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Rusia dice que su caza Su-57 es el futuro de la guerra. En realidad, es un gran fracaso
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Rusia dice que su caza Su-57 es el futuro de la guerra. En realidad, es un gran fracaso

Supuestamente contará con un sistema de navegación autónomo y un sistema inteligente embarcado de búsqueda y guiado, basado en redes neuronales entrenadas

Foto: UAV Molniya. Fuente: Ru Aviation
UAV Molniya. Fuente: Ru Aviation
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Rusia está empeñada en autoerigirse como potencia tecnológica militar mundial, y su último intento para conseguirlo es el caza Sukhoi Su-57. Recientemente, medios rusos se han hecho eco de la patente concedida al fabricante de este caza de combate, la empresa estatal United Aircraft Corporation, con la que, supuestamente, el aparato podría atacar de forma remota con drones no tripulados. El anuncio sería relevante si no fuera porque el Su-57 es, en realidad, uno de los grandes fiascos militares rusos.

La patente fue publicada el pasado 28 de marzo. Su propósito es aumentar el alcance de ataque del avión e incrementar su seguridad, al no tener que acercarse a la zona de combate. Esto es, aplicar el concepto que en occidente se conoce como stand-off. El vehículo aéreo no tripulado lanzado desde el Su-57 contaría con un sistema de navegación autónomo y un sistema inteligente embarcado de búsqueda y guiado, basado en redes neuronales entrenadas.

El UAV sería desplegado desde una aeronave tripulada y se encargaría de recorrer una ruta concreta en dirección a una zona determinada. Durante el vuelo, buscaría objetivos de interés y transmitiría la información de dichos objetivos al puesto de mando aéreo o a una estación de mando terrestre.

El propio UAV, según la patente, tomaría la decisión de atacar de manera independiente o con ayuda de un operador de la mencionada estación de mando. En teoría, se trata de unas capacidades altamente avanzadas. En la práctica, no hay ninguna prueba de que Rusia vaya a contar con algo así en un futuro próximo.

Foto: Concepto del buque portadrones D. João II. Nótese los drones y lanzadrones sobre la cubierta de vuelo, así como el spot de popa para helicóptero. (Damen)

Actualmente, la Federación Rusa tiene un dron que podría ser candidato para este tipo de misión. Se trataría del UAV Molniya, fabricado por la empresa Kronshtadt, y que tiene una longitud de 1,5 m y una envergadura de 1,2 m. Desarrolla una velocidad máxima de 700 km/h gracias a su propulsor turbofán. Hasta diez de estos drones podrían ser controlados desde el UAV Kronshtadt Grom de mayor tamaño.

Con respecto al avión encargado de transportar al dron, en la patente se hace referencia al Sukhoi Su-57 (OTAN: Felon). Desde su concepción, a principios de los 2000, siempre ha sido aclamado por los defensores del material soviético y ruso, que lo definen como un avión de quinta generación de impresionantes capacidades. Esto contrasta con la visión de los analistas militares internacionales, que siempre lo han puesto en duda.

placeholder Prototipo de Sukhoi Su-57 evolucionando en la edición de 2019 del festival aéreo ruso MAKS. Fuente: Wikimedia.
Prototipo de Sukhoi Su-57 evolucionando en la edición de 2019 del festival aéreo ruso MAKS. Fuente: Wikimedia.

El Su-57 nació de la necesidad del país ruso de disponer de un avión de quinta generación para sustituir a los Su-27 y MiG-29 en servicio. Normalmente, se considera un avión de quinta generación cuando incorpora tecnologías de baja observabilidad (recubrimiento antirradar, formas en diente de sierra y estabilizadores verticales en ángulo) y dispone de sistemas avanzados de procesado y fusión de la información, tanto obtenida por medios propios como por terceros. Así como de bodegas internas para alojar el armamento.

En el apartado técnico, es un avión bimotor propulsado por dos turbofán Saturn AL-41F1 con postquemador. Gracias a sus toberas vectoriales, que permiten dirigir el chorro de los motores en las tres direcciones del espacio, goza de gran maniobrabilidad. Mide 20 m de largo, presenta una envergadura de 14 m y una altura de 4,6 m.

Tiene un alcance de 3500 km en subsónico, ampliable con dos depósitos externos hasta los 4500 km y ofrece una altura máxima operativa de 66000 pies. Además del Kronshtadt Grom, la fuerza aérea también plantea emplear el S-70 Ojotnik como "punto fiel", conocido como "loyal wingman" en inglés.

Foto: Una ilustración de una plataforma de armas nucleares orbitales. (Inteligencia Artificial/Dall-e/Novaceno)

Su armamento está compuesto por un cañón de 30 mm Gryazhev-Shipunov, misiles aire-aire, aire-superficie, anti-buque, anti-radiación (contra radares enemigos) y bombas guiadas. Cuenta con 12 estaciones, 6 de ellas internas y otras 6 externas.

A pesar de que su desarrollo comenzó a principios de siglo, la realidad es que apenas se han incorporado una veintena de unidades a la fuerzas aéreas rusas. Esto explica en parte que el aparato no se haya visto en los dos años de guerra con Ucrania, algo que hubiera podido inclinar la balanza en favor de Rusia. Se estima que este año o el próximo se empezarán a formar los primeros escuadrones.

