La madrugada del viernes, todas las alarmas saltaron en Ucrania. Tan solo unas horas después de que Kiev y Moscú hubieran anunciado un acuerdo para establecer corredores humanitarios, la ofensiva rusa se recrudecía sobre un enclave esencial: la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa.

El ataque de las tropas del Kremlin sobre la planta energética había arreciado durante la jornada de este jueves, culminando en un bombardeo constante sobre las instalaciones a última hora de la noche, que provocó un incendio.

Dos horas después, las autoridades informaban de que el fuego estaría controlado, pero la central había sido tomada ya por el Ejército ruso.