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Ucrania estrena los Atacms de 300km y todos los analistas ya miran al puente de Crimea
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enviados en secreto en marzo

Ucrania estrena los Atacms de 300km y todos los analistas ya miran al puente de Crimea

Ahora sabemos que fueron la versión más sofisticada de los Atacms, con un alcance de hasta 300 kilómetros, que EEUU ha estado enviando en secreto estos últimos meses

Foto: Atacms en unas maniobras de EEUU. (Reuters)
Atacms en unas maniobras de EEUU. (Reuters)
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En la madrugada del 16 al 17 de abril, vecinos de Dzhankoi publicaban en redes imágenes de un bombardeo a las afueras de la ciudad, ubicada al norte la península de Crimea —ocupada por los rusos desde 2014—. Los residentes de la localidad informaron de una serie de explosiones, seguidas por una enorme bola de fuego, antes de que sonaran las alarmas antiaéreas. Algo preciso y poderoso había impactado en el aeropuerto militar, base habitual de un importante número de cazas, helicópteros y aviones militares.

Horas más tarde, el presidente Volodímir Zelenski se encargaba de confirmar un "certero disparo" contra el aeródromo, ubicado pocos kilómetros al sureste del enclave de unos 40.000 habitantes. Y al día siguiente, el 18 de abril, las Fuerzas Armadas confirmaban el uso de misiles tácticos MGM-140 Atacms —media docena, según los analistas de fuentes abiertas— y la destrucción de cuatro lanzadores tierra-aire S-400, además de un centro de control aéreo, tres radares y equipos de vigilancia.

En ese momento, los analistas se mostraron intrigados por las distancias del ataque. Dzhankoi está a 165 kilómetros del punto más cercano de la línea de contacto, que es el área de Jersón. Allí ambos bandos siguen enzarzados en un permanente intercambio de fuego artillero, separados por el río Dniéper. Los Atacms M39 que recibió Ucrania de Estados Unidos el año pasado tienen un alcance de 160 km. No es habitual que se ubiquen equipos valiosos, como las baterías móviles M142 Himars desde las que se lanzan los Atacms, cerca del frente. Además, estos proyectiles se creían agotados.

Ahora sabemos que fueron un nuevo lote de la versión más sofisticada de los Atacms, los preciados misiles tácticos M57 de la estadounidense Lockheed Martin, con un alcance de hasta 300 kilómetros. A mediados de febrero, el presidente Joe Biden firmó en secreto la entrega de más de un centenar de ejemplares, informó The New York Times. Estos fueron despachados a Ucrania en marzo como parte de la partida urgente de munición de 300 millones de dólares con la que la Casa Blanca quiso darle a Kiev un balón de oxígeno de algunas semanas, mientras se debatía el gran paquete de ayuda en el Congreso.

"Ya hemos enviado algunos y enviaremos más ahora que tenemos la autoridad y el dinero necesarios", confirmó el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, la semana pasada.

Libélulas volando a 300 km

El subterfugio buscaba evitar que los rusos tuvieran tiempo de mover sus fuerzas y activos a zonas seguras. No está claro si funcionó, ya que en el ataque no se destruyeron aeronaves militares de primera categoría que habitualmente operan en ese aeródromo. Fuentes de defensa estadounidenses dijeron a la agencia Reuters que los misiles fueron utilizados en una segunda operación contra tropas rusas en el sureste del país, sin aportar más detalles.

No era la primera vez que el Ejército ucraniano utilizaba los Atacms (Army Tactical Missile System). En octubre del año pasado, Zelenski celebró el éxito de la llamada Operación Libélula, con la que se destruyeron al menos nueve helicópteros de combate, un sistema de defensa antimisiles, depósitos de munición y otros activos militares en los aeródromos de Berdiansk y Lugansk. Estos sistemas permitieron a Kiev poner bajo amenaza una zona ocupada que, hasta este momento, era considerada refugio para el invasor.

Foto: Lanzamiento de un misil ATACMS desde un sistema M270. (US Army)

Washington se había resistido durante meses a enviar estas armas, ya que los estrategas del Pentágono temían que un ataque en territorio ruso con armas estadounidenses pudiera escalar el conflicto. Finalmente, cedió en septiembre del año pasado y envió una primera partida al frente. Ahora, aseguran desde la Casa Blanca, el punto de quiebre para mandar la versión de más largo alcance fue la decisión de Rusia de emplear misiles balísticos norcoreanos (en diciembre y enero) para destruir infraestructura civil ucraniana, pese a las advertencias públicas y privadas de la diplomacia estadounidense.

Los nuevos Atacms también se han incluido en el paquete de ayuda de 61.000 millones de dólares aprobado por el Congreso estadounidense la semana pasada —así como en el anterior de 1.000 millones del mes de marzo—. No se saben las cifras al detalle, pero sí que serán suficientes para tratar de neutralizar algunos objetivos clave de Rusia en la retaguardia para interferir en su desempeño en el frente. Uno de los que Kiev considera críticos para su estrategia es el puente de Kerch, que conecta Rusia con la península de Crimea y supone la principal arteria logística para las tropas de ocupación en el frente sur.

