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Christian Lindner: el ministro alemán que está ahogando a Scholz para salvarse a sí mismo
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Christian Lindner: el ministro alemán que está ahogando a Scholz para salvarse a sí mismo

El partido de los liberales alemanes (FDP) atraviesa una crisis política que podría costarle su futuro en el Bundestag. Su líder, el ministro Christian Lindner, quiere salvar a los suyos con ideas que le enfrentan al canciller Scholz

Foto: El líder del FDP, Christian Lindner. (Reuters/Liesa Johannsen)
El líder del FDP, Christian Lindner. (Reuters/Liesa Johannsen)

"Mejor no gobernar que gobernar mal". La frase era acuñada por Christian Lindner, actual ministro de Hacienda de Alemania y líder del partido liberal (FDP), cuando negociaba con Angela Merkel y los Verdes para formar una coalición gubernamental en 2017. En aquel entonces, Lindner echó por tierra las negociaciones porque no veía viable compartir el control del Ejecutivo con conservadores y ecologistas a las órdenes de Merkel. Siete años después, al político le persigue aquella cita.

La culpa la tiene la coalición en la que metió a su formación junto al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) de Scholz y Los Verdes. Esta alianza, en sus poco más de dos años de existencia, se ha ganado a pulso ser el Gobierno más impopular que recuerdan los alemanes. Apenas un 19% de la población alemana dice estar "contenta" con el Ejecutivo de Scholz, según las encuestas que hace el instituto demoscópico Infratest Dimap para la televisión pública ARD. En dicho sondeo, apenas un 2% afirma estar "muy satisfecho". La gran mayoría afirma estar "para nada contenta" (41%) o "más bien insatisfecha" (37%).

En vista de esos resultados, que no son para nada nuevos, a finales de año pasado hubo una consulta a la militancia del FDP en la que se preguntó si el partido debía seguir en la coalición que lidera Scholz. Christian Lindner, cuyo liderazgo en el partido está cada día que pasa más cuestionado, salvó su cargo de ministro de Hacienda porque apenas el 52% de los consultados eligió mantener al FDP en el Ejecutivo. Pero ese 48% restante de los votantes es un recuerdo constante de que aún debería tener vigencia aquello de "mejor no gobernar que gobernar mal".

En realidad, "el FDP está en la zona de la muerte de las encuestas, está en una situación especialmente dramática porque los sondeos le atribuyen incluso valores que están por debajo del 5% que hay que superar para lograr representación parlamentaria", dice a El Confidencial Thomas Petersen, analista del Instituto para la Demoscopia Allensbach (IfD, por sus siglas alemanas), uno de los grandes centros dedicados al estudio de la opinión pública germana. Y en esta situación tan peligrosa, Lindner está haciendo todo lo posible para salvar a su partido y a su propia figura. Incluso si ello implica poner la zancadilla al canciller Olaf Scholz.

Foto: El primer ministro bávaro, Markus Soeder. (EFE)

División entre "clásicos" y "contemporáneos"

En el mensual conservador Cicero, una publicación dedicada a la "cultura política", también apelan a la división ideológica que fractura al partido. De acuerdo con las explicaciones de esta revista, por un lado, están los "liberales clásicos" y por otro los "liberales contemporáneos". Aquí el choque estaría en la defensa que hacen unos de posiciones liberales tradicionales y otros, más cercanos a ideas que defienden ecologistas y socialdemócratas a cuenta de, por ejemplo, las políticas identitarias.

No en vano, un liberal, el ministro de Justicia Marco Buschmann, ha sacado adelante una llamada 'Ley de autodeterminación' —el equivalente a la 'Ley Trans' española— junto a la política ecologista Lisa Paus, ministra de Familia de Scholz. En Cicero dicen de Paus que ha convertido ese negociado del Ejecutivo en el "Ministerio woke".

Así, el FDP está lastrado por las divisiones internas, el notorio abandono de los electores y un líder tan cuestionado como la permanencia liberal en el Ejecutivo. En este contexto, el FDP celebra este sábado un congreso para cuyo ambiente los responsables del partido liberal han preparado un documento con doce puntos. Son ideas, según se lee en dicho texto, "acelerar el cambio económico".

Parten de la base en el FDP que Alemania necesita "un cambio económico", algo a lograr reduciendo cargas impositivas y la burocracia, mejorando incentivos al trabajo, congelando el gasto social y reforzando el gasto en seguridad y defensa. En el texto se plantea, concretamente, acabar con el impuesto "recargo de solidaridad" —que sirve para homogeneizar el país tras la Reunificación—, establecer una moratoria de unos años para no comprometer al Estado a realizar más gasto social, establecer beneficios fiscales para las horas extras trabajadas o dar por terminada la posibilidad de poder jubilarse con 63 años, entre otras cosas.

