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Esta es la extraña alianza que pone los pelos de punta a los militares españoles
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una inquietante combinación de factores

Esta es la extraña alianza que pone los pelos de punta a los militares españoles

La conexión Marruecos-Israel plantea inquietud entre militares, diplomáticos y analistas. El refuerzo militar de Rabat podría desestabilizar el 'statu quo' del Mediterráneo Occidental

Foto: Maniobras militares de Marruecos y EEUU. (EFE/Fátima Zohra)
Maniobras militares de Marruecos y EEUU. (EFE/Fátima Zohra)

De todas las carambolas inesperadas que ha dado el tablero geopolítico entre la presidencia de Donald Trump, la pandemia y la invasión rusa de Ucrania, hay una alianza en particular que inquieta a muchos militares españoles. No por lo que supone ahora mismo, sino por todo lo que representa a futuro para los intereses estratégicos de España. Lo que se ve y lo que se intuye. Una intranquilidad que comparten diplomáticos y analistas españoles, pero que ha pasado de puntillas por la opinión pública nacional. Esta es la conexión Marruecos-Israel, el comienzo de una amistad incómoda para sus vecinos españoles y argelinos que puede llegar a desequilibrar el Mediterráneo Occidental.

Repasemos, de forma muy resumida, el contexto: en diciembre de 2020, Trump —inadvertidamente— movió los cimientos de medio siglo de diplomacia española con los Acuerdos de Abraham, un exitoso plan para restablecer relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes. Entre los firmantes, estaba Marruecos, al que Washington ofreció a cambio el reconocimiento de su soberanía sobre el Sáhara Occidental. Esto envalentonó a Rabat, que desde entonces presionó al Gobierno de Pedro Sánchez, hasta que lo hizo renunciar a la defensa histórica de un referéndum en el marco de la ONU en favor del plan de autonomía marroquí que los saharauis rechazan. Una decisión sin respaldo ciudadano ni de ninguna otra fuerza política que dejó perplejos a muchos en cuarteles y embajadas. Aquí entra en juego Israel.

Israel y Marruecos tienen vínculos históricos; decenas de miles de judíos marroquíes emigraron al recién creado Estado de Israel tras la Segunda Guerra Mundial y actualmente se calcula que medio millón de israelíes tienen origen marroquí. Enfrentados durante décadas por las guerras árabe-israelíes, retomaron en los 90 una relación discreta —casi clandestina—, alterada por episodios como la intifada palestina de comienzos de siglo. Pero los Acuerdos de Abraham han despejado el camino y ambos gobiernos parecen decididos a acelerar sus vínculos comerciales y políticos con la firma de acuerdos de cooperación en múltiples áreas, de la cultura al turismo, pasando por industrias estratégicas como la agricultura, las energías renovables o la gestión de agua. Hasta aquí, todo normal. Ahora metamos en la ecuación el ángulo militar.

El jefe de las Fuerzas Armadas de Israel, general Aviv Kochavi, visitó Marruecos en julio de 2021 para conversar sobre “intercambio de conocimientos, entrenamiento, maniobras conjuntas, desarrollo de equipos militares, transferencia de experiencia y, quizá, también armamento”. Pocos meses después, en noviembre, los ministros de Defensa Benny Gantz y Abdellatif Loudiyi firmaron en Rabat un acuerdo histórico en materia de seguridad, Inteligencia y ventas de equipamiento militar. “Es muy significativo y nos permitirá intercambiar ideas, realizar proyectos conjuntos y realizar exportaciones de material militar israelí aquí”, dijo Gantz a la prensa.

“El componente militar de esta alianza es muy importante porque va más allá de las armas, hay una voluntad de compartir experiencias y un compromiso más profundo de cooperación militar. El acceso de Marruecos a tecnología israelí, en particular vehículos aéreos no tripulados (drones), permite dar un salto cualitativo a un Ejército que está buscando activamente mejorar sus capacidades”, explica Intissar Fakir, especialista en Norte de África y Sahel en el Middle East Institute, a El Confidencial. “Ahora habrá que estar pendientes del ritmo de adquisiciones de Marruecos. Cuánto puede pagar, cuánto se puede permitir y qué implica eso para el balance militar en el Magreb”, agrega la analista, autora de un informe sobre esta nueva etapa de las relaciones bilaterales publicado en diciembre.

