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Óscar Fuertes: cómo sobrevivir al Dakar tras quemarse las piernas y romperse el menisco
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LAS DESVENTURAS DEL ESPAÑOL EN ARABIA

Óscar Fuertes: cómo sobrevivir al Dakar tras quemarse las piernas y romperse el menisco

Óscar Fuertes y Diego Vallejo compiten en su tercer Dakar con la marca coreana SsangYong. Pero antes de arrancar, Fuertes ha tenido que 'superar' varios accidentes

Foto: Óscar Fuertes y Diego Vallejo, en la salida del Dakar. El piloto necesita un fisio al final de cada etapa para poder competir. (SSangYong)
Óscar Fuertes y Diego Vallejo, en la salida del Dakar. El piloto necesita un fisio al final de cada etapa para poder competir. (SSangYong)

El Dakar es la carrera más dura del mundo y, como tal, un gran desafío físico y mental que debe prepararse de forma paulatina y, sobre todo, en los últimos meses del año. ¿Pero qué pasa cuando te abrasas las piernas en agosto, te recuperas y, un mes antes de empezar, te rompes el menisco y pasas por el quirófano? Pues que la fuerza mayor y el sentido común deberían imponerse. El español Óscar Fuertes ignora la primera razón y ha metido la segunda en una caja. Nada le para.

“Al salir a dar una vuelta en una barca de recreo, esta se prendió y yo estaba dentro, así que me quemé totalmente las piernas con la deflagración. Cuando me llevaron al hospital, el médico dijo: 'Uf, te puedo salvar una de las pantorrillas". Así empezó en agosto la odisea del madrileño, que hace tres semanas volvía a entrar al quirófano por otro nuevo infortunio. ¿Qué Dakar le espera entonces a Óscar por delante?

Cuatro meses parado

Fuertes no es novato en el Dakar. Fue miembro del Carlos Sainz Júnior Team en 1998, como una de las mejores promesas españolas. Logró el título nacional en 2011. No pudo resistir la llamada del Dakar e hizo equipo con uno de los mejores copilotos peninsulares, Diego Vallejo, con títulos en el Nacional de Rallies y experiencia en el Mundial. Fueron cuartos en su categoría (T1.3) en 2018 y terceros en 2019 con el equipo oficial de SsangYong Motorsport. Fruto de la experiencia de los dos años anteriores, para este Dakar la marca coreana había preparado la mejor montura posible, el nuevo Korando DKR. “Este coche va muy bien, es un salto tremendo respecto al del año pasado”, comenta el piloto, al que la explosión del motor de la barca casi desmonta por completo todos los planes.

“La verdad es que tuve suerte”, explica Fuertes a El Confidencial. "En el hospital de Granada tenían piel sintética y un supercirujano”, explica. Primera intervención. “Pero los dolores eran horribles, no te puedes imaginar. Se hinchaba y veía las estrellas, estaba afectado hasta el músculo. Pensé que el Dakar se acababa en agosto. No podía entrenar, solo estar con las piernas en alto todo el rato. Así estuve cuatro meses, hasta noviembre”. Sin el menor entrenamiento físico, el Dakar se complicaba enormemente antes de salir. “Perdí mucha masa muscular”. Adiós también a la presencia en el Rally de Marruecos, donde acudieron todos los favoritos para rodar. Solo quedaba un último recurso: un pequeño 'buggie' y entrenar como fuera en solitario. Pero entonces llegó la segunda en la frente.

placeholder Óscar Fuertes, en acción durante la primera etapa del Dakar con su Korando DKR. (SSangYong)
Óscar Fuertes, en acción durante la primera etapa del Dakar con su Korando DKR. (SSangYong)

