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El gobernador al que Rusia le quitó todo: "Los mercenarios de Wagner ya no son lo que eran"
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Entrevista a Serhiy Haidai

El gobernador al que Rusia le quitó todo: "Los mercenarios de Wagner ya no son lo que eran"

El Confidencial habla con el gobernador de la provincia de Lugansk, uno de los frentes donde Ucrania puede tener más oportunidades estratégicas para avanzar contra los rusos

Foto: Serhiy Haidai, gobernador de Lugansk. (Cedida)
Serhiy Haidai, gobernador de Lugansk. (Cedida)

El gobernador Serhiy Haidai no tiene capital. A principios de julio, las tropas de Ucrania se vieron forzadas a retirarse de la ciudad de Severodonetsk, que desde 2014 hacía las veces de capital administrativa de la región ucraniana de Lugansk, una de las dos provincias que quedaron en manos de las milicias separatistas prorrusas.

Haidai llegó a perderlo todo. En el punto álgido de la invasión, el pasado verano, Rusia ocupaba el 100% de la provincia, el único caso de conquista total de una región ucraniana, con excepción de Crimea. Sin embargo, las contraofensivas ucranianas a lo largo del otoño lograron que unos cuantos pueblos regresaran a manos de Kiev. Unos avances que pasaron más desapercibidos que las espectaculares retiradas rusas de Járkov (norte) y Jersón (sur), pero que son claves para un líder de la Administración militar-civil forzado a trabajar en el exilio, sobre un mapa que casi no es suyo.

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Es también en Lugansk donde se masca el posible inicio de una nueva contraofensiva ucraniana. Desde la retirada rusa de la orilla occidental de Jersón y mientras los esfuerzos del Ejército invasor se concentran en Bakhmut (Donetsk, este), los analistas militares coinciden en que las operaciones más factibles para Kiev serían apostar por avanzar hacia el sur y reconquistar el resto de la provincia desde el este, esquivando el río Dniéper, vía Zaporiyia y Melitópol, o apuntalar avances en el eje Kreminna-Svatove de la provincia de Lugansk (noreste).

Esta última es una de las líneas del frente ruso donde los ucranianos han detectado mayor debilidad de Moscú, con varios centros logísticos, como el paso de una autopista y una vía de tren que abastece al resto del sur del Donbás. Más importante aún: si caen los primeros objetivos, es el lugar donde Rusia tiene menos capacidad de reorganizar nuevas líneas defensivas. Las lluvias de las últimas dos semanas, que han convertido el frente del este en un auténtico barrizal, han dificultado los avances de las tropas de Kiev, que esperan a que el frío del invierno termine de congelar la tierra antes de poder mover ficha. Si será en Lugansk o en el sur, eso ya no se sabe.

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"Estoy seguro de que para finales de invierno seremos capaces de alcanzar la línea de demarcación —donde llegaba la ocupación desde 2014 y hasta febrero de este año— y liberar el óblast de Lugansk al completo para 2023", afirma Haidai en una entrevista con El Confidencial realizada desde un lugar secreto en la región del Donbás.

PREGUNTA. ¿Cómo es gobernar desde el exilio un óblast [provincia] que está casi completamente ocupado por los rusos?

RESPUESTA. Se trata de una gran responsabilidad. Tenemos que colaborar con todas las fuerzas de defensa: el Ejército, la policía, el SBU, la Guardia Nacional, la Guardia de Fronteras… Hemos tenido que supervisar la evacuación forzosa de más de 300.000 personas del óblast de Lugansk; hemos abierto centros humanitarios en cada una de las regiones [de Ucrania]; hemos tenido que organizar consultorías legales [para los refugiados y desplazados].

Nos hemos encargado de todo lo que tiene que ver con la ayuda para los evacuados de Lugansk y para aquellos que huyeron de los territorios ocupados. Todo el personal de la Administración regional fue evacuado en los primeros días de la invasión. Hay un equipo que siempre está conmigo y que me lleva a la línea del frente [línea cero] y a los pueblos liberados. Porque estar allí en persona es algo muy importante para la población local.

