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Mercedes González: la artillera multiusos de Pedro Sánchez para la Guardia Civil
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Dos años de cambios

Mercedes González: la artillera multiusos de Pedro Sánchez para la Guardia Civil

El presidente socialista premia a la ya exdelegada del Gobierno, que hace unos meses fue apartada como candidata a la alcaldía de Madrid, y la sitúa al frente del Instituto Armado tras la dimisión de María Gámez

Foto: La nueva directora general de la Guardia Civil, Mercedes González. (EFE/Borja Sánchez Trillo)
La nueva directora general de la Guardia Civil, Mercedes González. (EFE/Borja Sánchez Trillo)

Los dos últimos años de Mercedes González han sido una especie de montaña rusa. Tan pronto estaba en lo alto, encumbrada por su partido y postulándose para la alcaldía de la capital, como abajo, apartada de la carrera a las urnas y cuestionada por su escaso tirón electoral. Lo que sí se ha mantenido lineal es su lealtad a Pedro Sánchez, a pesar de los golpes de mano y las continuas idas y venidas. Y quizá por eso el presidente haya premiado a la delegada del Gobierno en Madrid y le haya encontrado acomodo ahora en la Guardia Civil. La exconcejala del PSOE estaba llamada a liderar a los socialistas el próximo 28 de mayo, pero en un nuevo giro de los acontecimientos ha acabado al frente del Instituto Armado tras la dimisión de María Gámez. Una mujer con experiencia para cualquier descosido.

González fue designada delegada del Gobierno en Madrid el 30 de marzo de 2021. Apenas han pasado un par de años, pero parece un mundo. Su nombramiento se interpretó como una maniobra del PSOE a largo plazo para que ganara peso y proyección mediática frente a Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, cuya popularidad estaba por las nubes. Una forma de preparar el terreno de cara a las elecciones y competir con los populares de tú a tú. El guion estaba escrito y solo unos meses después Ferraz la impulsó como la líder de Madrid Ciudad, la nueva agrupación del partido en la capital, que aglutina bajo un mismo mando todos los distritos. Ganó por incomparecencia de sus rivales. Nadie le disputó la secretaría general.

Foto: La directora general de la Guardia Civil, María Gámez. (EFE)

La nueva directora de la Guardia Civil ya contaba entonces con cierta fama de guerrera. Sobre todo contra el PP. Sus años como edil en el Ayuntamiento de Madrid son el mejor ejemplo de que no se calla ante nada ni nadie, una máxima que comparten tanto sus compañeros de filas como sus rivales políticos. No lo hizo ante Manuela Carmena, pese a que los socialistas sostenían su Gobierno, y no lo hizo frente a Almeida, por razones obvias. Todo estaba de cara para González, que empezó fuerte con episodios como el que protagonizó al estilo Pimpinela con el alcalde de la capital, con quien tiene una excelente relación. A gusto en el barro.

El PSOE, irrelevante en Madrid desde hace décadas, había encontrado su velocidad de crucero con el 28-M en el horizonte. El pasado mes de julio, incluso, Mercedes González organizó un encuentro con periodistas para explicar las líneas maestras del partido en la ciudad. Pero una pregunta sin respuesta alimentaba ya todo tipo de rumores y especulaciones. ¿Por qué no se confirmaba que iba a ser la candidata? Ni ella ni nadie de su círculo de confianza se atrevían a dar un plazo, mientras los nombres de los ministros aparecían sin cesar como futuribles, como en el mercado de fichajes de verano.

Del todo a la nada

La delegada había pasado del todo a la nada. Sondeos internos advertían a un año de las elecciones de que la apuesta por la delegada del Gobierno no había obtenido el resultado deseado. La capacidad de movilización de González era más bien nula y todo apuntaba a otra debacle en el primer ayuntamiento de España. "A Mercedes se le ha dado todo. Se le ha dado el escenario y se ha puesto toda la carne en el asador. Pero se han dado cuenta de que no tira", explicaba entonces una fuente del partido, tan desencantada con las expectativas como Ferraz. Y como el que mueve fichas en un tablero, Pedro Sánchez descartó a Mercedes González para la alcaldía de Madrid.

Foto: Juan Lobato y Pedro Sánchez, durante un acto del PSOE de Madrid. (EFE/Víctor Lerena)

El calendario de primarias, previsto para después del verano, dejó al descubierto los planes de Ferraz y a González fuera de foco. La dirección del PSOE aplazó la elección de las candidaturas en Madrid y Las Palmas, dos ciudades reservadas para las ministras Reyes Maroto y Carolina Darias, respectivamente.

La delegada del Gobierno se quedó de nuevo a las puertas de Cibeles, un cargo que siempre tuvo en mente. En 2019, perdió la partida frente a un paracaidista, Pepu Hernández, y esta vez hizo lo propio ante la titular de Industria, Comercio y Turismo. Pese a ser la líder de la agrupación de Madrid, quedó totalmente desdibujada, sin influencia y sin apenas peso en la toma de decisiones. La prueba más evidente fue en la confección de la lista electoral, pilotada por Maroto y su jefa de campaña, Enma López. La extraña tricefalia en la ciudad, con una secretaria general, una candidata y una portavoz (Mar Espinar), no era para nada equilibrada.

Foto: Adriana Lastra, Ángel Gabilondo y Jorge Javier Vázquez, durante un acto de la campaña de 2021. (EFE/Chema Moya)

La labrada reputación de combativa de Mercedes González no se dejó ver en esta ocasión. Sánchez no es el PP y la exconcejala acató prácticamente sin rechistar la decisión del presidente del Gobierno, mientras su equipo se afanaba en restar importancia a lo sucedido. Al menos, públicamente.

Pero la condición de multiusos trasciende incluso de un fiasco como este. El esfuerzo y el compromiso de la ya exdelegada del Gobierno han tenido recompensa en forma de nuevo despacho. Mercedes González, la mujer para todo de Pedro Sánchez, llega a la Guardia Civil en mitad de una fuerte marejada tras la dimisión de su predecesora por la imputación de su marido. Su primera piedra en el camino será lidiar con la marejada interna por el caso Cuarteles, nada desconocido tras dos años con una crisis tras otra en la Delegación en Madrid.

Los dos últimos años de Mercedes González han sido una especie de montaña rusa. Tan pronto estaba en lo alto, encumbrada por su partido y postulándose para la alcaldía de la capital, como abajo, apartada de la carrera a las urnas y cuestionada por su escaso tirón electoral. Lo que sí se ha mantenido lineal es su lealtad a Pedro Sánchez, a pesar de los golpes de mano y las continuas idas y venidas. Y quizá por eso el presidente haya premiado a la delegada del Gobierno en Madrid y le haya encontrado acomodo ahora en la Guardia Civil. La exconcejala del PSOE estaba llamada a liderar a los socialistas el próximo 28 de mayo, pero en un nuevo giro de los acontecimientos ha acabado al frente del Instituto Armado tras la dimisión de María Gámez. Una mujer con experiencia para cualquier descosido.

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