Lluís Prenafeta se acerca al Barça de Laporta en medio de la crisis económica del club

Lluís Prenafeta tiene 85 años. El empresario es historia viva de Cataluña: artífice del pujolismo, el primer secretario general de Presidencia de la Generalitat, fundador de CDC y amigo personal de Jordi Pujol. En los últimos meses, Prenafeta se ha acercado al FC Barcelona en un momento en que el club está inmerso en una grave crisis económica. Fuera de todas las competiciones y con casi 3.000 millones de deuda, la entidad blaugrana vive una situación complicada.

Estos días se ha podido ver a Prenafeta desayunando con Joan Laporta en el Europa, un restaurante en la Diagonal, en el que el presidente del FC Barcelona acostumbra a desayunar, ya que está muy cerca de su despacho de abogados, Laporta & Arbòs. La entrada en escena de Prenafeta es tan simbólica como oportuna, dado los problemas económicos por los que pasa el club.

Así, después de que ronde el catalanismo de izquierdas personado en Jaume Roures y su tesis de que hay que convertir el Barça en una sociedad anónima para vender el 25% del club, ahora llega el catalanismo de derechas para dar apoyo a un Laporta cada vez más acorralado.

El hombre puente entre Prenafeta y Laporta es Joan Oliver, que fue director de TV3 a principio de los 2000. Oliver es un asociado histórico de Prenafeta y ocupó la presidencia del Reus Deportiu, el club que el entorno de Laporta llevó a la quiebra en 2014. Buena parte de los directivos que entonces estaban en el Reus Deportiu ahora están en el FC Barcelona. Oliver también ha dirigido la Fundació Catalunya Oberta, impulsada por Prenafeta, que siempre ha impulsado a los intelectuales más radicales del independentismo y fue director general del FC Barcelona durante el primer mandato de Laporta.

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Beatriz Parera Agencias

Lluís Prenafeta en 2023 aseguraba a Catalunya Ràdio que estaba arruinado, una afirmación que genera dudas cuando se usa para definir a un empresario que hasta la pandemia estuvo intermediando con cargamentos de gas y de petróleo.

Desde su implicación en el caso Pretoria y ser condenado por la Audiencia Nacional en 2018 Prenafeta pasó a tener un perfil muy bajo. Sus días de gloria habían pasado. Antiguos colaboradores suyos como Alfons Quintà se habían convertido en un símbolo de oprobio de todo lo que había funcionado mal durante el pujolismo. La ciudad había cambiado y Cataluña también. El fracaso de la intentona independentista tampoco ayudaba a que recuperar un perfil público por parte del veterano empresario.

El valor de una agenda

Si Prenafeta es valioso para Laporta es por su agenda. Es evidente que ni Prenafeta ni sus viejas relaciones pueden entrar como accionistas para rescatar el FC Barcelona. Cada semana hay una cena de notables en la capital catalana. Y nadie se quiere hacer cargo de una deuda tan enorme y de un problema logístico y deportivo de tales dimensiones.

Aquí entra en juego su red de contactos. Entre ellos están Josep Pujol Ferrusola, segundo hijo de Jordi Pujol, quien siempre ha seguido de manera atenta la evolución del club y más en concreto la presidencia de Laporta. El presidente de Audax, José Elías, que fue el que permitió que la junta de Laporta pudiese presentar sus avales en el inicio de este segundo mandato, llegó de la mano de Josep Pujol, según explican fuentes del club.

Laporta reconoce lo delicado de su situación económica hasta a la Generalitat. Este junio el FC Barcelona podría volver a pérdidas fruto del desastroso intento de sacar la filial de Media a cotizar en el Nasdaq. No es el único problema.

Entre los contactos de Prenafeta destaca el del empresario Josep Pujol Ferrusola

Las obras del Camp Nou en manos de la constructora turca Limak avanzan a buen ritmo, pero es posible que en noviembre de 2024 el equipo todavía no pueda regresar. Pero eso todavía es una incógnita. Otra cosa es la rebaja de calidad del proyecto inicial en contraste con lo que se está construyendo realmente. Ya no habrá un marcador de 360º, sino tres marcadores flotantes. También se ha derribado la tercera gradería para construir una tercera nueva gradería y colocar entre esta y la segunda el anillo de palcos VIP destinados a empresas. La cubierta también se ha modificado, y ahora será más abierta y con una estructura más flexible que cubrirá a los espectadores, pero no a los jugadores cuando estén sobre el campo. Los socios no han protestado por estas modificaciones.

Alianza

Con el contacto Prenafeta-Laporta se unen el viejo y el nuevo independentismo, sin despejar las incógnitas que se ciernen sobre el futuro Camp Nou y si serán capaces de buscar un inversor externo que ofrezca una salida a los problemas económicos del club.

La mayor aportación empresarial de Prenafeta a la economía de Cataluña fue la creación de Petrocat, una cadena de gasolineras propiedad de la Generalitat. Hace un año Repsol ya se hizo con el control de Petrocat al comprar el último 5% en manos de la Generalitat. Repsol mantiene la marca. Pero por dentro todo ha cambiado. Con el Barça en breve puede pasar lo mismo: que todo cambie por dentro y que dejen de ser de los socios, para mantener la fachada de que todo sigue igual.

El pacto entre el viejo y el nuevo independentismo en el Barça tiene un paralelismo en la política de campaña. Jordi Pujol, compañero de correrías de Prenafeta, anunció esta semana que votaría por Puigdemont. De nuevo, el viejo catalanismo buscando justificarse en el nuevo independentismo. Como en el Barça. Unos intentan así justificar todas una trayectoria. Otros, como Laporta y Puigdemont, se contentan apenas con salvar los muebles.