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Marlaska y los coroneles
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Marlaska y los coroneles

Corbí y Pérez de los Cobos, coroneles represaliados, con otros, por el ministro del Interior son los referentes de mandos de la Guardia Civil que consideran que con Grande-Marlaska el Cuerpo está "atemorizado y paralizado"

Foto: Marlaska, en el acto conmemorativo del 178 aniversario de la fundación de la Guardia Civil. (EFE/Fernando Villar)
Marlaska, en el acto conmemorativo del 178 aniversario de la fundación de la Guardia Civil. (EFE/Fernando Villar)
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La gestión del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ha sumido en una crisis de autoestima a los mandos de la Guardia Civil. Algunos de los consultados señalan dos hitos que "determinan el estado de ánimo del Cuerpo, que es de aquietamiento ante las formas de conducirse del ministro". El primero ha sido la fotografía del 23 de marzo pasado, durante la comparecencia pública en la que la anterior directora general, María Gámez, comunicó su dimisión por razones personales —la imputación de su marido por presuntos ilícitos penales— escoltada nada menos que por cuatro tenientes generales del Instituto Armado: Pablo Salas, director adjunto operativo (DAO); Félix Jesús Blázquez, jefe del mando de Operaciones; Manuel Llamas, jefe del mando de Personal, y Arturo Espejo, jefe del mando de Apoyo.

"¿Por qué?", se preguntan cargos de la Benemérita, "si se trataba de un asunto ajeno al funcionamiento del Cuerpo e, incluso, los tenientes generales aparecen como si estuvieran concernidos por los problemas personales de la directora general saliente". La respuesta es terminante: "Están atemorizados porque saben que no tienen la autoridad moral sobre sus subordinados ni influencia alguna sobre sus superiores, y, bien porque se lo indicaron desde Interior, bien por sumisión, se plantaron tras María Gámez de una manera absolutamente lesiva para la imagen de la institución"

placeholder María Gámez comparece ante la prensa para informar de su dimisión. (EFE/Javier Lizón)
María Gámez comparece ante la prensa para informar de su dimisión. (EFE/Javier Lizón)

Ausencias en el funeral de un "héroe"

Esa fotografía dolió en los cuadros de la Guardia Civil, pero más aún lo ha hecho la inasistencia de la nueva directora general, Mercedes González, y del ministro del Interior, al funeral en Oviedo del guardia civil de la Agrupación de Tráfico, Dámaso Guillén, de 49 años, que fue arrollado por el conductor de un coche robado al tratar de evitar, consiguiéndolo, que atropellase a varios niños que contemplaban una exhibición deportiva en la localidad asturiana de Grado.

Foto: La nueva directora general de la Guardia Civil, Mercedes González. (EFE/Borja Sánchez Trillo)

El comportamiento de este guardia se ha calificado como "heroico" por sus compañeros y la prensa local. El suceso se produjo el pasado 1 de abril. Dos días después, en la catedral de Oviedo, se celebró un multitudinario funeral. Asistieron la delegada del Gobierno en Asturias y el director general de Tráfico, Pere Navarro, pero ni el teniente general, Pablo Salas, director Adjunto Operativo (DAO), número dos de la Guardia Civil; ni su superiora, Mercedes González; ni el ministro del Interior lo hicieron. "Estas ausencias son lacerantes para el Cuerpo y demuestran la insensibilidad de la cúpula de la Guardia Civil actual y la falta de consideración de la directora general y del propio ministro".

Los dos coroneles emblemáticos

Un alto mando del Instituto Armado estima que hay un "clima de temor" porque este ministro "ha multiplicado los ceses y hay que remontarse al ministro franquista de Gobernación, Camilo Alonso Vega (lo fue entre 1957 y 1969), para encontrar el precedente de una razia de cargos profesionales de la Guardia Civil como la que protagoniza Fernando Grande-Marlaska".

