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Susana Díaz, un AVE de tres años hasta llegar a Madrid
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Susana Díaz, un AVE de tres años hasta llegar a Madrid

Estos son diez momentos políticos clave de su última etapa política para entender quién llega a la capital con la aspiración de ponerse al frente del partido "sin complejos, útil y ganador"

Foto: Ilustración: Raúl Arias.
Ilustración: Raúl Arias.

Ya no la llamarán Díez en Madrid. ¿O sí? Susana Díaz Pacheco (Sevilla, 1974) con todas sus letras llega este domingo a Madrid para disputar la secretaría general del PSOE tres años después de que pasara su primer tren destino Ferraz. La primera mujer que ocupó la presidencia de la Junta de Andalucía aspira a convertirse ahora en la primera en liderar su partido y llegar al Gobierno de España.

Foto: Susana Díaz, al lado de su número dos, Juan Cornejo, rodeados de periodistas este viernes en la sede del PSOE-A, en Sevilla. (EFE)

Un reto para una mujer que viene de "casta de fontaneros", su padre tenía este oficio, la mayor de cuatro hermanas, criada en el barrio del Tardón, en Triana, donde sigue viviendo junto a su marido y que fue madre hace dos años. Su vida es la política. Tardó diez años en terminar la carrera de Derecho y desde los 17 —se afilió en 1997—, militó en las Juventudes Socialistas. Muy joven recaló en el Ayuntamiento de Sevilla (1999), fue diputada en el Congreso (2004-2008), en el Parlamento andaluz después y miembro del Senado (2011-2012). En el ámbito privado fue vendedora de Avon, una marca cosmética, y profesora particular.

Estos son diez momentos políticos clave de su última etapa política para entender quién llega hoy a Madrid con la aspiración de ponerse al frente de un PSOE "sin complejos, útil, ganador" y que tendrá que librar la batalla contra Pedro Sánchez que nunca quiso.

'La Kalheesi de Triana', como la parodia un magnífico vídeo del humorista Joaquín Reyes, desembarca. Los últimos, avisan, serán los primeros.

4 de julio 2013

"Vengo a pedir el aval porque quiero ser candidata a la presidencia de la Junta, quiero prestigiar la política."

Un mes antes, José Antonio Griñán abrió su sucesión en el Parlamento: "Sólo nuevos pilotos nos llevarán a nuevos horizontes". Dudó entre el actual portavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez, y ella, que se impuso en la carrera sucesoria. Ya se había incorporado al Consejo de Gobierno como la consejera de la Presidencia que más poder había acumulado un vicepresidente andaluz. Durante esos meses pulió su perfil institucional y se cultivó siguiendo los consejos de su 'padre' político, que le aconsejaba lecturas y películas de cine. "Es una esponja", decía su mentor. Empezó a dar clases particulares de inglés y cambió de look.

Anunció en Twitter, una red que sigue pero de la que desconfía mucho, su candidatura a las primarias del PSOE para ser candidata de la Junta confesando "emoción y responsabilidad". Se presentó en Antequera, en julio de 2013, y descabalgó a su rivales en esta contienda, José Antonio Rodríguez Salas, alcalde de Jun, y el entonces consejero Luis Planas. Ninguno llegó a reunir los apoyos suficientes mientras que ella inundó de avales (22.680) la sede del PSOE andaluz.

7 de septiembre de 2013

"Voy a gobernar con las ventanas abiertas a la calle y con humildad".

"A mis padres, que me lo han dado todo, a mis hermanas y a mi marido, sin su comprensión y apoyo hoy no estaría aquí". Así brindó su toma de posesión en el Parlamento andaluz en una cita que rompió los moldes clásicos y reunió a buena parte de sus amigos y vecinos del barrio de Triana junto a personalidades políticas como José Luis Rodríguez Zapatero o Alfredo Pérez Rubalcaba, todos los expresidentes de la Junta de Andalucía ("Pepe, Manolo, Pepe y Rafael", los enumeró ella) y el ministro Cristóbal Montoro. "Todas somos presidentas", se pusieron en las solapas las socialistas en unas pegatinas ideadas por la histórica Amparo Rubiales.

A ella no le gustó que las crónicas la retrataran como la presidenta del pueblo. Desde entonces convive con esa imagen populista, que ella explota

"Este es el cambio", comentó Griñán a un grupo de amigos, "hasta ahora todos los presidentes hemos sido de clase media ilustrada, ella es del pueblo". Fue un acto muy bullicioso donde hubo gritos espontáneos: "Vamos las mujeres valientes", "guapa" o "presidenta". A ella no le gustó que las crónicas la retrataran como la presidenta del pueblo. Desde entonces convive con esa imagen populista, que ella misma explota y alimenta, y después recrimina a los medios de comunicación. Cuando recibe críticas los suyos dicen siempre que es por machismo o clasismo, por ser mujer y por ser andaluza de cuna obrera.