Enfrentamiento abierto

El documento del FDP se ha leído como "un ataque" a la coalición gubernamental que dirige Scholz, según titulaba la edición dominical del diario Bild, el más leído de Alemania. Desde el SPD se ha llegado a decir que las ideas que maneja ahora el FDP no tienen sentido.

"Si el FDP piensa que la economía va a ir mejor cuanto peor les vaya a los trabajadores, los sanitarios, los padres y madres solteros, se está equivocando gravemente, ha dicho al diario Bild Lars Klingbeil, copresidente del SPD y hombre de confianza de Scholz entre los socialdemócratas alemanes. Por cruces de declaraciones así, a FDP y SPD los veía esta semana librando un "duelo" el diario económico Handelsblatt.

En buena medida, es un duelo que socialdemócratas y liberales están echándose por una mera cuestión de supervivencia. "SPD y FDP son los partidos que más cara están pagando la factura de estar en el poder", dice Matuschek, analista y responsable de Forsa. Socialdemócratas y liberales son los que más apoyo electoral han perdido desde 2021.

Foto: Emmanuel Macron, en la cumbre del 26 de febrero. (EFE/Gonzalo Fuentes)

"Aunque para Los Verdes la situación no sea tan dramática, los tres partidos del poder se han debilitado. Pero para el FDP siempre va a ser más peligroso perder un 5% del electorado que en el caso del SPD", recuerda Petersen desde el IfD. Alude a que Los Verdes, pese a todo, se mantienen actualmente por encima del 10% en las encuestas de intención de voto, quedando no muy lejos de su resultado de 2021 (14,7%). Al SPD, sin embargo, las encuestas le atribuyen del orden del 16% de los votos.

Con algo de mala suerte, en las próximas elecciones europeas de junio, el partido de Scholz podría empeorar el catastrófico resultado de la anterior cita con las urnas para configurar la Eurocámara. En ellas, los socialdemócratas se quedaron en un 15,8%, por detrás de Los Verdes (20,5%) y la CDU (28,9%).

Sin embargo, pese a su debilidad, el SPD aún cuenta con uno de los suyos como canciller. El FDP de Lindner tiene las de perder si va al enfrentamiento directo con los socialdemócratas por cuestiones de política económica. Scholz sigue siendo el jefe del Gobierno alemán. En el Ejecutivo, él tiene la última palabra, mal que le pese a los liberales.

Volver al desierto

En 2013, después de cuatro años gobernando con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel, el FDP cayó por debajo de ese 5%. No logró representación en el Bundestag y pasó de integrar el Gobierno Federal y disponer de un nutrido grupo parlamentario en Berlín a tener a sus dirigentes en una larga travesía del desierto. Perder la representación parlamentaria fue una grave crisis para el partido. En menos de año y medio, algo así podría ocurrir de nuevo.

De hecho, la crónica política alemana lleva ya tiempo viendo al partido en "crisis". Petersen llega a describir la situación del partido como "peligrosa" políticamente. Desde el instituto de estudios sociológicos Forsa, su director, Peter Matuschek, plantea a este periódico que "el FDP ha perdido dos tercios del que fue su electorado en 2021". En las elecciones generales de ese año, el partido de Lindner se hizo con un 11,4% de los votos. Ahora los sondeos de intención de voto le atribuyen un 5% raspado.

Foto: Policía en Berlín. (REUTERS / Annegret Hilse)

En las últimas citas con las urnas, los liberales han sufrido, básicamente, una decepción detrás de otra. El FDP solo ha conseguido mejorar su cosecha de votos en una de las ocho elecciones regionales que se han celebrado en Alemania desde la formación de la coalición de Scholz a finales 2021. Ocurrió en el Sarre, donde el FDP, pese a mejorar en un 1,5% su registro respecto a los comicios en ese Land del suroeste germano, no logró representación parlamentaria. Sí consiguió superar el 5% en cuatro de esas ocho citas con las urnas, pero en todas esas elecciones el FDP se dejó votos respecto a los comicios anteriores.

El FDP está sufriendo una sangría de votos que Petersen, desde el IfD, explica con estas palabras: "los liberales tienen dos hipotecas". La primera es que "al FDP le votó en las elecciones de 2021 gente que no querían votar a la CDU, gente conservadora desencantada que no era radical tampoco y que acabó apoyando al FDP; son gente que ya no está en la órbita del FDP porque la unión de SPD, FDP y Los Verdes eran lo último que quería", explica Petersen. La otra hipoteca que lastra a Lindner y compañía de la que habla este experto es "la impopularidad del Ejecutivo".

"Mejor no gobernar que gobernar mal". La frase era acuñada por Christian Lindner, actual ministro de Hacienda de Alemania y líder del partido liberal (FDP), cuando negociaba con Angela Merkel y los Verdes para formar una coalición gubernamental en 2017. En aquel entonces, Lindner echó por tierra las negociaciones porque no veía viable compartir el control del Ejecutivo con conservadores y ecologistas a las órdenes de Merkel. Siete años después, al político le persigue aquella cita.

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