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El único estadounidense en el Donbás: un comunista obsesionado con desnazificar Ucrania
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'Rocking Stalin'

El único estadounidense en el Donbás: un comunista obsesionado con desnazificar Ucrania

En 2014, dejó EEUU y combatió en Donetsk del lado de los prorrusos. Dice ser un "guerrero comunista de la información", pero muchos lo tienen por un 'troll' de Moscú

Foto: Texas, en el campo de batalla, en el Donbás. (Cedida)
Texas, en el campo de batalla, en el Donbás. (Cedida)

"Estuve más de 12 meses en el frente en posiciones donde combatíamos duramente día y noche. ¿Que cuántos nazis ucranianos maté? No los suficientes", dice el estadounidense Russell Bentley desde su apartamento del Donetsk. Bentley es más conocido como Texas entre los prorrusos. Su compromiso con las fuerzas ocupantes a sueldo de Moscú es absolutamente inquebrantable. "Verás", explica, "es que tampoco llevo la cuenta de los enemigos abatidos. Lo que pasa con los nazis es que son como perros locos o como una serpiente venenosa o, si lo prefieres, como un mosquito. Si les dejas ir, sabes que regresarán. Y, además, pienso sinceramente que les hacemos un favor matándoles. Yo creo en Dios y entiendo que cuanto más tiempo vivan, más pecados cometerán contra la humanidad; más personas torturarán y más asesinarán y, por lo tanto, más tendrán que pagar en su próxima existencia".

Texas, de 62 años, es el único americano residente en el Donbás, una especie de rareza antropológica a la que suelen recurrir de cuando en cuando los medios de comunicación de la órbita del Kremlin para repetir de forma machacona que su lucha tiene por finalidad desnazificar Ucrania o extender la idea, por ejemplo, de que la masacre de Bucha fue montada y escenificada por las tropas del Kiev. "Son todo patrañas", sostiene, asumiendo a pies juntillas la teoría de ciertos medios marginales como Veterans Today o Global Research, una web regentada por el economista canadiense Michel Chossudovsky que, entre otras fantasías, lleva años sosteniendo que los ataques terroristas del 11-S fueron, en realidad, atentados de falsa bandera organizados por el Mossad, el M15 y los llamados zioncons, un lobby sionista de judíos "malísimos" que trata de influir en la política norteamericana en favor de Israel.

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"A ver, primero los rusos dejan Bucha. Al día siguiente llega el alcalde diciendo que habían liberado la ciudad y el tercer día llegan los batallones nacionalistas y comienzan a hablar de cadáveres y de masacres. Existen fotos de satélite que demuestran que todo eso de 'perdí a mi mujer o mi hija' son gilipolleces. La población local apoyaba a los rusos. Es como lo de las bombas químicas arrojadas por Bashar Al Asad contra los civiles sirios. Fueron todo invenciones de los White Helmets".

Pese a los cientos de testimonios de supervivientes y los miles de pruebas reunidas por las autoridades de Kiev, se diría que Texas cree sinceramente que fueron los propios ucranianos quienes asesinaron a los suyos y dispusieron sus cadáveres junto a los de falsos muertos para simular torturas y cacerías humanas. Su fe en el Kremlin es completamente ciega en el más literal de los sentidos. Y aun así uno se pregunta qué hace un americano en el Donetsk. De entrada, Bentley se dice comunista o, para ser más preciso, la clase de comunista que lee Red Voltaire o The Stateman y que cree que Gaddafi era un gran humanista. Viajó al Donbás inicialmente para combatir contra las tropas que respalda su Gobierno. Ahora que ya no empuña un arma, se define como un guerrero de la información.

placeholder Russell Bentley, en el frente, combatiendo con las milicias de la autodesignada República Popular del Donetsk. (Cedida)
Russell Bentley, en el frente, combatiendo con las milicias de la autodesignada República Popular del Donetsk. (Cedida)

Los diarios de su país prefieren referirse a él como el mayor troll de la historia al servicio de Putin, una especie de tierraplanista de las relaciones internacionales. Le tomó varios días decidirse a charlar con nosotros porque, de entrada, recelaba de nuestras intenciones. "Déjame que eche un vistazo a tus trabajos", dijo. Nosotros nos comprometimos a su vez a reflejar fielmente sus palabras, lo que de hecho estamos haciendo. Ambos grabamos la larga conversación que mantuvimos. Se diría que él era el primer interesado, como si de verdad temiera que comprometiéramos su situación en el Donetsk tergiversando sus afirmaciones.

