Sánchez y Macron sellan su alianza para coordinar una agenda de reformas en la Unión Europea

Máxima bilateralidad, máxima coordinación. España y Francia, Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, sellaron este jueves con el Tratado de Barcelona una alianza que tiene entre sus principales objetivos ir de la mano en los debates europeos para condicionar juntos las reformas en profundidad que están sobre la mesa. Principalmente, para hacer frente a las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania, con la política energética ocupando un papel central, pero también en materia de seguridad, gobernanza o inmigración. A medio plazo, Sánchez y Macron harán frente común para impulsar una reforma del mercado eléctrico que abarate la factura, y a corto buscan responder a las políticas de EEUU de ayudas masivas a empresas que, según Macron, suponen "un riesgo evidente para la industria europea" y, según Sánchez, la sitúan en un “momento crítico”.

La voluntad de coordinación previa se refleja en el propio tratado firmado en la cumbre hispano-francesa, estableciendo las consultas políticas entre ambos países “antes de las grandes decisiones europeas sobre temas de interés común, con el fin de tratar de establecer posiciones comunes y de impulsarlas conjuntamente, en el seno de las instituciones europeas y ante los demás Estados miembros”. Una metodología que se extiende al “proceso de negociación de nuevas normas comunitarias y su posterior transposición”.

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Para afinar posicionamientos, se establecen métodos para el trabajo conjunto entre los ministerios de ambos países y espacios de diálogo permanentes entre gobiernos. Como muestra, el inusual hecho de que ministros españoles y franceses acudirán cada tres meses a la reunión del Consejo de Ministro del otro Gobierno, además de intercambios de funcionarios de ambas administraciones y cuerpo diplomático.

Unos intercambios y presencia en reuniones de gobierno que hasta ahora Francia solo compartía con Alemania. De hecho, este salto en las relaciones con España, que las equipara a las que tiene con Alemania e Italia, se produce en un momento en que las relaciones tanto franco-alemanas como franco-italianas no pasan por su mejor momento.

Los choques con Alemania han ido parejos a un incremento de la sintonía con España, a la vez que Sánchez ha ido ganando influencia en Bruselas. El frente común para limar las resistencias a la reforma del mercado eléctrico tiene el principal punto de resistencia en Alemania. Así ha sido hasta ahora, aunque se han ido trasladando señales de rebajar el bloqueo ejercido hasta ahora. Este mismo martes, desde el Departamento de la Vicepresidencia de Transición Ecológica, que dirige Teresa Ribera, celebraban el giro expresado por el vicecanciller alemán y ministro de Economía, Robert Habeck, durante una entrevista, al calificar de "interesante" la propuesta de reforma enviada por España a Bruselas. Un calificativo que el propio vicecanciller subrayaba, alentando la posibilidad de levantar su bloqueo: "Esto que digo es muy especial, porque el año pasado había posiciones muy opuestas entre España y Alemania respecto al tope del gas".

Más allá de la coordinación para impulsar grandes reformas a nivel europeo, el tratado es una declaración de intenciones para aumentar la cooperación industrial entre ambos países, así como para extender las interconexiones tanto energéticas como de transportes. Al margen de la política común europea, el tratado abre la puerta a que las agencias de crédito a la exportación de España y Francia "se esforzarán para movilizar conjuntamente sus capacidades de apoyo a la financiación de las exportaciones en beneficio de todas las empresas interesadas". Macron no escondió su interés en dar una rápida respuesta en Europa a la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos y promover el debate presupuestario para no generar desequilibrios entre países por las ayudas estatales a la industria.

En el ámbito de las interconexiones, se refuerza el compromiso para alcanzar los objetivos marcados por la UE, que actualmente están muy por debajo de los marcados. El impulso del hidroducto H2Med, que unirá Barcelona con Marsella, tras años de desencuentros por la interconexión a través de los Pirineos, es una muestra de este ánimo de seguir desarrollando las interconexiones. Proyectos para los que sumarán fuerzas con el objetivo de maximizar la financiación europea y facilitar su evaluación y despliegue.

Pasos fronterizos

La principal carpeta entre ambos países que sigue pendiente, pese a la cumbre, es la de los pasos del Pirineo cerrados por Francia. El Gobierno galo se resiste a la reapertura, por su estrategia de control migratorio. Actualmente, son un total de ocho pasos los que siguen totalmente cerrados. Macron había condicionado la reapertura parcial a que se creasen patrullas mixtas de control fronterizo.

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Según recoge el tratado, se creará un grupo de trabajo "sobre cuestiones migratorias (GCM), que reunirá a los servicios responsables de la gestión de fronteras, migración, asilo, integración y lucha contra las redes de inmigración ilegal en sus respectivas administraciones". Esta cooperación, añade, "se materializará" asimismo con el "despliegue, llegado el caso, de unidades operacionales binacionales y por la realización de operaciones comunes o conjuntas para la lucha contra las redes de tráfico de personas".

La principal reivindicación de la delegación francesa para reabrir los pasos quedaba recogida en el tratado, a falta de calendarizar y desarrollar. Con todo, como explicó Sánchez durante la rueda de prensa conjunta con Macron tras la firma del Tratado de Barcelona, primero se creará un grupo de trabajo para valorar su desarrollo. Fuentes cercanas al titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, avanzaban en cualquier caso que la creación de estas patrullas conjuntas no será inmediata y señalan diferentes complejidades, por lo que los pasos fronterizos se mantendrán cerrados por el momento, pese al empeño de la parte española.