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El alma de Maradona vs. el rey de Europa: lo último de Paolo Sorrentino se filma en Nápoles
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El alma de Maradona vs. el rey de Europa: lo último de Paolo Sorrentino se filma en Nápoles

"El Nápoles no tiene historia, tiene mitología". El ídolo argentino aún altera el relato y la vida de la ciudad italiana y el equipo partenopeo 30 años después de su marcha. Los de Ancelotti, ante su primer gran partido europeo del curso

Foto: Estatua de Diego Armando Maradona en el estadio que lleva su nombre del Nápoles. (EFE/EPA/Cesare Abbate)
Estatua de Diego Armando Maradona en el estadio que lleva su nombre del Nápoles. (EFE/EPA/Cesare Abbate)

Entre el mundo de los sueños y la realidad se sitúan las imágenes que proyectaban los primeros cinematógrafos. La linterna mágica alumbró un nuevo mundo, la posibilidad de que el espectador entrase en nuevas realidades donde los límites entre lo imaginado y lo real se ponían en jaque, como supo de forma pionera George Meliès. El cine tiene mucho de mito, y quien se enfrenta a un visionado ha de abrazar con felicidad los trucos de la ficción. El 15 de febrero de 2017, en una jornada apacible de invierno en el Santiago Bernabéu, el Real Madrid recibía al Nápoles en octavos de final de la Champions League. Lo que ocurría en el césped estaba interesante, pero la gente miraba también al palco. ¿Qué pasaba allí? Diego Armando Maradona, Paolo Sorrentino y Javier Cámara, entre otros, compartían confidencias y, sobre todo, los dos primeros debieron estar muy contentos cuando Lorenzo Insigne abrió la lata. Pero ahí acabó la magia para los italianos, que perdieron 3-1. La eliminatoria se terminó de cerrar en la vuelta, con otro 1-3 para los blancos. Ahí se acabó la película para los napolitanos. Seis años después, San Paolo vuelve a acoger este auténtico partido de cine (21:00 h).

Nápoles es una ciudad con una fotogenia inequívoca, y el séptimo arte no lo ha querido desaprovechar. Baste pensar en Matrimonio a la italiana, con Marcello Mastroianni y Sophia Loren intentando salir adelante en la Nápoles de la II Guerra Mundial, filmado por el cuatro veces ganador de un Oscar Vittorio de Sica, y que adaptaba la obra teatral de Eduardo de Filippo —el más grande dramaturgo napolitano del pasado siglo y, quizás, el segundo de toda Italia, tras el inigualable Luigi Pirandello—. O también viene a la mente las imágenes de la ciudad en ruinas en el segundo capítulo de Paisà, película rodada meses después del final de la segunda contienda en 1945, por Roberto Rossellini. Y, si se salta a la contemporaneidad, conviene pensar en el referido Sorrentino y en Fue la mano de Dios (2021), donde el fútbol y el rival del Real Madrid esta noche, el S.C.C. Napoli, tiene su gran cuota de importancia.

Foto: Maradona y Santilla, antes del partido de ida en el Bernabéu. (EFE)

La última película del oscarizado director se abre con un helicóptero que sobrevuela la bahía de la localidad, y las imágenes muestran una panorámica bellísima desde el cielo. Si no fuera por el ruido de las hélices, podríamos pensar que este plano, en realidad, nos muestra la mirada simbólica de Maradona, fallecido un año antes del estreno de la película, ya que Fue la mano de Dios no es solo la cinta más personal de su director, una mirada al momento trágico de su adolescencia en que perdió en sus padres en un accidente, sino también un homenaje al Pelusa, el ídolo de su vida. Han pasado ya dos años desde el estreno, y los cinéfilos esperan con ansia la siguiente película del realizador partenopeo. Así, y dado que el cine es ese lugar mágico donde la realidad se pone en suspenso, imaginemos que el partido de esta noche es el esperado décimo largometraje de Sorrentino, y repasamos la idiosincrasia del Nápoles, sus últimos años y su actualidad de la mano de varias de las películas más notorias del realizador. Una previa a modo de tráiler.

