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La historia del desertor de Bucha en Madrid: "Me escapé de Rusia escondido en un camión"
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CASI UN MES DE VIAJE

La historia del desertor de Bucha en Madrid: "Me escapé de Rusia escondido en un camión"

La KGB de Putin ya ha visitado a la madre del soldado ruso acogido por España que desertó de la brigada comandada por el matarife uzbeko Azatbek Omurbekov, a la que se atribuye la masacre cometida en Bucha

Foto: Permiso temporal de residencia de Nikita. (Cedida)
Permiso temporal de residencia de Nikita. (Cedida)

"Estoy ahora mismo con la Policía, en el Departamento contra el Genocidio de los Pueblos y los Crímenes de Guerra. Todo va bien. Me han invitado a un café y a almorzar", escribe Nikita Chibrin a las 14.44 horas de ayer, viernes, con la tarjeta SIM que compró al dejar el aeropuerto de Barajas. "¿Es normal que no me hayan devuelto el móvil?", nos pregunta. Ha pasado ya tres noches en nuestro país y aunque los funcionarios españoles le han asegurado que su caso pinta bien y podría reunir los requisitos para solicitar asilo, todavía recela y va dando cuenta de sus pasos entre sus conocidos como si aún temiera que lo devolvieran a Rusia. "¡Claro que tengo miedo! Y además, Moscú podría enviar aquí a uno de sus agentes", asegura.

Es comprensible que se sienta de esa forma. No habían pasado ni seis horas desde que El Confidencial había divulgado su presencia en nuestro país cuando varios agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB), heredero del KGB, se presentaron cargados de preguntas en la casa de su madre, situada en Yakutz, a muchos miles de kilómetros al este de Moscú, en el Extremo Oriente ruso. "Ella está con Putin", nos confiesa. "Sé que la han interrogado pero no he logrado hablar con ella. Me lo ha contado mi mujer y, hasta donde yo sé, todavía no la han tocado. Amenazan con torturarme y con matarme si vuelvo a Rusia. En el mejor de los casos, pasaría entre quince y veinte años en la cárcel".

Foto: Artillería ucraniana en el frente de Jersón. (Reuters/Viacheslav Ratynskyi)

Nikita no exagera la magnitud de la amenaza. Un vídeo divulgado por el canal Grey Zone de Telegram mostraba esta semana cómo ejecutaban al estilo medieval —golpeándole con una almádena, un gran mazo de hierro— a un exrecluso. Yevgeny Nuzhin cumplía una pena por homicidio en una cárcel rusa cuando fue reclutado por la Wagner. Posteriormente desertó al llegar a Ucrania. Todavía nadie entiende cómo o por qué Nuzhin, de 55 años, fue devuelto a Rusia a una muerte segura por el gobierno de Zelenski en un intercambio de prisioneros. El "chef del presidente" y hombre fuerte de los sanguinarios mercenarios rusos, Yevgeny Prigozhin, aseguró a propósito de las imágenes: "Para un perro: la muerte de un perro".

A Nikita le ha tomado casi un mes completar todo el recorrido que le ha llevado a España desde que tomó la decisión de desertar de la infame Brigada Motorizada de Fusileros número 64, a la que se atribuyen buena parte de los crímenes cometidos en la ciudad ucraniana de Bucha. Sabemos que pasó por Georgia pero ni siquiera le preguntamos los detalles de las otra cinco escalas intermedias que ha realizado para hollar el territorio Schengen. Se trata de un recorrido otras veces ensayado por la organización Nuevos Disidentes que preside Vladimir Osehckin.

Vladimir vive en Biarritz (Francia), no muy lejos de San Sebastián. Ahora que Navalny está en presidio, Osechkin es, junto al abogado Mark Feygin, uno de los opositores más odiados por el Kremlin. Hace algunas semanas, un sicario de Putin intentó matarle nuevamente con un rifle de francotirador. Vlad llegó a ver la luz roja de la mira telescópica titilando sobre los tabiques de su casa así que tuvo que arrojarse al suelo. Se sabe que varios de los "ladrones en la ley" —capos de la mafia rusa— a los que Moscú había pagado para asesinarle residen en España. Actualmente, existe una investigación abierta en Francia para desentrañar la trama. Mientras desenredan la madeja de la conspiración, han resonado los nombres de los compadres de algún famoso criminal georgiano que cumplió penas de cárcel en nuestro país por blanqueo de dinero.

placeholder Ficha de inscripción del desertor ruso. (Cedida)
Ficha de inscripción del desertor ruso. (Cedida)

"¿Y por qué España?", le preguntamos a Nikita. "Me gusta su país y el mar está cerca. El español es la segunda lengua más hablada en el mundo, después del inglés", responde y, tras guardar silencio unos segundos, añade: "Además, España era el único país de la Unión Europea al que podía viajar en tránsito". El huido ruso pasó sus dos primeras noches en Barajas. Tras dejar el aeropuerto con un permiso temporal de residencia válido hasta el 18 de mayo del próximo año, se trasladó el jueves a un centro madrileño para refugiados en situaciones especiales. Antes de ayudarle a dejar Rusia, Nuevos Disidentes le obligó a comprometerse a cooperar con la Justicia y testificar ante el Departamento contra el Genocidio de los Pueblos. Mientras escribimos esto, seguía hablando aún con la Policía Nacional.