P. Imagino que vive oculto.

R. No informamos de dónde estamos, pero vamos a menudo a los territorios liberados [en Lugansk]. Por supuesto, si lo anunciáramos, pondríamos en peligro la ciudad en la que estuviéramos, la cual podría ser atacada con misiles o bombardeos rusos. Es algo que, de hecho, ya ha ocurrido en el pasado. Sí, hay algo de miedo de que en cualquier momento grupos de sabotaje o Inteligencia rusos nos capturen o maten. Para ellos, atrapar o eliminar al líder de la Administración civil-militar de Lugansk sería un éxito increíble.

Foto: Militares ucranianos disparan con un sistema de cohetes de lanzamiento múltiple BM21 Grad en primera línea en la frontera de las regiones de Kharkiv y Lugansk. (Reuters/Vitalii Hnidyi)

P. El óblast de Lugansk ha sido el único (con excepción de Crimea) que en algún momento ha estado 100% controlado por Rusia. ¿Cuál es la explicación? ¿Militar, social, geográfica?

R. La razón es estrictamente militar. Desde 2014, el 30% del territorio de Lugansk ha estado bajo ocupación. Es también el óblast que comparte una mayor cantidad de frontera con Rusia: 770 kilómetros. Por eso, el 24 de febrero las hordas rusas entraron desde todas partes y, por desgracia, tuvimos que abandonar gran parte de la provincia y concentrarnos en la defensa de apenas un tercio de su territorio. Pero fue una decisión correcta. ¿Por qué? Porque fuimos capaces de defender ese tercio durante cinco meses.

P. En otras zonas ocupadas, como Jersón o Melitópol, hemos visto el rol de la lucha partisana. ¿Es algo que podría pasar en Lugansk?

R. La narrativa rusa es que todo el óblast de Lugansk ha estado esperando su llegada. Pero, como otras tantas narrativas rusas, no es cierta. Después de la invasión rusa a gran escala el pasado 24 de febrero, en muchas comunidades la gente organizó manifestaciones pacíficas, protestando contra la ocupación mientras ondeaban banderas ucranianas. No fue algo de una sola vez. Querrían haber salido más, pero los rusos empezaron a dispararles, tuvimos civiles heridos… Entendieron que serían asesinados y dejaron de organizar estos encuentros. Pero ha habido algunos ejemplos de sabotajes en los trenes, en las infraestructuras… En Lugansk se ha producido lucha partisana. Una que todavía sigue.

Foto: Un edificio en Jersón, tras ser bombardeado. (A. A.)

P. ¿Qué tendría que pasar para que Ucrania lograra recuperar el territorio ocupado en Lugansk, al menos hasta las fronteras del 24 de febrero?

R. Pase lo que pase, recuperaremos y liberaremos todos los territorios del país. Para acelerar este proceso, lo único que necesitamos son armas. Dadnos armas y veréis cómo nada nos puede parar.

P. Existen indicios de que si las tropas ucranianas logran romper el frente ruso en la zona de Kreminna-Svatove (Lugansk), por donde pasa una carretera clave para la logística, se podría producir un efecto dominó que permita avanzar y recuperar gran parte de la región. ¿Cree usted que veremos avances ucranianos antes de que termine el invierno?

R. Es posible. Estamos en guerra y cada guerra puede tener sus propias sorpresas. Kreminna será liberada en poco tiempo, estoy seguro. Quizá no estaremos en el centro de la ciudad el 30 de diciembre, pero será rodeada, como Lyman, y las fuerzas rusas tendrán solo tres opciones: morir, rendirse o huir.

[La línea de Kreminna-Svatove] es muy importante, pero los rusos ya tienen una segunda línea de defensa igual de importante que están fortificando y en la que están concentrando tropas y vehículos al mismo nivel. Se encuentra alrededor de la ciudad de Starobilsk (unos 63 kilómetros al este de Svatove); [los rusos] están muy preocupados por lo que está sucediendo en la línea de frente. Entienden que lo que ven en la televisión rusa es diferente a lo que pueden observar con sus propios ojos. Entienden que pronto tendrán que replegar sus líneas de defensa cerca de la propia ciudad de Lugansk [capital homónima de la provincia, en manos de los separatistas prorrusos desde 2014]. Sus bajas son muy numerosas y tienen un gran número de desertores.

P. Este lunes, Ucrania habría bombardeado un hotel en Kadiivka, en la zona ocupada de Lugansk, donde presuntamente se alojaban un buen número de efectivos de Wagner. Sabemos que estos mercenarios están teniendo un importante papel en la ofensiva de Bakhmut, en Donetsk, pero ¿qué rol están teniendo en Lugansk?

