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Macron pide evitar la "muerte" de Europa con "poder, prosperidad y humanismo"
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Je reviens vous parler d’Europe

Macron pide evitar la "muerte" de Europa con "poder, prosperidad y humanismo"

El presidente francés hace una llamada a la acción urgente porque “Europa es mortal” en un discurso enmarcado en las elecciones europeas

Foto: El presidente francés Emmanuel Macron pronuncia un discurso sobre Europa. (Reuters / Christophe Petit Tesson)
El presidente francés Emmanuel Macron pronuncia un discurso sobre Europa. (Reuters / Christophe Petit Tesson)

El Emmanuel Macron que apareció en la Sorbona en 2017 para su primer gran discurso sobre Europa como presidente de la República, era la esperanza de los proeuropeos más ambiciosos, un príncipe para una nueva era de la Unión Europea. "He venido a hablarles de Europa. Algunos dirán: ¿Otra vez? Mejor que se vayan acostumbrando". Esas fueron sus primeras palabras de un larguísimo discurso en el que desplegó la promesa de una Unión que debía ser, por encima de todo, "soberana". Casi siete años después, el Elíseo ha utilizado aquella fórmula, convertida ya en un lema para los proeuropeos franceses, para promocionar este segundo discurso: Je reviens vous parler d’Europe (Vuelvo para hablarles de Europa).

El Macron que se ha presentado este jueves para su segundo discurso de la Sorbona sobre Europa tiene poco que ver con aquel. El fervor europeo que despertó se ha ido apagando, se encuentra en un segundo mandato muy debilitado y ante unas elecciones europeas en las que está previsto que el partido de Marine Le Pen, Reagrupación Nacional, pase por encima de su formación centrista y proeuropea. Macron ha comenzado haciendo examen de conciencia, admitiendo que muchas de las cosas propuestas hace siete años no se han logrado, sabiendo que su legado europeo, al que siempre aspiró, se juega en los próximos tres años y que el cambio radical que intentó inyectar al llegar al Elíseo no ha llegado ni llegará.

Como acostumbra el presidente francés, su discurso ha sido vastísimo, largo, casi bíblico. Macron ha recorrido prácticamente todos los puntos del debate europeo actual, intentando abarcar todo, obligando a todos los embajadores y miembros del Gobierno presentes a mantener la atención durante más de una hora. Ha empezado por revisar los últimos siete años y por considerar que ha habido un éxito tangible respecto a aquel primer discurso de la Sorbona: la idea de la soberanía europea ha dejado de ser una idea solamente francesa para ser compartida por muchos en la Unión. Esta vez, y construyendo a partir de esa idea que se ha ido instalando a lo largo de los últimos años sobre la necesidad de que Europa sea soberana, el presidente ha dado una vuelta de tuerca: "Europa es mortal". "Debemos ser lúcidos", ha explicado Macron, "Europa puede morir, y solamente depende de nuestras decisiones. Pero se deben tomar ahora". Europa es mortal y solamente puede sobrevivir si se toman decisiones clave, que solamente se pueden tomar si es soberana.

Foto: Un soldado ruso lanza un disparo de artillería desde el territorio ocupado del sureste ucraniano. (EFE)

Esa idea filosófica que ha sustentado todo el discurso ha sido la tramoya de una intervención en la que Macron ha ido bajando a los detalles técnicos de cada uno de los aspectos que interesan al inquilino del Elíseo, lo que ha hecho que sea un discurso más largo que el de hace siete años, pero al mismo tiempo en el que no han quedado del todo claras las prioridades del mandatario galo. Macron sí ha dejado claro qué tres elementos pueden evitar esa muerte de Europa como ideal, como proyecto político y como espacio de decisión: "Poder, prosperidad y humanismo". "Durante la próxima década hay un riesgo real de ser relegados porque estamos frente a un cambio acelerado y una convulsión", ha explicado.

El líder francés ha insistido en algunas de sus ideas clásicas, como la autonomía estratégica, subrayando que Europa no puede ser un "vasallo" de Estados Unidos y volviendo a oponerse a la idea de un mundo bipolar en el que Europa debe tomar partido, sino defendiendo que la Unión puede ser una potencia equilibradora, pero que para eso debe recuperar el control sobre sus intereses. "Todo lo que es estratégico en nuestro mundo lo hemos delegado: la energía, a Rusia, la seguridad, a Estados Unidos y otros asuntos estratégicos a China. Debemos recuperarlas. Eso es la autonomía estratégica", ha explicado Macron, aunque esta vez ha hecho hincapié que en la cuestión de la defensa quiere promover un "pilar europeo" dentro de la OTAN, y no en competencia con la Alianza Atlántica.