Un hombre de más (2001). San Paolo y su mística

Las últimas reformas del mítico San Paolo —rebautizado como Diego Armando Maradona tras la muerte del astro argentinono enmascaran la imagen de campo vetusto y roñoso, propio de otro siglo, que tiene el emplazamiento en que los napolitanos juegan sus encuentros como locales. No es, ni mucho menos, el estadio más estético del mundo, y tampoco ayuda el hecho de que una pista de atletismo separe la grada del césped. ¿Cómo es posible, en tal contexto, que sea un estadio con tanta mística? La clave está en la grada, en ese popularmente conocido como jugador número 12, ese 'hombre de más' con el que tituló Sorrentino su debut en el largometraje, y donde el calcio ochentero tenía un gran protagonismo. "La mística que tiene el estadio se la da su gente. Es un campo que está alejado del centro y las gradas no están cerca del césped, por lo que de entrada es algo frío, pero es la afición napolitana y el nombre los que le dan esa religiosidad", explica Sergio Vázquez, periodista deportivo y autor de la novela Moneda al Aire (Panenka, 2023), que llega a las librerías el próximo 18 de octubre.

placeholder El estadio Diego Armando Maradona estalla con un gol local. (EFE/EPA/Cesare Abbate)
El estadio Diego Armando Maradona estalla con un gol local. (EFE/EPA/Cesare Abbate)

Esa religiosidad que refiere Vázquez, aunque parezca irracional, es vital para entender todo lo que rodea al Nápoles y sus símbolos, incluido el estadio. Todo es una cuestión de fe, sabiendo que el Dios absoluto nació en el barrio de Villa Fiorito, a más de 11.000 kilómetros de la capital del sur italiano. "Nápoles es una ciudad donde cuesta mucho ser ateo. Allí todos creen en algo, en lo que sea. Y casi todos son devotos de Maradona. El estadio es un lugar de culto, y tiene mística porque el Nápoles no tiene historia, tiene mitología. El estadio sigue casi igual que hace décadas, vetusto y descuidado. Se han hecho varias reformas últimamente, pero sigue sonando la misma música que cuando Maradona calentaba, y entre los tifosi el número que más se lleva a la espalda es el 10", explica Pipe Olcina, periodista enamorado de todo lo que rodea a la ciudad y el equipo partenopeo, y que ha cubierto los partidos del equipo para diferentes medios.

Las limitaciones apuntadas del antiguo San Paolo, aunque se atenúen por el hervidero y júbilo que monta la afición en los días grandes, salen a la luz en los partidos menos calientes, que son bastante a lo largo de un curso futbolístico. Por ello, Aurelio De Laurentiis, el carismático presidente del club, ha amenazado ya en ocasiones con llevarse el equipo de allí, pues el estadio es propiedad del Ayuntamiento, y el ente público no es muy dado a acometer las reformas que se piden desde la directiva. De Laurentiis es el gran constructor de este nuevo Nápoles exitoso, pero son también tantas las polémicas que lleva encima que su perfil daría para un interesante documental. A fin de cuentas, no se puede olvidar que es puro cine, ya que trabaja como productor y desciende de una familia muy conocida en el desarrollo del séptimo arte italiano.

This Must Be the Place (2011). Décadas de oscuridad

Los 80 fueron los mejores años del equipo, asociados íntimamente a la llegada de Diego Armando Maradona a la ciudad. Pocos olvidan la presentación del jugador en la calurosa jornada del 5 de julio de 1984, en un San Paolo atestado, con más de 75.000 almas coreando el nombre de un recién llegado que trastocaría la realidad social, política y, cómo no, deportista de una región que llevaba años olvidaba. En sus seis temporadas con la mítica camiseta con el logo de Buitoni, los napolitanos ganaron la Liga por primera vez en su historia, hasta en dos ocasiones, y levantaron la Copa de la UEFA. Fue un terremoto difícil de explicar, y que acabó pasando factura a todos, incluido el propio jugador, como bien muestra el documental Diego Maradona (2019), de Asif Kapadia.

