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"La guerra de Vladímir Putin no se acaba en Ucrania. No descansará"
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Entrevista con Yuri Felshtinsky

"La guerra de Vladímir Putin no se acaba en Ucrania. No descansará"

Yuri Felshtinsky y Mikhail Stanchev afirman en su libro 'Ucrania, la primera batalla de la Tercera Guerra Mundial' que la invasión es solo la primera fase del proyecto de Putin

Foto: Yuri Felshtinsky. (Cedida)
Yuri Felshtinsky. (Cedida)

El 24 de febrero de 2022, Vladímir Putin desató la Tercera Guerra Mundial. Así de contundente es la tesis del estudio Ucrania, la primera batalla de la Tercera Guerra Mundial, en el que los expertos en Política Soviética, Rusa y Ucraniana Yuri Felshtinsky y Mikhail Stanchev argumentan que la invasión es mucho más que el delirio expansionista de un líder autoritario. "Es la primera fase del proyecto de Putin para desestabilizar el actual equilibrio de potencias, y auspiciar el surgimiento de un eje oriental que dispute la hegemonía estadounidense", afirman en el libro que acaba de publicar la editorial Deusto en español.

En el centro de Madrid, desde la Fundación Rafael del Pino, el experto en el Servicio Secreto ruso Yuri Felshtinsky se reúne con El Confidencial para analizar el verdadero peligro de la amenaza nuclear de Rusia, los avances de Ucrania en la guerra y reivindicar una mayor implicación por parte de Occidente para poner un punto y aparte al conflicto.

Foto: Vehículo armado ucraniano en Siversk. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)

PREGUNTA. Estamos viendo muchos signos de debilitamiento de Rusia en el frente. La dificultad para movilizar a las tropas, la contraofensiva ucraniana... ¿Hasta qué punto está Rusia en una situación complicada?

RESPUESTA. Rusia está debilitada, eso claramente es así. Rusia tenía el plan de hacer una especie de Blitzkrieg en Ucrania, tenía el plan de hacerse con Kiev en una semana o dos y todo el territorio en un mes. La realidad es que, casi después de nueve meses de guerra, Rusia ha perdido su Ejército en Ucrania, probablemente hablemos de unas 150.000 personas y gran parte del equipo militar. Por eso Rusia está comprando drones de Irán o artillería de Corea del Norte. El problema es que los ucranianos están recibiendo ayuda de Occidente con la condición de que esas armas que reciben no disparen dentro del territorio ruso ni de Bielorrusia. Rusia dispara también misiles aéreos y los ucranianos no tienen la posibilidad de hacer eso. Con lo cual, tienen la suficiente fuerza como para contener ese avance, congelarlo, pero no tienen suficiente poder aéreo ni las condiciones necesarias para poder empujar o expulsar a Rusia de las fronteras ucranianas. Y esto va a ser así hasta que Occidente cambie su enfoque político hacia esta guerra. Hasta ahora, han proporcionado armas y esperan que Vladímir Putin acepte la derrota, que muera de un cáncer o que alguien lo asesine. Europa está intentando comprar tiempo.

P. ¿Esta estrategia está funcionando?

R. Esta táctica funciona hasta que deja de funcionar. Y ahí está el problema. Porque funciona siempre y cuando Putin no apriete el botón. No creo que esta guerra dure 10 años, y Putin tiene la idea de reclutar a un segundo Ejército porque el primero lo perdió y está intentando formar uno nuevo. Es importante recordar que Rusia es un país con 140 millones de habitantes. A Putin le da igual cuántos soldados pierden la vida. Mientras tanto, Rusia está destrozando tanto la infraestructura ucraniana como los sistemas eléctricos y son capaces de hacer esto porque los ucranianos no tienen armas para luchar contra los aviones rusos, por ejemplo. Es un círculo vicioso, pero el final del círculo es que, como los ucranianos no se van a rendir y como Putin no es capaz de ganar con armas convencionales, el final de este nivel de la guerra puede ser el uso de armas nucleares.

Foto: Los equipos de rescate evacúan a los supervivientes de un edificio en Kiev después de los ataques de este lunes. (Reuters/Vladyslav Musiienko)

P. ¿La amenaza nuclear es real?

R. Creo que es real, a no ser que Rusia sea derrotada dentro de Ucrania. Entonces sería demasiado tarde para utilizar armas nucleares. Si Putin estuviera en la posición para continuar esta guerra, la manera lógica de continuarla sería utilizar armas nucleares porque ya no quedan otras armas para usar. Es un círculo vicioso, porque Occidente no está ayudando a Ucrania con armas ofensivas porque tiene miedo de provocar esta situación nuclear. Pero, para eliminar el riesgo de la confrontación nuclear, la única manera es derrotar a Rusia dentro de Ucrania y para esto hay que proporcionar a Ucrania esas armas. Es un riesgo porque se podría decir que si Ucrania está utilizando esas armas defensivas, no les quedaría más remedio a Rusia que utilizar armas nucleares. Es una especie de partida de ajedrez.

