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Fernando Signorini: "A Maradona le hubiera encantado ser el 'Che' Guevara"
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Preparador físico de Diego

Fernando Signorini: "A Maradona le hubiera encantado ser el 'Che' Guevara"

Acompañó al Pelusa desde 1983 hasta 1994 tras conocerse en Barcelona. Luego integró su cuerpo técnico cuando fue nombrado seleccionador de Argentina

Foto: Fernando Signorini, junto a Leo Messi. (EFE/Andreas Gebert)
Fernando Signorini, junto a Leo Messi. (EFE/Andreas Gebert)

"No le conté nada a mi mujer porque si se hubiera enterado, me hubiera pedido el divorcio", dice entre risas Fernando Signorini (Lincoln, Argentina, 1950). Lo que no le comentó fueron sus dudas cuando Maradona le propuso ser su preparador físico personal en 1983 mientras jugaba en el Barcelona.

Signorini llegó a la Ciudad Condal con 1.100 dólares y el billete de ida. Quería ganar experiencia y así fue durante días a la puerta de la ciudad deportiva para ver si los dejaban acceder a los entrenamientos hasta que Menotti aceptó. Esa decisión, unida a la lesión de Goikoetxea a Maradona, provocó un vínculo inquebrantable entre Diego y él.

'El Profe', como lo llamaba Diego, fue una de las personas más importantes de su círculo. Su lealtad se basó en la palabra, tanto que nunca firmaron un contrato. Después de tantos años y vivencias con Maradona, ha publicado 'Diego desde adentro' (Planeta, 2021) junto a Fernando Molina y Luciano Wernicke. Actualmente, integra el cuerpo técnico del Chivas de Guadalajara.

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PREGUNTA. ¿Cuándo decidió escribir el libro sobre Maradona?

RESPUESTA. Nunca había pensado escribir un libro sobre Diego. No obstante, un día me encontré en el aeropuerto de Lima a Fernando Molina, que trabajó en la comunicación de la selección durante el Mundial 2010 y coincidió con Maradona. Charlamos y me preguntó por mi experiencia con El Pelusa. Ahí salieron recuerdos, anécdotas, vivencias… En un momento, me dijo que tenía que escribir un libro porque esas cosas las sabía poca gente. A los pocos días, nos encontramos en Buenos Aires y le comenté que no iba a escribir el libro porque no soy escritor profesional. Entonces me comentó que tenía un amigo que había escrito varios, Luciano Wernicke, y tomamos un café. Comenzamos a grabar y él se ocupó de escribir el libro. Yo sólo le conté todo. Este libro no tiene nada que ver con la frivolidad porque yo quería reflejar a Diego más que a Maradona.

P. Usted siempre separa a Diego de Maradona. ¿Cuándo se produjo esa división irreversible?

R. En Nápoles, donde su vida era prácticamente imposible fuera de su casa. Él era un chico muy proclive a divertirse junto a su familia y con el que daba gusto compartir los momentos de puertas para dentro. Sin embargo, cuando ponía un pie en la calle se tenía que transformar para responder a todas las exigencias de un ambiente que cada vez se enrarecía más. La gente que quería a Diego era la misma que, cuando estaba en Villa Fiorito, lo despreciaba.

P. Ahora volveremos a Diego. Usted cuenta en el libro que se dedicó a la preparación física porque un amigo le dijo que quedaba una plaza en un curso. ¿Se había planteado en alguna ocasión esa opción?

R. De ninguna manera. Mi padre decía que todos los que se dedicaban al fútbol eran una manga de vagos, que la vida tenía que ser estudio y trabajo. Él tenía una empresa en Lincoln y falleció cuando yo tenía 19 años. Eso me liberó porque, de lo contrario, yo me hubiera dedicado a lo mismo que él.