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras la rueda de prensa en la que despidió a la directora de la Guardia Civil. (EFE/Kiko Huesca)

Las víctimas "emblemáticas del ministro" —continúan estas fuentes— han sido, primero, el coronel (ya fuera del Cuerpo) Manuel Sánchez Corbí, máximo responsable de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) en 2018; y, después, Diego Pérez de los Cobos, cesado como jefe de la Comandancia de Madrid en junio de 2020, decisión declarada nula por el Tribunal Supremo en sentencia de 29 de marzo pasado. Ambos cesados por Grande-Marlaska, además de otros menos significados, como el coronel de la comandancia de Melilla, Jesús Vicente Torresano, que reclamó un protocolo para la protección judicial de sus subordinados sistemáticamente agredidos por los inmigrantes ilegales y, antes, en 2018, el entonces coronel Juan Hernández Mosquera, que estaba al frente de la estratégica Dirección del Gabinete de Coordinación y Estudios de la secretaría de Estado de Seguridad, siendo sustituido por un comisario afín al PSOE.

El caso de Manuel Sánchez Corbí

El caso de Manuel Sánchez Corbí resulta en el Instituto Armado especialmente "doloroso" por su ejemplar trayectoria profesional. Fue "un perseverante luchador contra el terrorismo de ETA, se jugó el tipo varias veces y estuvo presente, y en algunas al frente, de las operaciones antiterroristas más importantes, entre ellas la localización y liberación del secuestrado Ortega Lara en 1997, siendo todavía capitán". Sánchez Corbí estuvo al frente de la UCO desde 2015 hasta su cese en 2018 y lo fue a propuesta de la cúpula de la Guardia Civil.

placeholder Manuel Sánchez Corbí. (EFE/Emilio Naranjo)
Manuel Sánchez Corbí. (EFE/Emilio Naranjo)

La Unidad Central Operativa (UCO) está nutrida por 500 efectivos de alta cualificación que constituyen el servicio de policía judicial. Sánchez Corbí y Grande-Marlaska mantenían desde tiempo atrás una muy buena relación, prácticamente de "amistad", según las fuentes consultadas. Sin embargo, y "para probar que nada se le ponía por delante", le cesó después de que el coronel enviase un e-mail a sus subordinados paralizando investigaciones que precisaban de fondos reservados por su falta de disponibilidad. El texto del mensaje se filtró y el ministro cesó a Sánchez Corbí, lo mantuvo durante seis meses sin destino y luego le encomendó otro de baja categoría.

El coronel recurrió su cese y, aunque se confirmó por los tribunales, el Supremo, por primera vez, estableció la obligación de motivarlos, lo que luego ha servido a Pérez de los Cobos como uno de los argumentos esgrimidos para que su destitución fuese anulada. Manuel Sánchez Corbí, fichado por Acciona cuando dejó la Guardia Civil, tiene decidido no regresar al Cuerpo en el que ha prestado servicios durante 35 años.

El caso de Diego Pérez de los Cobos

El caso de Diego Pérez de los Cobos resulta muy singular. El coronel fue propuesto por la propia Guardia Civil como asesor de Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior y vicepresidente del Gobierno entre 2006 y 2011. Durante cinco años, mantuvo con el ministro un contacto diario después de que, tras una inicial conversación, Pérez Rubalcaba lo aceptase, satisfecho de su trayectoria y de la confianza que le inspiraba, para el asesoramiento de su área de competencia en el Gabinete.

placeholder El coronel Diego Pérez de los Cobos. (EFE/Rodrigo Jiménez)
El coronel Diego Pérez de los Cobos. (EFE/Rodrigo Jiménez)

El sucesor del fallecido secretario general del PSOE, Antonio Camacho (apenas seis meses en el Departamento, de julio a diciembre de 2011), le encomendó la dirección del Gabinete de Coordinación y Estudios de la secretaría de Estado de Seguridad, puesto en el que fue confirmado por los ministros del Interior del PP, Jorge Fernández Díaz (2011-2016) y Juan Ignacio Zoido (2016-2018). En marzo de 2018, Pérez de los Cobos solicitó regresar a "pisar tierra" y volver a la Guardia Civil operativa siendo propuesto y nombrado jefe de la Comandancia de Madrid, la más importante de España, con 4.700 efectivos.

El coronel del procés

Antes, y al hilo de los hechos de septiembre y octubre de 2017 en Cataluña, el fiscal superior de la comunidad, el fallecido José María Romero de Tejada, le requirió para que se hiciese cargo de la coordinación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Los acontecimientos otorgaron al coronel un enorme protagonismo, porque terminó por ser el jefe efectivo de los Mossos d’Escuadra durante la vigencia de las medidas adoptadas por el Gobierno de Rajoy al amparo del artículo 155 de la Constitución. Terminada su misión en Cataluña, regresó en diciembre de 2017 a la capital para reintegrarse en su puesto en el ministerio pasando tres meses después a la jefatura de la comandancia de Madrid.