P. El presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, celebró un referéndum para revocar el estatus del país como libre de armas nucleares. En el libro sostienen que Putin podría desplegar armas nucleares en Bielorrusia, ¿cómo sería este presunto ataque?

R. Putin desplegaría armas nucleares en Bielorrusia con el pretexto de devolver a ese país lo que perdió a manos de Rusia en 1993, cuando Bielorrusia renunció a las armas nucleares. Desde allí atacarían porque la contraofensiva estaría dirigida a Bielorrusia. Sería una especie de chantaje por parte de Putin porque presentaría su ultimátum diciéndole a los líderes mundiales 'estáis viendo que estamos listos para utilizar armas, ahora la decisión es vuestra, u os rendís o escalamos la guerra hacia el siguiente nivel'. También existe la posibilidad de que se disparen armas desde la Federación de Rusia a territorio ucraniano, porque, desgraciadamente para todos nosotros, el liderazgo político de Europa y de Estados Unidos dijo que no van a arremeter de manera nuclear contra Rusia si se utilizan armas nucleares contra Ucrania porque Ucrania no forma parte de la OTAN. Esta declaración fue un error.

"Rusia mandaría armas nucleares a Bielorrusia para atacar desde allí y chantajear a Occidente"

P. ¿Crees que la OTAN se ha involucrado lo suficiente en esta guerra?

R. Desde el primer día de esta guerra he dicho que, si la OTAN escoge involucrarse realmente en esta guerra, se acabaría en dos semanas. Es cierto que está involucrada porque las embarcaciones que llegan a Ucrania provienen de países que son miembros de la OTAN, y, cuando Putin dice que Rusia no es capaz de ganar esta guerra rápidamente porque luchan contra la OTAN, hay algo de verdad. Pero, aun así, hay una diferencia entre una involucración formal, abierta, y la manera en la que esta guerra se está manteniendo. Ahora se está conteniendo en las fronteras de Ucrania y el único país que está luchando es Ucrania. La opción, como sugieren algunos políticos, de permitir a Putin que se quede con el control de Ucrania a cambio de la paz no es viable. Primero, porque Putin quiere mucho más que Ucrania. Segundo, porque hasta ahora hemos tenido un estado europeo principal (Ucrania) que está listo y preparado para luchar contra Putin y frenar esa invasión. Creo que tenemos suerte de tener a este país del tamaño de Francia luchando contra Putin y muriendo por su voluntad. No tengo claro que exista otro país en Europa que tuviera un Ejército lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a Rusia.

P. ¿Crees que la solidaridad con la que ha respondido Occidente para ayudar a Ucrania va a perdurar en el tiempo?

R. La guerra ha pasado por distintas etapas. Primero pensamos que se encontraría una solución rápida al conflicto, ahora está claro que los rusos no van a aceptar la derrota y que no tienen la intención de negociar porque quieren toda Ucrania. Hemos llegado al punto de estar cansados porque llevamos ocho meses con esta guerra, se acerca el invierno, los precios están subiendo, hay elecciones en diferentes países y tenemos que presentar buenas soluciones para la inflación en la que estamos sumidos. Pero el problema es que no tenemos elección. Europa o Estados Unidos pueden frenar ese apoyo a Ucrania por completo y esto llevaría a una guerra sangrienta que podría ser ganada por Rusia. La semana después de que pasara esto, empezaría una nueva guerra en Moldavia, que es mucho más débil que Ucrania y probablemente fuese más fácil hacerse con el control. Y luego Putin presentaría ese ultimátum nuclear o tomaría los estados bálticos. Putin no va a hacerse con el control de Ucrania y a descansar otros ocho años como hizo en 2014. Eso no va a ocurrir.

placeholder Un soldado en el frente de Jersón este 7 de noviembre. (EFE/Hannibal Hanschke)
Un soldado en el frente de Jersón este 7 de noviembre. (EFE/Hannibal Hanschke)

P. Tenemos información muy limitada sobre lo que está pasando dentro de Rusia. Hemos visto las protestas después de que Putin anunciara la movilización y a miles de personas huyendo del país, pero ¿hasta qué punto estas acciones pueden tener un impacto para Putin y para sus políticas?

