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Rusia amenaza la civilización con su último veto en el consejo de seguridad de la ONU
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Ahora vetando su prohibición por la ONU

Rusia amenaza la civilización con su último veto en el consejo de seguridad de la ONU

Vladimir Putin veta la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para prohibir armas nucleares en el espacio, algo que pondrá en riesgo la existencia de la civilización

Foto: Una ilustración de una plataforma de armas nucleares orbitales. (Inteligencia Artificial/Dall-e/Novaceno)
Una ilustración de una plataforma de armas nucleares orbitales. (Inteligencia Artificial/Dall-e/Novaceno)

Sabiendo que Rusia ha sido sorprendida planeando poner un arma nuclear en órbita, violando el Tratado del Espacio Exterior que prohíbe estos dispositivos de destrucción masiva desde hace 56 años, no sorprende que Vladimir Putin haya vetado la resolución conjunta de Estados Unidos y Japón ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para prohibir expresamente el lanzamiento de este armamento.

No importa que este tipo de armas represente claramente un peligro para nuestro futuro como civilización. Dejando de lado la posibilidad de un accidente que esparza material radioactivo en la atmósfera y miles de kilómetros cuadrados de la superficie terrestre —algo más que posible sabiendo el decadente estado de su industria aeroespacial— Rusia sabe perfectamente que, si usa estas armas espaciales, destruirá infraestructura orbital crucial para nuestro mundo moderno, dejándonos sin sistemas de monitorización meteorológica, agrícola, o nuclear, así como sistemas de geoposicionamiento que son absolutamente necesarios para el transporte global por tierra, mar y aire.

Foto: Uno de los momentos de la caída en el agujero. (NASA)

No sólo eso: la destrucción ocasionada por un arma nuclear en órbita posiblemente bloqueará cualquier posibilidad de viaje espacial gracias al Síndrome de Kessler, que afirma que, dada una cierta densidad de satélites en el espacio, una explosión de uno o varios satéites arrancaría una reacción en cadena destructiva con millones de balas metálicas viajando en órbita a velocidad hipersónica durante décadas.

El sinsentido ruso

EEUU dio la voz de alarma sobre las intenciones rusas para poner armas nucleares en el espacio a finales de febrero, revelando planes para desarrollar un arma nuclear antisatélite. Putin negó tales afirmaciones y las tachó de propaganda antirusa pero ahora su veto les ha retratado, según Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente Biden. "Estados Unidos cree que Rusia está desarrollando un nuevo satélite que lleva un dispositivo nuclear. Hemos escuchado al presidente Putin decir públicamente que Rusia no tiene intención de desplegar armas nucleares en el espacio. Si ese fuera el caso, Rusia no habría vetado esta resolución", afirmó tras la votación.

La resolución no contiene nada nuevo oespecial: es una mera reafirmación de los artículos de no proliferación de armas de destrucción masiva en el espacio establecidos en el Tratado del Espacio Exterior, firmado por EEUU., Reino Unido y la Unión Soviética —cuya responsabilidad se extendió a Rusia después de la disolución de la dictadura comunista— el 27 de enero de 1967. En particular el Artículo IV, que establece que las naciones "no deben colocar en órbita alrededor de la Tierra ningún objeto que lleve armas nucleares o cualquier otro tipo de armas de destrucción masiva". Si Rusia no tuviera otras intenciones, lo habría votado sin problemas porque es signatario de aquel tratado del que, a juzgar por estas últimas acciones, ahora reniega tácitamente.

placeholder Firma del Tratado del Espacio Exterior entre Rusia, EEUU y Reino Unido.
Firma del Tratado del Espacio Exterior entre Rusia, EEUU y Reino Unido.

La votación de esta resolución en el Consejo de Seguridad tuvo 13 votos a favor. Rusia ejerció su poder de veto, bloqueando efectivamente la resolución. China optó por abstenerse, una acción que, según los expertos, marca su posición entre la oposición a las iniciativas occidentales y no apoyar abiertamente la militarización rusa en el espacio. Linda Thomas-Greenfield, la embajadora de los Estados Unidos ante la ONU, también criticó marcadamente la abstención de China que, según ella, “ha demostrado que prefiere defender a Rusia como su socio junior, en lugar de salvaguardar el régimen global de no proliferación [nuclear]".

