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Ya nadie le pinta bigotes

Cómo España pasó de odiar a Angela Merkel a llorar su despedida

Durante los peores años de la crisis económica, solo uno de cada tres españoles tenía confianza en la canciller alemana. Hoy, un 86% muestra su respaldo a la líder que pronto abandonará el poder

Foto: La canciller alemana, Angela Merkel, junto al entonces presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en un congreso del PPE en Madrid. (Getty)
La canciller alemana, Angela Merkel, junto al entonces presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en un congreso del PPE en Madrid. (Getty)

En el pasillo de la tercera planta del imponente edificio situado en el 21 de la calle Zurbarán, esquina con Fortuny (en Madrid capital), un grupo de jóvenes se apelotona frente a una alargada mesa llena de libros. Tras ella, un hombre que fácilmente triplicará en edad a la mayoría de ellos intenta atender la enorme demanda. Con títulos 'a priori' tan poco sugerentes como 'Menschen A1.1' o 'Sicher! Aktuell B2/1' y un precio más que considerable, podría resultar extraño que todos y cada uno de los allí presentes estén llevándose uno o dos ejemplares. Esto, si no fuera por dos hechos. El primero, que nos encontramos en el Goethe-Institut Madrid, el equivalente alemán al Instituto Cervantes; el segundo, que hoy es el día en que empiezan sus populares cursos para aprender el idioma.

La huella germana en esta localización a escasos pasos del paseo de la Castellana cuenta con más de un siglo de historia. El solar fue comprado en 1908 por el entonces Imperio alemán para albergar el Colegio Alemán de Madrid, como atestigua una inscripción en la primera piedra sobre la que fue levantado, la cual todavía puede verse en el interior de su recinto amurallado. Tras dos breves periodos de expropiación, el primero por el bando republicano durante la Guerra Civil española y el segundo por el Estado franquista tras la capitulación del III Reich, el edificio se acabó convirtiendo en 1970 en la nueva sede del Instituto Alemán de Cultura, que más tarde se transformaría en el Goethe-Institut Madrid.

placeholder Fachada del Goethe-Institut Madrid. (Ayuntamiento de Madrid)
Fachada del Goethe-Institut Madrid. (Ayuntamiento de Madrid)

El edificio mantiene intacta su fachada y su escalera central de principios del siglo XX. El resto fue modernizado en una serie de reformas que concluyeron en 2005, el mismo año en que Angela Merkel se convirtió por primera vez en la canciller federal de Alemania. Hoy, pocos de los alumnos que esperan frente a las puertas de las aulas de su interior pueden recordar esta época, en la que muchos ni siquiera habían cumplido los cinco años de edad. Para la mayoría de ellos, Merkel, simplemente, siempre ha estado allí. Casi todos, con muy pocas excepciones, cuentan con una imagen muy positiva de la mujer que lidera el país cuyo idioma están aprendiendo. “Si estás al frente de un país tanto tiempo, los hechos hablan por sí solos”, comenta Jorge al ser preguntado por la líder alemana. “Me parece una persona muy sólida y que toma muy buenas decisiones”, opina María. “Creo que Alemania es un país que ha avanzado tanto gracias a que ella ha estado allí”, responde Víctor.

En este país, ellos no son la excepción. El respaldo a la canciller, que abandonará el poder este año —y cuyo sucesor será elegido este domingo en unas elecciones enormemente inciertas—, es enorme en España. De hecho, una encuesta realizada por el Pew Research a lo largo de la primavera de este 2021 revela que, entre los 17 países consultados, nuestra población era la tercera que mayor confianza mostraba en Angela Merkel. En total, un 86% de los españoles encuestados consideraba que la líder tomaba las decisiones adecuadas en la arena internacional.

Pero, como cualquiera que estuviera atento durante la crisis económica entre 2008 y 2014 puede atestiguar, esto no siempre fue así. Aunque casi ninguno de los estudiantes en el Goethe-Institut Madrid puede recordarlo, por aquel entonces Angela Merkel era, para la mayoría de los españoles, la mano detrás de la ‘troika’ y, por lo tanto, la responsable de las políticas de austeridad que España se vio forzada a aplicar. “Cuando España batallaba con su respuesta a la crisis económica y la canciller mostraba firmeza con los países afectados por el endeudamiento, sobre todo Grecia, Portugal, Irlanda y la propia España, la imagen pública de Merkel se vio seriamente afectada”, recuerda Wilhelm Hofmeister, director de la oficina en Madrid para España y Portugal de la Fundación Konrad Adenauer.