P. Entonces fue usted un pionero en su familia…

R. Sí, sí. Él quería que me hiciera cargo de todo, pero yo no quería saber nada. No obstante, no me podía rebelar. En ese sentido, tuve 'la suerte' de que él falleciera para hacer lo que quería.

placeholder A la izquierda, Fernando Signorini acompañado de Asif Kapadia, director de 'Maradona', y de Dani Arcucci, biógrafo de Diego. (Reuters/Regis Duvignau)
A la izquierda, Fernando Signorini acompañado de Asif Kapadia, director de 'Maradona', y de Dani Arcucci, biógrafo de Diego. (Reuters/Regis Duvignau)

P. Usted llegó a Barcelona en 1983 junto a su esposa, con sólo billetes de ida y con 1.100 dólares. ¿Su objetivo era convertirse en preparador físico de equipos profesionales?

R. No, yo quería hacer una experiencia. La curiosidad era muy grande en aquella época por los escasos medios de comunicación existentes. Ahora esos estímulos ya no existen. En Barcelona estaba el técnico que más me había seducido, Menotti. No sólo por su propuesta de juego. Me encantaba su valoración ética al hecho deportivo. Decía que ganar era importante, pero que lo eran aún más los medios para lograr los fines; que el fútbol era una excusa fantástica para ser feliz.

P. ¿Cómo fueron sus inicios en la Ciudad Condal?

R. Mi esposa jugaba al tenis y encontró trabajo como profesora en el Club de Tenis La Salut. En esa época, estaba Álex Corretja, que tenía 11 años. Se vislumbraba lo que iba a ser. Barcelona es una ciudad maravillosa, que además tiene el mar. Madrid también, pero le falta el mar, que es casi imprescindible.

"Me encantaba la valoración ética al hecho deportivo de Menotti"

P. Usted ha vivido en Barcelona, Nápoles y Sevilla. ¿Con cuál se queda?

R. Con las tres. En eso respondo como cuando me dicen de elegir entre Diego, Cruyff, Messi, Pelé, Di Stéfano… Y yo los elijo a todos. Paisajes hermosos hay en todos lados, pero lo que hace diferente e inolvidable a los lugares es la gente. En esas tres ciudades hice amigos maravillosos. Cuando llegaba a lugares desconocidos, pensaba qué tenía para dar porque iba a la casa del vecino.

P. Me llamó la atención una anécdota con Menotti. Cuando estaban cenando en Madrid, apareció Goikoetxea y usted le agradeció que lesionara a Diego. ¿Fue más importante él que 'El Flaco' en su carrera?

R. Lo fueron ambos. Si yo no hubiera conocido a Menotti, tampoco hubiera conocido a Diego ni a Goikoetxea. Era un eslabón en la misma cadena porque, si fallaba uno, la historia no habría sido la misma. Todos fueron decisivos y, por eso, yo estaba éticamente comprometido a agradecérselo. Si no se hubiese lesionado, Maradona no hubiera necesitado entrenador personal.

P. Diego fue el primer jugador en tener preparador personal. ¿Le llamó la atención ese rol?

R. Claro. Por eso lo puse en duda cuando me ofreció el puesto, a pesar de que yo no tenía trabajo relacionado con mi profesión. Yo era sereno en el Paseo de Gracia y en el recinto ferial de Barcelona. Cuando podía, iba a casa de Diego para ayudarle en la recuperación hasta que me dijo eso. El ofrecimiento me pilló tan de sorpresa que dudé. Eso era inédito. A los tres días, regresé a su casa. No se lo quise contar a mi esposa porque se hubiera divorciado (risas). La oferta era para ser el preparador personal del mejor jugador del mundo.

placeholder César Luis Menotti. (Reuters/Javier García Toledo)
César Luis Menotti. (Reuters/Javier García Toledo)

P. Ustedes no firmaron ningún contrato.

R. Él me dijo que pasara por la oficina de Jorge Cyterszpiller. Yo le contesté: "¿Para qué?". "¿Cómo para qué? Para firmar el contrato". Le fui claro: no iba a firmar nada porque prefería una relación basada en el respeto y la lealtad. Él ya me había contado que había tenido muchos amigos que se habían aprovechado de él. Nos dimos el apretón de manos y listo. Así, cuando él o yo no estuviéramos contentos, era más fácil terminar la relación. Tan mal no nos fue.

