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El accidente de Carles Falcón o la punta del iceberg en la locura de las motos en el Dakar
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EL DESEQUILIBRIO ENTRE RIESGO Y RECOMPENSA

El accidente de Carles Falcón o la punta del iceberg en la locura de las motos en el Dakar

Un repaso a los tres días del presente Dakar vuelve a recordar el gran riesgo y las enormes dificultades que deben superar los participantes en dos ruedas, especialmente quienes aspiran a los primeros puestos

Foto: El australiano Toby Price, uno de los grandes de la moto, no tiene un hueso intacto en su cuerpo (Florent Gooden / DPPIAFP7)
El australiano Toby Price, uno de los grandes de la moto, no tiene un hueso intacto en su cuerpo (Florent Gooden / DPPIAFP7)

"Está en coma inducido y tiene un edema cerebral. Las perspectivas de recuperación son inciertas a estas alturas, y se espera que el piloto quede ingresado al menos una semana en Riyadh". El comunicado oficial sobre el estado de salud del español Carles Falcón tras el accidente sufrido en la segunda etapa del Dakar rezaba: "Las perspectivas de recuperación son inciertas a estas alturas, y se espera que el piloto quede ingresado al menos una semana en Riyadh".

Salvo el alpinismo, la categoría de motos en el Dakar quizás sea la disciplina más peligrosa y menos gratificante en la balanza entre riesgo y recompensa. El primero, increíblemente elevado en forma de lesiones o potencial accidente mortal, sin olvidar la ingrata y caprichosa mecánica que puede traicionar la preparación de toda una temporada ya desde los primeros kilómetros.

De aquí que motero dakariano sea una raza aparte que podría dividirse en distintas categorías: quien tiene clavos en el cuerpo, y quien los va a tener. Una delgada aguja que cada piloto enhebra cada día, "ese fino hilo entre la vida y la muerte", según Toby Price, uno de los protagonistas de esta singular estirpe de guerreros de singular talento, físico excepcional, acerada mente, y ese punto de inconsciencia necesaria para afrontar semejantes peligros y obstáculos.

placeholder El español Carles Falcón, en coma inducido tras su accidente en el Dakar (REUTERS Hamad I Mohammed)
El español Carles Falcón, en coma inducido tras su accidente en el Dakar (REUTERS Hamad I Mohammed)

Un impresionante parte de guerra

Dos veces ganador del Dakar (2016/19), Price terminó el pasado año a solo 43 segundos tras el ganador, el argentino Kevin Benavides. Luego iremos con él. El parte personal que arrastra el australiana en casi quince años de carreras en sus propias palabras: “Mi vida casi acabó en 2013, con un malísimo accidente en California. Me rompí el cuello por tres partes, me pusieron tornillos en el cerebro y me inmovilizaron. No podían creerse que estuviera vivo, me llevaron a Australia y me dijeron que no pilotaría de nuevo”. ¿Irse para casa? Nah.

"Reconozco que sufriré bastante dolor si tengo suerte de llegar a los 60 años, supongo que es lo que pasa cuando tienes lesiones como las mías", relata el propio Price. Cojan aire. "Me he roto tres vértebras, por lo que tengo ocho tornillos y tres pernos en el cuello. Me he roto los dos fémures, la muñeca izquierda cinco veces, la derecha cuatro. Me he roto la clavícula, el hombro, los dedos, costillas, la nariz, los pies y los talones, me he dislocado una cadera, y estoy seguro de que llegarán más cosas".

Price se hacía la misma pregunta que sus colegas, o cualquier seguidor de la carrera: "¿No he tenido suficiente?". El australiano lucha por su tercer triunfo en este Dakar. Como Kevin Benavides, su rival directo el pasado año. Nada más ganar la prueba en 2023, empezó un calvario de lesiones para el argentino.

En la siguiente prueba, Abu Dabi, Benavides se partió el fémur. Tras una dura y dolorosa recuperación, en julio se rompía la muñeca entrenando. Al quirófano, y un mes antes del Dakar se partía el peroné tras otra caída. Benavides está presente en la edición actual. Ganó la etapa del lunes.

Llegar tocado o no llegar

Sam Sunderland (GasGas) ganador en 2017 y 2022 también sufría su buena dosis de caídas en 2023 y ha llegado con poco tiempo de competición en 2024. El australiano Daniel Sanders ganaba el Rally de Sonora esta temporada, aunque poco después se rompía el fémur. También hizo enormes esfuerzos de recuperación para estar en el Dakar.