Pero la marcha del “barrilete cósmico” también adelantó la caída en picado de la institución, y de la gloria se pasó en pocos años a la inmisericorde tragedia. “A mediados de los 90, el club empieza a flaquear, pese a algún escarceo europeo aún interesante, pero ya a finales de siglo empiezan los cambios en la propiedad, y los nuevos propietarios no consiguen estar a la altura. Así llega el dramático descenso y la bancarrota en una época en que había muchos líos a nivel accionarial entre los diferentes grupos empresariales locales que habían entrado. Estos se enfrentan entre sí, no dejan de crecer las deudas y, al final, se produce la traumática bancarrota, que provoca que el Nápoles como tal desaparezca y se tenga que refundar”, explica Toni Padilla, una de las voces a escuchar cuando se mezclan el fútbol y la historia, y que ha publicado libros como el reciente Unico grande amore (Panenka, 2023) o El historiador en el estadio (Principal de los Libros, 2021). En el primero, un volumen en el que viaja por la Italia futbolística, la esencia de la urbe y el fútbol partenopeo se cuelan en sus recomendables páginas.

Foto: Diego Latorre, ahora comentarista de éxito. (ESPN)

El año 2004 es un año triste para la entidad. Tras los descensos y ascensos de los años previos y el incremento de problemas en los despachos, el Nápoles desaparece. Es aquí donde emerge la figura heroica de De Laurentiis, que refunda el equipo sobre las cenizas del anterior, pero con otro nombre, Napoli Soccer. Compra una plaza en la tercera división italiana, la Serie C, y empieza a competir en ella. Forma parte de un linaje de productores cinematográficos muy famosos, los De Laurentis: "Nacidos a pocos kilómetros de la ciudad, se trata de una familia del mundo del cine, en la que unos se quedaron en Roma y otros se marcharon a Estados Unidos. Aurelio, que se habría criado mucho allí, cuando nace el nuevo Nápoles lo bautiza como el Nápoli Soccer, a la americana, aunque rápidamente cambió el nombre", comenta Padilla. Sobrino del productor Dino De Laurentiis —quizás el más notorio en clave cinematográfica de su linaje, que llegó a producir películas del genio Federico Fellini como La strada (1954) o Las noches de Cabiria (1957)—, Aurelio es, además, hijo del también productor Luigi De Laurentiis, quien también llegó a producir a cineastas como Mario Monicelli.

El primer varapalo serio del refundado equipo ocurre en la primera temporada en Serie C. En el play-off de ascenso son derrotados por el Avellino, lo que despierta heridas recientes aún sin cicatrizar: "Fue un drama porque Avellino es una ciudad muy cercana a Nápoles y hay mucha rivalidad. Fue una época muy complicada", expresa Padilla. No obstante, De Laurentiis decidió apostar realmente por la nave, y fue notable la inversión económica de estos primeros compases. Es la figura más destacada en el balompié napolitano del siglo XXI, según Olcina: "El fútbol es cíclico y Nápoles tan visceral como pasional, por lo que estaba destinada a los infiernos. En Italia han sido muchos los equipos refundados. Por suerte, Aurelio De Laurentiis vio una oportunidad de mercado cuando el equipo desapareció e hizo de la nada uno de los proyectos más sólidos a nivel continental en la última década. El camino ha sido largo desde su refundación en 2004, pero el Scudetto del último año tiene mucho mérito de los Reina, Albiol, Callejón o Higuaín, entre otros tantos, que ayudaron al Nápoles a subir un escalón".

Foto: Diego Maradona sale al campo, en un fotograma del documental de Asfi Kapadia 'Diego Maradona'

Pese al golpe anímico de Avellino, supo recomponerse con dignidad la escuadra napolitana y encadenó dos ascensos en poco tiempo, hasta conseguir subir a la Serie A en la temporada 2006-2007. Curiosamente, ese mismo año jugó la Serie B la Juventus de Turín, tras ser descendido por el escándalo Calciopoli. También los bianconeri volverían a la máxima categoría tras su penado paso por el infierno en esa misma temporada. La vuelta a la Serie A, en el curso 2007-2008, nos muestra ya un Nápoles que tiene visos del campeón actual. En el mercado veraniego De Laurentiis contrata a Marek Hamsik o Ezequiel Lavezzi, absolutas insignias de la entidad. El eslovaco, definido por Sorrentino en Tony Pagoda y sus amigos, su segunda novela, como un ser con "gafas y mirada de una inteligencia total, que parece un joven médico" es, probablemente, el jugador más importante de la historia del nuevo Nápoles, con doce temporadas en el equipo, mostrando siempre un gran nivel y siendo una de las estrellas. En la temporada 2010-2011 el equipo consigue el tercer puesto y se clasifica, veinte años después, para la Champions League. Empieza la década dorada del Nápoles de De Laurentiis, la constatación de que la decadencia ya ha quedado atrás, y que culminará con el Scudetto cosechado la primavera pasada.