P. ¿Nunca temió que lo despidiera?

R. Era un juego que aceptaba porque fui yo quien lo propuse. A mí no me convence un papel o una firma porque creo más en la palabra, lealtad y honestidad del otro. Si yo soy capaz de hacerlo, ¿por qué no va a serlo el otro?

P. Diego fue pionero en tener jefe de prensa, preparador personal, acusar de corrupta a la FIFA… ¿Era un visionario?

R. Jean-Paul Sartre decía que el hombre es lo que hace con lo que hicieron de él. A Diego lo hicieron rebelde, contestatario… En sus orígenes, en Fiorito, había tenido necesidades en un sistema que es sanguinario y perverso. A esos colectivos los ignora y los desprecia. No fue ningún presidente, ni ningún Papa, a preguntarles a sus padres si necesitaban algo en aquella situación. Sin embargo, los que nunca lo habían ayudado se acercaron a él cuando ganó el Mundial. El sistema los instrumentaliza. Ernesto 'Che' Guevara sostenía que todo buen revolucionario debía sentir como suya las injusticias que se cometan en cualquier parte del mundo. No sé si a Guevara le hubiera gustado ser Maradona, pero a Diego le habría encantado ser el 'Che'.

"Era comprensible que Diego estuviera cerca de los políticos que estaban junto al pueblo"

P. Habla de la relación con la política. ¿Cómo fue su relación con el poder?

R. Él era admirador de Perón por sus padres. No necesitaba saber mucho de ideas políticas porque había vivido en el barro. Si no hubiera sido por el fútbol, hubiera padecido la brutalidad del sistema. Tenía todo el derecho, y era absolutamente comprensible, que estuviera cerca de los políticos que, desde la palabra, estaban junto al pueblo.

P. ¿Usted tuvo química con Diego desde el primer momento?

R. Sí, fue extraño. Yo tenía diez años más, soy alto, rubio, hincha de River… Él, en cambio, era bajito, morocho y aficionado de Boca. No había prácticamente nada que nos pudiera acercar. Sin embargo, se dio una química muy especial.

placeholder Maradona, en el Camp Nou. (EFE/Xavier Bertral)
Maradona, en el Camp Nou. (EFE/Xavier Bertral)

P. ¿Qué falló en Barcelona para que no triunfara?

R. Tuvo una hepatitis y la lesión en el tobillo. En el tiempo que estuvo Menotti, el Barça ganó tres títulos. Sin embargo, perdió el campeonato porque no tuvo durante 12 jornadas a Diego y otro tiempo a Schuster. Esa Liga, que ganó el Athletic de Bilbao, debería haberlo ganado el Barça. El mejor Diego que vi fue el de los tres partidos previos a la lesión de Goikoetxea.

P. ¿No piensa que su esplendor llegó en México?

R. De ninguna manera. No tiene nada que ver un Mundial con un campeonato porque son siete partidos. Además, se jugó en condiciones favorables para él. Y yo se lo advertí. Con motivo de la mayor presión de oxígeno y la altísima temperatura no habría marcas personales.

"El mejor Diego que vi fue el de los tres partidos previos a la lesión de Goikoetxea"

P. ¿Qué le notaba ahí mejor? ¿No había cambiado su tobillo como consecuencia de la fractura?

R. Sí, porque él se tuvo que adaptar tras la fractura; tuvo que cambiar su hábito. Le sugerí que debíamos hablar con el mejor especialista del mundo, así que contactamos con el director sanitario de la NFL. Lo hicimos porque allí se producían las lesiones más graves. Diego tuvo que modificar toda la estructura del tobillo, desde el punto de vista biomecánico, para cambiar sus hábitos. Eso una persona normal no podría haberlo hecho nunca.

P. ¿Por qué no tuvo relación con el presidente Núñez?

R. Les faltó manejo de la situación. Diego no era un obrero de las empresas de Núñez, él era futbolista. Se defendió como pensaba antes las cosas con las que discrepaba.

