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El 'lehendakari' de (todo) el norte de España
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El 'lehendakari' de (todo) el norte de España

Iñigo Urkullu ha aunado voluntades con los presidentes de Asturias, Cantabria y Galicia, y ha creado el 'lobby del norte' para detener la decadencia de la cornisa y conseguir interconexiones ferroviarias y energéticas con Francia

Foto: El 'lehendakari' Urkullu, en el centro, junto a los presidentes Revilla (Cantabria), Rueda (Galicia) y Barbón (Asturias), tras la cita de marzo de la Comisión del Arco Atlántico. (EFE/David Aguilar)
El 'lehendakari' Urkullu, en el centro, junto a los presidentes Revilla (Cantabria), Rueda (Galicia) y Barbón (Asturias), tras la cita de marzo de la Comisión del Arco Atlántico. (EFE/David Aguilar)
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Fue el pasado 13 de marzo en el palacete de Ajuria Enea, sede la presidencia del Gobierno Vasco en Vitoria-Gazteiz. En las escaleras de la residencia del lehendakari Urkullu, y bajo su liderazgo como presidente de turno de la Comisión del Arco Atlántico, una de las seis comisiones geográficas de la Conferencia de las Regiones Periféricas Marítimas, comparecían de manera inédita ante los medios de comunicación con él los presidentes de la Xunta de la Galicia, Alfonso Rueda (PP); del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (PRC), y el de la Junta del Principado de Asturias, Adrián Barbón (PSOE). Quedada así constituido el lobby del norte de España. Previamente, tanto en Santiago de Compostela como en Gijón, se habían producido reuniones preparatorias con una preocupación común: la franja cantábrica y atlántica de España —faltaba el presidente de Castilla y León, quizá por el pacto del PP con Vox— reaccionaba a la preterición de sus demandas frente al corredor mediterráneo y el eje Madrid-Valencia-Málaga y ante el práctico desistimiento de Francia en las interconexiones ferroviarias y energéticas.

Francia aísla al norte de España

Los cuatro presidentes autonómicos, miembros de distintos partidos, se sentían seriamente decepcionados con la decisión francesa de aplazar a 2042 la interconexión ferroviaria transfronteriza que uniría la alta velocidad al País Vasco con la línea Dax-Burdeos, estableciendo un corredor atlántico hasta Galicia. Suponían los presidentes de las cuatro comunidades que esta estratégica infraestructura había sido acordada para 2030 por Pedro Sánchez y Emmanuel Macron el 19 de enero anterior, con motivo de la firma en Barcelona del Tratado de Amistad y Cooperación entre los dos Estados y que en la Moncloa se explicó en los siguientes términos: "Este Tratado, el primero de estas características firmado entre ambos países, se convierte así en una hoja de ruta sin precedentes en materia de coordinación entre Francia y España en el seno de la Unión Europea y aporta eficacia y agilidad al desarrollo de proyectos conjuntos e institucionaliza tanto la celebración anual de cumbres bilaterales como la participación recíproca en Consejos de Ministros".

Foto: Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, durante la ceremonia de la firma del Tratado de Barcelona. (Reuters/Bruna Casas)

La decisión del Ministerio de Transportes galo de retrasar hasta casi la mitad del siglo la interconexión ferroviaria (lo mismo la energética del hidrógeno) encendió las alarmas en las comunidades del Cantábrico que confiaban en que a partir de 2027 —una fecha optimista— estaría disponible el AVE a Vitoria y Bilbao que podría enlazar con la vecina Cantabria, luego a Asturias hasta llegar a Galicia. No será así. Y Urkullu, Rueda, Revilla y Barbón han interpretado este retraso y la pujanza del corredor mediterráneo como circunstancias geopolíticas que arrinconan a sus comunidades, algunos de cuyos problemas estructurales son comunes. Entre las cuatro suman poco más de seis millones y medio de habitantes y representan el 15% del producto interior bruto español frente al 46% del corredor mediterráneo por el que se transportan el 55% del total de las mercancías en España y sus puertos absorben en torno al 60% del tráfico marítimo.