Son muchos los nombres destacado del equipo partenopeo en estos años: Edinson Cavani, Gonzalo Higuaín, José Callejón, Lorenzo Insigne o Dries Mertens, entre otros. Si bien Olcina quiere recordar una figura que también ha sido clave desde los banquillos para sentar los pilares del éxito, a su parecer, y cuyo nombre pasa más desapercibido en el contexto napolitano: el entrenador Rafa Benítez: "Gracias a él, el conjunto partenopeo dio un paso más hacia su europeización. Sin duda alguna ha de entenderse como una figura clave para entender el crecimiento y la solidez del Nápoles a día de hoy", asegura el periodista. El actual preparador del Celta de Vigo llegó a la ciudad de los miles de colores, como canta de ella Pino Daniele, en el verano de 2013.

placeholder Higuaín, uno de los grandes goleadores de la historia del Nápoles. (EFE/Maurizio degl'innocenti)
Higuaín, uno de los grandes goleadores de la historia del Nápoles. (EFE/Maurizio degl'innocenti)

El gran éxito se confirma con la consecución del Scudetto de la temporada 2022-2023, una campaña inolvidable en la que el equipo dirigido por Luciano Spalletti llega a aventajar en veinte puntos al segundo clasificado. Hasta el previsible —aunque muy tardío— bajón de primavera, los azzurri fueron una máquina de ganar, aplastando a casi todos sus rivales. Ha sido un viaje órfico, de vuelta desde el averno —igual que el del protagonista de This Must Be the Place, el quinto largometraje de Sorrentino—, pero el final ha merecido la pena. Sin duda, "este debe ser el lugar" para el Nápoles: ser uno de los equipos punteros de Italia.

Fue la mano de Dios (2021). No es una persona cualquiera

Es un hombre pegado a una pelota de cuero. Sorrentino dedicó su premio Oscar a Federico Fellini, Martin Scorsese, Talking Heads y al 10. A nadie sorprendió este tributo, pues como siempre dijo el director de cine, Maradona le salvó la vida. Para entenderlo hay que remontarse a la Nápoles del segundo lustro de los ochenta. Sus padres se marcharon de fin de semana a su nueva casa de montaña en la región de Campania, y el adolescente les pidió permiso para ausentarse y acudir con otros tiffosi, en autobuses del equipo, para ver un partido liguero de su amado Nápoles y su ídolo Maradona en la Toscana. El 0-0 con el que acabó el duelo en el estadio del Empoli fue lo de menos para el joven Paolo, ya que durante su ausencia sus padres fallecieron por una mala combustión de la chimenea. Una historia que ha mostrado —amparado, como siempre, en los resortes de la ficción—, en su última película, Fue la mano de Dios, en la que el Pelusa es también un personaje destacado, pese a apenas aparecer en el metraje. Se diría que el astro en la película es mucho más que un personaje, es una presencia: un inequívoco santo.

En realidad, Maradona no solo salvó a Sorrentino. También salvó a toda Nápoles con su llegada a la ciudad. Es tal el impacto que tiene aún en la urbe y en el equipo que tratar de explicar el amor de los napolitanos al futbolista puede convertirse en una quimera. Toni Padilla se remonta, incluso, siglos atrás para comprender el fenómeno: "Para entenderlo hay que ver la autoestima baja de una ciudad que se sabe rica en el pasado, que fue capital del Reino de Nápoles. De repente, con la unificación de Italia, pasa a ser un poco periférica, y los napolitanos pasan a sentirse ciudadanos de segunda, sobre todo frente al Norte. Y llega la pobreza, un terremoto, una epidemia de cólera, la presencia siempre del volcán, etc. Es una ciudad con autoestima baja, pero que sabe que ha sido muy importante y que tiene una cultura amplísima. Y en este momento de autoestima bajísima, se dice que los ochenta son el peor momento de la historia de Nápoles, pues a todo lo que se había pasado se suma la guerra civil entre la nueva Camorra que destrozó la ciudad o el impacto de la llegada de la droga. Y llega Maradona, y se convierte en un héroe popular, y de él se dice que está al mismo nivel que los héroes populares de siglos atrás. Es amado por eso, porque le dio un triunfo a la gente de Nápoles frente a los poderosos del Norte en un momento en que estaban muy hundidos", afirma.