P. Él encajó muy poco en Barcelona.

R. Su lugar ideal era Nápoles. En Barcelona, encontró una instrumentalización de la prensa. Eso le jugó en contra porque decían que tenía un clan. ¿Qué clan? Eran sólo unos chavales de 20 años que hacían cosas normales de su edad. Además, había una parte de la sociedad catalana que despreciaba a los sudamericanos, sobre todo a los argentinos. Sin Nápoles, no se hubiera construido el mito viviente que fue. Y que es hoy. Si hubiera ganado en la Juventus o en el Milán, hubiera sido uno más. Pero los napolitanos no habían ganado nada. Tenían razón los que decían que Diego era un napolitano nacido en Buenos Aires.

P. Dani Arcucci, biógrafo de Maradona, dijo que Diego defendió en Nápoles una causa, no un equipo. ¿Está de acuerdo?

R. Sí, sí, sí. Decididamente. Era el combustible que lo empujaba a los límites y a rebelarse contra todo.

placeholder Maradona, cuando recibió la ciudadanía honorífica de Nápoles. (EFE/Cesare Abbate)
Maradona, cuando recibió la ciudadanía honorífica de Nápoles. (EFE/Cesare Abbate)

P. Maradona confesó que probó la droga en Barcelona. ¿Cómo supo usted que fue en su última noche en la ciudad, cuando celebraron el fichaje por el Nápoles?

R. Porque me lo contaron. Aquella no estuve porque vi que había demasiada gente, a los que no conocía en su mayoría. Había lugares en los que yo podía estar y otros en los que no. Yo era muy respetuoso. Diego dijo que eso fue el comienzo de todo.

P. ¿Cómo fue la llegada a Nápoles?

R. El día de la presentación, tuvimos que entrar por una carretera secundaria porque la principal estaba colapsada. En Nápoles, es muy común ver los bolsones de basura, los 'motorini' (chavales montados en moto), todo muy deteriorado… Íbamos en el taxi porque nos habían recogido del aeropuerto de Roma y, cuando don Diego vio eso, me dijo: "¿Dónde trajeron a mi hijo?". En el coche también viajaba un exjugador argentino que residía en Nápoles y le contestó: "Tiene razón. Pero si se queda un año aquí, no se va a querer ir". Fue lo que me pasó a mí. Es una ciudad fascinante.

P. Al poco de llegar a Nápoles, Maradona cambió de representante, a Cysterpiller por Guillermo Coppola. ¿Lo benefició o lo perjudicó?

R. Sobre ese tema, prefiero no opinar. Eran elecciones Diego y, si lo hizo, era porque estaba convencido. No me corresponde expresarme porque haría públicas cuestiones que son privadas. Y estoy en contra de ese tipo de manipulación.

P. Cuando llegaron a Nápoles, ¿estaba usted convencido de que Maradona podía voltear el tablero futbolístico de Italia?

R. No, no. Cuando yo vi el equipo los primeros partidos, le dije que tenía que exigir refuerzos. Si no, iba a ser imposible. En su primera temporada, cuando llegó Navidad, el Nápoles estaba muy cercano al descenso. Entonces se produjo una reunión de la plantilla con el director general del club, que les preguntó a los compañeros por qué no le pasaban la pelota a Diego. Les dijeron que porque siempre estaba marcado. Maradona, en cambio, fue claro: "Ustedes dénmela. Ya veré yo qué hago". En la segunda vuelta, hicieron más puntos que el campeón, el Verona. Sin embargo, sólo les alcanzó para finalizar octavos. El cambió comenzó a producirse.

"60 años vivimos los humanos porque los suyos equivalen a 600"

P. En su casa de Nápoles siempre había aficionados en la puerta. Tenía que salir como si fuera un delincuente…

R. No sé cómo aguantó. Dicen que vivió 60 años, pero eso es falso. 60 años vivimos los humanos porque los suyos equivalen a 600. Todos los días le pasaban cosas.

P. Cuando entrevisté a Guillem Balagué, que publicó una biografía sobre Maradona, me dijo que a Diego se le rompió el relato cuando dejó embarazada a Cristiana Sinagra. ¿Está de acuerdo?

R. Sí. En ese momento, fue un punto de inflexión en su vida porque no se lo esperaba. A lo hecho, hay que ponerle pecho. Antes o después, tuvo la valentía de reconocer a su hijo. Eso me parece más importante que el error que cometió cuando lo rechazó.