22 de noviembre de 2013

"He venido a llevar este barco de dónde nunca debió salir".

La 'alpinista' Susana Díaz completó su primera gran meta en su escalada política al hacerse con la secretaría general del PSOE andaluz. Esa fue su primera gran montaña. Logró una mayoría casi a la búlgara, 98,63% de los votos, y superó ese 30% de críticos que se habían opuesto a Griñán en el anterior congreso regional. Ahí ya declaró su afán por la unidad o por "coser" el partido.

[Leer: "Susana Díaz arrasa, pero se queda por detrás del respaldo a Griñán en 2010"]

Nadie cuenta que fue ella, como secretaria de Organización del PSOE-A, la misma que había propiciado la fractura contra su antecesor. Se hizo con el apoyo del partido en Jaén y cerró heridas. La organización andaluza volvía a ser un partido monolítico a favor de su secretaria general como fue en los buenos tiempos de Manuel Chaves. "No hay emoción, sí expectación", pronosticó Zapatero en aquel cónclave. Su carrera nacional empezaba a despegar.

10 de junio de 2014

"Como mejor ayudo en estos momentos al PSOE es haciendo las cosas bien en Andalucía. Si (el tren) tiene que pasar otra vez pasará y si no, no. No pasa absolutamente nada".


"Me quedo". Tras semanas de dudas y de escuchar opiniones opuestas, la presidenta de la Junta despejó su futuro. No se iba a presentar a la secretaría general del PSOE tras la marcha de Alfredo Pérez Rubalcaba. Ella le había pedido un paso atrás tras los malos resultados electorales y el exlíder socialista le pidió tiempo para no entorpecer la abdicación del Rey. Las relaciones con Rubalcaba, hoy uno de los apoyos clave de Díaz, eran muy tensas. "Que se preparare el rector", bromearon en Sevilla cuando Rubalcaba anunció su retirada y la vuelta a las aulas. Le acusaron de haber maniobrado e intrigado antes de marcharse para no perder el control de 'la Torre', como llamaban a Ferraz, 70.

Se lo hubiera pensado si el partido le hubiese garantizado un congreso de "entronización", quería llegar bajo palio, pero Eduardo Madina, quien hoy la presentará y jugará un papel importante en su campaña, le cambió los planes y pidió primarias. La política lo aguanta todo. Ahora parece mentira lo que dijeron los de Susana Díaz cuando en aquella época Madina propuso un 'shock de modernidad'.

Ella manifestó públicamente que aquella petición de primarias le parecía "una decisión magnífica". En privado, los socialistas andaluces arremetieron contra una reunión de Rubacalba y Elena Valenciano con Madina durante tres horas inmediatamente después de convocarse el congreso donde denunciaron que habían pactado "cambiar las reglas de juego".

El sentimiento 'antimadinista' prendió en la militancia andaluza aunque Susana Díaz se proclamó "neutral". No quería repetir el error de tomar partido por un candidato perdedor, como le ocurrió con Carme Chacón frente a Rubalcaba en 2012 en una batalla que dejó al partido hecho trizas. Pero un desconocido Pedro Sánchez, que no emocionaba a nadie, comenzó a ganar el congreso el mismo día que Díaz decidió que no se presentaba y puso al PSOE andaluz a su favor. En aquellos tiempos la presidenta andaluza comenzó a lucir para los grandes actos un bonito coral leonado al cuello regalo de Felipe González, con quien había buscado un acercamiento. Dijo que su despacho se había llenado de cartas de gente pidiéndole que no se fuera y que "arregle primero esto", contó. Ahora ya debe de tenerlo todo arreglado porque las cartas no han llegado.

3 de octubre de 2013

"No fue un acierto afirmar que se aceptaría cualquier texto de Estatuto de Autonomía que saliera del Parlamento catalán".

Lo dijo Susana Díaz en un desayuno en el Ritz en el que deslumbró a la capital por su frescura y su liderazgo político. La competición con Pedro Sánchez ya había empezado aunque ella en esta etapa estuvo alejada de las cuestiones internas y dedicada a pulir su perfil político. Aun así, Díaz comenzaba a desmarcarse del secretario general, en público con cautela, en privado con muchos menos remilgos. Entonces los opinadores más influyentes comenzaban a retratarla como "la esperanza blanca" del PSOE, destacando su inteligencia natural y emocional, su inteligencia política y su agotadora capacidad de trabajo. Meses antes, cuando Griñán la designó sucesora había sido cuestionada por su falta de preparación para ser presidenta y la retrataron como demasiado vulgar.