Su declaración se recogió en la sentencia como importante por su contundencia ante la flojedad testifical de Rajoy, Sáenz de Santamaría y Zoido

Ya en 2019 y durante las sesiones de la vista oral del proceso penal contra los dirigentes del golpe de 2017, Pérez de los Cobos resultó un testigo de cargo que fue decisivo para la condena de los dirigentes de la sedición. Su declaración ante el tribunal de enjuiciamiento de la Sala Segunda del Tribunal Supremo duró cinco largas horas y se recogió en la sentencia como importante por su contundencia a diferencia la flojedad testifical del expresidente Rajoy, de la exvicepresidenta Sáenz de Santamaría y del exministro del Interior Juan Ignacio Zoido.

Foto: Captura de la señal del Tribunal Supremo del exdelegado del Gobierno Enric Millo. (EFE)

"Aquel testimonio no se lo perdonaron los independentistas", reflexiona un alto cargo de la Guardia Civil. Y así lo verbalizó en TV3 el consejero de Interior de la Generalitat, Joaquim Forn. "En cuanto tuvo oportunidad, Grande-Marlaska le cortó la cabeza y se la ofreció a los socios del Gobierno de Sánchez". Efectivamente, el responsable de Interior, aduciendo que Pérez de los Cobos no entregó a la directora general un informe encargado a miembros de la Guardia Civil de la comandancia de Madrid en función de Policía Judicial por la magistrada Carmen Rodríguez Medel en el procedimiento por presunta prevaricación del delegado del Gobierno, José Manuel Franco, al autorizar las manifestaciones del 8 de marzo de 2020, en los inicios de la pandemia del coronavirus, ordenó su cese. Ni el ministro ni la directora general se lo comunicaron personalmente. Lo hizo el director adjunto operativo (DAO), el general Laurentino Ceña, que, acto seguido, dimitió en solidaridad con Pérez de los Cobos.

Pérez de los Cobos gana la partida

El coronel fue destinado a la Intervención de Armas y Explosivos, con apenas 80 efectivos, más administrativos que operativos. Pero Pérez de los Cobos planteó batalla e impugnó el cese. Fue revocado en el Juzgado de lo Contencioso, confirmado por la Audiencia Nacional y declarado nulo por la Sala Tercera del Tribunal Supremo el pasado 29 de marzo. En el procedimiento inicial ante el juzgado —que sirvió de base para la sentencia del Supremo—, el coronel acreditó la ilegalidad de haber entregado el informe que se le reclamaba, la orden de la jueza para que no se desvelase "a nadie", la información que sobre esta reserva hizo llegar a sus superiores e, incluso, las conversaciones con la magistrada que fue informada de su incomodidad al tener que emitir un informe sobre el delegado del Gobierno en Madrid, autoridad de la que la comandancia también dependía. Carmen Rodríguez Medel fue terminante y mantuvo la orden de reserva, aunque terminó por sobreseer la acusación de prevaricación contra Franco. Pieza clave en el éxito judicial de Pérez de los Cobos fue, sin duda, el general Laurentino Ceña, que avaló totalmente en el Juzgado de lo Contencioso la versión del coronel.

Foto: Marlaska y Pérez de los Cobos. (EFE)

En este momento y tras la desautorización del Supremo a Grande-Marlaska, Interior debe reponer a Pérez de los Cobos antes del 30 de mayo en la jefatura de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid, sin posibilidad de que luego pueda cesarlo, porque sería tanto como una desviación de poder y un desacato a la sentencia del alto tribunal. La resolución que anula el cese de Pérez de los Cobos no se basa en razones de forma sino de fondo: estima que el coronel no podía ni debía entregar el informe porque hacerlo habría sido ilegal al contravenir una orden expresa de la jueza instructora.