La 'oveja negra' de la familia texana

Su vida es novelesca y no lo ignora. Ni siquiera tiene que adornar todos los accidentes biográficos que le han llevado a convertirse en ciudadano ruso para hinchar su personaje. "Mi existencia entera ha sido una carretera hacia el Dombás", afirma. "Las autoridades de la República Popular del Donetsk me interrogaron a mi llegada durante seis horas. Los de la Inteligencia militar preguntaron un montón de cosas porque querían conocer los motivos que me habían llevado hasta aquí. Parecieron creer lo que les dije porque me aceptaron en el Ejército. Ahora me dedico al periodismo y diría que mi trabajo habla por mí mismo. Estoy convencido de que confían en mí. Aquí me siento más en casa que en ningún otro lugar del mundo".

Russell Bentley creció en Texas. Existe una foto donde se le ve junto a su hermana, vestidos ambos de cowboy, en el rancho de su opulenta familia norteamericana, pero eso solo fue el principio. Después de eso fue ingeniero especializado en demoliciones del Ejército estadounidense en Alemania, fue también un guitarrista fiestero en South Padre y un activista por la legalización de la marihuana en Minnesota y Alaska. Estuvo en busca y captura hasta que un sheriff le echó el guante y terminó en presidio. Llegó incluso a competir por un escaño en el Senado de los Estados Unidos.

Foto: La expedición 66 con dos cosmonautas rusos y el americano Mark Vande Hei. (NASA/Bill Ingalls)

Texas dice de sí mismo que era la nota discordante de su capitalista y hacendada familia. Fue él por su propia cuenta quien comenzó a indagar en los libros de Marx y Ho Chi Minh y quien terminó forjando una simpatía inquebrantable por el Vietcong, Fidel o, más recientemente, Putin. Desde 2014, ostenta en solitario el título de "único gringo de los territorios ocupados". En los foros occidentales como Reddit, detenta también el de traidor y paradigma de "orco", pero es obvio que eso no solo no le inquieta, sino que lo considera halagador y honroso. "¿Tendríamos que creernos que, tal y como dicen los medios de tu país, eres la oveja negra de una opulenta familia texana arquetípica?", le preguntamos. "Sí, es cierto", responde. "Mi familia no es billonaria, pero sí que son bastante ricos. Tenía una relación muy cercana con mi madre y con mi hermano. Ella murió antes de venir aquí y mi hermano, en 2015. Me queda ahora una hermana con la que todavía mantengo cierto contacto. Tengo mucho menos roce con mi padre. Ella es liberal en la onda de Obama y mi padre, un conservador cercano a Bush".

placeholder Texas fue también músico. Se llevaba la guitarra hasta el campo de batalla. (Cedida)
Texas fue también músico. Se llevaba la guitarra hasta el campo de batalla. (Cedida)

"Yo nací en 1960. Es decir, en la época de la guerra del Vietnam, Martin Luther King o los Black Panthers y el movimiento de los derechos civiles. Como vivía en un buen vecindario, asistí a una buena escuela. Una de mis aficiones favoritas de chico era leer libros en la biblioteca. Leía cosas al principio sobre la resistencia vietnamita. Después me interesé por Fidel Castro y el Che Guevara. Me crié en Dallas en la misma época en que Kennedy fue asesinado. En realidad, era un bebé de tres años, pero aun así lo recuerdo. Estaba en el Ejército cuando se invadió Granada. Crecí viendo la masacre de Wako, la destrucción de Yugoslavia o la primera guerra de Irak patrocinada por Bush... Me recuerdo preguntándome acerca de la situación del mundo y descubriendo que quizás había una perspectiva diferente a la del club de campo de Dallas".