Foto: La secretaria general del PSOE-A y presidenta de la Junta, Susana Díaz. (EFE) Opinión

El cambio en su imagen pública fue radical en poco tiempo. En Madrid deslumbró. Mantenía una agenda 'invisible' que le llevó a visitar la capital durante meses al menos una vez a la semana donde se reunía con directores y responsables de medios de comunicación, periodistas influyentes y los máximos representantes del mundo económico. Conquistó a César Alierta (Telefónica), los Botín o Isidro Fainé y puso en marcha la firma de convenios como presidenta de la Junta de Andalucía con los grandes del Ibex 35. Se reunió con Artur Mas, entonces presidente de la Generalitat, y con Mariano Rajoy en varias ocasiones. También cuidó su agenda en Bruselas.

Diciembre de 2014

"Imaginen que en una pareja de novios o recién casados, uno le dice al otro: ‘Dentro de seis meses vamos a analizar nuestro posible divorcio’. ¿Cómo se quedaría el otro?"

Adiós al pacto con Izquierda Unida que había salvado al PSOE en 2012, cuando el PP ganó las elecciones andaluzas por primera vez en la historia. Susana Díaz no estaba cómoda con sus socios de Gobierno y culpó a Alberto Garzón, líder de IU, de haberse arrojado en los brazos de Podemos. Su olfato político no le traicionó. Fue la primera en inaugurar un ciclo electoral muy intenso en España y se adelantó a sus adversarios políticos. La formación de Pablo Iglesias no tenía ni candidato en Andalucía.

Hizo una intensa campaña electoral, donde se situó a igual distancia del PP y de Podemos, embarazada de cuatro meses. Pedro Sánchez vino a ayudarla y a ella le molestó profundamente. Para el PSOE ganar en Andalucía podía marcar un punto de inflexión para el resto de elecciones, municipales y generales, que venían por delante. "Susana, tú en San Telmo y yo en La Moncloa", dijo Sánchez en Vícar (Almería). Los periodistas que cubrían la campaña electoral de la andaluza pudieron comprobar de primera mano lo mal que le sentó aquella afirmación.

22 de marzo 2014

"El PSOE ha vuelto a ganar unas elecciones en Andalucía. Voy a gobernar en solitario, tengo ahora la estabilidad que no tenía antes".

Susana Díaz ganó las elecciones. Cosechó el peor resultado del PSOE andaluz en su historia pero dejó muy atrás al PP, 14 escaños por debajo, y a Podemos, con 32 escaños de ventaja. Un resultado que ningún otro líder socialista ha logrado igualar en España hasta el momento. Le costó formar gobierno. Fueron 80 días infernales en los que llegó a amagar con nuevas elecciones.

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y la líder del partido en Andalucía, Teresa Rodríguez. (EFE)

Negoció directamente con Pablo Iglesias y Albert Rivera y fue Ciudadanos el partido que se avino a firmar un acuerdo de investidura y que le permitió ser investida presidenta de Andalucía por segunda vez. Con Podemos todos los puentes saltaron por los aires. A Susana Díaz le quedó muy claro que no iba a poder contar con este partido. Desde entonces intensificó su perfil de azote del partido de Iglesias. El 'odio' es mutuo.

Noviembre de 2014

"Cualquier socialista que resulte imputado por el Tribunal Supremo (TS) o por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) va a tener que dejar el escaño en la cámara en la que esté".


Llegó el momento político de 'matar al padre' y Susana Díaz lo hizo sin problemas. Su pacto con Ciudadanos reclamaba las cabezas de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Ellos se 'entregaron' para evitar problemas. El listón del PSOE pedía dimisiones en el momento de la apertura de juicio oral pero Díaz adelantó el calendario. El caso ERE se convirtió desde el primer momento en una amenaza y ella tuvo claro que tenía que reforzar el cordón sanitario frente a la corrupción. En el acto de la toma de posesión de su primer Gobierno la juez Mercedes Alaya se coló con un auto que imputaba a la cúpula del Ejecutivo de su antecesor y señalaba a los expresidentes. A Díaz nunca le ha temblado el pulso con este asunto. Griñán se lo perdona siempre todo y Chaves mantiene una relación cordial. Ambos, ahora ex militantes y pendientes de sentarse en el banquillo, la apoyan para que sea secretaria general del PSOE. Quien crea que Chaves está con Patxi López yerra pese a que ambos mantienen una relación estrecha, casi familiar. "Chaves es ante todo un 'patriota' del PSOE", dejan claro quienes lo conocen.

