Así acabó el Reus Deportiu: 100 años de historia enterrados por los amigos de Laporta
En la aventura se pierden más 1,6 millones de dinero público. Entre los perjudicados, Hacienda (1,1 millones), la Seguridad Social (262.210 euros) y el Ayuntamiento de Reus
No es fácil acabar con un club de futbol centenario. Reus no es una ciudad pequeña, tiene más de 100.000 habitantes. Pero los socios de Joan Laporta se plantaron en Reus en plan 'Bienvenido, Mr. Marshall'. Solo que, en lugar de una lluvia de millones, lo que hubo en el Reus Deportiu fue sobreendeudamiento, sociedades en paraísos fiscales, firmas fantasma, testaferros, impagos y dinero público dilapidado en no se sabe qué.
Para que no falte de nada, hay hasta un caso de apuestas ilegales que salpica al Reus Deportiu durante el reinado del laportismo ilustrado, el caso Oikos. El plan era ascender al Reus Deportiu a Segunda. El resultado fue el descenso a los infiernos. Con la circunstancia de que muchos de sus protagonistas viven una segunda oportunidad en el FC Barcelona porque, aunque la mayoría no lo sepa, lo que pasa en Reus se queda en Reus.
Según consta en el Informe del administrador concursal del Club de Fútbol Reus Deportiu, Joan Oliver Fontanet se hace en 2014 con el 94% del club de esta ciudad tarraconense. Joan Oliver es periodista y economista. En diversas fases de su vida profesional Oliver ha estado asociado con Lluís Prenafeta, quien le promocionó en su momento a director de la Televisión de Catalunya, cargo que ocupó entre 2002 y 2004. El vínculo con Prenafeta más fuerte es su papel como patrono de la Fundació Catalunya Oberta. Oliver también ha estado estrechamente relacionado con Joan Laporta, que le nombró director general de FC Barcelona entre 2008 y 2010, el cargo que ahora deja Ferran Reverter por diferencias con el propio Laporta.
Oliver llega al Reus asegurando que profesionalizará la gestión y que llevará al club a Segunda División. Pero pronto empieza la sucesión de empresas fantasma. Dos años después, en marzo de 2016, según el informe, Gaupau, una sociedad cuyo administrador único era el propio Oliver, suscribió una ampliación de capital. Gaupau no aportó fondos sino créditos que Reus Deportiu ya había contraído de manera previa con esa firma por valor de 1,8 millones. Tras la operación, Oliver ya superaba el 97% de las acciones de la sociedad anónima deportiva.
Ese mismo año, nueva ampliación. Esta vez por 2,8 millones. En esta operación entra la sociedad china radicada en Hong Kong CSBB LTD, en manos de Bryan Bachnaer. La firma china se hace con el 57% del Reus. Y, años después, el nombre de Bachnaer reaparecerá en el FC Barcelona de Laporta, esta vez como director para Asia del club blaugrana.
En 2019, cuando el Reus Deportiu ya es incapaz de hacer frente a los pagos de sus jugadores y no puede soportar sus más de cinco millones de deuda, Oliver y su socio chino se desprenden de su participación y la traspasan a una empresa fantasma creada en Nevada, en Estados Unidos, Global Cities SHH Capital LTD, administrada por Onolfo Clifton Vance. De un plumazo, Oliver y sus socios ya han salido de la ecuación y ahora el propietario del Reus es una cáscara vacía, que anuncia inversiones millonarias que nunca se producirán. El informe habla de “cesión”.
Rastro de los desmanes
En el informe concursal, hay numerosos rastros de los desmanes financieros y contables. Gaupau, la firma de Oliver, debe al club 73.000 euros. El antiguo accionista chino CCSB Limited otros 150.000 euros. Además, hay otras dos sociedades chinas: Beijing Institut Technologies (1,15 millones) y Sport Management Limited (375.000 euros). En la página 30 del informe el administrador concursal, advierte: “Estas tres últimas entidades tienen domicilio social en China y los importes corresponden a transferencias y facturas emitidas a favor de las mismas y pendientes de pago, desconociéndose su probabilidad de cobro”.
En tres sociedades chinas se pierden 1,67 millones del Reus que quedan impagados
En la aventura se pierden más 1,6 millones de euros de dinero público. Entre los principales perjudicados está Hacienda (1,1 millones), la Seguridad Social (262.210 euros) y el Ayuntamiento de Reus (220.000 euros en la subvención anual para que pudiesen usar el campo municipal). El Ayuntamiento de Reus no se ha personado en la causa pese a que el final del club perjudicó objetivamente a la ciudad. De hecho, ni tan solo emitió un comunicado cuando el club desapareció de manera definitiva. Los desmanes en Reus Deportiu necesitaban protección política. El alcalde Carles Pellicer (JxCAT) dio todas las facilidades. Echó del campo municipal al 'rugby' base para que los futbolistas del Reus pudiesen entrenar y, luego, cuando todo se fue por el despeñadero, se miró hacia otro lado.
El informe es un festival. Facturas perdidas, accionistas reclamando supuestas deudas al club que arruinaron. Todos esto pasó con Pere Lluís Mellado como secretario del consejo del Reus. ¿Dónde reaparece Mellado ahora? En el FC Barcelona: Laporta lo nombró director de los servicios jurídicos del club. En el informe concursal que sirve de autopsia al final del Reus, hay párrafos como este que no tienen desperdicio: "Igualmente la concursada nos ha facilitado dos facturas más, la DMS/REUS-201703 de fecha 05/01/2018 por importe de 340.000 euros y DMS/REUS-201704 de fecha 07/03/2018 por importe de 300.000 euros, las cuales no se encuentran registradas ni se tiene constancia de su pago a la fecha de emisión de este informe".
Demanda contra LaLiga
El administrador concursal del club acabó demandando a LaLiga, a la que se reclaman, ahí es poco, dos millones de euros, en concepto de derechos audiovisuales pendientes y participación contable. De ese modo, el administrador se alinea antes con los antiguos accionistas que con los perjudicados.
LaLiga justifica que tuvo que expulsar al Reus Deportiu de la competición porque adeudaba salarios a los jugadores de varios meses, lo que solo supone el estricto cumplimiento del reglamento. Además, debía dinero a la Seguridad Social y a Hacienda. Su posición no era sostenible, según se justifica en unas alegaciones de LaLiga presentadas ante el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Tarragona.
Lo sorprendente es que, después de todo el desastre, buena parte de sus protagonistas sigan como si nada y muchos de ellos con puestos de gran responsabilidad en uno de los mayores clubes de LaLiga y que supone uno de sus mayores activos. Si hubiese un patrón, solo se podría decir que ha cambiado la escala. Cinco millones para el Reus, 1.500 millones en préstamos de Goldman Sachs para el Barça. Primer paso, sobreendeudar. Y eso cuando aún no se ha fichado a Haaland.
No es fácil acabar con un club de futbol centenario. Reus no es una ciudad pequeña, tiene más de 100.000 habitantes. Pero los socios de Joan Laporta se plantaron en Reus en plan 'Bienvenido, Mr. Marshall'. Solo que, en lugar de una lluvia de millones, lo que hubo en el Reus Deportiu fue sobreendeudamiento, sociedades en paraísos fiscales, firmas fantasma, testaferros, impagos y dinero público dilapidado en no se sabe qué.