Foto: Guillem Balagué posa junto a una imagen de Maradona. (EFE)

P. En el documental de Asif Kadia, se vieron fotos de Maradona con integrantes de la camorra. ¿Cuál fue la relación con ellos?

R. Yo los conocí. Hay que decir que otros con traje y corbata, en un palacio de gobierno, hacen más daño. Conmigo siempre fueron sumamente atentos y amables. Un día estuve con mi esposa en un restaurante cercano a la costa y nos encontramos con ellos. Nos saludaron muy respetuosamente y, cuando fui a pagar la cuenta, nos habían invitado. Si se equivocaron en algo, tendrá que intervenir la justicia.

P. Usted dijo en una ocasión que Maradona no daba positivo en los controles porque producía mucho dinero. ¿Cómo lo hacían?

R. No sé, porque yo no estaba en la sala donde se hacían las pruebas. Habría que preguntárselo a quienes lo acompañaban allí. En aquella época, los equipos locales estaban eximidos de hacer el antidoping en algunos torneos. Sin embargo, sí te tocaba hacerlo como visitante. Eso eran manejos del poder que tienen que ver con la perversidad. Si yo hubiera sabido esto desde el principio, me hubiera dedicado a otra cosa. Lo que me interesa del fútbol es la conciencia formativa porque el día que la pierda no tendrá más sentido este deporte.

P. ¿Cree que Ferlaino estaba involucrado en ese tipo de prácticas?

R. No sé. Se hablaba mucho, pero son todos rumores.

"Los poderosos no aceptaban que los ridiculizara un negrito de Villa Fiorito"

P. Maradona dejó el Nápoles en 1991 tras dar positivo y ser suspendido por 15 meses. ¿Fueron las consecuencias por eliminar a Italia en el Mundial de 1990?

R. Sí, algo de eso hubo. Diego era demasiado molesto, irreverente, irrespetuoso… Ridiculizaba a tipos poderosos que no aceptaban que lo hiciera un negrito de Villa Fiorito. Eso no se lo perdonaron. Maradona estaba a salvo cuando el limón tuvo jugo, pero le dieron una patada cuando dejó de tenerlo.

P. El Milan intentó fichar a Maradona en 1987 y, cuando se reunió con Berlusconi, le dijo: "Si se da, nos tenemos que ir los dos de Italia". ¿Estuvo cerca de ser ‘rossoneri’?

R. Muy, muy, cerca. Eso lo puede responder mejor Coppola que yo. También estuvo a un paso de fichar por el Olympique de Marsella de Tapie. En definitiva, era una manera de dejarse seducir y de coquetear. Él no quería irse de Nápoles.

P. Al Marsella estuvo cerca de irse en 1989, según contó Maradona. Dijo que Ferlaino se lo prometió, pero que luego no cumplió su palabra. ¿Es cierto?

R. Por lo que sé, sí. Tuvieron varias reuniones en las que le prometió que, si ganaban el ‘Scudetto’, lo liberaría. Pero no cumplió. El costo político y social lo iba a sufrir Ferlaino.

placeholder Ferlaino se reencuentra con Maradona en 2017. (Reuters)
Ferlaino se reencuentra con Maradona en 2017. (Reuters)

P. Me ha llamado la atención un dato. Usted tardó casi un año en resolver todos los asuntos pendientes de Diego en Nápoles tras su marca. ¿Por qué tanto tiempo?

R. Como sus abogados estaban en Argentina, el que me movía era yo. Ellos sólo venían de vez en cuando. Tuve que viajar a Liechstein para arreglar asuntos de su cuenta bancaria, preparé su Ferrari para llevarla a Barcelona, el Rolls Royce a Suiza… Yo no era experto en eso, pero lo hice porque me comprometí. Era su única persona de confianza que quedaba en la ciudad y acepté ese compromiso.

P. Maradona se preparó personalmente junto a usted y al doctor Dal Monte para el Mundial de 1986. ¿Cree que eso sería viable en el fútbol actual?