placeholder Las calles de Nápoles tras la muerte de Maradona. (EFE/EPA/Ciro Fusco)
Las calles de Nápoles tras la muerte de Maradona. (EFE/EPA/Ciro Fusco)

Maradona se convierte en un Dios para la parroquia napolitana, guste o no el deporte rey. El amor procede no tanto de los éxitos futbolísticos, que también se logran, sino de poder mirar de tú a tú al Norte. Y es que la fractura entre las dos mitades de Italia es grande desde el Risorgimento de mediados del siglo XIX, pero incluso se acrecienta tras la II Guerra Mundial. Unas diferencias que el cine también ha mostrado —basta pensar, por ejemplo, en la extraordinaria Rocco y sus hermanos (1960), de Luccino Visconti—, por lo que Maradona se convierte en el portador de la corona del otrora reino de Nápoles —a diferencia de lo que ocurre en el norte, en el referéndum celebrado tras el final de la segunda contienda bélica respecto de instaurar la corona o establecer una república, en el sur vence la primera opción, y en la ciudad partenopea más de dos tercios se decantan por la monarquía—. Se puede hablar, pues, que el fichaje trae una "revancha social" hacia el siempre opulento y narcisista norte italiano: "El sur pudo mirar a los ojos a la soberbia del norte. Más allá del fútbol como vehículo social, Maradona fue líder y portavoz de una ciudad reprimida, juzgada y discriminada. El relato de Maradona no sería tan grande sin Nápoles, y si Diego no hubiera acabado en el sur de Italia seguro que más de la mitad del globo no ubicaría a la ciudad en el mapa. Allí el tiempo está concentrado, el pasado es presente y Maradona está en cada esquina", explica Olcina.

El 5 de julio de 1984 es un punto de inflexión que sobrepasa el deporte. Tanto es así que Sergio Vázquez habla de la existencia de un a. M. y un d. M. en Nápoles, y recuerda un episodio que vivió en su última visita turística a la ciudad: en un tour por los sótanos de la histórica villa, la joven guía, que no pasaba de 25 años, tuvo que parar su charla por emocionarse tras recordar a Maradona. Por su edad nunca lo vio jugar, pero es algo que da igual en tierras partenopeas: Maradona es un Dios allí, y siempre está presente.

La grande bellezza (2013). Un partidazo entre los favoritos

Probablemente no haya nada más grande para un director que conseguir un premio Oscar, y el realizador napolitano lo logró con La gran belleza, su película más notoria y uno de los textos culmen de la contemporaneidad. Maradona fue recordado en el discurso de recogida del premio, pero el futbolista aparece mucho más en su restante filmografía. Es un personaje secundario en la maravillosa Youth (2016), su séptimo largometraje, como un sujeto con obesidad mórbida que pasa sus días en un hotel-balneario pero que, pese a no poder casi ni respirar, es capaz de dar infinitos toques a una pelota de tenis. Sorrentino reconoce recrear en esta secuencia un recuerdo suyo de adolescencia y, al mismo tiempo, es imposible no evocar el calentamiento del jugador del Nápoles, con sus botas deportivas desatadas, mientras suena Live is Life. Además, Maradona es también omnipresente en las dos temporadas de la serie sorrentiniana vaticana, con el cardenal Voiello —antigua publicidad del equipo, que llevó el propio argentino en su camiseta— vestido con la equipación azzurra y un despacho plagado de decoración maradoniana.

Si los napolitanos despliegan el juego vistoso que exhibieron gran parte de la campaña pasada y los de Carlo Ancelotti se convierten en el todopoderoso equipo que tiene en la Champions su principal torneo, podría convertirse el duelo de esta noche en un partido de extraordinaria belleza. Y esta "gran belleza" pasa para los de Rudi García en que se calmen las aguas con la estrella del equipo, el delantero Victor Osimhen, y que vuelva a emerger el talento de Khvicha Kvaratskhelia. Nigeriano y georgiano son las grandes bazas de un equipo que no ha empezado a un nivel tan alto el presente curso, pese a que viene de golear el pasado sábado al Lecce por 0-4.