Cercenar las vías de abastecimiento de combustible, munición y alimentos era crucial en la estrategia de la malograda contraofensiva ucraniana de 2023. Las tropas de Kiev sí han logrado neutralizar varios (al menos ocho) los buques anfibios que podría ayudar en esta tarea, como parte de su ofensiva asimétrica de misiles balísticos, de crucero y drones contra a la flota rusa del mar Negro. Sin embargo, Ucrania no ha podido inutilizar completamente el puente. En un primer ataque en octubre de 2022 dañó un tramo, pero siguió operativo. En julio del año pasado se ejecutó un nuevo intento con drones. Y durante las reparaciones, los ucranianos lanzaron dos proyectiles balísticos, pero fallaron.

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"Dentro del paquete de ayudas occidentales, la munición es uno de los puntos más importantes para acabar con la superioridad rusa en algunos frentes. Y también obtener armamento de largo alcance, como los Atacms, con los que Ucrania puede llevar a cabo ataques profundos contra Rusia en zonas controladas por Moscú y limitar las operaciones de sus fuerzas aéreas", comenta John Helin, historiador y analista de la guerra de Ucrania en el grupo de inteligencia con fuentes abiertas (Osint) Black Bird Group, a El Confidencial.

Mejor tarde que nunca

El almirante Christopher Grady, vicepresidente del Estado Mayor Conjunto, dijo el pasado miércoles que la Casa Blanca y los estrategas del Pentágono habían sopesado cuidadosamente todos los riesgos antes de entregar estos misiles de largo alcance a sus aliados ucranianos. La mayoría consideró que el momento es el adecuado. Ucrania está ahora a la defensiva, racionando munición y con dificultades para romper las líneas de contacto. Mientras, los rusos mantienen la superioridad aérea y artillera, y están dispuestos a sacrificar tropas y material para avanzar por tierra.

"Si se utilizan apropiadamente, pueden ser muy disruptivas. Estoy convencido de que lo serán"; dijo Grady en una entrevista con AP sobre cómo estas armas pueden ayudar a los ucranianos a atacar nodos logísticos y concentración de tropas y armamento lejos del frente.

Los M39, con 600 kilogramos de submunición de racimo, son muy efectivos para destruir varios objetivos en un área concreta. Aeródromos, puestos de comando, baterías antimisiles y radares son especialmente vulnerables a su lluvia de casi un millar de proyectiles, cada uno con una potencia similar a la de una granada de mano. Sin embargo, poco pueden hacer contra un puente de acero y hormigón de 19 kilómetros, que integra una carretera de cuatro carriles y una vía férrea. De hecho, ni siquiera podrían ubicar los lanzadores a una distancia efectiva del objetivo.

Los Stormshadow/SCALP-EG franco-británicos tienen 450 kilogramos de explosivo y tienen alcance más que suficiente para impactar el puente (son lanzados desde cazabombarderos y pueden recorrer hasta 560 kilómetros). Sin embargo, son mucho más lentos que los Atacms y están diseñados más para penetrar búnkeres, depósitos de munición, puertos, barcos, submarinos y otros equipos protegidos (de hecho, se han utilizado para destruir otros puentes menores en Crimea) que para infraestructuras de este calibre.

Aquí es donde los M57, con su cabeza de guerra única de 214 kilogramos, pueden marcar la diferencia. Uno solo apenas servirá para provocar daños menores. Pero una salva precisa de varios combinados podría llegar a destruir una sección concreta. Por el momento, en su tercer ataque con Atacms, los ucranianos destruyeron unas defensas aéreas en el cabo Tarkhankut, en la punta oeste de la península. Los analistas militares comienzan a ver un patrón de eliminar defensas antiaéreas rusas en todo el camino hasta el puente de Kerch.

Pero lo que hace un año habría sido un revulsivo mayor para la causa ucraniana, hoy tendría un impacto mucho menor. Anticipándose a esta situación, Moscú ha invertido grandes recursos y esfuerzos en construir una línea férrea entre Rostov, en la Federación Rusa, y la ocupada ciudad de Mariúpol, en el sur de Ucrania, fuera del alcance de la artillería de los defensores. Todavía podrían atacarla con Atacms o Stormshadows, pero su reparación sería cuestión de días.

Así que reventar el puente sería un golpe simbólico y operativo, dentro de los parámetros mencionados, contra el invasor. Pero no suficiente para alterar el equilibrio del frente en esta fase de la guerra, donde los ucranianos tienen ahora dificultades más urgentes.

"Son buenas noticias para Ucrania, pero también hay que tener en cuenta que esto no es una solución mágica porque Ucrania todavía tiene muchos problemas, como por ejemplo el reclutamiento de más soldados. Rusia todavía tendrá esa potencia de fuego y esa ventaja, aunque pueda mitigarse con el paquete de ayuda y con armas específicas como los Atacms", concluye Helin.

En la madrugada del 16 al 17 de abril, vecinos de Dzhankoi publicaban en redes imágenes de un bombardeo a las afueras de la ciudad, ubicada al norte la península de Crimea —ocupada por los rusos desde 2014—. Los residentes de la localidad informaron de una serie de explosiones, seguidas por una enorme bola de fuego, antes de que sonaran las alarmas antiaéreas. Algo preciso y poderoso había impactado en el aeropuerto militar, base habitual de un importante número de cazas, helicópteros y aviones militares.

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