R. Sería bastante complejo. Primero, tienes que tener la personalidad y el liderazgo que tenía Diego. Además, los intereses de ahora son mayores que los de antes. Aquella preparación en Roma fue fundamental para que Maradona se mentalizara que ese era su Mundial.

"La preparación en Roma fue clave para que se mentalizara de que era su Mundial"

P. Usted siempre simpatizó con el estilo de Menotti. Sin embargo, en la selección siempre coincidió con Bilardo. ¿Qué tal su relación?

R. Siempre muy buena porque Carlos era un tipo muy pragmático. Él sabía la relación que yo tenía con Diego y la confianza que él tenía en mí. Entre todos, colaboramos para que estuviera lo más cómodo posible. Con Bilardo tuve una relación de mucha cordialidad.

P. ¿Alguna anécdota con él?

R. El día de los octavos de Italia 90, Argentina-Brasil, bajé al 'lobby' del hotel y me encontré al hermano de Bilardo acompañado por dos personas. Ellos habían ido para recoger las entradas, pero Carlos estaba durmiendo y temían no llegar a tiempo al estadio. Yo me ofrecí a ir a la habitación y me lo encontré recostado en la cama, con las piernas flexionadas y las manos cruzadas. Me dio las entradas. Como era tan supersticioso, le dije, tras ganar, que ni se le ocurriera pedirme que le despertara antes de salir hacia el estadio.

P. Maradona siempre sostuvo que llegó mejor a Italia 90 que a México 86. Usted que lo preparó para ambos Mundiales, ¿está de acuerdo?

R. Para nada. Si lo dijo él, lo sentiría así. No eran lo mismo los 29 años que los 25 porque habían pasado cuatro años de golpes, de problemas, su adicción… Sí es cierto que en Italia deberían haberse quedado antes por el camino. Pero no hubo ningún equipo que dominara el torneo. Además, en la final Argentina no contó con cuatro jugadores importantes: Caniggia, Giusti, Olarticoechea y Batista.

P. Luego llegó en 1991 la primera de sus dos suspensiones por doping positivo. ¿Fue demasiado cruel ese castigo?

R. El poder actúa sí. Como era un negrito de Villa Fiorito, no impartieron justicia. A Diego lo tomaron como ejemplo y ese es otro de los perfiles perversos de ese tipo de sentencias. Uno no tiene que dar ejemplo de nada, sino impartir justicia. A alguien que es drogadicto no le puedes quitar lo único que sabe hacer. Esas personas no son delincuentes, son enfermos. Los que toman las medidas no saben nada de las adicciones. Sin embargo, como tienen el poder, su vanidad les hace pensar que lo saben todo.

P. Usted continuó con él en Sevilla. ¿Encontró allí la paz que perdió en Nápoles?

R. Sí, porque Nápoles es distinto de todo. No se puede comparar con nada. La adoración a Diego allí era en los entrenamientos, los partidos… Fue un milagro que la relación con la ciudad no se quebrara mucho tiempo antes. Lo llevaron a la categoría de divinidad. Él no estudió en Harvard, salió de Fiorito. Al final, los que estudian allí son los que ponen en peligro el mundo: porque desatan guerras, crean armas de destrucción masiva… No son los jugadores de fútbol.

placeholder Maradona y Bilardo, en Sevilla. (El Gráfico)
Maradona y Bilardo, en Sevilla. (El Gráfico)

P. En principio, él quería quedarse muchos años en Sevilla. ¿Qué se torció?

R. Él tuvo una discusión en su último partido en el Sevilla con Bilardo. Entonces decidió que quería volverse y esos eran sus últimos pasos en la alta competencia. Lo mejor ya lo había dado.

P. Usted también lo preparó para el Mundial de 1994. ¿Lo entregó Grondona tras el positivo por efedrina?

R. El sentido común me dice que sí, pero el único que podía decir la verdad falleció hace siete años, Julio Humberto Grondona. Sólo se podrá saber si alguna vez se hacen públicos esos documentos. El Mundial de Estados Unidos necesitaba a Diego por la competición. Y por los sponsors. Y porque era un personaje único e irrepetible. Va a ser más probable que aparezca otro Pelé, Cruyff, Messi o Di Stéfano a que salga otro Maradona. Porque al genio hay que sumarle el personaje. Si en la actualidad apareciera uno que hablara como Diego, le cortarían la lengua (risas).