Drones contra la brecha

Desde la reconciliación, Marruecos se ha lanzado a una ambiciosa campaña de compra de drones israelíes en la que se han reportado al menos cinco modelos distintos: los kamikaze Harop y los de reconocimiento Heron, de la estatal Israel Aerospace Industries (IAI); los WanderB y ThunderB de BlueBird, y los Hermes 900, de Elbit Systems. Según The Wall Street Journal, Marruecos e Israel estarían en conversaciones para implantar dos fábricas de drones kamikaze o municiones merodeadoras en el país, unos equipos letales que pueden volar hasta siete horas con una carga de 20 kilos de explosivos. Además, las Fuerzas Armadas de Rabat también operarían el dron chino CAIG Wing Loong y el turco Bayraktar TB2 (que ya habría empleado en operaciones contra el Frente Polisario); y el MQ-A1 Predator y el MQ-9B SeaGuardian de Estados Unidos.

Además, en enero habría recibido un prototipo del sistema de defensa antiaéreo Barak MX de IAI, efectivo contra drones y misiles, valorado en 500 millones de dólares (ni la compañía, ni los países lo han confirmado públicamente); y el año pasado habría comprado el sistema antidrones israelí Skylock Dome.

Foto: Lanzacohetes Himars, en acción. (US Army)

Estas compras no suceden en el vacío. En términos presupuestarios, Marruecos ha venido aprobando gastos de defensa récord en los últimos años. Pero incluso el más reciente, que ronda los 5.000 millones de euros, es todavía la mitad de los 10.000 millones que gasta anualmente Argelia o los más de 12.000 millones que invertirá España este año. Sin embargo, la tendencia permite ver cómo la monarquía alauí viene reforzando su poderío armado para intentar suavizar el diferencial con Argelia y, en menor medida, con España.

"El aumento de la cooperación militar entre Israel y Marruecos, desde el punto de vista militar, supone un incremento notable en las capacidades de Rabat que requiere atención por parte de nuestras Fuerzas Armadas", explica el coronel retirado Manuel Morato, exagregado de Defensa en Moscú y director del Instituto de Debate y Análisis de Políticas de Seguridad, a El Confidencial.

Argelia sigue siendo el referente militar del Magreb en términos numéricos absolutos (y el país de África que más gasta en armamento), por lo que Rabat se ha centrado más en la calidad y la tecnología, que en la cantidad, destinando recursos a segmentos de alto rendimiento e invirtiendo en la actualización de sus Fuerzas Armadas. En los últimos años, Marruecos ha recibido autorización para comprar 11.000 millones de dólares de equipos estadounidenses para modernizar su fuerza aérea con nuevos F-16 y helicópteros Apache, está mejorando sus carros de combate Abrams M1A1 y encargando fragatas. Incluso hay informes que apuntan a que aspira a comprar submarinos (probablemente franceses), un arma estratégica que mantiene el país todavía varios peldaños por debajo de Argelia y España.

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Una alianza inquietante

Para muchos militares españoles, esta concatenación de factores amenaza los intereses estratégicos del país. Mientras Marruecos está en plena escalada retórica y armamentística con Argelia, España ha cedido en la cuestión del Sáhara Occidental, el principal elemento que le permitía, en términos realistas, presionar y negociar con Rabat. En paralelo, Madrid también ha arruinado sus buenas relaciones con Argel y ha dejado de tener esa posición de pivote entre ambas potencias regionales. La situación no es óptima.