R. Aquí está el problema: en todos los países típicos, cuando el presidente termina un discurso en el que ordena la movilización de 300.000 personas para librar una guerra no declarada y no provocada contra el vecino, la gente saldría corriendo de sus casas al palacio de gobierno de la capital para exigir la renuncia de este presidente o derribarlo. En Rusia, cuando Putin terminó su discurso, la gente salió corriendo de sus casas y apartamentos para ir al aeropuerto y volar fuera del país, a sus coches para cruzar la frontera… Algunos se fueron a pie. Nadie está pensando en oponerse al régimen y en derribar este Gobierno. Nadie cree en el futuro de Rusia, nadie cree que sea posible un cambio. Bueno, hay algunas personas, como Alexéi Navalni, que fue a la cárcel y continúa luchando por una Rusia mejor. Tiene algo de apoyo, por supuesto. Pero esta oposición, hasta el momento, no es capaz de acumular poder crítico y probablemente nunca lo hará, ya que, para aquellos que se oponen al régimen de una forma u otra, el movimiento obvio es emigrar y no ir a prisión por oponerse al régimen.

Los partidos políticos en Rusia son impotentes y no compiten contra el Kremlin por el poder. Están fuertemente infiltrados por el FSB y existen solo como una fachada. No hay elecciones libres, no hay prensa libre. Esas estructuras que tienen armas en sus manos controladas por la Administración presidencial (es decir, Putin) y el Servicio Federal de Seguridad (FSB). El Ejército también está controlado por el amigo personal y colaborador de Putin, Sergei Shoigu, e infiltrado por la Seguridad del Estado. Además, el Ejército nunca desempeñó ningún papel político en Rusia. Por lo tanto, no debemos esperar una revuelta militar contra Putin. Y el FSB como estructura apoya a Putin, ya que él es parte de esta estructura.

Foto: Imágenes satélite de la presa Nova Kakhovka. (Reuters)
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P. En el hipotético caso de que Vladímir Putin fuera derrotado, ¿crees que eso cambiaría la política del Kremlin y su postura hacia Occidente?

R. Mi opinión es que nada cambiará en Rusia si Putin está fuera del poder por una u otra razón. Por supuesto, si él se va mañana, esto abrirá la ventana a la oportunidad de poner fin a la guerra y restaurar la paz. De hecho, también existe la posibilidad de que sea derribado por fuerzas que piensan que no hace lo suficiente por la victoria de Rusia sobre Ucrania, la UE y la OTAN. Por lo tanto, no contaría con desarrollos positivos dentro de Rusia. Apostaría a la victoria sobre Rusia con manos ucranianas y armas occidentales.

P. Los frentes de Putin van más allá de Ucrania y está intentado desestabilizar a Europa a través del gas, la crisis energética, el riesgo de hambruna... ¿Crees que está consiguiendo su objetivo?

R. Todos estos esfuerzos forman parte de la guerra. Putin utiliza todas las herramientas y opciones posibles para desestabilizar a Europa. Está utilizando el grano para provocar una hambruna artificial, para a su vez provocar migraciones incontrolables desde África y algunos países árabes hacia Europa para desestabilizar la situación, apoyando también algunos movimientos de derechas que quieren salir de la UE. Tiene dos objetivos estratégicos: uno es disolver la OTAN y el otro es destruir la UE. También está utilizando el gas como arma en la guerra, pero la ironía es que, para responder a todas estas crisis, hay que ganar la guerra en Ucrania.

La única forma de parar la crisis de refugiados en Ucrania es parar la guerra en Ucrania. La única manera de lidiar con la hambruna artificial es frenar la guerra. Y la única manera de frenar la crisis energética cuando Rusia lo está utilizando como chantaje en países como Alemania es frenar la guerra. Porque, si entregáramos Ucrania a Putin, generaríamos un flujo mayor de refugiados que querrían asilo político, y controlaría la exportación del grano ucraniano. Además, Putin seguiría utilizando el poder del gas ruso como lo ha hecho hasta ahora. La única manera de afrontar estas crisis sigue siendo derrotar a Rusia dentro de las fronteras de Ucrania.

El 24 de febrero de 2022, Vladímir Putin desató la Tercera Guerra Mundial. Así de contundente es la tesis del estudio Ucrania, la primera batalla de la Tercera Guerra Mundial, en el que los expertos en Política Soviética, Rusa y Ucraniana Yuri Felshtinsky y Mikhail Stanchev argumentan que la invasión es mucho más que el delirio expansionista de un líder autoritario. "Es la primera fase del proyecto de Putin para desestabilizar el actual equilibrio de potencias, y auspiciar el surgimiento de un eje oriental que dispute la hegemonía estadounidense", afirman en el libro que acaba de publicar la editorial Deusto en español.

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