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"El Dakar es para poca gente". Del Carlos Sainz incombustible al Alonso mecánico
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"El Dakar es para poca gente". Del Carlos Sainz incombustible al Alonso mecánico

El más veterano del Dakar lucha por la victoria, un doble campeón del mundo se revuelve como una croqueta en la arena, una piloto de motos sale por los aires... Esto es el Dakar

Foto: Así llegó a meta el Toyota de Fernando Alonso y Marc Coma. (Reuters)
Así llegó a meta el Toyota de Fernando Alonso y Marc Coma. (Reuters)

"Es lo que les digo siempre a mis hijos: sé lo que tú quieras ser, primero, pero luego tienes que tener la actitud delante de todos. Si la tienes, funcionas en la vida. Eso, y la pasión por algo, sea lo que sea". En una reciente entrevista a Nani Roma para El Confidencial, le preguntábamos qué lecciones de vida le ha aportado el Dakar que transmitiría a sus hijos. La carrera más dura del mundo ni siquiera ha calentado por la banda, pero estas dos jornadas ya nos dejan ejemplos de las palabras del piloto catalán. Pongamos que hablamos de dos leyendas del deporte. Españoles por más señas. Carlos Sainz y Fernando Alonso.

"Se lo decía a un periodista en Marruecos, yo estoy aquí dejándome los huevos, lo de los clics es importante, pero a nivel profesional es vital valorar lo que hace el deportista. Da igual lo que haga, se lo ha currado al máximo. Y él lo tiene claro". Roma se refería tanto a Alonso como a él mismo. Como a cualquier dakariano. Como a Laia Sanz, por ejemplo, quien ayer se pegaba un soberano piñazo y, magullada, llegaba un día más a la meta. Aún no ha abandonado un solo Dakar.

Los chorros de sudor de la sauna

Primera reunión colectiva de los pilotos antes de comenzar la prueba. Un acto protocolario escenifica que todos conocen el reglamento, para lo cual el piloto más joven lee un texto en nombre de sus colegas. Le tocó al holandés Mitchell van den Brink, de tan solo 17 años y participante a bordo de un camión. Estaba escoltado por los más veteranos de la prueba: el francés Jean Pierre Strugo era uno. Carlos Sainz, el otro. Lunes, segunda etapa del Dakar. Hecatombe generalizada entre los favoritos por la dificultad de la navegación y los pinchazos. ¿En segunda posición absoluta? Uno de los escoltas veteranos del joven holandés, un tal Carlos Sainz. Hoy podría liderar el Dakar.

En sus años gloriosos del Mundial de Rallies, el español se fustigaba con la mejor generación de la historia: Kankkunen, Biasion, Vatanen, Auriol, McRae… Así, hasta una decena de nombres. Incluso le tocó enfrentarse a Sebastian Loeb en la recta final de su carrera. Muchos eran coetáneos y otros más jóvenes ¿Dónde están hoy? Algunos, desgraciadamente, fallecidos (como el escocés o Richard Burns). El resto, retirados hace tiempo. Mientras tanto, ese piloto de 57 ‘tacos’ tuiteaba en diciembre sus duros entrenamientos predakarianos de ciclismo en sauna, exprimiendo luego los chorros de sudor de su ropa. Porque para aguantar un Dakar, no digamos para intentar ganarlo, se requiere una condición física excepcional, además de una férrea voluntad y disciplina para mantenerla. Hacer deporte pasados los 40 no es raro. Otro tema es ejercitarse para la élite de los 'raids' con 57 años…

Loeb se hartó del Dakar el pasado año. Aún no lo ha ganado. Sainz, dos veces. Pero poco le importa. Hace pocas fechas, charlábamos con él sobre las barrabasadas que el Dakar le juega a sus protagonistas. En su caso, tenía la conciencia limpia ante sus abandonos del pasado. Menos uno: el de 2017, con Peugeot, cuando se fue barranco abajo. Aún sigue clavado, no se lo perdona todavía. Insatisfecho patológico, inconformista permanente, le preguntabas por el Mini de este año y sacaba esa sonrisa maliciosa que significa que sí, que siente que tiene coche para ganar. Luego, el piloto propone y el Dakar dispone. Sainz ganó su primer tramo del Mundial de Rallies en 1988. En 2020, se subía al estrado como el más veterano del Dakar. Va a por el tercero. Incluso podría ser líder hoy.

