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La inmigración irregular aumenta en casi todas las rutas a la UE… y lo peor está por llegar
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Al borde de otra crisis migratoria

La inmigración irregular aumenta en casi todas las rutas a la UE… y lo peor está por llegar

Las cifras de este año de migrantes irregulares que entran en Europa han aumentado un 86% respecto al año pasado. ¿Estamos viendo ya las consecuencias de la guerra de Ucrania?

Foto: Cerca de 400 migrantes fueron rescatados en Lampedusa, Italia, en agosto de 2021. (EFE/Concetta Rizzo)
Cerca de 400 migrantes fueron rescatados en Lampedusa, Italia, en agosto de 2021. (EFE/Concetta Rizzo)

Las cifras de 2022 de migrantes irregulares que entran en Europa recuerdan a las de 2016. En ese momento, la UE vivía la mayor crisis de refugiados de su historia por la guerra en Siria. Ahora, con la invasión rusa de Ucrania como telón de fondo, el continente vive un hito en el número de entradas irregulares durante los primeros seis meses de este 2022. Hasta finales de julio, cruzaron de manera irregular 155.090 personas, lo que supone un aumento de un 86% respecto al mismo periodo de 2021, informó Frontex, la agencia que controla las fronteras de la UE.

La ruta de los Balcanes sigue siendo la más utilizada por los migrantes en su camino hacia territorio europeo. En total, se realizaron 14.866 detenciones en julio, casi tres veces más que el año pasado. Por otro lado, la ruta del Mediterráneo central ha vivido un aumento histórico en el número de intentos de cruce, en total, 42.549, un 44% más que en el mismo periodo del año pasado.

Son varias las causas del fenómeno. Por un lado, la crisis económica derivada de la pandemia, que sigue causando estragos. Por otro lado, conflictos y guerras locales. En la ruta de los Balcanes, la mayoría de migrantes irregulares proviene de Siria y Afganistán. El primero, en una guerra que parece interminable. El segundo, bajo el yugo del régimen talibán desde agosto del año pasado. En los casos de países africanos y Asia, el auge del fundamentalismo islámico y los problemas económicos son algunas de las razones que empujan a miles de personas a abandonar sus hogares.

Sin embargo, las consecuencias de la guerra de Ucrania empiezan a notarse en algunos países. Una crisis alimentaria y energética que empezaría a ser motivo de éxodos forzados. Ylva Johansson, comisaria de Asuntos Interiores de la UE, afirmó el pasado julio que la crisis alimentaria y el aumento de los precios de la energía "podrían dar lugar a otras situaciones de inseguridad, como países inestables, grupos terroristas más fuertes y grupos delictivos mejor organizados". "Eso significa que las personas pueden encontrarse en una situación en la que no se sienten seguras para quedarse en su país y empiecen a mudarse. Por supuesto, este es un gran desafío", agregó.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), conversa con el vicesecretario general de la OTAN, Mircea Geoana, durante la primera jornada de la cumbre de la OTAN. (EFE/Rodrigo Jimenez)

Los datos de Frontex contemplan solamente las entradas irregulares. No se incluye, por lo tanto, a los refugiados ucranianos que han sido acogidos en varios países europeos. Las consecuencias de este conflicto han provocado una inseguridad alimentaria por el bloqueo por parte de Rusia durante meses a la exportación del grano procedente de Ucrania. Esta situación también ha provocado una subida de los precios de los productos básicos y, de manera más indirecta, una inflación generalizada en la mayoría de países del mundo.

El efecto retardado de la migración

Sin embargo, es posible que los efectos de todos estos fenómenos no sean todavía visibles a nivel migratorio. "Es pronto para decir que lo que estemos viendo sea una consecuencia de la guerra. En el caso de la escasez de alimentos, puede ser algo que veamos con el tiempo, en el caso de que la situación no mejore", dice Vít Novotný, experto en migración, asilo y control de fronteras del Centro de Estudios Europeos Wilfried Martens, a El Confidencial.

El analista afirma que los fenómenos de aumento de llegadas de migrantes tienen normalmente un efecto retardado. Por eso es ahora cuando está subiendo el número de afganos que intentan cruzar las fronteras, a pesar de que los talibanes llegaron al poder a finales de agosto de 2021. Novotný no cree, por lo tanto, que los efectos de la guerra sean todavía notables. Sin embargo, es un fenómeno que empieza a preocupar a los gobiernos europeos y al que se suman, además, otros factores, como los rumores de que Rusia estaría intentando desestabilizar Europa utilizando la migración. “Hay una teoría que dice que Vladímir Putin estaría intentando instrumentalizar a los migrantes a través de la frontera libia para ejercer presión sobre la UE. No hay evidencias sobre eso, pero no se puede descartar”, sostiene el experto.