"No sé si sabes que durante los atentados del 11-S se vinieron abajo tres edificios", afirma. "No hace falta ser un experto en demolición como yo para saber que fueron ellos quienes lo derribaron utilizando explosivos. Hay muchos vídeos en las redes sobre eso". El tercer edificio que menciona fue el llamado World Center 7 (WTC7). Lo ocurrido alentó toda una pléyade de teorías conspiracionistas que culpaban a la CIA y Bush o a los proisraelíes de derribarlo mediante aceleradores químicos. Un informe publicado en 2008 descartó el uso de explosivos y atribuyó lo acaecido a los daños estructurales provocados por el fuego, pero Russell no lee esa clase de literatura manufacturada ad hoc por los "malditos capitalistas".

Activista por la legalización de la marihuana

Es un patrón en su discurso el entremezclar menciones a sus filias comunistas o citas de Fidel o el Che Guevara con ciertas visiones de la realidad global claramente conspiracionistas, típicas también del fundador de Sunt Bremeni (Esencia del Tiempo, en español), el movimiento político en cuya unidad militar sirvió en el Donetsk. Claro que, en el caso de Texas, sus visiones "alternativas" son muy anteriores a su llegada al Donbás. En su día no desentonaba en el show de Jeff Rense, cuyos escritos y cuyo sitio web son habitualmente considerados pronazis, conspiranoicos y antisemitas.

El propio David Duke, antiguo maestre de los Caballeros del Ku Klux Klan, era un habitual de ese mismo programa de radio. A Texas no le gusta nada que le relacionemos con el supremacista blanco basándonos en el hecho, a su juicio, circunstancial de que ambos hayan sido entrevistados por Jeff Rense. "Es verdad que intervine en una cadena radiofónica que solía tener a Duke como invitado, pero nunca le conocí, ni hablé o coincidí con él en un programa", explica. "Simplemente, lo desprecio, exactamente igual que a todos los racistas y los nazis. Solo un idiota o un gilipollas o ambos dirían que tengo alguna conexión con Duke o creerían que la tuve".

"He concedido muchas entrevistas y no me refiero solo desde que estoy en el Donetsk", prosigue. "En los noventa, yo era uno de los mayores líderes del movimiento para la legalización de la marihuana en los Estados Unidos y solía tener encima a muchos periodistas de los medios generalistas neoliberales. No me gustan los periodistas de los medios mainstream, especialmente, los falsos liberales que intentan emboscarme. Que les jodan. Y sí, estuve cinco años en la cárcel. Me acusaron de posesión de quinientos kilos de hierba. En realidad, no me pillaron con ella pero había soplones que testificaron contra mí. Yo, por el contrario, no delaté a nadie, así que me condenaron a dos años de presidio más que al resto de los implicados que cantaron".

placeholder 'Rockin' Stalin': Bentley, en el centro, de espaldas, junto a un músico local. (Cedida)
'Rockin' Stalin': Bentley, en el centro, de espaldas, junto a un músico local. (Cedida)

Pese a que habla "castellano de la calle", Texas conversa con nosotros en inglés caída ya la noche desde un apartamento situado en Petrovski, una barriada del Donetsk cuyo nombre rinde homenaje a un político soviético del mismo nombre. El tono encendido de sus palabras y su absoluta falta de contención y de sentido de la mesura, no impide que se muestre educado y es cortés, más cordial incluso de lo que uno esperaría de un prorruso devoto que se enfrenta a un periodista de un diario mainstream de Occidente. Nosotros, ciertamente, no pretendemos emboscarle. Sus palabras literales son más que suficiente para perfilar el personaje.