Coroneles, pero no generales

El Gobierno —en particular los ministerios de Defensa y del Interior— se ha encargado de impedir que tanto Sánchez Corbí como Pérez de los Cobos ascendieran al generalato del Instituto Armado. Ambos pertenecen a la misma promoción —la 42— y los dos fueron evaluados por el Consejo Superior de la Guardia Civil, órgano asesor y consultivo, integrado por todos los generales en activo del Instituto Armado. La evaluación de los candidatos por el Consejo es exhaustiva y se basa en criterios objetivos, después de que los candidatos fueran entrevistados por seis generales. La votación en este órgano es secreta.

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. (EFE/Fernando Alvarado)

En julio de 2020, Diego Pérez de los Cobos fue el número 1.º, seleccionado por el Consejo Superior, y Sánchez Corbí el 5.º. Sin embargo, ninguno de los dos fue promocionado al generalato. Lo fueron los que obtuvieron la segunda, tercera, cuarta, sexta y séptima posición. Nunca había ocurrido que el criterio de nombramiento se apartase de la propuesta del Consejo Superior. Hubo numerosas protestas y, para salvar la cara ante la arbitrariedad cometida con los dos coroneles represaliados, en las promociones siguientes los ministerios competentes tampoco se atuvieron al orden de méritos establecido por la evaluación del Consejo Superior de la Guardia Civil. Diego Pérez de los Cobos recurrió la decisión ministerial y está a la espera de sentencia, que, de serle favorable, establecería una pauta tanto para Defensa como para Interior y, además, el coronel con toda probabilidad tendría que ser ascendido al generalato.

Un diagnóstico en tres puntos

Mandos del Instituto Armado consultados por El Confidencial creen haber llegado a un "diagnóstico de lo que le ocurre al ministro del Interior". Y lo resumen tres puntos. El primero: "El Gobierno está permanentemente necesitado de hacer guiños a sus socios independentistas, y hacerlos a costa de la Guardia Civil es barato porque ya no la necesita como en años anteriores, cuando azotaba el terrorismo de ETA". El segundo: "Grande-Marlaska se siente obligado a acreditar ante el presidente del Gobierno y el PSOE que su pasado conservador —fue propuesto por el PP para una vocalía en el Consejo General del Poder Judicial— no le condiciona en absoluto, por lo que sobreactúa". El tercero: "Su personalidad es la propia de un hombre inseguro que supera su debilidad abusando de su autoridad sobre los subordinados, convirtiendo los ceses en un instrumento de auténtica coacción". La combinación de todos estos factores ha impactado en el Cuerpo y ha provocado "la inacción y la parálisis".

Mandos de la Guardia Civil esperan a contemplar cómo el ministro tiene que reponer a Diego Pérez de los Cobos en la jefatura de la Comandancia de Madrid en un plazo que se va consumiendo: a los dos meses de notificada la sentencia del Supremo. "Calculamos que, antes del 30 de mayo, el coronel debe ser restituido en su puesto y, más adelante, que de nuevo el Supremo le conceda la razón en la impugnación de la negativa gubernamental de su promoción al generalato". Posiblemente, Fernando Grande-Marlaska ha medido mal el alcance de sus decisiones y, sobre todo, no ha reparado en que "ha sido utilizado por Sánchez para el trabajo sucio" sin que "en el PSOE se aprecie su gestión", mientras que en el ámbito de la derecha política es considerado un tránsfuga ideológico. Como colofón, la afirmación de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno, que el pasado domingo reconoció que ella hubiera cesado al ministro después de la tragedia de Melilla —con 23 muertos— en el mes junio pasado. En febrero, Grande-Marlaska, y por la factura de aquellos luctuosos hechos, se convirtió en el único ministro reprobado por el Congreso.

La gestión del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ha sumido en una crisis de autoestima a los mandos de la Guardia Civil. Algunos de los consultados señalan dos hitos que "determinan el estado de ánimo del Cuerpo, que es de aquietamiento ante las formas de conducirse del ministro". El primero ha sido la fotografía del 23 de marzo pasado, durante la comparecencia pública en la que la anterior directora general, María Gámez, comunicó su dimisión por razones personales —la imputación de su marido por presuntos ilícitos penales— escoltada nada menos que por cuatro tenientes generales del Instituto Armado: Pablo Salas, director adjunto operativo (DAO); Félix Jesús Blázquez, jefe del mando de Operaciones; Manuel Llamas, jefe del mando de Personal, y Arturo Espejo, jefe del mando de Apoyo.

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