Chapuza ferroviaria y recesión demográfica

Galicia es la sexta economía española; Asturias, la décimotercera; Cantabria, la décimosexta, y el País Vasco, la quinta. Salvo esta última, en las otras tres, el PIB per cápita está por debajo de la media española (en torno a 28.000 euros) y en todas ellas se registran dos fenómenos acelerados en los últimos años: longevidad de la población y recesión o estancamiento demográfico. Algunos datos son especialmente llamativos: Asturias presenta la mayor tasa de mortalidad en España y la ciudad gallega de Ferrol es la más envejecida de todo el país. En el principado son más los pensionistas que los trabajadores y su población ha bajado del listón del millón, en tanto que en Cantabria no llega a 600.000. Desde 1980 a 2022, el País Vasco ha aumentado solo en 40.000 habitantes.

placeholder Revilla, Urkullu, Rueda y Barbón, tras la reunión en Ajuria-Enea. (EFE/David Aguilar)
Revilla, Urkullu, Rueda y Barbón, tras la reunión en Ajuria-Enea. (EFE/David Aguilar)

En expresión de expertos consultados, estas regiones tienen el "síndrome del geriátrico": bajísimas tasas de industrialización y economías, salvo la vasca, de escaso valor añadido, y, en las tres más occidentales, mucha población rural, con el agravante de la dispersión. Concretamente, Galicia es la comunidad española con más municipios. El levante español está más poblado, menos envejecido, registra un notable incremento de nuevas empresas no dependientes del sector turístico y zonas como la murciana y la almeriense se han constituido como las "huertas de Europa". Además, el norte español no recibe inmigración a diferencia de las regiones de Levante, Cataluña y Madrid.

La "chapuza ferroviaria del siglo"​ terminó por convencer a Revilla y a Barbón para atender la convocatoria del lendakari Urkullu

Estos datos han removido apriorismos ideológicos y movilizado no solo a los presidentes de esas comunidades, sino también a las Cámaras de Comercio, a las patronales y a la propia sociedad civil —especialmente en el País Vasco—, cada día más consciente de las insuficiencias que padece la zona. La "chapuza ferroviaria del siglo" terminó por convencer a Revilla y a Barbón para atender la convocatoria del lehendakari Urkullu. El 24 de enero, el periódico asturiano El Comercio de Gijón dio la voz de alarma. Los 31 trenes destinados a Cantabria (21) y a Asturias (10) que iban a entrar en funcionamiento el próximo año no cabían por los túneles de acceso a esas regiones. La modernización de la red ferroviaria de esas comunidades se aplaza así, al menos, tres años a cuenta de ese enorme error, que ha costado el puesto al presidente de Renfe, Isaías Taboada, y a la secretaria de Estado de Transportes, Isabel Pardo de Vera, personas sobre las que la ministra del ramo, Raquel Sánchez, ha hecho recaer la responsabilidad del yerro, satisfaciendo la peticiones de que se depurasen responsabilidades.

Lobby ante las elecciones del 28-M

De las cuatro comunidades reunidas en el lobby del norte, solo dos celebran elecciones autonómicas: Asturias y Cantabria. Adrián Barbón está en condiciones de volver a gobernar, pero la situación de Miguel Ángel Revilla —en coalición con el PSOE— es más comprometida. A ambos les interesaba la foto de Ajuria Enea. Por otra parte, las relaciones entre Galicia y el País Vasco —PP y PNV— siempre han sido buenas, llegando los presidentes de la Xunta y del Gobierno Vasco a coordinarse en la fecha de celebración de los comicios autonómicos. Los últimos se celebraron en las dos comunidades en julio de 2020 y ya se especula que Urkullu y Rueda podrían acordar la fecha electoral en 2024, coincidiendo con las elecciones al Parlamento Europeo. Pero la constitución de este lobby tendrá influencia también en las cuatro regiones en el nivel municipal y, en el País Vasco, en el foral, que elige a las Juntas Generales de los tres territorios que determinan el gobierno de las Diputaciones Forales.