Foto: Zinédine Zidane durante el partido del Real Madrid contra el Getafe en el Coliseum. (Efe)

Solo uno

"El Dakar es para poca gente", gritaba ayer desde su 'buggie' en marcha el brasileño Reinaldo Varela. Se había roto el volante, pero condujo durante horas con una llave inglesa amarrada a la columna de la dirección. Llegó con la del gallo al campamento. Aquí están Isidre Esteve y Albert Llovera, sentados en una silla de ruedas nada más bajarse de su vehículo. En su caso, ¿qué necesidad tenía Fernando Alonso de meterse aquí? Ayer, sudoroso, pelo revuelto, horas para reparar su Toyota... ¿Por qué quien lo tiene todo y ha ganado todo se embarca en semejante follón? Ya lo ha explicado él mismo hasta la saciedad. Pero al margen de las motivaciones individuales, cuando un piloto con semejante estatus sale fuera de su zona de confort, se expone a un probable riesgo de fracaso y consecuente escrutinio por parte del gran público.

Por algo será que, desde que arrancó el Dakar en 1979, solo 22 expilotos de Fórmula 1 han participado en la prueba. Solo ocho habían superado los 100 grandes premios. Solo seis habían ganado alguna vez uno de ellos. Solo dos han participado en las 500 Millas de Indianápolis, Le Mans y Fórmula 1, uno de ellos el chileno Eliseo Salazar, que corrió en 2009 también en el Dakar. Pero solo uno ha sido campeón del mundo de Fórmula 1, ganado Le Mans, el Mundial de Resistencia y pronto irá a por Indianápolis en mayo. Ha subido al coche, además, a un coloso dakariano, Marc Coma. Alguien que estuvo recientemente entrenando en privado con ellos nos contaba asombrado la increíble atención al detalle y concentración en cada segundo del piloto catalán, aun en una jornada de entrenamientos perdidos en el desierto. Por algo son cinco victorias dakarianas en moto.

¿Alguien se imagina a Hamilton?

Fernando Alonso ha recogido el testigo del mítico Jacky Ickx, monstruo de la polivalencia, aunque haya que remontarse hasta los ochenta. Pero el belga nunca fue campeón del mundo. Quien lo es, quien se ha pulido en el exquisito elitismo de un 'paddock' y en la seguridad repetitiva del circuito, tiene motivos para no exponer su prestigio al torbellino público y mediático fuera de ese mundo. Sin la menor malicia, por lo que conocemos de ellos hasta el momento. ¿Alguien se imagina protagonizando escenas como las de ayer a Raikkonen, Vettel, Rosberg o Hamilton? Ese piloto trabajaba de mecánico con Marc Coma en su propia montura, revolcado en la arena como una croqueta. Iba entre los tres primeros en los parciales iniciales cuando se metió en una zanja en medio del polvo. Así es el Dakar para todos, y Alonso ayer fue uno más.

Albert Llovera lucía el júbilo por su trabajo en la etapa en su vídeo dentro del camión. Laia Sanz publicaba una dolorosa foto con los efectos de su caída. "Quería vivir todo el Dakar con todos los extras, y estoy contento de seguir", explicó un doble campeón del mundo de Fórmula 1 al final del día. Sainz y Cruz son segundos en la general. Nani Roma tiene razón. "Yo estoy aquí dejándome los huevos, lo de los clics es importante, pero a nivel profesional, es vital valorar lo que hace el deportista".

"Es lo que les digo siempre a mis hijos: sé lo que tú quieras ser, primero, pero luego tienes que tener la actitud delante de todos. Si la tienes, funcionas en la vida. Eso, y la pasión por algo, sea lo que sea". En una reciente entrevista a Nani Roma para El Confidencial, le preguntábamos qué lecciones de vida le ha aportado el Dakar que transmitiría a sus hijos. La carrera más dura del mundo ni siquiera ha calentado por la banda, pero estas dos jornadas ya nos dejan ejemplos de las palabras del piloto catalán. Pongamos que hablamos de dos leyendas del deporte. Españoles por más señas. Carlos Sainz y Fernando Alonso.

Fernando Alonso
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