Su-57 vs F-22 / F-35

El rival a batir del Su-57 es, sin duda, el F-22. Aunque se suele comparar con el F-35, el avión ruso es una aeronave de superioridad aérea, esto es, su misión principal es eliminar cualquier amenaza aérea, ya sea a gran distancia (Beyond Visual Range, BVR) o en combate cercano (Within Visual Range, WVR).

Por el contrario, el F-35 es un avión multipropósito, sin una misión concreta en la que deba destacar. Es más, está centrado en ser un gestor de la batalla tanto aérea como terrestre. Pues, dispone de varios sensores, ópticos y radar, repartidos por el fuselaje, que vuelcan la ingente cantidad de información que captan en los ordenadores del avión, encargados de fusionarla, presentarla al piloto y retransmitirla a otras aeronaves o al centro de mando y control que corresponda.

placeholder Un Lockheed Martin F-22A Raptor dispara un misil AIM-120 AMRAAM durante una misión Combat Archer. (USAF)
Un Lockheed Martin F-22A Raptor dispara un misil AIM-120 AMRAAM durante una misión Combat Archer. (USAF)

Sin duda, efectuar una comparativa entre el Su-57 y el F-22 es complicado. Lo que sí es fácilmente constatable es que el segundo lleva en servicio desde 2005 y el primero, apenas está dando sus primeros pasos, ya que el primer avión de serie fue entregado en 2020.

Con respecto a sus características de baja observabilidad, lo que más llama la atención del ruso es lo poco protegidos que están los motores Saturn en comparación con su contendiente estadounidense. Esto hace que su firma infrarroja sea notablemente superior.

Tampoco es ideal el acabado de los aviones rusos, mucho más artesanales. Como curiosidad, los diseños estadounidenses tomaron como punto de partida el trabajo del físico soviético Piotr Ufímtsev acerca de la difracción de ondas electromagnéticas.

Los drones como acompañantes

Rusia acierta sin duda en algo: el futuro de la guerra aérea pasa, sí o sí, por el empleo de aviones no tripulados. El problema para el país es que van muy atrasados en este frente respecto a otras potencias. Estos drones lanzados desde cazas permiten operar en zonas hostiles, por ejemplo, realizar un reconocimiento avanzado o delatar la posición de un radar enemigo, sin comprometer al avión tripulado. Uno de los programas más importantes en este ámbito, lo está desarrollando EEUU, el Collaborative Combat Aircraft (CCA). Su misión principal es proporcionar a la USAF masa de combate a partir de drones.

Estos UAVs que, a diferencia de los de la patente despegan y aterrizan de manera independiente, están pensados para servir de ‘punto fiel’ al avión tripulado y se espera que tengan un coste relativamente reducido. Según Frank Kendall, secretario de la USAF, los primeros rondarían entre un cuarto y un tercio del precio del F-35, esto es, entre 20 y 30 millones de dólares aproximadamente. A medida que se vayan incorporando, el coste se reducirá.

placeholder Un F-35 exhibidor del Heritage Flight Team evoluciona durante el Bell Fort Worth Alliance Airshow. (USAF)
Un F-35 exhibidor del Heritage Flight Team evoluciona durante el Bell Fort Worth Alliance Airshow. (USAF)

La semana pasada, la USAF seleccionó a Anduril y a General Atomics para seguir adelante con este programa. Nótese que entre los escogidos no aparece ninguna de las grandes firmas del sector. En concreto, Boeing, Lockheed Martin y Northrop Grumman fueron descartadas. Esto se debe a que para desarrollar aviones pequeños hacen falta entidades con estructuras internas reducidas que agilicen el proceso.

Además de este proyecto de la USAF, la DARPA tiene en marcha otros dos en este campo: LongShot y Gremlins. El primero está centrado en el lanzamiento de misiles desde UAVs. Mientras que el segundo se focaliza en el despliegue y recuperación de drones como el Dynetics X-61A Gremlin desde aviones nodriza C-130 Hércules.

General Atomics, de manera independiente, ha llevado a cabo el lanzamiento de plataformas sUAS como el Advanced Air-Launched Effects (A2LE) desde el drone GA-ASI MQ-20 Avenger. Igualmente, la división especial de Lockheed Martin, Skunk Works, está desarrollando el Proyecto Carrera, que contempla drones Speed Racer trabajando de manera colaborativa con aviones F-35.

placeholder Concepto de operaciones del programa Collaborative Combat Aircraft. (GA-ASI)
Concepto de operaciones del programa Collaborative Combat Aircraft. (GA-ASI)

En Europa, también se está considerando este tipo de tecnologías y, prueba de ello, es el Future Combat Air System (FCAS), que comprende dentro del Next Generation Weapons System (NGWS) el desarrollo de aviones de combate no tripulados que colaborarán con el caza, conocido como Next Generation Fighter (NGF).

Los drones jugarán un papel crucial en la guerra aérea del futuro. Tanto por su capacidad de enfrentar amenazas a mayor distancia, protegiendo al piloto, como por su menor coste. Rusia, de momento, ni está ni se le espera en ninguno de estos dos frentes.

Rusia está empeñada en autoerigirse como potencia tecnológica militar mundial, y su último intento para conseguirlo es el caza Sukhoi Su-57. Recientemente, medios rusos se han hecho eco de la patente concedida al fabricante de este caza de combate, la empresa estatal United Aircraft Corporation, con la que, supuestamente, el aparato podría atacar de forma remota con drones no tripulados. El anuncio sería relevante si no fuera porque el Su-57 es, en realidad, uno de los grandes fiascos militares rusos.

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