Adiós al menisco y al cruzado

“Era la segunda semana de diciembre. En Marruecos, al subirme al techo del 'buggie', me resbalé, se me giró la rodilla y me rompí el menisco y el ligamento cruzado. Aquí sí me dije que se había jodido el Dakar”, detalla. Fuertes llegó a Madrid un viernes cojeando, agobiado ante lo que parecía el final. “No podía abandonar. El lunes ya tenía un cirujano, César Núñez, que me intervino de urgencia. A los tres días empecé rehabilitación mañana y tarde, y aquí he llegado casi sin apoyar. Pero me he traído un fisio, Jaime Fernández, que está conmigo y me está ayudando mucho cada día. Llego con el menisco operado y el ligamento cruzado roto, ya que no era posible operarlo si quería correr”, asegura sin ningún atisbo de abatimiento en su voz. “Si el tema ya de por sí es complicado, esto le va a dar más dificultad, pero nada que él no pueda sacar adelante”, comenta su fisio, que intentará con todas sus fuerzas que Óscar pueda terminar la carrera: "Tiene mucha inflamación, mucho dolor, rigidez, pero trabajando todos los días se ha visto mejoría".

“Tardo mucho en, simplemente, subir y bajar del coche. Al bajar, tengo que hacerlo muy despacio y con mucho cuidado en la arena, que te engancha el pie. Pero confío en estar cada día mejor. La inestabilidad en la rodilla también me preocupa”, dice. Con dos semanas de carrera, etapas de entre 500 y 900 km diarios, dunas, posibles averías y pinchazos... ¿Cómo se va a arreglar? “Pues dependiendo de Diego [copiloto]…”, contesta entre risas. ¿Y conduciendo? Normalmente, frenaría con el pie izquierdo, una técnica que adopté en los 'rallies' de tierra, pero ahora tendré que usar únicamente el derecho para todo”, explica.

"Hay gente que lo tiene peor"

La primera jornada en el Dakar exige retomar ritmo de competición y, en esta edición, conocer un nuevo terreno. En el caso de Óscar Fuertes, era la primera prueba de fuego para conocer sus condiciones. “ Fue complicado, porque en otros dakares había un prólogo de 10 o 20 kilómetros, ocupabas tu hueco, y al día siguiente salías con gente más o menos de tu ritmo. Pero con esta primera etapa de Arabia Saudí, tienes 300 kilómetros con coches más lentos y otros más rápidos que te pasan por todos lados. Ha sido muy difícil, porque ha habido mucho polvo. Vas cogiendo coches, te metes en un tren… Ha habido que hacer adelantamientos muy complicados, la gente se agobia… Es lo que pasa por detrás en el Dakar”, expone tras la primera aventura de este domingo.

Fuertes y Vallejo acabaron trigésimo cuartos en la general. “Lo hemos hecho muy bien, he aguantado. Diego no se ha equivocado nada, nos vamos ayudando los dos y el coche es una pasada. En la primera toma de contacto con Arabia había de todo: minutos que hemos ido a fondo, en sexta a tope, rocas, pistas... Salíamos muy atrás, quizá podríamos haber terminado mejor. Tenemos el ritmo. Sabemos por qué nos ha ido bien. Creo que podremos acabar el Dakar”, afirma con ilusión.

¿Y sería una proeza completarlo con el rosario de malas noticias en estos meses y sin preparación previa? “A ver, aquí hay gente que lo tiene mucho más complicado. Cuando veo a Isidre Esteve, a Albert Llovera (ambos compiten en el Dakar a pesar de sus minusvalías) o a los motoristas, creo, sinceramente, que podré aguantar”. Pues ojalá. La historia, eso sí, ya la tiene.

El Dakar es la carrera más dura del mundo y, como tal, un gran desafío físico y mental que debe prepararse de forma paulatina y, sobre todo, en los últimos meses del año. ¿Pero qué pasa cuando te abrasas las piernas en agosto, te recuperas y, un mes antes de empezar, te rompes el menisco y pasas por el quirófano? Pues que la fuerza mayor y el sentido común deberían imponerse. El español Óscar Fuertes ignora la primera razón y ha metido la segunda en una caja. Nada le para.

Isidre Esteve Fernando Alonso Arabia Saudí
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