Otros no lograron siquiera llegar al Dakar, el gran objetivo del año. Como el austríaco Matthias Walkner, compañero de Price y ganador en 2018, quien sufría una dura caída mientras preparaba el Dakar en Estados Unidos con KTM. Con múltiples fracturas abiertas, necesitará varias operaciones para su rehabilitación. No hay dakariano en moto sin su parte de fracturas. Que le pregunten a Joan Barreda por ejemplo.

El mazo del Dakar

Pero si se sobrevivía sin lesiones durante la temporada, la propia carrera espera con su particular mazo físico o mecánico. En la primera etapa caía en accidente el oficial de Hero, Joachin Rodrigues. El lunes le tocó al compañero del portugués, Sebastian Bühler, también por accidente.

Tosha Schareina ha sido una de las revelaciones del mundo de los raids en 2023. Con tan solo dos dakares a sus espaldas, era fichado por la potente escuadra de Honda. Ganaba un raid en 2023 y quedaba segundo en sus dos apariciones con la marca japonés este pasado año. Ganó el prólogo e iba camino de convertirse en una de las sensaciones del Dakar. Tuvo suerte, solo se rompió la muñeca en la segunda jornada.

Y si no son los accidentes, la mecánica da al traste de forma inmisericorde tras miles de kilómetros de preparación para el gran objetivo de pilotos oficiales y marcas. Sam Sunderland abandonaba en la tercera jornada, al igual que otro español, Lorenzo Santolino (Serpha). Tras dos días arreglando su moto sobre el terreno, el americano Mason Klein tampoco veía la meta con su Kovo china en la tercera etapa.

Duros, pero frágiles

El Dakar es peligroso y hasta demencial para todo tipo de pilotos. Pero quienes se juegan el triunfo o sus futuros contratos son el producto extremo de una rara especie de piloto: extraordinarias habilidades de pilotaje híbrido entre motocross y enduro, llevado al extremo por el increíble ritmo del que son capaces los mejores.

Lo anterior unido a la navegación bajo presión y altísimas velocidades, muchas veces en solitario. Además de un físico brutal, capaz de soportar etapas como la de lunes, con 438 kilómetros cronometrados a toda pastilla, y luego 295 hasta llegar al campamento. Así, dos semanas.

"Un piloto es alguien frágil y tiene que afrontar todo a solas. Toma las decisiones solo. Navega solo. Repara la moto solo. Está a cargo de todo", como les definía el mítico Hubert Auriol, uno de los tres ganadores en coche y moto del Dakar. "Hay una parte heroica en los pilotos de motos. Es algo increíble ser capaz de terminar la carrera en una moto". No es de extrañar que todos paren junto al colega que yace en el suelo tras un accidente. Ayer fue el turno de Price y Skyler Howes de parar para ayudar a Bühler tras su caída.

La respuesta a la gran pregunta

De modo que volvamos a Toby Price sin un hueso indemne. Quien además perdió a su mejor amigo, el también piloto Kurt Caselli, cuando ambos competían en la misma prueba. Price fue el primero en llegar al lugar del accidente, donde fallecía otro de sus grandes amigos personales, el veterano piloto portugués Paulo Gonçalves, veterano de África, Sudamérica y falleció en Arabia Saudí. Había sido segundo en 2015 tras el español Mac Coma, y también había abandonado varias veces con fracturas y caídas. En 2020 llegó el último abandono del querido piloto portugués. Pero el australiano sigue en pie de guerra.

De nuevo, entonces, la gran pregunta: ¿Qué mueve a los gladiadores del Dakar a pesar de tan elevado desequilibrio entre riesgo y recompensa? Dado su personal parte de guerra, quizás la respuesta del propio Pryce sirva para todos sus colegas: "Cada vez que tengo una lesión, pienso en dejar las motos. Y cada vez, un día o dos después, estoy deseando volver a pilotar de nuevo".

"Es algo no muy bueno de decir, pero la adrenalina es como una droga adictiva. Cuando pilotamos una moto, es una sensación que, simplemente, atrapa”. Por encima de las lesiones y de esa fina aguja que enhebra la vida y la muerte. "Me dicen que estoy loco por hacer esto a diario. Para ser honesto, muchas veces siento que me estoy volviendo un poco loco. Pero no quisiera pasar mi vida haciendo otra cosa".

"Está en coma inducido y tiene un edema cerebral. Las perspectivas de recuperación son inciertas a estas alturas, y se espera que el piloto quede ingresado al menos una semana en Riyadh". El comunicado oficial sobre el estado de salud del español Carles Falcón tras el accidente sufrido en la segunda etapa del Dakar rezaba: "Las perspectivas de recuperación son inciertas a estas alturas, y se espera que el piloto quede ingresado al menos una semana en Riyadh".

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