Foto: Inmigrantes caminan hacia la frontera con Hungría en territorio rumano. (Reuters)

Mientras que los migrantes de diferentes partes del mundo llegan a la UE en búsqueda de paz, derechos humanos o mejores oportunidades, los europeos esperan con miedo un invierno que se antoja complicado por la crisis energética. Desde la subida de precios hasta el temor a un racionamiento de energía, el continente se pepara para unos meses difíciles. Sin embargo, esta crisis que se avizora en el horizando todavía no parece que esté desanimando los flujos migratorios, ya bien sea por desconocimiento del contexto de los propios inmigrantes o porque la crisis en sus países de origen es peor que la que perciben en destino.

Camille Le Coz, analista sénior de políticas migratorias en el Instituto de Políticas de Migración, también piensa que es demasiado pronto para conectar la guerra de Ucrania con el aumento de llegadas a la zona del Mediterráneo central. No obstante, el conflicto ha aumentado la vulnerabilidad en muchos países. “Los países del norte de África dependían en gran medida del trigo de Ucrania y Rusia, y esto ha sido un duro golpe para su economía. Los efectos combinados de la inflación, la escasez de alimentos y la crisis energética son particularmente perjudiciales en un momento en que intentan recuperarse de los devastadores efectos económicos y sociales de la pandemia”, afirma la analista para El Confidencial.

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Fenómenos como la inflación o la crisis energética pueden ser, continúa Le Coz, factores impulsores de la migración, pero están interrelacionados con otros factores como la falta de oportunidades laborales, las tensiones dentro de las comunidades, los efectos del cambio climático o la violencia. Por otro lado, muchos de los migrantes tienen familiares o conocidos que abandonaron el país hace años y ahora viven en Europa. “Sigue atrayendo migrantes también porque les pueden ayudar a compartir información sobre el viaje, incluso pagarlo y, a veces, ayudar a los inmigrantes a encontrar un trabajo una vez que llegan a Europa", subraya Camille Le Coz.

La solidaridad... ¿eterna?

Además de las posibles causas que expliquen este aumento de migrantes irregulares en Europa, la analista migratoria pone énfasis en los efectos que este fenómeno puede tener en la región. Más de seis millones de refugiados ucranianos han sido acogidos temporalmente por países europeos —la mayoría en Polonia— y eso ha provocado que las agencias y organizaciones hayan estado extremadamente ocupadas durante meses para responder a la situación. "Las llegadas desde el Mediterráneo central han tenido una prioridad menor", apunta Le Coz. Aunque hayan sido más bajas que las llegadas de Ucrania, el aumento de estos últimos años y sobre todo la gestión migratoria de esta situación siguen siendo motivo de preocupación para las organizaciones europeas.

Asimismo, la llegada de solicitantes de asilo y refugiados ha tenido un impacto en la vivienda, ya de por sí problemática y marcada por la escasez en países como Francia, Bélgica y los Países Bajos. Camille Le Coz advierte de que "la situación ahora ha empeorado, ya que muchas de las viviendas disponibles se han asignado a ucranianos”.

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Como tercer factor a tener en cuenta, alerta de que los europeos están preocupados por las consecuencias de la guerra, como la crisis energética. Desde febrero, los ucranianos han tenido una bienvenida calurosa en la UE y el apoyo a los refugiados contaba con el respaldo popular. "Sabemos que estas percepciones pueden revertirse rápidamente, especialmente con el tiempo, cuando se disipe la oleada inicial de solidaridad". Por ello, la analista alerta de que los gobiernos europeos deberían manejar "cuidadosamente la narrativa para evitar que se conviertan en chivos expiatorios de la crisis económica".

La propia Frontex ha lanzado un documento de análisis de riesgos en julio de este año, en el que resume posibles causas futuras que pueden provocar un aumento de la migración. Apunta, en primer lugar, a los "fenómenos meteorológicos extremos y sus resultados, como la degradación medioambiental, la escasez de recursos y la falta de acceso a bienes básicos como comida y agua, que tendrán un impacto sobre la salud, las economías, la seguridad, la migración y la competencia por esos recursos limitados”.