"España ha desperdiciado la ambigüedad estratégica que tenía con el Sáhara Occidental y eso nos quita una ventaja táctica, narrativa y diplomática en cualquier escenario de crisis futura. En este escenario, la entrada de Israel —que, por otra parte, está en todo su derecho— en la defensa marroquí es un indicador preocupante para nosotros", asegura un oficial del Ejército vinculado a labores de estrategia que no está autorizado a hablar con la prensa. "Israel es una vía para que Marruecos pueda modernizar su arsenal más rápidamente, afianzar su nexo con Estados Unidos y agregar presión a la relación bilateral con España. No entiendo cómo el Gobierno no ha tratado de hacer algo", le secunda un compañero.

En términos similares se han expresado otros militares consultados, que temen que las urgencias de la guerra en Ucrania hagan que la Europa y la OTAN se desentiendan del flanco sur. Insisten, como diplomáticos y analistas, en que no se trata solo de potencia de fuego, sino del poder de disuasión y cómo este afecta al cálculo político si nos viéramos en una situación de potencial conflicto.

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"Un escenario de conflicto armado con Marruecos es muy improbable aunque la guerra de Ucrania nos demuestra que no es imposible—. La preocupación es el juego en la zona gris, esa rivalidad por debajo del umbral de la guerra con estrategias híbridas; conseguir ganancias paulatinas aplicando distintas palancas de poder: la migración, la asfixia económica de Ceuta y Melilla, o impulsar narrativas para que la sociedad española identifique esas ciudades como un problema", explica Javier Jordán, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Granada y director de la publicación Global Strategy sobre estudios estratégicos.

Jordán es uno de los autores de Las pretensiones de Marruecos sobre Ceuta y Melilla desde la perspectiva de la zona gris, publicado por el Observatorio de Ceuta y Melilla, en el que se advierte de que los continuos episodios de choque Marruecos-España (en particular, en todo lo referido a Ceuta y Melilla, como el asalto de la valla de 2021) son operaciones híbridas para perseguir la soberanía de los enclaves sin tener que librar un conflicto directo. La ambición y temeridad de estos planes están directamente vinculadas al poderío militar que lo respalda. A más poder, más osadía.

"Se ha enviado un mensaje potente de debilidad. Si hay un cambio de gobierno en España, podría haber fricciones serias con Marruecos"

"En este contexto la alianza con Israel tiene dos dimensiones que me parecen inquietantes. Una es material: cómo puede ayudar a Marruecos a cerrar la brecha de capacidades que España tiene a favor y que es fundamental. Si siguen armándose, la disuasión se hará cada vez más difícil. Y la dimensión diplomática, donde Marruecos gana peso en la diplomacia estadounidense como un país fiable y moderado en el mundo árabe-musulmán. Sí, España es miembro OTAN y tenemos un acuerdo bilateral de defensa con Estados Unidos; pero dependiendo de quién gobierne y cómo se gestione, esto podría afectar a la posición de Washington en una eventual crisis", asegura Jordán.

Aunque ahora la situación diplomática entre Madrid y Rabat parece ahora más calmada, en realidad el rey Mohamed VI no ha dejado de tensar la cuerda con la península. Pese a las concesiones diplomáticas, el monarca todavía no parece satisfecho. Y con el Sáhara fuera de la discusión, las tensiones se materializan inevitablemente en Ceuta y Melilla.

"No le encuentro ninguna explicación sensata (a aceptar el plan marroquí sobre el Sáhara). Es un ejemplo de libro de apaciguamiento: hemos hecho lo que querían tras un conjunto de presiones y nos han dado la mitad de lo que nos iban a dar, que tampoco era mucho. Una mala decisión con unas consecuencias que quizás están todavía por desarrollarse. Se ha enviado un mensaje potente de debilidad. Si hay un cambio de gobierno en España y se trata de revertir la decisión, podría haber fricciones serias. Marruecos va a pensar que ejercer más presión es la mejor solución", apunta el analista.