¿Pero quién es Nikita Chibrin y qué sabe realmente acerca de lo sucedido en Bucha o acerca de los crímenes de guerra cometidos por los rusos? Lo primero que se le dijo al pisar España fue que no se divulgaría su testimonio de manera pública y que, cuanto dijera, sería un secreto de la investigación, de modo que, casi con total certeza, la información que nos ha proporcionado es solo una parte de cuanto trae consigo y está dispuesto a compartir. Para empezar, todas las pesquisas realizadas por Osechkin antes de decidirse a ayudarle a huir de Rusia corroboran que sirvió en la retaguardia. Es decir, jamás disparó ni contra militares ni menos todavía contra civiles ucranianos, lo que no significa que no fuera testigo, directo o indirecto, de los excesos de algunos de sus camaradas de armas de la Brigada Motorizada de Fusileros número 64, más conocida como la 51.460.

Foto: Orlando Figes

Chibrin, nacido en 1995, dice que acabó uniéndose a esa unidad el pasado mes de octubre porque había sido padre de una niña y necesitaba un empleo. Claro que él esperaba servir como informático y ni en sus peores pesadillas podía imaginar que iba a ser enviado a los confines más sórdidos de una guerra fratricida contra el país de sus ancestros. La historia es conocida: "Nos llevaron a Bielorrusia y más tarde a Ucrania con engaños. Nos habían dicho que nos íbamos de maniobras".

El lugar donde nació, Yakutsk, es la capital de la República de Saja, además de la ciudad más fría del planeta. Su temperatura media anual ronda los ocho grados bajo cero. Fue fundada por los cosacos hace cuatrocientos años en torno a una prisión. En las fotos que nos envía se le observa repartiendo propaganda electoral del opositor Navalny entre un puñado de yakutos, que constituyen la mayoría local. Los rusos representan algo menos del 40 por ciento de sus habitantes. Hay también varios miles de descendientes de desplazados ucranianos entre los que se halla él mismo.

placeholder Chibrin, en su localidad de origen, repartiendo propaganda de Navalny. (Cedida)
Chibrin, en su localidad de origen, repartiendo propaganda de Navalny. (Cedida)

A 2.306 kilómetros al sur de Yakutsk, se encuentra la también siberiana ciudad oriental de Jabarovsk, donde se halla el cuartel general de su brigada, además del hogar de Azatbek Omurbekov Asanbekovich, también llamado "carnicero de Bucha" por ser el oficial uzbeko al frente de las tropas a las que se atribuye la masacre de la ciudad del mismo nombre. Putin le premió a su regreso concediéndole el honor de "Héroe de Rusia". Chibrin nos dice que no llegó nunca a hablar con él personalmente. "Al volver a Moscú se supo que había mentido al Kremlin sobre sus supuestas hazañas militares y en algún momento, el FSB llamó a las puertas de su casa", afirma.

En efecto, la brigada que comandaba Omurbekov había sufrido pérdidas devastadoras de hombres y material en las regiones de Kiev, Járkov y el Donetsk y, en abril de este año, en lugar de retirarse tras el ataque ucraniano a los asentamientos de Plants y Velikaya Kamyshevakha, Omurbekov comunicó a su superior que la 51.460 estaba llena de fuerzas y recursos. "Lista para cumplir cualquier tarea. Aquí no hay niñeras", aseguró faltando a la verdad.

Foto: Un soldado ucraniano junto al cuerpo de un civil en Bucha. (EFE/Oleg Petrasyuk)

"Azatbek es un maldito terrorista. No sé quién dio las órdenes de asesinar a los civiles en Bucha porque yo estaba en Lipovka, un pueblo situado unos 35 kilómetros al oeste", afirma Chibrin. "Sé que los rusos mataron a los civiles que transmitían las coordenadas de la ubicación de nuestro ejército a los ucranianos". Nikita sirvió en Ucrania con la Brigada Motorizada de Fusileros desde el 24 de febrero al 16 de junio. Antes de dejar el óblast de Kiev y partir hacia Belgorod (Rusia) y más tarde, hacia el frente de Jarkiv, estuvo en Chernobyl, Borodianka, la citada Lipovka y en Andreevka, un lugar interesante para los investigadores de los crímenes de guerra porque fue allí, precisamente, donde el soldado ruso Daniil Frolkin confesó públicamente la pasada primavera haber asesinado un civil a bocajarro siguiendo órdenes directas de Omurbekov. Los residentes de Andreevka hallaron un móvil con fotografías de asesinatos tras la liberación de ese asentamiento. El teléfono resultó pertenecer al mentado Frolkin, quien se atribuyó la responsabilidad de haber matado a un civil de un disparo en la nuca para tomarle fotos acatando una petición del comandante de brigada Omurbekov, posteriormente ascendido a coronel por Putin.

