Es noticia
Como el toro con el rabo, el Dakar golpea hasta el último momento
  1. Deportes
  2. Otros deportes
GONÇALVES Y PEDRERO, EVACUADOS AL HOSPITAL

Como el toro con el rabo, el Dakar golpea hasta el último momento

El Dakar es para los pilotos de motos una montaña rusa de peripecias y emociones. Su integridad física está en juego permanentemente. Gonçalves y Pedrero (ambos en el hospital) son ejemplo de ello

Los moteros del Dakar son una raza aparte, esoes algo que se confirma un día tras otro. Esta prueba es para ellos una montaña rusa de peripecias y emociones. Y, sobre todo, quesu integridad física está en juego permanentemente y hasta el último día es indiscutible. La etapa de este jueves volvió a confirmarlo con dos ejemplos, el de dos de grandes protagonistas en la categoría cuando la meta está tan cerca: el portugués Paulo Gonçalves y el español Joan Pedrero.

Hay que ver las escalofriantes imágenes una y otra vez para preguntarse cómo Gonçalves no sufrió lesiones en el impresionante accidente sufrido en la octava etapa. El portugués -piloto oficial de Honda, segundo el pasado año tras Marc Coma y uno de los candidatos para la victoria- pasó de favorito a sufrir un rosario de incidentes e infortunios. A pesar de ello, sin rendirse desde aquella caída y después de ver cómo sus opciones iban perdiendo fuelle, siguió atacando sin descanso.Pero tanto fue el cántaro a la fuente que este jueves no consiguió librarse de otro grave accidente que, esta vez sí, le llevó al hospital.

Para Gonçalves la primera semana del Dakar parecía que había ocurrido un siglo atrás. Entonces la carrera le sonreía: líder de la general durante cuatrodías, su compañero Barreda y él erangrandes favoritos en esta edición, encuadrados en el equipo oficial de la marca japonesa. Peroel Dakar se convierte en una arma letal cuando surgen los problemas, porque se van acumulando de un día para otro y crecen como una bola de nieve que te acaba aplastando. Fue el caso del piloto portugués desde ese primer y escalofriante accidente.

Tras aquel golpe, Gonçalves pudo seguir en carrera agarrando con la mano la torreta delos elementos de navegación para llegar a la meta. Perdió el liderato de la prueba, pero salvaba los muebles. Al día siguientellegaba la primera etapa maratón. En ella,los mecánicos no pueden intervenir en las monturas y son los pilotos quienes deben trabajar con sus propios medios tras la etapa. Ese día, bajo un calor espectacular -por encima de los 40 grados y que obligó a la organización a interrumpir la carrera-, una rama había agujereado el radiador de la Honda de Gonçalves. Su motor quedó tocado.

Remolcado por su compañero Ceci, el portugués alcanzó el segundo control de paso donde se neutralizó la carrera. Le salvó la campana. Exhaustos, llegaron al campamento de Fiambala, donde con su amigo y compatriota Mario Patrao y su compañero francés Metge trabajaron hasta altas horas de la madrugada para reparar su moto. Aún luchabapor salvar sus menguantes opcionesporque había descendido hasta la tercera posición de la general. El francés destripó su montura para pasarle piezas al portugués y tuvo que abandonar sacrificando su participación en el Dakar. Magullado y agotado, Gonçalves salía nuevamente a completar la segunda jornada maratón.

Hace dos días, en la etapa que iba de Belén a La Rioja, siguió perdiendo tiempo aunque llegó en la cuarta posición. “¡Nunca tiramos la toalla al suelo!”, escribía en su página de Facebook: “Estamos en la lucha, contra todo y contra todos. Más que la traición de la máquina, el poder humano tiene la capacidad de atacar nuestros sueños, pero no de apagarlos mientras podamos seguir soñando”. Si no podía ser la victoria, al menos había que defender el podio. Justo antes de salir, ante las cámaras, volvió a repetir las mismas palabras. "¡Voy a atacar hasta el final!"

La tensión, el cansancio y los problemas mecánicos hicieron crecer la bola de nieve dakariana. Las imágenes desde el helicóptero mostraba a un Goncalves que tiraba como un loco. Hubo una primera caída, recogida desde arriba. La segunda ya no se grabó.Como un castillo que se va derrumbando día a día, todo terminó este jueves camino de San Juan, en el kilómetro 111, Paulo Gonçalves apareció en el suelo, inconsciente, después de otra caída. Fue evacuado al hospital. A la hora de cerrar estas líneas no había transcendido el alcance de su estado físico.

Pedrero, también cerca de la meta

“Este año he hecho muchísimos kilómetros, he estado más tiempo en Marruecos que en mi casa”. Joan Pedrero afrontaba con este su octavo Dakar. Siempre rondando la décima posición de la general durante la prueba, su objetivo era entrar entre los diez primeros, algo que ya había conseguido en dos ocasiones. En sólo dos días la prueba le ha machacado a este gigante que supera el metro noventa y cuenta con un físico extraordinario. Hace dos días perdía media hora por problemas con la gasolina.

Y este jueves, como Gonçalves, también se fue por el suelo con su montura. Con la desgracia de que ésta le cayó encima. A alguien de menor corpulencia le habría machacado. A pesar de los dolores y los daños en la moto, siguió cien kilómetros más hasta que el cuerpo ya no pudo más. Fue evacuado al hospital. Quedaban sólo dos días para terminar.Por eso, no de extrañar que a muchos pilotos de motos se les saltan las lágrimas sólo con terminar un Dakar.

Los moteros del Dakar son una raza aparte, esoes algo que se confirma un día tras otro. Esta prueba es para ellos una montaña rusa de peripecias y emociones. Y, sobre todo, quesu integridad física está en juego permanentemente y hasta el último día es indiscutible. La etapa de este jueves volvió a confirmarlo con dos ejemplos, el de dos de grandes protagonistas en la categoría cuando la meta está tan cerca: el portugués Paulo Gonçalves y el español Joan Pedrero.

El redactor recomienda