Foto: El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (i), y Mohamed VI de Marruecos. (EFE/Mariscal)

Los polvorines del Magreb

Si el vínculo Marruecos-Israel escama en España, hay un país donde genera pánico. Argelia siente el aliento militar de su gran rival regional, con el que comparte décadas de agravios acumulados desde la Guerra de las Arenas de 1963 —que los enfrentó durante unos meses a causa del Sáhara Occidental—. En los últimos años, Argelia ha mostrado músculo militar intensificando sus maniobras con munición de combate, en las fronteras terrestres y marítimas con Marruecos —retransmitidas por la televisión nacional—. El coste del equipo militar exhibido, comprado en su mayoría a Rusia durante la última década, rondaría los 100.000 millones de dólares, según el informe MEI, incluyendo cazas Sukhoi Su-30, tanques T-72, helicópteros Mi-35 y misiles Iskander, entre otros. A finales de ese año se publicaron fotos en medios especializados que apuntarían a que Argel habría recibido de Rusia los primeros S-400 de defensa aérea e incluso que negocia la compra de cazas de quinta generación Su-57.

"En términos del tamaño del ejército, Marruecos todavía no puede competir con Argelia, que está sustancialmente más avanzada. Algo que Marruecos quiere solucionar en parte con esta cooperación con Israel. ¿Va a lograr sobrepasar a Argelia como poder militar en África del Norte? Es una pregunta que llevará un tiempo responder. Pero desde la perspectiva argelina, esta alianza con Israel puede llegar a poner en duda el equilibrio militar de la región y eso es bastante preocupante”, explica Fakir.

Foto: Guardia republicana argelina frente al palacio presidencial de Argel. (Reuters/Ramzi Boudina)

Ningún analista, militar o funcionario cree que haya intención o planes de iniciar una guerra que sería calamitosa para ambas economías (ninguna en su mejor momento). Pero la elevada agresividad retórica que están empleando ambos países, la percepción mutua de amenaza y el carácter autoritario y opaco de ambos sistemas son elementos a tener en cuenta en el cálculo de riesgos. Especialmente con el imponderable saharaui de por medio. Marruecos y el Frente Polisario rompieron en 2020 el alto al fuego vigente desde hacía tres décadas, dejando espacio para accidentes, malos entendidos o escaladas. En su Congreso de 2023, el Polisario se comprometió a intensificar su lucha armada como parte de su nueva estrategia de independencia.

"Este es un gran elemento a vigilar. Por el momento, las tácticas e intensidad son similares a las que hemos visto desde la ruptura del alto al fuego (escaramuzas, ataques con drones). Si vemos a Marruecos aproximarse a este conflicto de manera más intensa o si vemos que aumentan las capacidades militares del Polisario, eso sería un indicador de que puede haber un cambio del equilibrio militar de la zona", agrega la analista. "Pero Rabat sabe que si va a por el Polisario más agresivamente tendrán que lidiar con la opinión pública y con Argelia, que podría involucrarse directamente".

Pero tampoco se puede descartar el factor oportunidad. Más allá de los recelos históricos y las tensiones bilaterales, para otros, esta inesperada alianza quizás representa un mal menor en el actual momento geopolítico. "Debemos preferir un vecino en la órbita de nuestro aliado norteamericano y dotado por tecnología de un país conocido y apreciado como Israel, que un Marruecos en la órbita de potencias no tan deseables como Rusia o China”, considera el teniente general (r) Juan Montenegro, quien representó a España en los comité militares de la OTAN y la UE. “Tomando como palanca la industria de defensa y las fuerzas armadas alauitas, nos conviene que Marruecos sea un país amigo fuerte en el norte de África".

De todas las carambolas inesperadas que ha dado el tablero geopolítico entre la presidencia de Donald Trump, la pandemia y la invasión rusa de Ucrania, hay una alianza en particular que inquieta a muchos militares españoles. No por lo que supone ahora mismo, sino por todo lo que representa a futuro para los intereses estratégicos de España. Lo que se ve y lo que se intuye. Una intranquilidad que comparten diplomáticos y analistas españoles, pero que ha pasado de puntillas por la opinión pública nacional. Esta es la conexión Marruecos-Israel, el comienzo de una amistad incómoda para sus vecinos españoles y argelinos que puede llegar a desequilibrar el Mediterráneo Occidental.

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