De hecho, parte de las miradas están puestas en el actual míster: “La gente no está muy contenta con Rudi García, pese a ganar en el debut de Champions League con un pelín de fortuna en Braga. Es un equipo que ataca muy bien, con bandas peligrosas, con un Di Lorenzo capaz de meter buenos centros y con un buen cancerbero como Meret. Pero este año aún no se han encontrado, y la transición de Spalleti a García no acaba de funcionar”, expresa Padilla. Olcina destaca que el mercado que ha hecho el equipo es decepcionante, más aún cuando se trata del vigente campeón del campeonato doméstico italiano, y señala, además de a Kvaratskhelia y a Osimhen, a Lobotka y De Lorenzo como jugadores a tener en cuenta por los blancos: "De Lobotka no se habla tanto, pero todo gira en torno a él. Es un gusto verle jugar", afirma el periodista.

El partido se disputa a las 21:00 horas en el estadio Diego Armando Maradona, y su resultado será vital para que se empiece a perfilar quien toma el mando del grupo y acaricia ya el pase a octavos de final, salvo desastre. Jugará, al igual que lo ha hecho en el partido de este último fin de semana, Osimhen, peleado con el club y con De Laurentiis tras el último ridículo público evitable que supuso el vídeo de TikTok en que la cuenta oficial del club se mofaba de un error del jugador. Los defensores centrales Juan Jesús y Amir Rrahmani, lesionados a finales de septiembre, no serán de la partida. Por su parte, Ancelotti tiene que seguir recomponiendo la defensa, ya que Alaba no será de la partida, aunque insufló tranquilidad ver que Rudiger, pese a sus molestias, rindió al cien por cien en la goleada en Girona del pasado sábado. Se espera un auténtico partidazo. Y, por qué no, digno de ser filmado. ¡Luces, cámara, acción!

Entre el mundo de los sueños y la realidad se sitúan las imágenes que proyectaban los primeros cinematógrafos. La linterna mágica alumbró un nuevo mundo, la posibilidad de que el espectador entrase en nuevas realidades donde los límites entre lo imaginado y lo real se ponían en jaque, como supo de forma pionera George Meliès. El cine tiene mucho de mito, y quien se enfrenta a un visionado ha de abrazar con felicidad los trucos de la ficción. El 15 de febrero de 2017, en una jornada apacible de invierno en el Santiago Bernabéu, el Real Madrid recibía al Nápoles en octavos de final de la Champions League. Lo que ocurría en el césped estaba interesante, pero la gente miraba también al palco. ¿Qué pasaba allí? Diego Armando Maradona, Paolo Sorrentino y Javier Cámara, entre otros, compartían confidencias y, sobre todo, los dos primeros debieron estar muy contentos cuando Lorenzo Insigne abrió la lata. Pero ahí acabó la magia para los italianos, que perdieron 3-1. La eliminatoria se terminó de cerrar en la vuelta, con otro 1-3 para los blancos. Ahí se acabó la película para los napolitanos. Seis años después, San Paolo vuelve a acoger este auténtico partido de cine (21:00 h).

Nápoles es una ciudad con una fotogenia inequívoca, y el séptimo arte no lo ha querido desaprovechar. Baste pensar en Matrimonio a la italiana, con Marcello Mastroianni y Sophia Loren intentando salir adelante en la Nápoles de la II Guerra Mundial, filmado por el cuatro veces ganador de un Oscar Vittorio de Sica, y que adaptaba la obra teatral de Eduardo de Filippo —el más grande dramaturgo napolitano del pasado siglo y, quizás, el segundo de toda Italia, tras el inigualable Luigi Pirandello—. O también viene a la mente las imágenes de la ciudad en ruinas en el segundo capítulo de Paisà, película rodada meses después del final de la segunda contienda en 1945, por Roberto Rossellini. Y, si se salta a la contemporaneidad, conviene pensar en el referido Sorrentino y en Fue la mano de Dios (2021), donde el fútbol y el rival del Real Madrid esta noche, el S.C.C. Napoli, tiene su gran cuota de importancia.

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