Diciembre de 2015

"El 20-D el PSOE no hizo historia sino el peor resultado de su historia. Tenemos que hacer autocrítica"

Con las generales de diciembre de 2015, Susana Díaz celebró su tercera victoria electoral, se sumaba europeas, autonómicas y generales en Andalucía. Venció al PP en su comunidad mientras Pedro Sánchez se despeñaba y el PSOE andaluz lo hizo saber. Díaz dejó claro desde el primer momento que no iba a aprobar un Gobierno de coalición con Podemos con los 90 diputados socialistas. A Pedro Sánchez ya lo habían atado en corto, le habían fijado una hoja de ruta que recogía el no al PP y no a Podemos y que casi abocaba a unas segundas elecciones. Cualquier decisión sobre pactos, advirtieron desde San Vicente, corresponderá al comité federal del PSOE. Quedaba claro dónde iba a librarse la gran batalla socialista. Pedro Sánchez se aisló y si ya consultaba poco con los barones de su partido evidenció que no confiaba en nadie. El malestar fue creciendo por minutos. El pulso por el liderazgo del PSOE comenzó a vivirse al límite. Las eleciones generales de junio de 2016 las perdió el PSOE en Andalucía y las ganó el PP. Las alarmas se dispararon.

Mayo de 2016

"Me he casado con un tieso, pues sí"

El pacto con Ciudadanos permitió a Susana Díaz gobernar sin sobresaltos en Andalucía y aprobar dos presupuestos. Su balance en el Gobierno ofrece clarosocuros. Ella niega ser autora de la frase de que "con la gestión no se ganan elecciones" pero, de momento, sus puntos fuertes están más en lo orgánico y lo político que en la gestión del día a día del Gobierno de Andalucía. Acudió al Parlamento indignada para dar todas las explicaciones que le pidieran sobre el presunto fraude de los cursos de formación, que ahora han desmontado los tribunales. Allí, ante las acusaciones de la oposición sobre su marido, que fue administrativo de una fundación de UGT, defendió que se había casado con "un tieso". La crisis de la sanidad andaluza, liderada por el médico Spiriman, la ha puesto contra las cuerdas. Su último gesto: la 'devolución' del Impuesto de Sucesiones ante la campaña emprendida por ciudadanos hartos de tributar con su herencia.

29 de septiembre de 2016

"En el PSOE no hay bandos ni es una banda. Vamos a poner de nuestra parte para ayudar a coser, unir y restablecer la fraternidad en el partido"

Ante el comité director del PSOE andaluz, Susana Díaz proclamó su disposición a unir al partido dos días antes del comité federal del 1 de octubre que pasará a los anales de la historia del socialismo español como el más sangriento. Un día antes el diputado socialista sevillano Antonio Pradas capitaneó la entrega de 17 dimisiones en la ejecutiva federal para forzar la caída de Pedro Sánchez. Esa misma jornada la secretaría general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, íntima de Susana Díaz, se plantó en Ferraz para proclamarse "la única autoridad" del PSOE. La imagen de la socialista andaluza comenzó a erosionarse en la batalla interna. Todo lo que había trabajado parase superar la etiqueta de 'killer' orgánica que la acompañaba desde el PSOE de Sevilla se fue al traste.

1 de octubre de 2016

"Pero yo solo apelo un minuto a que penséis el espectáculo internacional que estamos dando. Y todos hoy, y yo me incluyo, no estamos a la altura del partido"


Susana Díaz y todos los que la rodearon aquel día lideró uno de los bandos en el negro comité federal que acabó con la caída de Sánchez. Así se demostró en los audios filtrados de ese comité federal que ofreció la Ser. A ella también el atribuyen la máxima de "Yo a este le quiero muerto hoy", que le dijo a la balear Francina Armengol sobre Pedro Sánchez. Lo ocurrido después es reciente. Se montó una gestora, el PSOE se abstuvo ante el PP, Susana Díaz siguió negando que estuviera pensando en su salto orgánico mientras que ya amarraba apoyos internos con una intensa agenda política y mandaba en la sombra de la gestora. La mujer que bebe cola light y duerme apenas cinco horas diarias, lo que le permite abrumar a sus colaboradores con mensajes de trabajo a horas intempestivas, la chica del Tardón que se esfuerza en aprender inglés y trata igual a la dependienta de su calle que a Isidro Fainé, se lanza tres años después. Ella lo controla todo en primera persona y solo sus dos móviles, que echan humo, son testigos directos de cómo han sido estos últimos tiempos.

Ya no la llamarán Díez en Madrid. ¿O sí? Susana Díaz Pacheco (Sevilla, 1974) con todas sus letras llega este domingo a Madrid para disputar la secretaría general del PSOE tres años después de que pasara su primer tren destino Ferraz. La primera mujer que ocupó la presidencia de la Junta de Andalucía aspira a convertirse ahora en la primera en liderar su partido y llegar al Gobierno de España.

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