placeholder El 'lehendakari', Iñigo Urkullu (d), se reúne con el embajador de Francia en España, Jean-Michel Casa. (EFE/Irekia)
El 'lehendakari', Iñigo Urkullu (d), se reúne con el embajador de Francia en España, Jean-Michel Casa. (EFE/Irekia)

Iñigo Urkullu ha incorporado a este grupo de cuatro comunidades a la Foral de Navarra, a la región francesa de Nueva Aquitania y a Gales en el Reino Unido, aunque los territorios de la Comisión del Arco Atlántico son muchos más y agrupan hasta 60 millones de habitantes en Portugal, Francia, Reino Unido e Irlanda.

El pasado miércoles, el lehendakari viajó a Madrid para entrevistarse con los embajadores de Francia, Jean Michel Casas, y de Portugal, Joao Mira Gomez. Urkullu aspira a entrevistarse también con la comisaria de Transportes de la UE, Adina Valean, para que el problema de las interconexiones ferroviarias del norte de nuestro país llegue a Bruselas en el marco de la Comisión del Arco Atlántico. Urkullu habría logrado que el diplomático francés en Madrid le gestione una entrevista personal con el ministro galo de Transportes. El jueves, la Comisión de Transportes del Parlamento Europeo ratificó que Francia debe cumplir en 2030 con el plan de la infraestructura ferroviaria hasta Irún y se produzca en el plazo inicialmente previsto el enlace con la cornisa cantábrica-atlántica española.

placeholder El 'lehendakari', Iñigo Urkullu (i), se reúne con el embajador de Portugal en España, Joao Mira-Gomes. (EFE/Irekia)
El 'lehendakari', Iñigo Urkullu (i), se reúne con el embajador de Portugal en España, Joao Mira-Gomes. (EFE/Irekia)

El primer lehendakari del PNV que "mira a España"

Desde el punto de vista político, la proyección del lehendakari de su esfuerzo político por reunir a regiones con problemáticas similares a las del País Vasco —pese a las diferencias de financiación, culturales, lingüísticas e institucionales— implica un giro casi copernicano respecto de las políticas aislacionistas del nacionalismo vasco, que se fijaban exclusivamente en Navarra como la tierra de promisión, no solo política, sino también para su expansión territorial, para su fortalecimiento económico y para el arraigo del euskera. Se trata del primer lehendakari que logra reunir en la capital de la comunidad vasca a tres presidentes autonómicos de distintos partidos que interpretan un mismo discurso y que replican a la cohesión de distintas fuerzas que impulsan la pujanza del corredor mediterráneo. Ciertamente, el presidente del Gobierno Vasco no pierde la perspectiva interna y está en la tarea simultánea de crear un lobby vasco con patronales, sindicatos y universidades.

El norte y el PNV

Para valorar la estrategia del lehendakari, tres referentes de distintos ámbitos en el País Vasco ofrecen las claves adecuadas de interpretación. Ignacio Marco Gardoqui, economista y analista financiero y empresarial de referencia en Euskadi (aunque publica en todos los periódicos del Grupo Vocento), es un pesimista debidamente informado. Según su criterio, "la reunión de los presidentes de las comunidades autónomas en Ajuria Enea pretende recuperar un tono económico e industrial en la cornisa cantábrica... que ya pasó. El Ave puede ser el gran asunto de debate, pero, por debajo de él, se instala la decadencia industrial que sufre y la ausencia casi absoluta de nuevas inversiones que la vigoricen. Siempre nos quedará el recurso al efecto capital de Madrid, que atrae inversiones y, lo que es más importante, profesionales cualificados en forma de bola de nieve que aumenta su tamaño cada año de manera constante y creciente. Pero el victimismo solo sirve como alimento para justificar comportamientos erróneos y para satisfacer a desilusionados internos".