Foto: La canciller Angela Merkel junto al Papa Francisco. (Reuters)

Cuando la canciller viajó en 2012 a Madrid para reunirse con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el marco de un encuentro entre representantes de las principales empresas alemanas y españolas, fue recibida con una multitudinaria protesta. En la manifestación, emplazada frente a la sede de la Unión Europea y coordinada por varios colectivos del entonces todavía pujante movimiento 15-M, se ondearon pancartas de rechazo y se entonaron cánticos como "Merkel go home". Los fotomontajes con el rostro de la canciller luciendo el emblemático bigote hitleriano se contaban por decenas.

La caída en picado de la opinión pública española sobre la canciller alemana puede verse reflejada en otras encuestas del Pew Research realizadas a lo largo de la última década. Entre 2011 y 2014, los años de mayor impacto de la crisis económica en España, la confianza en Merkel se desplomó, pasando del 64% a un 34%, la cifra más baja de respaldo a la mandataria alemana registrada en el país. Sin embargo, a partir de este punto la imagen de la líder ha experimentado una recuperación constante que, eventualmente, ha elevado a Merkel hasta su actual nivel de popularidad, uno sin precedentes en la historia de España.

La crisis de 2015, un punto de inflexión

De los infiernos de 2014 a los cielos de 2021 hay una serie de hitos que han cambiado la percepción que los españoles tienen de la canciller. Y para los expertos, no existen dudas sobre cuál fue el punto de inflexión. “En 2015, con la crisis migratoria, la imagen de la canciller cambió completamente en España, así como en el resto de Europa y el mundo”, afirma Hofmeister en entrevista con El Confidencial.

El “¡Podemos hacerlo!” con el que Angela Merkel anunciaba la apertura de las puertas de Alemania a cientos de miles de refugiados, la mayoría de los cuales huía de la guerra civil siria, supuso una profunda transformación de su imagen internacional. La fría y estricta adalid de la austeridad financiera se convirtió, de la noche a la mañana, en una cálida figura materna que ejemplificaba la ‘willkommenskultur’ (cultura acogedora) alemana. “Yo trabajaba en aquel entonces en Asia e incluso desde ahí podía ver con claridad cómo la gente quedó impresionada con la decisión de Angela Merkel de mantener abiertas las fronteras, respondiendo con un gesto humanitario a la crisis. Eso cambió definitivamente la imagen no solo de Merkel, sino también de Alemania, en el mundo”, recuerda el director regional de la Fundación Konrad Adenauer.

Foto: Protesta contra el partido ultraderechista AfD en Riesa, Alemania. (EFE)

España, pese a contar con una de las tasas de admisión de refugiados más bajas de la UE —de las 88.762 solicitudes de asilo registradas en España en 2020, solo un 5% fue aceptado, según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado—, cuenta con una opinión pública enormemente favorable al respecto. Otra encuesta del Pew Research Center publicada en 2018 reveló que la población española es la que más apoya la admisión de refugiados de la UE, con un 86% de respaldo a la acogida de aquellos que huyen de la violencia y la guerra. La histórica decisión de Merkel resultó, por lo tanto, especialmente popular en nuestro país.

A su vez, varios estudios han demostrado que el apoyo a la acogida de refugiados es mayor entre la población que se sitúa a la izquierda en el espectro ideológico. Dado que durante la crisis del euro los sectores izquierdistas supusieron la principal fuente de rechazo a las políticas de austeridad que emanaban del Gobierno de Alemania, es probable que la política de asilo iniciada por Merkel ayudara a reparar su imagen precisamente allá donde más dañada se encontraba.