La esposa de Texas es ucraniana y se halla junto a él mientras charlamos. Nos interesamos por la vida al otro lado. "No pasa un día sin que tengamos un herido. Hoy mismo nos han bombardeado", aclara él. "No nos falta comida pero su precio ha subido mucho y eso no es muy popular entre la gente. Lo que no se ha incrementado de un modo alarmante es el precio de los combustibles. En cuanto al agua, tenemos doce horas de suministro cada tres días, y no podemos utilizarla para beber o cocinar. Mi esposa y yo la traemos en coche de un manantial cercano. Hay ciertos puntos en los barrios donde el resto de la gente la suele conseguir por cuatro rublos".

Foto: Yuri Felshtinsky. (Cedida)

"¿Cómo es posible que alguien que se dice comunista venda su alma a un autócrata sanguinario tan cercano al marxismo como Pinochet o Joseph McCarthy?", le espetamos. "No hay contradicción alguna en ello", dice Texas. "He vivido en Moscú y he visto a los payasos de Navalni marchando por las calles sin que la policía les reprima, tal y como sucede en Europa o Estados Unidos cuando protesta alguien. En muchos sentidos, el Gobierno ruso es más tolerante que los de Australia, Estados Unidos o Europa. No estoy diciendo que Putin sea perfecto. Como comunista y como el ciudadano ruso que ahora soy, desearía que hiciera muchas cosas de un modo diferente pero... ¿qué otra alternativa tenemos? Nómbrame un solo líder que tenga la misma habilidad, el mismo peso específico".

No es una petición retórica. Bentley guarda silencio en espera de que nos atrevamos a entregarle un apellido y en vista de que no lo hacemos, vuelve a insistir y rompe a reír. "Simplemente es que no puedes. ¿A quién vas a nombrar? ¿A Macron? ¿A Boris Johnson o a Biden? Así que Putin no es perfecto pero es lo mejor que tenemos para luchar contra el nuevo orden y contra ese uno por ciento que quiere despoblar el mundo y esclavizar al resto".

La URSS 2.0

Su comandante llegó a decir de Texas hace ya algunos años que fue un buen miliciano, un tipo con arrojo y muy comprometido con el resto de sus camaradas de armas. En el Donbás le aman. Uno de esos compañeros con los que luchó manga por hombro era justamente Alexis Castillo, el hispanocolombiano fulminado hace unas semanas en el Donetsk por la artillería ucraniana cuando contaba 34 años de edad.

Ambos era amigos, buenos amigos. Se conocieron en diciembre de 2014 cuando estaban en un campamento militar de Yasynuvata recibiendo adiestramiento junto a otros voluntarios de la brigada Vostok. "Los dos hablábamos español así que era una de las pocas personas con las que podía comunicarme de manera efectiva. Ambos éramos igualmente comunistas e internacionalistas. Alexis venía de España aunque nació en Colombia y yo, de Texas. Después de unas horas de conversación nocturna con una botella de vino clandestina en el comedor de oficiales, me invitó a unirme a la unidad de combate Sunt Bremeni, que entonces era parte de la Brigada Vostok. Servimos juntos en el monasterio y luego en Blesna, en Spartak, y eventualmente, en las fuerzas especiales del Batallón Jan. Pasábamos mucho tiempo juntos en el frente y, a menudo, nos tomábamos el día libre juntos en el Donetsk. Le conocía muy bien".

En efecto, algunos meses después de su llegada a los territorios ocupados, en 2014, Texas comenzó a servir dentro de una modesta unidad perteneciente a Sunt Bremeni. Esencia del Tiempo es un extravagante movimiento político fundado por un antiguo presentador ruso de televisión llamado Sergei Kurginyan. Se denominan a sí mismos comunistas y defienden la reconstrucción de una especie de Unión Soviética mejorada a la que llaman URSS 2.0, pero su ideario es en realidad un extraño cóctel de patriotismo ruso, ideas conspiracionistas y desvaríos místicos influidos por la Nueva Era. Eso sí, todo con una pátina de comunismo pop que no logra ocultar la codicia de su creador. Al igual que el propio Bentley, Kurginyan tampoco disimula su devoción por Putin o sus creencias religiosas. Por supuesto, Dios habla la lengua de Chéjov y sus representantes en la Tierra se hallan encabezados por el patriarca de Moscú y de todas las Rusias.

