La cumbre Sánchez-Macron debilita a Aragonès y pilla al soberanismo decaído

La cumbre hispano-francesa entre Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, que se celebra hoy, está debilitando la figura de Pere Aragonès como líder de ERC y ha pillado al independentismo catalán en horas bajas. La movilización que convocó para demostrar que el procés no está muerto se ha vuelto poco a poco en contra de los propios convocantes. En especial, contra Oriol Junqueras. El presidente de ERC liderará la presencia de los republicanos en la protesta, pero muchos temen que acabe recibiendo más pitos y críticas que los protagonistas de la reunión internacional.

El acto tendrá dos dimensiones para el independentismo: dentro y fuera. Dentro del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), estará Aragonès. Su rol se limitará a recibir a los protagonistas de la cumbre, pero no participará en ella. La Generalitat ha intentado mantener un encuentro por la tarde con Macron, aunque por ahora no lo ha conseguido. Este papel protocolario ha provocado duras críticas por parte del independentismo. Este miércoles, la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, seguía pidiendo al president que no acudiese al encuentro.

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Marcos Lamelas. Barcelona

Si dentro el ambiente ya es incómodo, fuera la cosa no mejora. Feliu aseguró que la concentración, que será una protesta estática, iba a ser en la cuatro columnas de Puig i Cadafalch, a menos de 300 metros del museo. Pero al final los Mossos les han obligado a bajar hasta la fuente mágica, a medio camino entre el palacio convertido en museo y la plaza Espanya.

Además de desplazarlos, el independentismo afronta el problema de que necesita unas 18.000 personas para llenar la plaza Carles Buigues alrededor de la conocida como fuente mágica, porque sirve para ofrecer a los turistas espectáculos de luz y color. Por ahora, la ANC ha contratado 30 autobuses para traer manifestantes de comarcas. Son pocos para una organización que en otras ocasiones ha traído autocares a cientos en la capital catalana. Una treintena de vehículos suponen unas 1.800 personas como mucho. Luego estarán los manifestantes que vengan de Barcelona y su área metropolitana.

Feliu ha reconocido que puede haber pitos contra Aragonès y Junqueras. Incluso los ha justificado de manera preventiva. “Las contradicciones pasan factura”, declaró a Ràdio Estel. Pero es lo mismo que reconocer que la “unidad” de la que se lleva presumiendo una semana es en realidad impostada.

Aragonès, minimizado

En el Palau de la Generalitat empiezan a ponerse la tirita antes que la herida y ya están criticando que desde la Moncloa se "minimice" el papel de Aragonès en la cumbre. Lamentan que se haya reducido su papel a mínimos y que solo vaya a estar presente en la recepción inicial a los protagonistas. Además, denuncian que el protocolo está limitando a Aragonès a lo que podría hacer “un presidente de comunidad autónoma más”.

Pasqual Maragall ya hizo de anfitrión de una cumbre hispano-francesa en 2006

Pasqual Maragall ya desempeñó esta misma función en otra cumbre hispano-francesa, que se celebró en 2006 en Girona y que reunió a José Luis Rodríguez Zapatero con Jacques Chirac. Pero Maragall nunca hizo planteamientos similares, tal vez porque era consciente de que ponerlos sobre la mesa solo lo hacía más débil.

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La cumbre ha de afrontar los problemas pendientes entre Francia y España. El país galo no quiere abrir muchos pasos fronterizos que ya ha cerrado. Están las conexiones energéticas, no solo la tubería que llevará hidrógeno verde entre los dos países, en concreto entre Marsella y Barcelona. También las eléctricas o la colaboración en las áreas de seguridad, entre otros muchos temas.

Aragonès intentó colocar la cuestión catalana en la agenda de los dos mandatarios, en su carta a la Moncloa con una lista de temas, incluyendo la situación del catalán a ambos lados de la frontera —su salud lingüística es mucho peor en la zona de Perpiñán—. Pero el Gobierno de Sánchez no ha aceptado.