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La incómoda tesitura antiaérea de España: "¿Contra quién va a usar los Patriot? ¿Portugal?"
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España querer quiere, ¿pero puede?

La incómoda tesitura antiaérea de España: "¿Contra quién va a usar los Patriot? ¿Portugal?"

El momento Patriot pilla a España con la defensa antiaérea con los andamios puestos, pocas unidades y en plena modernización. Y con los presupuestos congelados. España querer, quiere. ¿Pero puede?

Foto: Batería Patriot de España en Turquía. (EFE/Javier Lizón)
Batería Patriot de España en Turquía. (EFE/Javier Lizón)
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"Grecia tiene un vecino hostil, pero ¿contra quién va a utilizar España sus Patriot? ¿Portugal?". El comentario —con todo el retintín— es de Yaroslav Trofimov, el reputado corresponsal ucraniano que cubre asuntos exteriores en The Wall Street Journal. Reaccionaba así a la exclusiva del lunes en el Financial Times, donde se revelaba que España y Grecia están bajo fuerte presión de sus aliados de la OTAN y la UE para enviar más defensas antiaéreas a Ucrania.

El momento geopolítico ha puesto al Gobierno de Sánchez en una difícil tesitura. Tras mucha incertidumbre y demoras, Estados Unidos está a punto de dar luz verde al paquete de ayuda para Ucrania por 60.000 millones de dólares (que contempla casi 14.000 millones para la compra de armamento). Esto está catalizando una nueva oleada de apoyos para Ucrania, que desde el fracaso de la contraofensiva del año pasado lleva meses a la defensiva, racionando munición de artillería y con su defensa antiaérea haciendo aguas.

Con los analistas militares alertando de un potencial colapso del frente y las implicaciones de una victoria de Rusia para la seguridad continental, también los aliados en Europa —encabezados por Reino Unido y Alemania— están tratando de aprovechar la ventana de oportunidad que abre el Pentágono para redoblar la ayuda militar y financiera a Kiev. Es el momento de arrimar el hombro. Y a España le piden sus preciados Patriot.

Esto pilla al país con la defensa antiaérea con los andamios puestos; pocas unidades y en plena modernización. Además, sucede justo en un ejercicio con los presupuestos congelados. Tanto la ministra de Defensa, Margarita Robles, como el de Exteriores, José Manuel Albares, se han referido de forma vaga al asunto estos días. El mensaje desde el Gobierno es de apoyo irrestricto a la causa ucraniana, pero, escudándose en la "discreción" y la "prudencia", evitan comprometerse a nada. En otras palabras. España querer, quiere. ¿Pero puede? La respuesta es una ecuación complicada, con varias incógnitas operativas, estratégicas, diplomáticas y económicas a despejar.

En andamios

¿Por qué tanto interés en las Patriot? Estos sistemas de las estadounidenses Raytheon y Lockheed Martin se han mostrado muy eficaces en la defensa antiaérea de medio alcance, tanto en Ucrania como en Israel. Puede interceptar aviones, misiles balísticos y drones enemigos hasta 100 km de distancia y 24 km de altitud, según el tipo de munición. Actualmente, Ucrania opera entre tres y cinco baterías (en teoría modelos antiguos). El número exacto y despliegue son secretos. El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, le dijo a The Washington Post que habían identificado más de un centenar de unidades que los aliados podrían mandar al país para defenderse del constante castigo aéreo por parte de los rusos. Kiev aspira a lograr 25 unidades.

Una de las virtudes del sistema es que hay munición, repuestos y capacidad logística, ya que 18 países los utilizan, incluyendo Estados Unidos y ocho en Europa. Pero los tiempos de fabricación son lentos (hasta dos años por unidad, según cálculos de analistas) y muy caros (dependiendo de la configuración final, las lanzaderas y los misiles interceptores). Alemania ya ha contribuido con tres baterías para Kiev, en parte para quitarse la presión por su negativa en redondo a enviar los misiles Taurus. Pero ahora Berlín presiona para que otros socios hagan lo mismo. Entre ellos, España.

Los Patriot constituyen el corazón de la defensa antiaérea nacional. Son dos baterías configuración 2+ compradas de segunda mano a Alemania hace diez años que opera el Regimiento de Artillería Antiaérea 74 en Marines (Valencia). Además, el Ejército de Tierra tiene otra batería más antigua (de 2004) desplegada en Turquía desde hace una década como parte de una misión de la OTAN para proteger al país de posibles ataques desde la vecina Siria.

Defensa presentó el año pasado un plan para comprar cuatro nuevas baterías en la configuración +3, la más moderna, por 2.600 millones. El contrato con 51 misiles PAC-3 mejorados, 24 estaciones de lanzamiento M903 y varios equipos adicionales). Sin embargo, esa operación todavía no ha recibido la luz verde definitiva del Consejo de Ministros y podría verse afectada por la prorrogación de presupuestos, que limita el techo presupuestario de Defensa para esta 2024.

Detrás de los Patriot

Tener solo una batería activa en territorio nacional supondría arriesgarse a perder la capacidad de intercepción más eficaz que tenemos, avisan los expertos. La siguiente capa de defensa antiaérea la aportan los veteranos misiles Hawk, con medio siglo de servicio y un alcance de 40 kilómetros. Luego están los cuatro sistemas Nasams, con alcance de 25 kilómetros. Y a más corto alcance, los misiles Mistral, para un área de hasta 6 kilómetros. La última línea la constituirían los cañones antiaéreos 35/90. A estas medidas hay que sumar los sistemas antidrón y los cazas (Eurofighter y F-18) que pueden neutralizar vehículos no tripulados.