Foto: El dictador Francisco Franco, en la batalla del Ebro, 1938.

Y continúa diseccionando la situación: "Madrid succiona proyectos empresariales y personales con una fuerza que nadie va a poder parar. Galicia está muy lejos, Asturias es una sociedad carcomida por las subvenciones y por el traspaso de fondos de la Seguridad Social a pensionistas. Cantabria es un desierto industrial y demasiado pequeña para contar y el País Vasco languidece bajo el peso omnipresente de una casta política de discurso agotado que pastorea a una población acomodada, con una sociedad civil carente de pulso. El posterior añadido de Navarra aumenta en poca cosa ante este panorama y lo de los franceses suma la nota folclórica de color internacional. El AVE es todo un síntoma. Cuando había dinero no había interés por parte del PNV, que siempre mira con recelo, cuando no con manifiesta oposición, a todo lo que sea vertebrar el Estado y, cuando al final apareció el interés, ya no había dinero para financiarlo. ETA, siempre dispuesta a ayudar, le dio el tiro (sic) definitivo. Desde entonces, los planes de las obras se multiplican a la misma velocidad que las obras se ralentizan. Sevilla dispone del AVE desde 1992, a Euskadi llegará cuando las ranas tengan melenas".

Foto: Andoni Ortuzar e Iñigo Urkullu en una imagen de archivo. (EFE/Miguel Toña)

Para José Luis Zubizarreta, asesor desde 1986 hasta 1998 del lehendakari Ardanza, una figura respetada por su conocimiento de la autonomía vasca desde sus orígenes, hombre decisivo en la elaboración de los pactos de Ajuria Enea de 1988, y en la actualidad analista político y social (El Correo), la perspectiva es algo diferente: "La promoción del Arco Atlántico ha sido preocupación del Gobierno Vasco desde finales de los años 80 del pasado siglo. En este tiempo, los frutos han sido tan escasos como creciente la inquietud. La marginalidad de la cornisa cantábrica y regiones adyacentes es hoy una amenaza temible".

Y añade: "La iniciativa del lehendakari Urkullu de lanzar y liderar un lobby del norte, al que, además de las regiones marítimas, se han adherido Navarra y dado ya su apoyo Aquitania y Gales, resulta, por ello, acertada y oportuna. A los efectos prácticos que de ella cabe esperar, si, aparte del Gobierno francés, se logra que también el español se sienta concernido, merece la pena añadir el hecho insólito de que tanto el lanzamiento como el liderazgo correspondan al único presidente nacionalista de las regiones afectadas. El dato tiene una relevancia política que trasciende lo simbólico. La importancia que se concede a la red de ataduras y lealtades, intereses y compromisos compartidos, a la cooperación, en fin, sobre la reivindicación solitaria o la confrontación, marca un paso que, en el contexto de la Unión Europea, es tan políticamente destacable como prácticamente eficaz".

Foto: El portavoz del PNV, Aitor Esteban, en el Congreso. (EFE/Chema Moya) Opinión
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Por fin, Kepa Aulestia, referente también del análisis político, profundo y agudo conocedor del nacionalismo vasco y autor de libros que han tenido, y siguen teniendo, una gran influencia en la comunidad intelectual y periodística vasca (Días de viento sur. La violencia en Euskadi, Historia general del terrorismo, Crónica de un delirio, ETA contra la prensa), introduce el bisturí en la estrategia del lehendakari y la sitúa en un contexto difícil y preocupante. Dice que, "para el PNV, la pronta terminación de las obras contempladas en lo que Bruselas consigna como proyecto estratégico es crucial políticamente. Entre otras razones porque el TAV sigue siendo contestado por la izquierda abertzale. Pero esa urgencia, que es compartida por los gobiernos de Cantabria, Asturias y Galicia, junto al de Navarra —aunque con menor tono reivindicativo— no está obteniendo la misma consideración en Nueva Aquitania. Y mucho menos en París".