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También hace referencia a las consecuencias de la guerra de Ucrania. "El conflicto ya ha desencadenado turbulencias económicas, movimientos de refugiados sin precedentes, una crisis energética y escasez de alimentos. Muchos países reportan una inflación más alta y precios en aumento. Estos problemas empeorarán la situación socioeconómica, posiblemente provocando protestas violentas y malestar social en los países de bajos ingresos". Además, la guerra alimentará aún más la competencia geopolítica y los efectos pueden suponer desde conflictos militares a guerras híbridas. Toda esta situación provoca el terremoto perfecto para que aumente la presión en las fronteras.

El pacto migratorio que nunca llega

La gestión migratoria de la UE se ha convertido, desde 2015, en uno de los principales escollos para la política interna y exterior. Desde hace años, los Veintisiete están intentando llegar a un pacto de asilo de migración para gestionar situaciones como la crisis de refugiados sirios. En junio, los ministerios de Interior de la UE llegaron al inicio de un acuerdo de mínimos para el reparto voluntario de los migrantes.

El proyecto, que ha dado un paso adelante pero no ha sido aprobado, lleva atascado desde 2020 por los roces de los socios europeos en lo que respecta a la solidaridad de los países que reciben más migrantes, como España e Italia. La propuesta de la Comisión Europea se basa en que los países no están obligados a acoger a migrantes que han llegado a otros Estados, pero en el caso de no hacerlo, deben compensarlo de otra forma. Ya sea financiando las devoluciones de los migrantes irregulares o ayudando a los países que los han acogido.

placeholder Migrantes llegan al puerto de Messina a bordo del Open Arms, en Sicilia, Italia. (Reuters/Juan Medina)
Migrantes llegan al puerto de Messina a bordo del Open Arms, en Sicilia, Italia. (Reuters/Juan Medina)

El pacto definitivo puede tardar todavía meses en llegar, después de acuerdos como el que firmó la UE con Turquía en 2016. Eve Geddie, directora de la Oficina de Amnistía Internacional ante la UE, dijo hace unos meses que años después de haberse firmado este polémico pacto, 15.000 mujeres, hombres, niñas y niños siguen atrapados, hacinándose en campos de las islas griegas. "Turquía, un país que incluso ha devuelto gente a Siria, no es segura para las personas refugiadas y solicitantes de asilo. Los dirigentes de la UE deben redoblar los esfuerzos de solidaridad, incrementar las reubicaciones en otros Estados miembros y seguir los ejemplos solidarios de activistas y comunidades de acogida de toda Europa”, afirmó Geddie.

La misma gestión para todos los migrantes

Natalia Prokopchuk, de la Oficina Regional para Europa de la Agencia de la ONU para los Refugidios (Acnur), subrayó para El Confidencial que Ucrania ha sido un ejemplo de buena gestión en la recepción de refugiados. "La decisión de la Unión Europea (UE) de ofrecer protección temporal (TP) a los refugiados que huyen de Ucrania ha puesto de relieve la capacidad de Europa para un enfoque organizado y viable del asilo. Debería extenderse a todas las nacionalidades", apunta.

Foto: Fotografía tomada en Bengazi, Libia, en julio de 2019. (Reuters)

La organización ha repetido en varias ocasiones la necesidad de una reforma sostenible de asilo y avances en temas clave, continúa el portavoz, como la solidaridad dentro de la UE, condiciones de recepción adecuadas y procedimientos de asilo justos y rápidos. “Los retornos dignos para las personas que desean regresar a sus países de origen o que no necesitan protección internacional son igualmente cruciales para un sistema creíble y bien administrado”, subraya.

Hasta que no se llegue a este objetivo, la llegada de migrantes irregulares seguirá siendo un tema incómodo para la Unión Europea. En los últimos años, a pesar de que las cifras no llegan a las de 2015, las muertes de personas que intentan cruzar las fronteras por mar no han cesado. La agencia subraya que muchas de ellas se lanzan a la mar en embarcaciones endebles, no aptas para navegar.

El año pasado, Acnur anunció que, de enero a mayo, 500 perdieron la vida mientras trataban de cruzar el Mediterráneo central. En el mismo periodo en 2020, la cifra fue de 150 personas, lo cual se traduce en un incremento del 200%. En el último informe de la organización, ya han sido 872 las que han perdido la vida o han desaparecido en esta ruta migratoria.