En el plan de actualización antiaérea, el Ministerio de Defensa acaba de adjudicar esta semana la modernización de los Nasams a la noruega Kongsberg por 410 millones de euros. El contrato incluye actualizar a la configuración 2+ las cuatro baterías que opera desde 2003 el Mando de Artillería Antiaérea y dotar con una nueva al Ejército del Aire. Además, defensa también firmó la compra de los avanzados Mistral 3 a MBDA.

Estas adquisiciones servirán para reemplazar al sistema Aspide, enviado a Ucrania al final de su vida útil, y los veteranos lanzadores Hawk, de los que ya se mandaron seis unidades y se comprometieron otras seis más. Los analistas sospechan que estos últimos probablemente estén dañados o inoperativos, ya que Estados Unidos aprobó hace varias semanas una partida urgente de 138 millones de dólares para su reparación.

Fuentes militares consultadas consideran que España no está ahora mismo en disposición de enviar más defensas antiaéreas a las ya aportadas. Con la batería Patriot desplegada en Turquía, tenemos un tercio de nuestros activos comprometidos. Algo similar pasa con las Nasams. Hay dos en Cartagena, una en Canarias y, desde el año pasado, otra desplegada en Letonia como parte del refuerzo de la OTAN del flanco este. El año pasado llegamos a tener dos baterías Nasams fuera del país, con otra movilizada a Estonia (que probablemente volverá a ser desplegada algunos meses de este 2024).

"Yo no los mandaría, pero veremos qué hace el Gobierno. No nos sobra mucha defensa antiaérea y los socios de la UE no son muy fiables para tratar estos temas. Tenemos pendiente de modernizar las baterías Patriot de Valencia (y Turquía) y comprar cuatro más, modernizar las Nasams y los Mistral. También tenenos los Hawk, que están obsoletos y que mandamos a Ucrania", apunta el teniente general (r) Juan Montenegro, quien fuera representante español ante los comités militares de la OTAN y de la UE hasta 2021.

¿Alerta antiaérea?

La opción más factible, mencionan algunos militares y analistas, sería mover el sistema que está en Turquía. Pero eso podría poner en riesgo la diplomacia militar con Ankara, aliado de la OTAN, actor geopolítico clave (con el que España tiene influencia) y buen cliente de la industria nacional de defensa. De hecho, no ha pasado inadvertido entre los círculos militares españoles que muchos analistas internacionales consideren que Grecia tiene una amenaza creíble por su conflicto territorial con Turquía en Chipre y el Mediterráneo, al mismo tiempo que España mantiene equipos militares en el país.

"Debemos reubicar urgentemente la batería Patriot que tiene España en Turquía a Ucrania y proveer un radar y una estación de control de Grecia", sugirió Fabian Hoffmann, experto militar de la Universidad de Oslo. "Después, ya se podría convencer a Alemania, Países Bajos, Suecia, Polonia y Rumania que cada uno done uno o dos lanzadores".

Por el momento, parece que Atenas estaría dispuesta a enviar uno de sus Patriot PAC-3, a cambio de obtener de Washington ciertas garantías de seguridad y compensación económica, según han publicado medios locales. Grecia tiene seis baterías, incluyendo una en Arabia Saudí. Además, los ucranianos también les gustaría que los griegos les mandaran el veterano S-300 soviético, con el que ya tienen mucha experiencia. Países como Dinamarca o Países Bajos (que ha enviado dos lanzadores y misiles, pero no una batería), se han ofrecido a respaldar financieramente la transferencia de sistemas a Ucrania. Sin embargo, Polonia, Suecia y Rumanía alegan estar demasiado cerca del conflicto como para ceder sus Patriots. ¿Y España?

Foto: Maniobras militares de Marruecos y EEUU. (EFE/Fátima Zohra)
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Las amenazas más directas para España provendrían de una desestabilización política radical en el Magreb, donde la defensa nacional debe estar preparada para múltiples escenarios hipotéticos. Una crisis en Rabat (golpe de Estado, guerra civil o algún tipo de insurgencia) o un conflicto regional Argelia-Marruecos podrían llegar a poner en peligro la soberanía de Ceuta y Melilla, y habría riesgo (directo o colateral) para varios territorios españoles.

Actualmente, el desafío de seguridad más inmediato provendría de una expansión del conflicto ucraniano al espacio OTAN/UE. España alberga cuatro destructores antiaéreos estadounidenses —pronto serán seis— en la base naval de Rota, que forman parte del escudo europeo antimisiles; y también tiene importantes centros de producción de munición, blindados, buques, submarinos y aviones militares. Gibraltar, por su parte, cuenta una base naval británica con capacidad para albergar submarinos nucleares, un aeródromo militar y un importante puesto de señales de inteligencia.

"No entiendo esa petición. Para las Fuerzas Armadas es impensable dejar al país con una sola batería Patriot. Los líderes europeos lleven meses alertando de que el conflicto se podría extender en cualquier momento y España sería un objetivo potencial, con una posición geográfica y estratégica fundamental en el Mediterráneo, con bases con personal y equipos estadounidenses. ¿Qué hacemos si entramos en guerra, pedirlas a Kiev de vuelta por correo urgente?", ironiza un alto oficial del Ejército de Tierra.

"Grecia tiene un vecino hostil, pero ¿contra quién va a utilizar España sus Patriot? ¿Portugal?". El comentario —con todo el retintín— es de Yaroslav Trofimov, el reputado corresponsal ucraniano que cubre asuntos exteriores en The Wall Street Journal. Reaccionaba así a la exclusiva del lunes en el Financial Times, donde se revelaba que España y Grecia están bajo fuerte presión de sus aliados de la OTAN y la UE para enviar más defensas antiaéreas a Ucrania.

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