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Ni Midcat, ni Barmar: España renuncia al 'hub' gasístico por hidrógeno y conexiones eléctricas
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SE LLAMARÁ H2Med

Ni Midcat, ni Barmar: España renuncia al 'hub' gasístico por hidrógeno y conexiones eléctricas

El conducto no transportará hidrocarburo, lo que aumenta las posibilidades de financiación europea. Nuestro país seguirá desaprovechando su potencial de regasificación por falta de conexiones

Foto: Pedro Sánchez, Emmanuel Macron y António Costa. (EFE/Horst Wagner)
Pedro Sánchez, Emmanuel Macron y António Costa. (EFE/Horst Wagner)
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"Y, sin embargo, es un gasoducto", decía este periódico —no fue el único— el día después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pactase con sus homólogos francés y portugués la construcción del Barmar, un tubo para transportar hidrógeno verde entre Barcelona y Marsella que también podría conducir el hidrocarburo de forma temporal. España había doblado la cerviz al mismísimo Emmanuel Macron, con un conducto para la energía del futuro que la mayoría de los analistas interpretaron como una forma para colarle el gas al Elíseo en el presente. La Moncloa no desmintió esta posibilidad, que estaba pendiente del resultado de los estudios técnicos. Hasta este miércoles. Finalmente, la infraestructura solo transportará energía verde: nuestro país ha perdido la oportunidad de convertirse en el centro neurálgico del abastecimiento de gas para la Unión Europea a cambio de priorizar las conexiones eléctricas y el hidrógeno verde.

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El enésimo giro de los acontecimientos tuvo lugar a última hora de este miércoles, víspera del festivo de la Inmaculada. Mientras media España estaba de puente, el Gobierno anunciaba que el tubo no transportaría hidrocarburo alguno. Aunque el movimiento aumenta las posibilidades de que el proyecto reciba apoyo europeo —aspira a entre un 30% un 50%—, fuentes del Ejecutivo niegan que la decisión tenga que ver con la financiación y aseguran que España no ha cambiado de parecer. La explicación, añaden las mismas fuentes, se halla en los estudios de los técnicos de los tres países, que finalmente han visto poco viable la opción de transportar gas. En el caso de España, estos trabajos han corrido a cargo del gestor de sistema, Enagás.

Lo cierto es que finalmente no habrá Midcat —el gasoducto que uniría Cataluña y el sur de Francia a través de los Pirineos, y al que Macron siempre se opuso—, pero tampoco Barmar. El nombre de la nueva infraestructura supone toda una declaración de intenciones: H2Med. El hidrógeno constituye la prioridad de la Comisión Europea y siempre ha sido la bandera del Ministerio de Transición Ecológica de Teresa Ribera, que sale victoriosa de un debate con muchos matices en el seno del Ejecutivo. Ribera nunca quiso gas, que considera que va en contra de los objetivos de su departamento, y lo cierto es que no lo habrá.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, António Costa. (EFE/Horst Wagner)

Las mismas fuentes gubernamentales aseguran que el hecho de que el conducto Barcelona-Marsella no vaya a transportar hidrocarburo no significa que se retome la idea de un gasoducto entre España e Italia: "Ahora mismo no hay nada proyectado". La opción ya había quedado guardada en un cajón el pasado octubre, cuando se firmó el primer acuerdo para el Barmar. Sin ninguna de las dos infraestructuras, resulta inviable que España aproveche el mayor potencial de regasificación de Europa para convertirse en la vía de entrada del combustible en un continente que busca alternativas al suministro ruso: las dos conexiones actuales, a través del Irún (Guipúzcoa) y Larrau (Navarra) solo pueden transportar 9.000 millones de metros cúbicos, una cifra anecdótica en comparación con las necesidades del continente.

A falta de los detalles sobre la longitud, la capacidad y el coste del H2Med, que se conocerán este viernes en Alicante durante la IX cumbre Euromediterránea, es seguro que se trata de un proyecto caro y que no servirá para resolver la crisis energética actual. Lo reconoce La Moncloa, que enmarca la infraestructura en la apuesta de la Unión Europea por el hidrógeno verde, una tecnología que, según los expertos, no estará madura hasta, por lo menos, 2030. La presencia de la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, en la presentación del proyecto supondrá, según el Ejecutivo, un aval a la estrategia conjunta de Francia, España y Portugal, que han pactado los términos durante las últimas semanas.

Gonzalo Escrivano "Las interconexiones eléctricas son el hueso al que España se tiene que aferrar"

España ha renunciado a convertirse en el 'hub' gasístico de Europa, en parte, porque sus prioridades son diferentes. El Gobierno evita ver lo ocurrido como una negociación política, y recuerda que en nuestro país no se produce gas. Por eso, aseguran fuentes del Ejecutivo, resulta mucho más útil que el nuevo conducto solo transporte hidrógeno verde, una fuente de energía que la Península aspira a liderar durante los próximos años. Sin embargo, la verdadera clave sí apunta a una contrapartida.

En el acuerdo firmado el pasado octubre, Francia se comprometía a mejorar las interconexiones eléctricas con España, otro de los puntos débiles que convierten a nuestro país en una isla energética en Europa. Algunos analistas, como Gonzalo Escribano, del Real Instituto Elcano, consideran que la prioridad nacional debería ir por ese camino, debido a su enorme potencial renovable: "La idea de un 'hub' gasístico como santo y seña de la geopolítica energética tiene los días contados. Las interconexiones eléctricas son el hueso al que España se tiene que aferrar". Ese no es un futuro incierto, como el del hidrógeno verde, sino una realidad del presente que potenciará el acuerdo tripartito con París y Lisboa.

"Y, sin embargo, es un gasoducto", decía este periódico —no fue el único— el día después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pactase con sus homólogos francés y portugués la construcción del Barmar, un tubo para transportar hidrógeno verde entre Barcelona y Marsella que también podría conducir el hidrocarburo de forma temporal. España había doblado la cerviz al mismísimo Emmanuel Macron, con un conducto para la energía del futuro que la mayoría de los analistas interpretaron como una forma para colarle el gas al Elíseo en el presente. La Moncloa no desmintió esta posibilidad, que estaba pendiente del resultado de los estudios técnicos. Hasta este miércoles. Finalmente, la infraestructura solo transportará energía verde: nuestro país ha perdido la oportunidad de convertirse en el centro neurálgico del abastecimiento de gas para la Unión Europea a cambio de priorizar las conexiones eléctricas y el hidrógeno verde.

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