"Nunca he disparado en Ucrania", asegura Nikita. "En realidad, ni siquiera vi nunca a un soldado ucraniano combatiendo. Lo que sí vi fue a los prisioneros capturados por nuestra brigada. A los cautivos que se rendían sin luchar se les respetaba. Se torturaba a los que se resistían y percibían a los rusos como invasores. Escuché decirle a alguien que habían crucificado a un oficial ucraniano que les deseó la muerte a los soldados rusos. Tampoco tomé parte en los saqueos aunque se robó a conciencia. Ya solo quedaban viejos y entraban en las casas de quienes se habían ido. El saqueo en Lipovka y en Andreevka fue brutal. Se llevaban las joyas, los coches, los electrodomésticos y los adornos... Sin embargo, respetaban los iconos".

Mientras charlamos con Nikita, nos envía una versión acústica con la que acompaña a la guitarra el tema Californication de los Red Hot Chilly Peppers. "Soy músico. Me gusta componer canciones. De hecho, me gustaría seguir haciéndolo aquí, en España. Claro que mi mayor preocupación es traerme aquí a mi esposa y a mi hija". En su perfil alternativo de YouTube hay un icono floral con el símbolo hippy de la paz. "Canto como una mierda, pero en el frente compuse también alguna letra que luego interpreté con mi guitarra", dice. "Cuántas aves de la muerte se precisan para entender que no queremos la guerra. No queda mucha sangre en nosotros para pagar la nueva avalancha", escribió en algún lugar entre Járkov y Bubaevka. Esa no es la clase de himnos militares que oye Omurbekov.

"Mis comandantes sabían que yo no era fiable porque, como tantos otros camaradas de armas, odiaba aquel conflicto y a quienes nos habían enviado allí con engaños". Chibrin era estibador y trabajaba en una unidad de retaguardia, siempre a la sombra de la punta de lanza de la brigada. Le encomendaron las tareas más difíciles y se desgarró la espalda, así que pudo conseguir un certificado UCI, que es una de las pocas razones que le permiten a un soldado abandonar temporalmente el frente. A pesar de ello, su mando directo le prohibió dejar la zona de guerra, así que se subió a un coche y regresó a Rusia por su cuenta burlando los controles militares. En Valuky no logró que lo declararan impedido para combatir así que lo intentó en Moscú. Fue entonces cuando Putin organizó una nueva leva masiva forzosa de reservistas y cuando Nikita decidió también escapar del país. Técnicamente, es todavía un soldado activo, aunque tiene sus dudas de cómo aparece ahora en los registros de la FSB. Muy probablemente, como "desertor" y "traidor a la patria", dos honrosos calificativos para alguien que cree haber sido utilizado como carne de cañón en una guerra injusta.

placeholder Nikita rumbo al centro de acogida de refugiados en Madrid. (Cedida)
Nikita rumbo al centro de acogida de refugiados en Madrid. (Cedida)

"Logré salir de Rusia escondido en la caja de un camión", nos dice, sin entrar en más detalles. "He presenciado cosas en el Ejército que desearía no haber visto jamás. El trato al personal es inhumano. Para un mando, un soldado es una mierda. ¡Joder! No exagero. Aquello es un infierno, una especie de prisión de alta seguridad. Es como los gulag en la época de la Unión Soviética. ¡Que le jodan a Putin!". Cientos de soldados más de su brigada, la mayoría asiáticos, se han negado a combatir. "Sé que el Kremlin ha creado una prisión militar en la región de Lugansk para todos los refusenik", revela. "No son desertores, sino gente que no desea volver a aquel maldito cenagal. Así están las cosas por allí, brat".

La organización de Osechkin es partidaria de ofrecer la identidad todos los disidentes que salen de Rusia una vez que llegan a su destino. Lo hacen para fortalecer sus denuncias, reforzar la veracidad de sus testimonios y presionar en sus solicitudes de asilo. El Confidencial, igual que hicieron otros medios internacionales como The Guardian, decidió aceptar las condiciones en la elaboración de este reportaje.

"Estoy ahora mismo con la Policía, en el Departamento contra el Genocidio de los Pueblos y los Crímenes de Guerra. Todo va bien. Me han invitado a un café y a almorzar", escribe Nikita Chibrin a las 14.44 horas de ayer, viernes, con la tarjeta SIM que compró al dejar el aeropuerto de Barajas. "¿Es normal que no me hayan devuelto el móvil?", nos pregunta. Ha pasado ya tres noches en nuestro país y aunque los funcionarios españoles le han asegurado que su caso pinta bien y podría reunir los requisitos para solicitar asilo, todavía recela y va dando cuenta de sus pasos entre sus conocidos como si aún temiera que lo devolvieran a Rusia. "¡Claro que tengo miedo! Y además, Moscú podría enviar aquí a uno de sus agentes", asegura.

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