En una declaración conjunta, los diplomáticos estadounidenses y japoneses afirmaron que la puesta en órbita del arma rusa “tendría graves implicaciones para el desarrollo sostenible y otros aspectos de la paz y la seguridad internacionales". La resolución no era un gesto simbólico, sino un intento de bloquear los planes rusos y tratar de prevenir la militarización del espacio que podría tener consecuencias catastróficas tanto estratégicas —conduciendo a una nueva escalada armamentística— como vitales, amenazando a la infraestructura espacial esencial para la civilización moderna.

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Un cohete Soyuz con el satélite militar Kosmos 2575 el febrero. (Ministerio de Defensa de Rusia)

El embajador de Rusia ante la ONU, Vasily Nebenzya, defendió la decisión de su país de vetar la resolución, declarando que es "una jugada sin escrúpulos de los Estados Unidos y una falsación y un engaño cínicos". Pero poca excusa puede haber cuando la resolución no dice nada nuevo más allá de reafirmar el tratado y su artículo IV. ¿Por qué vetarla?

Al final, el embajador de Japón ante la ONU Kazuyuki Yamazaki lo resume perfectamente: "lamentablemente, un miembro permanente decidió silenciar el mensaje crítico que queríamos enviar a las personas presentes y futuras del mundo: el espacio exterior debe seguir siendo un dominio de paz, libre de armas de destrucción masiva, incluidas las armas nucleares".

Los peligros de las armas nucleares en el espacio

El posible despliegue de armas nucleares en el espacio representa una grave amenaza para la estabilidad y la seguridad mundiales. La perspectiva de que Rusia despliegue un sistema ofensivo nuclear en el espacio, sea cual sea su naturaleza, no solo reavivaría la guerra fría, sino que además abre la puerta a varios futuros distópicos.

El primero son las consecuencias de una detonación nuclear en el espacio en la actualidad. Como demostró la prueba Starfish Prime realizada por los Estados Unidos de 1962, una pequeña ojiva termonuclear de 1,4 megatones detonada sobre el Océano Pacífico a más de 400 kilómetros de altura. Eso sucedió cuando apenas había satélites en órbita, pero, hoy en día, dada la altísima densidad de estos objetos, el pulso electromagnético (EMP) generado por algo como Starfish destruiría y desactivaría miles de satélites de una tacada, iniciando una reacción en cadena que tendría efectos exponencialmente más devastadores para la sociedad moderna.

placeholder Fotografía real del test nuclear Starfish, la primera detonación de fusión en el espacio que EEUU realizó en los años 60. (Departamento de Defensa)
Fotografía real del test nuclear Starfish, la primera detonación de fusión en el espacio que EEUU realizó en los años 60. (Departamento de Defensa)

Los efectos a largo plazo incluirían un entorno de alta radiación en el espacio, acelerando la degradación de los componentes de otros satélites y potencialmente conduciendo al síndrome de Kessler, una cascada de desechos espaciales que destruiría más satélites y que podría hacer inutilizables las órbitas terrestres. Además, el despliegue de armas nucleares tiene un gran riesgo de accidentes. Un mal funcionamiento durante el lanzamiento, una detonación inesperada en órbita o la reentrada involuntaria de materiales radiactivos en la atmósfera de la Tierra podría tener consecuencias catastróficas. Losimpactos ambientales y de salud de las consecuencias radiactivas de dicho incidente serían globales y duraderos.

Dado el decadente estado de los sistemas espaciales rusos —que acumulan decenas de fallos muy graves en las últimas décadas—, un accidente así es más que posible. Por eso la comunidad internacional reconoció en 1967 el peligro de estas armas en el espacio y codificó en un tratado del que tanto Estados Unidos como Rusia son signatarios. Este tratado prohíbe explícitamente la colocación de armas nucleares o de destrucción masiva en órbita alrededor de la Tierra. El tratado refleja un consenso global sobre la necesidad de mantener el espacio como un dominio pacífico para toda la humanidad.

Lógicamente, y visto lo que ha pasado en los últimos años con la ruptura de los tratados de desarme nuclear y la invasión ilegal de Ucrania, a Putin esto le debe dar absolutamente igual.

Sabiendo que Rusia ha sido sorprendida planeando poner un arma nuclear en órbita, violando el Tratado del Espacio Exterior que prohíbe estos dispositivos de destrucción masiva desde hace 56 años, no sorprende que Vladimir Putin haya vetado la resolución conjunta de Estados Unidos y Japón ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para prohibir expresamente el lanzamiento de este armamento.

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