Como de costumbre, ha intentado abarcarlo todo. Ha hablado de política industrial, de intercambios culturales, de bosques y océanos, de regulación bancaria, inmigración, agricultura, de Ucrania, China y Estados Unidos. Muchas de las ideas que ha puesto sobre la mesa, como la necesidad de un mayor gasto conjunto europeo, no serán especialmente bien recibidas por otros socios europeos. Sin embargo, Olaf Scholz, canciller alemán, ha celebrado el discurso de Macron: "Francia y Alemania juntas quieren que Europa siga siendo fuerte. Juntos haremos avanzar a la UE: política y económicamente. Por una UE soberana e innovadora. Vive l’Europe!", ha escrito Scholz, terminando su mensaje en francés. La referencia a la colaboración franco-alemana no es casual. Macron la ha mencionado en repetidas ocasiones en un momento en el que las relaciones entre París y Berlín no pasan por el mejor de sus momentos y en el que las visiones de cada uno de sus Gobiernos divergen en algunos asuntos clave.

Foto: Un militar ucraniano lanza un dron de reconocimiento de alcance medio tipo Vector para sobrevolar posiciones de tropas rusas. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)

Más allá de la defensa, donde Macron ha venido defendiendo que la Unión debe gastar el dinero europeo en la industria local, el presidente francés también ha pedido que se priorice Europa en cinco cuestiones que considera críticas: la inteligencia artificial, la computación cuántica, el espacio, la energía, donde incluye por supuesto la visión gala sobre el papel fundamental que debe jugar la energía nuclear en la transición ecológica, y la agricultura. Respecto a la política industrial y comercial, Macron ha pedido tomar medidas para adaptarse a una nueva realidad. "Las reglas del juego han cambiado. Las dos principales potencias mundiales han decidido no seguir aceptando las reglas del comercio", ha señalado, añadiendo que Europa no puede ser la única que sigue respetando las reglas escritas hace 15 años y que si la UE quiere sobrevivir debe reaccionar rápido tomando "decisiones estratégicas masivas" y asumiendo "cambios de paradigma". Recientemente, Mario Draghi, exprimer ministro italiano y expresidente del Banco Central Europeo (BCE), que está elaborando un informe sobre el futuro de Europa, también ha pedido un cambio “radical” en la Unión.

"Europa es una conversación que no termina nunca", ha explicado el presidente francés a la hora de justificar la longitud de su discurso, que ha llegado prácticamente hasta las dos horas. El discurso de la Sorbona de 2017 se convirtió en una intervención clave, que ancló la idea de la "soberanía europea". No todo lo que allí abordó Macron se ha cumplido, pero el presidente galo, con un discurso crudo, apocalíptico y pesimista respecto al futuro de Europa si no se actúa, ha buscado hacer despertar a sus socios. El Elíseo cree que siete años después Europa es consciente de que existe algo llamado "soberanía europea", algo que más allá de la soberanía nacional, una capa superior, y que es la única de preservar la visión de futuro para el continente y, por lo tanto, para sus naciones, como ha señalado el presidente francés al subrayar que "el futuro de Europa es el futuro de Francia, es indisociable". Ahora, Macron busca que una vez que la Unión ha descubierto que existe la soberanía europea se decida a utilizarla para salvarse. "Viva Europa, viva la república, viva Francia", ha terminado el presidente.

El Emmanuel Macron que apareció en la Sorbona en 2017 para su primer gran discurso sobre Europa como presidente de la República, era la esperanza de los proeuropeos más ambiciosos, un príncipe para una nueva era de la Unión Europea. "He venido a hablarles de Europa. Algunos dirán: ¿Otra vez? Mejor que se vayan acostumbrando". Esas fueron sus primeras palabras de un larguísimo discurso en el que desplegó la promesa de una Unión que debía ser, por encima de todo, "soberana". Casi siete años después, el Elíseo ha utilizado aquella fórmula, convertida ya en un lema para los proeuropeos franceses, para promocionar este segundo discurso: Je reviens vous parler d’Europe (Vuelvo para hablarles de Europa).

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