Un mazo ensangrentado de Rusia a Bruselas: explicando el símbolo del terror de Wagner
El líder del Grupo Wagner ha "mandado" un mazo ensangrentado a Bruselas después de que el Parlamento Europeo declarara a Rusia promotor del terrorismo
Este miércoles, el Parlamento Europeo aprobó por abrumadora mayoría —494 votos a favor, 58 en contra y 44 abstenciones— una resolución no vinculante declarando a Rusia “estado promotor del terrorismo” por sus acciones en Ucrania. Horas después, un poco antes de que la UE llevase a cabo otra votación sobre los crímenes del Grupo Wagner en territorio ucraniano, el propietario de esta organización de mercenarios rusa, el hombre de negocios Yevgeni Prigozhin, ya tenía lista su respuesta: un mazo ensangrentado que, según afirmó, iba a enviar a Bruselas como mensaje.
“Hoy he tenido una reunión con comandantes de la compañía militar privada Wagner y les he dado estas tristes noticias. No sé por qué ley se rige el Parlamento Europeo, pero, según nuestra legislación, desde hoy declaramos disuelto dicho Parlamento. Pero, antes de que este procedimiento entre en vigor legal, he recibido instrucciones de enviar un ‘caso de información’ al Parlamento Europeo”, declaró Prigozhin, según una nota de prensa de su grupo empresarial. La nota venía acompañada de un vídeo en el que se ve cómo un asociado de Prigozhin, identificado como el abogado Igor Yeliseyev, entregaba a otro hombre una funda de violín, en cuyo interior hay un mazo con restos de sangre y en cuya cabeza aparece la leyenda: “PMC Wagner”.
Евгений Пригожин передал в Европарламент «окровавленную» кувалду с гравировкой логотипа ЧВК «Вагнер»
— SOTA (@Sota_Vision) November 24, 2022
«Подарок» в скрипичном футляре привез юрист Пригожина Игорь Елисеев из Петербурга и передал ее блогерам, которые якобы должны отправить инструмент в Европу. pic.twitter.com/AeHGOHqSYz
Es dudoso que el paquete haya llegado hasta ninguna sede oficial de la UE, por lo que todo el episodio está pensado como una gigantesca operación publicitaria, en la que el significado no puede ser más siniestro. La funda de violín es una referencia a la iconografía mafiosa, y, sobre todo, el mazo encarna la brutalidad de Wagner. Con este mensaje, Prigozhin amenaza directamente a los representantes políticos europeos y, lo que es más importante, lo hace de forma abierta.
Para los estudiosos del Grupo Wagner, el simbolismo del mazo no es desconocido. La compañía lo utiliza de forma recurrente en sus torturas y ejecuciones de supuestos desertores y espías. A principios de noviembre, la propia organización difundió un vídeo en el que se veía cómo le aplastaban la cabeza con esta herramienta a un supuesto “traidor”, un criminal de 55 años llamado Yevgeni Nuzhin reclutado por Wagner en prisión y que, tras ser capturado por los ucranianos, habría aceptado luchar contra las tropas rusas. Pero lo significativo es que los propios líderes de Wagner lo hayan abrazado abiertamente como emblema.
El vídeo de la ejecución de Nuzhin apareció en el canal de Telegram Grey Zone, uno de los vehículos de propaganda del Grupo Wagner en esta aplicación de mensajería, bajo el título El martillo de la venganza. Al ser preguntado al respecto, Prigozhin dijo que debería haberse titulado Un perro recibe una muerte de perro, a lo que añadió: “Nuzhin traicionó a su gente, traicionó a sus camaradas, los traicionó conscientemente. Era un traidor”.
De Siria al celuloide
Las primeras referencias públicas a Wagner y las torturas con esta herramienta surgieron en 2019, con la aparición del vídeo de la salvaje ejecución de un ciudadano sirio dos años antes. En el clip, filmado en la planta de Al Shaer, cerca de la localidad de Palmira, muestra cómo cuatro hombres atormentan a un individuo en el suelo. Mientras uno le pisa las extremidades para impedir que las mueva, el otro se las va destrozando con un mazo mientras de fondo suena una famosa canción nacionalista rusa titulada Soy de las fuerzas especiales rusas. Como colofón, los hombres le cortan las manos a la víctima, la decapitan y la cuelgan cabeza abajo.
Los perpetradores fueron rápidamente identificados por medios independientes rusos como operativos de Wagner. El asesinado, un empleado de la construcción de 31 años llamado Hamadi Bouta y padre de cuatro hijos que había desertado del Ejército sirio, había desaparecido mientras volvía a su casa en Líbano en marzo de 2017. Los mercenarios rusos le acusaron de ser un espía de los rebeldes. Posteriormente, los familiares de Bouta, apoyados por organizaciones de derechos humanos rusas, presentaron una demanda legal contra el Grupo Wagner ante la Justicia de Rusia, que durante un tiempo tuvo visos de prosperar. Pero, ante la prominencia que esta compañía ha adquirido en los esfuerzos militares rusos en Ucrania e incluso en la vida política rusa, esa perspectiva parece cada vez más lejana.