P. Ustedes volvieron a coincidir en 2008, cuando Maradona le ofreció ser preparador físico de la selección. Allí coincidió con Messi. ¿Qué semejanzas encontró entre ambos?

R. Son dos artistas que juegan al fútbol, pero son diferentes en el carácter. En eso tuvo que ver los orígenes porque diferían. Además, Diego fue el primer producto de la globalización a nivel mundial. Fue el hombre más conocido del mundo sin haber estado preparado y sin un ejemplo anterior que lo ayudara. Por ejemplo, Leo sí pudo comprobar qué pasa cuando te enfrentas al poder. Porque a Diego le pasó.

P. Ahora no hay jugadores reivindicativos.

R. No, porque no salen de su zona de confort. Realmente, a ellos les pagan para jugar al fútbol. Pero sería lindo que alguno se rebelara y pateara el tablero. Si no, esto dentro de poco no va a tener más sentido.

P. Usted coincidió en la selección con Riquelme. ¿Jugadores como él o Valderrama tendrían sitio en este fútbol tan físico?

R. Sí, por supuesto. No tiene nada que ver. Cada vez se juega peor porque hay futbolistas que no tienen ni idea de jugar. Muchas veces la velocidad en el fútbol es el freno; el gol de Diego a los ingleses lo demuestra. Él hizo un tiempo atlético malísimo en recorrer esos 50 metros, pero llegó primero. Él manejaba los tres grandes secretos: tiempo, distancia y engaño. Y sólo los tienen los grandes jugadores. Cualquier inglés le hubiera ganado esa carrera sin balón de por medio. Ahora se le da valor a cosas que no la tienen. La mejor cualidad de un futbolista es jugar bien, no ser rápido, fuerte o hábil.

P. Ahora se le da más importancia a la preparación física. ¿Eso ha mejorado o empeorado el fútbol?

R. Empeorado. Hoy son atletas que juegan y antes eran artistas. ¿Qué jugador te hace emocionar? Lio y está en su última etapa. Iniesta ya se retiró, Ronaldinho también… Es cierto que han cambiado los hábitos porque los chicos jugaban antes y ese lugar lo ha ocupado la Play Station. El fútbol era un espectáculo fantástico y ha dejado de serlo. Sólo lo sigue siendo en las tribunas. A mí me aburre muchísimo.

placeholder Maradona, en la famosa Mano de Dios.
Maradona, en la famosa Mano de Dios.

P. ¿Sería posible jugar con un escasa preparación física?

R. Depende del talento, que hace rápido a los lentos, fuertes a los débiles…

P. También me llamó la atención otra frase del libro: "Yo no conocía a nadie de su entorno de los últimos años". ¿Por qué Diego prescindió de usted, de Coppola, de sus hijas…?

R. Cuando dejó de jugar, hice mi vida. Él se fue por una parte del mundo y yo por otra. Trabajé con gente como Ángel Cappa, Menotti…

P. ¿Cree que fue una negligencia su fallecimiento?

R. No lo sé. Sería fácil hablar, pero yo no estaba cerca en ese momento. Ahora parece que todo el mundo tenía un ojo dentro de esa casa. Si ocurrieron irresponsabilidades, actuará la justicia.

P. ¿Cree que ha sido el líder más importante de la historia de Argentina?

R. De la historia no sé porque tengo muchos años, pero no tantos. De lo que yo he conocido, sí. Era un tipo lleno de magnetismo porque tenía un carisma imprescindible. No recuerdo un gesto tan fácil de recordar como a Diego celebrando un gol.

"No le conté nada a mi mujer porque si se hubiera enterado, me hubiera pedido el divorcio", dice entre risas Fernando Signorini (Lincoln, Argentina, 1950). Lo que no le comentó fueron sus dudas cuando Maradona le propuso ser su preparador físico personal en 1983 mientras jugaba en el Barcelona.

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