R. Los hombres de Wagner no son los mismos que solían ser. Ya no son unidades profesionales. Ahora, están compuestas normalmente por prisioneros pescados por [Yevgeny] Prigozhin en las cárceles rusas. Por eso, el rol principal de los hombres de Wagner es carne de cañón. Los lanzan a la línea de frente en un intento de atravesar la defensa ucraniana y no tienen valor estratégico. A los rusos no les dan pena, no los ven como bajas oficiales y, en caso de muerte, ni siquiera hay que pagar nada por ellos [como compensaciones económicas a las familias o pensiones].

Foto: Un tanque ucraniano en Bakhmut. (Reuters/Zohra Bensemra)

P. Sabemos poco de cómo están las ciudades ocupadas por Rusia en Lugansk. Yo misma estuve en Lysychansk [una de las principales ciudades de la provincia, entonces controlada por Ucrania] un par de semanas antes de que cayera en manos de los rusos, y estaba prácticamente destruida, sufriendo bombardeos día sí, día también. A diferencia de otras regiones de Ucrania, los desplazados internos de Lugansk no van a poder regresar a sus casas ni aunque Ucrania recupere las ciudades...

R. Depende de cuánto tiempo aguantó [luchando] cada ciudad o pueblo. Rubizhne ha sido partido en dos; en Severodonetsk, el 90% de los edificios ha sufrido destrozos por los bombardeos; Popasna [que fue conquistada por tropas Wagner y un fortísimo acoso aéreo], directamente, ya no existe. Hay muchas localidades que han sido completamente destruidas por los rusos. Reconstruiremos nuestras ciudades, no tenemos otra opción. Los evacuados tienen ahora una residencia temporal, pero tenemos un plan para reconstruir lo destruido por los rusos. Más de 300.000 personas han tenido que ser evacuadas forzosamente. Tenemos desplazados internos de Lugansk en todos los óblast de Ucrania. He hablado con esta gente y la mayoría me dice que volverán a casa. Tenemos un dicho: “En ningún lugar como en casa”.

P. Usted mismo ha denunciado que varios alcaldes de Lugansk se pasaron al bando ruso. Justo en estos momentos Ucrania, tras la reconquista de Jersón, se enfrenta al dilema de qué hacer con los colaboracionistas en las zonas ocupadas.

R. No es un fenómeno masivo. Entre todos los alcaldes y líderes de pueblos, solo cinco de ellos se han puesto del lado de los rusos y colaborado con ellos. Por supuesto, tendrán que responder ante la ley por estos actos si es que no huyen a Rusia. En cualquier caso, se les juzgará in absentia y recibirán su sentencia.

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P. ¿Está en contacto con gente en las zonas ocupadas? ¿Recibe información de Inteligencia?

R. Recibimos información a través de mensajeros y otros métodos que mantenemos en secreto. Información sobre las posiciones de las tropas rusas, sobre la relocalización de los vehículos y equipamiento militar o sobre algunas decisiones administrativas. Por ejemplo, sabemos que han forzado a la gente a trabajar en los pueblos de la línea cero del frente, para intentar aparentar normalidad y que todo está bajo control.

P. Usted es uno de los gobernadores de óblast ucranianos más activos en Twitter y Telegram. A veces se le ha acusado incluso de demasiado, informando de posiciones no recuperadas del todo o de crímenes rusos. ¿Es esa exposición mediática otro tipo de guerra?

R. La guerra de la información es una parte importante en esta guerra de Rusia contra Ucrania. Recordemos toda la propaganda que comenzó antes del 24 de febrero, antes de 2014, mucho antes. Prepararon a la población rusa y a la comunidad europea para esta invasión. Es por ello por lo que es necesario tener figuras públicas que hablen a la gente. Darles una alternativa a esa información que publican los rusos. Pero créeme, no necesito toda esta popularidad. La cambiaría con placer por la paz en Ucrania.

El gobernador Serhiy Haidai no tiene capital. A principios de julio, las tropas de Ucrania se vieron forzadas a retirarse de la ciudad de Severodonetsk, que desde 2014 hacía las veces de capital administrativa de la región ucraniana de Lugansk, una de las dos provincias que quedaron en manos de las milicias separatistas prorrusas.

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