El incidente de Bouta no es un episodio aislado. En 2021, la UE sancionó a Wagner por su participación en “serios abusos de derechos humanos en Ucrania, Siria, Libia, la República Centroafricana, Sudán y Mozambique, que incluyen torturas y ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias y asesinatos”, y allá donde se despliega el grupo emerge un patrón de crímenes de guerra y atrocidades. Pero, lejos de tratar de ocultarlo, Wagner exhibe esta brutalidad con orgullo.
De hecho, la reacción al vídeo de la ejecución de Bouta llegó en formato cinematográfico, en la película Turista, creada por la productora de Prigozhin, Aurum Films, que glorifica la misión de unos mercenarios rusos muy similares al Grupo Wagner en República Centroafricana. En un momento dado puede verse un mazo apoyado contra la rueda de un camión, un sangriento guiño al incidente en Siria al tiempo que una enorme mofa a los críticos de la organización.
La diplomacia paralela de Prigozhin
Pero lo más significativo es el hecho de que Prigozhin se haya atrevido, por su cuenta y riesgo, a enviar este mensaje a Bruselas. O bien cuenta con el beneplácito al menos tácito del Kremlin —lo que indicaría que Rusia está ya cruzando todas las líneas rojas y dispuesta a romper cualquier puente—, o bien, más probablemente, se siente lo suficientemente poderoso como para no tener que pedir permiso a nadie. Una suerte de diplomacia paralela a cargo de Prigozhin, cuyas crecientes ambiciones son cada vez más evidentes.
Lo cierto es que Wagner, durante mucho tiempo la punta de lanza de la expansión de la influencia rusa en África, se encuentra en retirada en muchos escenarios. Los canales del grupo han anunciado que todos los procesos de reclutamiento para Oriente Medio y África están cerrados, y que a partir de ahora la totalidad de los recursos de la organización se dirigirá hacia Ucrania. Además, el prestigio de la compañía ha sufrido varios reveses después de haber fracasado en sus operaciones de contrainsurgencia en Mozambique, República Centroafricana y, en los últimos días, en Mali, donde los mercenarios abandonaron hace unos días la localidad de Hambari, que fue inmediatamente tomada por militantes yihadistas.
Pero, al mismo tiempo, la organización parece empeñada en tomar Bajmut, un punto que carece de gran importancia estratégica donde ambos bandos están empeñando un gran capital simbólico. Se cree que allí Wagner está sufriendo grandes bajas, aunque la batalla está siendo presentada a la población rusa en tonos mucho más heroicos y triunfalistas. Mientras tanto, la compañía está trabajando en construir lo que algunos han empezado a llamar la “línea Wagner”, una serie de fortificaciones defensivas para impedir el avance de las fuerzas ucranianas en Lugansk. También ha iniciado la creación de una serie de milicias populares en la región rusa de Belgorod, en caso de que las tropas ucranianas logren acercarse hasta la frontera. Es en este frente donde la organización quiere afianzar su reputación.
La explicación más probable de todo ello es que, ante el desastre logístico y organizativo que está suponiendo la invasión de Ucrania, Prigozhin está tratando de presentarse a sí mismo y a Wagner como un faro en la oscuridad de la situación, los “verdaderos patriotas” que están contribuyendo a salvar el nombre de la gran Rusia ante la incompetencia de otros. Según el medio ruso Meduza, Prigozhin se dispone a lanzar su propio movimiento político. Una fuerza que, además, contaría con su propio ejército privado, con todo lo que ello conlleva. “Ha entendido que los días de Putin están contados, y se prepara por si acaso”, afirma el opositor ruso Vladímir Osetchkin en declaraciones a la publicación France Info.
Para otros expertos, en realidad el movimiento beneficia a Putin. “No creo que Prigozhin pueda urdir un complot contra Putin”, indica el periodista exiliado Ilya Barabanov al mismo medio. “Vladímir Putin quiere dar a entender a los aliados occidentales de Ucrania que, si se le obliga a marcharse, fuerzas todavía más sombrías pueden venir a reemplazarle”, asegura. Sea como fuere, Prigozhin está moviendo sus fichas para, suceda lo que suceda, emerger como el gran beneficiario del caos. Y, si eso requiere amenazar a Bruselas, que así sea. En una Rusia aislada e inestable, ser un multimillonario señor de la guerra otorga numerosas ventajas.
Este miércoles, el Parlamento Europeo aprobó por abrumadora mayoría —494 votos a favor, 58 en contra y 44 abstenciones— una resolución no vinculante declarando a Rusia “estado promotor del terrorismo” por sus acciones en Ucrania. Horas después, un poco antes de que la UE llevase a cabo otra votación sobre los crímenes del Grupo Wagner en territorio ucraniano, el propietario de esta organización de mercenarios rusa, el hombre de negocios Yevgeni Prigozhin, ya tenía lista su respuesta: un mazo ensangrentado que, según afirmó, iba a enviar a Bruselas como mensaje.
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