De hecho, a lo largo de los últimos años, la evolución del panorama político español ha hecho que los partidos de izquierda hayan invocado la figura de Merkel como referente positivo en numerosas ocasiones, sobre todo a la hora de criticar los pactos entre el Partido Popular y Vox. “La señora Merkel calificó la alianza de su propio partido con la extrema derecha en Turingia como un mal día para la democracia”, evocó el exlíder de Podemos Pablo Iglesias durante la moción de censura presentada por Vox en octubre de 2020.

En Alemania, el 'cordón sanitario' al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) es absoluto. Muestra de ello es que el traspiés del pacto mencionado por Iglesias en Turingia (el cual duró menos de 24 horas) provocó la caída de la entonces líder de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer. En la izquierda española, muchos desearían que se produjera un veto similar a Vox, por lo que el firme rechazo de Merkel a cualquier forma de colaboración, acuerdo o incluso conversación con la AfD es visto con admiración desde este sector. “Aquellos que en España se sienten representados por el rechazo contundente a cualquier colaboración con la ultraderecha valoran positivamente la posición de la canciller alemana”, resume Hofmeister.

Líder de Europa, no solo de Alemania

Para ser el rostro más visible y la figura más poderosa en la mencionada crisis del euro, que la mayoría de los analistas consideran como el periodo durante el cual la Unión Europea estuvo más cerca de fragmentarse, Merkel es considerada por la mayoría de los españoles como una gran unificadora de la UE.

En eso, no estamos solos. El mantra del Gobierno alemán sobre su papel en la UE durante los 16 años en que Merkel ha estado al frente siempre fue "mantener unida la Unión", un mensaje que parece haber calado entre los Veintisiete. Una encuesta reciente realizada por el European Council on Foreign Relations reveló que los europeos consideran que los ejecutivos liderados por la canciller han sido fuerzas integradoras. La mandataria deja su cargo al frente de Alemania —y, para muchos, de Europa— con amplios niveles de confianza en el liderazgo alemán entre los ciudadanos comunitarios, especialmente en cuestiones de economía, democracia y Estado de derecho.

La percepción de Merkel como líder europea resuena especialmente en España, uno de los países donde la integración en la UE tiene uno de los niveles más altos de valoración —un 84% de los españoles se considera ciudadano de la UE, 10 puntos por encima de la media, según el Eurobarómetro—. “Para España, la UE tiene un valor especial. Y en ese sentido, Angela Merkel es considerada una líder que defendió la Unión Europea durante su gestión y que siempre trabajó para hacerla más fuerte. Su imagen, por lo tanto, va más allá del liderazgo de Alemania”, concluye Hofmeister.

Tras el frenesí de última hora por hacerse con los manuales de alemán, los pasillos del Goethe-Institut Madrid se vacían de golpe al comenzar las clases. El librero, un suizo que se identifica como Werner Herzog, por fin puede tomarse un descanso. Después de un buen rato habiendo escuchado a una retahíla de jóvenes clientes hablar sobre Angela Merkel, se decide a dar su opinión personal sobre la canciller. “A España le ha perjudicado en tiempos de crisis. Pero, en general, ha sido una persona modesta y que ha podido resolver problemas mediante acuerdos y compromisos”, expresa en perfecto español. “Ella ha sido, dentro de la parquedad de buenos políticos en Europa, una luz”, sentencia, mientras mira de reojo a dos alumnos rezagados que, desafiando la tradicional puntualidad germana, no han comprado todavía sus manuales. Vuelta al trabajo.

En el pasillo de la tercera planta del imponente edificio situado en el 21 de la calle Zurbarán, esquina con Fortuny (en Madrid capital), un grupo de jóvenes se apelotona frente a una alargada mesa llena de libros. Tras ella, un hombre que fácilmente triplicará en edad a la mayoría de ellos intenta atender la enorme demanda. Con títulos 'a priori' tan poco sugerentes como 'Menschen A1.1' o 'Sicher! Aktuell B2/1' y un precio más que considerable, podría resultar extraño que todos y cada uno de los allí presentes estén llevándose uno o dos ejemplares. Esto, si no fuera por dos hechos. El primero, que nos encontramos en el Goethe-Institut Madrid, el equivalente alemán al Instituto Cervantes; el segundo, que hoy es el día en que empiezan sus populares cursos para aprender el idioma.

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