Foto: Permiso temporal de residencia de Nikita. (Cedida)

Sunt Bremeni cuenta en nuestro país con unos pocos seguidores. Su líder es una agitadora llamada Vera Rodonova, habitual en las concentraciones que se organizaban en Madrid cada 8 de mayo con motivo del Día de la Victoria, un triste remedo de los fastos que suelen celebrar los países de la antigua órbita soviética para conmemorar su victoria sobre los nazis. Tanto el hispanocolombiano Alexis Castillo como varios de los españoles que viajaron en 2014 hasta el Donbás para combatir del lado de los rusos lograron enrolarse en una célula de Esencia del Tiempo en Rostov-on-Don gracias precisamente a la mediación de una agente en España de esa organización. Todos ellos eran adoctrinados teóricamente al tiempo que recibían adiestramiento militar.

Bentley y Castillo coincidieron en las mismas filas durante la llamada Batalla del Aeropuerto, donde perdieron a algunos de los suyos. Fue justamente allí donde el hispanocolombiano abatido por las tropas ucranianas resultó herido por primera vez. "Alexis y yo servíamos juntos en Esencia del Tiempo. Después del Maidán, Sunt Bremeni envió al Donetsk una unidad de élite formada por unos 20 voluntarios. Actualmente, ya no formo parte de ella. Teníamos muy buenos soldados pero nuestro comandante, fallecido el mes pasado, no hacía su trabajo. La unidad entera fue transferida de la Brigada Vostok a Jan. Algunos se quedaron allí y otros como el propio Alexis, se integraron en los Spetnatz, las fuerzas especiales".

Objetivo desnazificación

Russell tenía 54 años cuando por primera vez empuñó un arma en el Donetsk. En las fotos de la época, 2015, parece un hombre diferente, mucho más delgado por el ejercicio y la dieta del frente. Como la mayoría de los internacionalistas, había fantaseado muchas veces con convertirse en uno de esos voluntarios inspirados por los brigadistas de la Guerra Civil española. ¿Pero cómo es posible liberar a un pueblo que no desea ser liberado? O lo que es todavía más incomprensible, ¿cómo puede llamarse nazi a todo un pueblo y justificar de ese modo una agresión? Los mejores resultados electorales obtenidos en la historia reciente por los nacionalistas ucranianos de Svoboda a duras penas superaron el 10% de los sufragios en octubre de 2012, y aun así, el Kremlin no duda en referirse a sus enemigos como banderistas ucronazis, basándose en la presencia poco más que testimonial de unas pocas decenas de radicales, unos cientos quizá, en el Batallón Azov.

"Es cierto que hay ucranianos que no quieren ser liberados. No voy a negarlo", nos concede. "Pero... ¿sabes qué? Lo más importante para la gente del Donetsk y Rusia es la desnazificación y vamos a hacerlo de un modo u otro. Yo no llamó nazis a toda la población. Jamás he dicho eso. La mujer con la que me casé hace cinco años es ucraniana, habla ucraniano, canta canciones tradicionales ucranianas mientras cocina vorsk. Ella es del Donetsk, pero tiene familia en el oeste del país. Esto no es una guerra civil entre rusos y ucranianos. Esto es una guerra de Rusia contra nazis del siglo XXI que matan gente en el Donbás. El movimiento de Bandera estuvo sostenido por la CIA en los tiempos de la Unión Soviética. El problema es que ese 10% que mencionas son más de dos millones de ucranianos. ¿Cuántos millones se necesitan para que eso sea un problema? Quizás no has visto los vídeos de la tortura y el asesinato de civiles y nuestros prisioneros de guerra. Y con esto, no estoy diciendo que los nuestros sean todos santos. Malas cosas suceden en ambos lados de una guerra".

