yo me dije, encantado, sería un sueño. Pero tenía que ver si era viable con KTM y si encajaría con Fernando.
Pasó el tiempo, y me dijeron que el tema se cerraba después de Le Mans. Nadie dijo nada, y yo me dije que no salía. Estaba de vacaciones, me llaman y me dicen, "desde qué aeropuerto quieres salir, tienes un test con Fernando". A finales de agosto cojo el avión a Namibia, nos llamaron dos días antes, y empezó la aventura con tres meses para preparar el Dakar.
P. ¿Y qué Fernando Alonso se encuentra un dakariano? ¿En qué tenía que cambiar el chip?
R. Tuvimos, primero, que aprender el coche y sus límites. Fernando no había estado en el desierto, en una duna. Intentaba ayudarle a conocer el terreno, la filosofía de carrera… Él es un apasionado y un enfermo de las carreras y sabía muchas cosas, pero hicimos una curva de aprendizaje brutal. Un día casi ganamos una etapa con un poco de suerte, y se nos escapó la victoria, porque ese año el buggie de Serradori alcanzaban los 200 km/h, y nuestro coche 180, y en una llanura de 40 kilómetros nos sacó el minuto por el que no ganamos.
Es una historia muy bonita para contar tomando café con los amigos. Son de esas cosas que cuando las cuentas, la gente te mira y flipan.
P. Después de aquel famoso vuelco al kilómetro de empezar la etapa, ¿le echó la bronca por ir demasiado rápido, tan pronto? En las imágenes, lo parecía…
R. No, en las cámaras se ve que avanzamos, y le digo "cuidado que se corta". Pero es que esa noche había llovido, había cambiado la frenada y en el momento de frenar avanzaba, cuando normalmente te hundías y lo parabas con menos distancia. En esa duna hubo varios accidentes, no solo el nuestro. Pero no podías hacer otra cosa que bajarte, evaluar daños, y hacer todo lo posible por continuar. No, bien, fue divertido.
P. En esa charla de café con los amigos, ¿qué les contaría sobre lo que se llevó personalmente de aquella aventura tan singular?
R. Buah, un montón de cosas. Lo primero, trabajar con Fernando, que es un piloto que siempre había admirado. De momento, el único copiloto que ha tenido he sido yo. [risas]. Era muy obediente. A veces miro el documental de Amazon, y hay dos o tres capítulos del Dakar que son muy bonitos, transmiten de la mejor manera como se vivió el Dakar. Fue una experiencia inolvidable.
P. Tras una trayectoria tan extraordinaria, ¿qué se ha llevado de las carreras para su día a día el Marc Coma ejecutivo, hoy en los despachos?
R. Me imagino que al final un proceso de crecimiento como persona. El mío ha sido en el desierto en moto, con una metodología a mi alrededor, que ahora la intento aplicar en el trabajo. Es una vida completamente distinta, pero estoy aprendiendo muchísimo y, por suerte, tengo un equipo alrededor que me ha ayudado y me ayuda mucho. Y ahí seguimos luchando para que nuestro grupo siga creciendo y asumir todas las metas por delante. Es totalmente distinto, pero estoy muy contento de este camino.
P. ¿Y volvería al Dakar a competir? ¿Y si le vuelve a llamar Fernando Alonso…?
R. Después de la aventura de Fernando volví un año al Dakar con KTM por el cambio de manager, me pidieron que fuera como asesor. ¿Si llama Fernando? [risas]. Bueno, de momento, tiene que ganar la 33. Él ha dicho que es un enamorado del Dakar, que va a volver, ya veremos cuando llegue el momento, cuando se presenta. Yo, como siempre, estoy empujando y animando a todos.
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Marc Coma es una de las grandes leyendas del Dakar. Con cinco victorias en la prueba, fue uno de los mejores moteros en su historia. A tan solo un triunfo del récord de Stephane Peterhansel, perdió en dos ocasiones la victoria en el penúltimo día de la prueba. Posteriormente, fue director deportivo del Dakar, y contribuyó a cambiar su fisonomía con su experiencia.