Entradas y muertes de migrantes irregulares a Europa

El muro de contención marroquí

El número de migrantes irregulares ha aumentado en todas las rutas hacia la UE, menos en la frontera española con Marruecos, tras el fin de la crisis entre los dos países. Sin embargo, en la frontera del canal de la Mancha hacia Reino Unido se ha identificado otro punto caliente en los últimos meses. A pesar de que las cifras no llegan a la magnitud de los cruces en la ruta del Mediterráneo central, en agosto llegaron a la isla 1.295 personas en pequeñas embarcaciones, una cifra inédita en el Canal.

Los números han llegado a un punto histórico, a pesar de que el Gobierno de Reino Unido planea seguir con sus planes de deportar a Ruanda a los migrantes que lleguen al país de forma irregular. Boris Johnson endureció las leyes migratorias durante su mandato y calificó el plan de Ruanda como un "enfoque innovador". Las organizaciones por los derechos de los migrantes no lo ven de esta forma y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) bloqueó la salida del primer vuelo de Reino Unido a Ruanda, alegando el peligro potencial para los demandantes de asilo si se reubicaban en el país africano. Sin embargo, el país planea volver a intentarlo en los próximos meses.

La situación migratoria puede empeorar en el canal de la Mancha como consecuencia de la guerra de Ucrania y políticas como las deportaciones a Ruanda no tienen un efecto disuasorio para los solicitantes de asilo, según un informe del comité de asuntos internos de la Cámara de los Comunes. Si las consecuencias de la guerra de Ucrania empiezan a golpear con más fuerza, es muy probable que el número de cruces irregulares siga creciendo en esta ruta migratoria. Sin embargo, los parlamentarios apuntan a que este repunte puede explicarse porque muchos migrantes están cruzando esta frontera antes de que entre en vigor la política migratoria de deportaciones.

Vít Novotný, el experto en migración, asilo y control de fronteras en el Centro de Estudios Europeos Wilfried Martens, añade que una de las explicaciones más probables para explicar este aumento es que Reino Unido ha aumentado la vigilancia fronteriza y se han registrado más cruces en los últimos años. Por otro lado, los migrantes intentaban cruzar antes escondidos en camiones. "Los métodos de vigilancia fronteriza han mejorado y los agentes fronterizos de Francia y el Reino Unido ahora usan perros, detectores sofisticados y escáneres para identificar a los que cruzan la frontera ilegalmente", explica el analista. Por eso, muchas personas cruzan ahora en pequeñas embarcaciones y la mayoría son detectadas por las autoridades fronterizas.

Foto: Homenaje a los fallecidos en el canal de la Mancha en Calais. (Reuters/Pascal Rossignol)

Como medida de contención, los parlamentarios británicos apostaron por una mayor colaboración con Francia. "La asociación del Reino Unido con Francia en 2022 resultó en la detención de más de 13.500 intentos de cruzar desde Francia, un 60% más que en esta etapa el año pasado", dijo el Ministerio del Interior británico. Por su parte, Acnur recomienda, en lugar de impedir las llegadas —ya que muchas de estas personas pueden necesitar protección internacional—, "invertir en un procedimiento de asilo justo, rápido y eficiente".

El número de migrantes puede seguir creciendo y las preocupaciones de los analistas radican en la respuesta de la UE a lo que puede convertirse en una nueva crisis migratoria. A pesar de los pactos que están por venir y que pueden ayudar a gestionar la situación, el aumento de cruces irregulares ya ha sido utilizado con motivos electorales. Es el caso de Italia, uno de los países que más migrantes reciben y que enfrenta elecciones este septiembre tras la dimisión de Mario Draghi. Con candidatos como la ultraderechista Giorgia Meloni, que propuso utilizar un bloqueo naval para impedir la llegada de migrantes, todo apunta a que este será un tema recurrente durante la campaña. Y lo seguirá siendo en la ruta del Mediterráneo central si los migrantes siguen llegando por la situación de inestabilidad provocada por conflictos internos, la crisis económica y energética, así como una inflación y una escasez de alimentos provocadas por la guerra de Ucrania.

Las cifras de 2022 de migrantes irregulares que entran en Europa recuerdan a las de 2016. En ese momento, la UE vivía la mayor crisis de refugiados de su historia por la guerra en Siria. Ahora, con la invasión rusa de Ucrania como telón de fondo, el continente vive un hito en el número de entradas irregulares durante los primeros seis meses de este 2022. Hasta finales de julio, cruzaron de manera irregular 155.090 personas, lo que supone un aumento de un 86% respecto al mismo periodo de 2021, informó Frontex, la agencia que controla las fronteras de la UE.

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