placeholder Bentley se siente cómodo entre hoces, martillos y estrellas rojas. Vive en un apartamento del Donetsk con su esposa ucraniana. (Cedida)
Bentley se siente cómodo entre hoces, martillos y estrellas rojas. Vive en un apartamento del Donetsk con su esposa ucraniana. (Cedida)

Hemos visto las grabaciones que menciona. El famoso vídeo de la crucifixión donde supuestamente un grupo de paramilitares del batallón Azov prenden fuego a uno de sus prisioneros data en realidad de 2015 y su veracidad no ha podido nunca ser verificada. Los mismos prorrusos que repiten machaconamente que un país gobernado por un judío está lleno de nazis son los mismos que se niegan a apreciar la magnitud de la asimetría entre el agresor y el agredido, el invasor y el invadido; el defensor de su tierra y su familia y los sepultureros enviados por Moscú para enterrar en fosas a los civiles asesinados y torturados, según dan de miles de testimonios personales y documentos gráficos a los que Texas no confiere credibilidad.

En 2016, Bentley le aseguró a un periodista ruso que nunca más visitaría su tierra natal si no es a bordo de un tanque T-72. "Si vuelvo Estados Unidos, será en las filas del Ejército ruso y para desnazificarlo", nos dice ahora a nosotros. "Mi Gobierno no ha intentado nunca contactar conmigo, pero eso no significa nada. Si regresara allí, podrían arrestarme en cualquier momento, pero tú no te enteras de qué tienen contra ti hasta que patean tu puerta. Tampoco voy a darles esa oportunidad".

Foto: putin-siloviki-luchas-poder-kremlin-ucraina

Como propagandista, Texas tiene una habilidad innegable para zafarse de cualquier pregunta incómoda y para mostrarse impermeable a cualquier realidad que comprometa sus juicios. Tal y como él lo ve, Gaddafi fue un gran tipo que levantó su país; lo de Bucha son supercherías; Putin es un líder honorable que no intentó jamás acabar con la vida de Navalni ni de decenas de miles más de opositores y el 1% más perverso de la humanidad conspiró del lado de malvados sionistas para atentar contra América y atribuir el ataque de falsa bandera contra las Torres Gemelas a los terroristas islamistas. Lo que ahora da por hecho es que los Estados Unidos se preparan para dejar caer alguna bomba sucia en las proximidades de Chernóbil y culpar a Rusia de ello. “Las armas nucleares tácticas ya están en Ucrania”, escribió hace un mes en su cuenta de Telegram. “Hasta la victoria siempre. No pasarán”.

Pero lo cierto es que sí que pasarán. En realidad, ya han pasado. Acaban de recuperar Jersón y continúan empujando. "Cuando reconquisten el Donetsk, Texas tendrá que huir a Rusia y vivir en la pobreza porque el Kremlin nunca ha retribuido bien a sus colaboradores", sostiene uno de los comentarios en una de sus profecías más recientes.

"Estuve más de 12 meses en el frente en posiciones donde combatíamos duramente día y noche. ¿Que cuántos nazis ucranianos maté? No los suficientes", dice el estadounidense Russell Bentley desde su apartamento del Donetsk. Bentley es más conocido como Texas entre los prorrusos. Su compromiso con las fuerzas ocupantes a sueldo de Moscú es absolutamente inquebrantable. "Verás", explica, "es que tampoco llevo la cuenta de los enemigos abatidos. Lo que pasa con los nazis es que son como perros locos o como una serpiente venenosa o, si lo prefieres, como un mosquito. Si les dejas ir, sabes que regresarán. Y, además, pienso sinceramente que les hacemos un favor matándoles. Yo creo en Dios y entiendo que cuanto más tiempo vivan, más pecados cometerán contra la humanidad; más personas torturarán y más asesinarán y, por lo tanto, más tendrán que pagar en su próxima existencia".

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