Su decisión no tiene precedentes y marca un punto de inflexión: el norte de España liderado en asuntos esenciales para su futuro por Urkullu

Y sigue: "La iniciativa de Urkullu de conformar el lobby del norte o Atlántico ha dado hasta ahora lugar a declaraciones conjuntas de las que los medios franceses no se han hecho prácticamente eco. Es cierto que representa una actuación muy distinta a la "bilateralidad" que el PNV busca siempre respecto al Gobierno central, y supone el reconocimiento de intereses territoriales comunes con otras comunidades autónomas. Pero también revela la persistencia del propósito tradicional del nacionalismo de relacionarse con el resto de Europa sin pasar por Madrid. Siendo chocante que desde que se conociera el año de finalización que manejaba París —2042— no se haya manifestado ni la misma preocupación ni parecida por parte del Gobierno de Sánchez. El lobby del norte no alcanza a ser una estrategia, y es dudoso que resulte eficaz para adelantar el calendario francés. Lo lógico sería que el Gobierno español hiciese suyo el objetivo del 2030 de manera activa, ante Bruselas y ante París. Paradójicamente, el lobby del norte parece eximirle de hacerlo. Cuando especialmente este año electoral pesa el corredor mediterráneo, coincidente, además, con las prioridades francesas. No parece que las citas de Urkullu con los embajadores de Francia y Portugal sirvan para cambiar las cosas. De hecho, su protagonismo puede disuadir a otras comunidades de mostrarse igualmente activas. Al tiempo que la eventualidad de que Urkullu no consiga nada en el horizonte de las generales y de las autonómicas vascas de 2024 podría trastocar las expectativas electorales del PNV".

Cambio de paradigma

Lo que estas declaraciones, y el movimiento de Urkullu al frente de la Comisión del Arco Atlántico, estarían acreditando es que el centro de gravedad en Europa se va desplazando lentamente hacia el este y, en España, desde el norte al centro-sur del país, con un nuevo eje de prosperidad formado por Madrid-Valencia-Málaga, después de que Cataluña esté padeciendo las consecuencias de la crisis que a todos los niveles significó el fracasado proceso soberanista. En todo caso, un hecho es constatable y altera el modelo político del nacionalismo vasco y del Gobierno de Vitoria: el lehendakari ha sido capaz de aunar voluntades de comunidades españolas superando el prejuicio ideológico e identitario. Su decisión no tiene precedentes y marca un punto de inflexión: el norte de España liderado en asuntos esenciales para su futuro por el lehendakari Urkullu, miembro del PNV. Y eso es relevante para el conjunto de la política española.

Fue el pasado 13 de marzo en el palacete de Ajuria Enea, sede la presidencia del Gobierno Vasco en Vitoria-Gazteiz. En las escaleras de la residencia del lehendakari Urkullu, y bajo su liderazgo como presidente de turno de la Comisión del Arco Atlántico, una de las seis comisiones geográficas de la Conferencia de las Regiones Periféricas Marítimas, comparecían de manera inédita ante los medios de comunicación con él los presidentes de la Xunta de la Galicia, Alfonso Rueda (PP); del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (PRC), y el de la Junta del Principado de Asturias, Adrián Barbón (PSOE). Quedada así constituido el lobby del norte de España. Previamente, tanto en Santiago de Compostela como en Gijón, se habían producido reuniones preparatorias con una preocupación común: la franja cantábrica y atlántica de España —faltaba el presidente de Castilla y León, quizá por el pacto del PP con Vox— reaccionaba a la preterición de sus demandas frente al corredor mediterráneo y el eje Madrid-Valencia-Málaga y ante el práctico desistimiento de Francia en las interconexiones ferroviarias y energéticas.

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