La guerra de Israel contra Hamás no se combate solo en Gaza. En el estrecho de Bab al Mandab se ha abierto un frente secundario de este conflicto que se está convirtiendo en un peligro para la seguridad del comercio global, con el riesgo de una implicación militar de EE.UU. y de sus aliados para proteger las rutas mercantiles de los ataques de los rebeldes hutíes.

Oriente Medio es un lugar estratégico para el comercio internacional. El estrecho de Bab el Mandab es el punto de acceso al canal de Suez de los buques portacontenedores que proceden de China e India. O lo que es mismo, el 12% de todo el comercio mundial transita por aquí. Cualquier perturbación del tránsito en el eje Bab el Mandab - Suez tendría efectos muy serios sobre la economía europea, como ocurrió en 2021 cuando el carguero Ever Given encalló en el canal de Suez, impidiendo durante días el tránsito naval.

Pero en la región existe otro punto crítico del comercio global: el estrecho de Ormuz, el punto de salida entre el Golfo Pérsico y el Océano Índico. Por este brazo de mar transita cada día, de media, entre 18 y 21 millones de barriles de petróleo diarios. Esto es el equivalente al 21% de la demanda mundial. Los países que rodean el estrecho son los principales países productores de petróleo del mundo. Si Ormuz estuviese cerrado, el barril del petróleo podría doblar fácilmente su valor.

El control de estos estrechos es uno de los objetivos de Irán, la principal potencia militar de la región. El país de los ayatolás ha amenazado no pocas veces con cerrar Ormuz en los momentos de mayor crisis con Estados Unidos. Y al otro lado de la Península arábiga está Yemen, un país en guerra civil desde 2014. Los rebeldes hutíes, aliados de Irán, controlan el sector occidental del país, aunque no directamente el estrecho de Bab el Mandab. Aún así tienen la capacidad para atacar buques y repartir misiles por toda la región. Algo que están haciendo más agresivamente desde el estallido de la guerra en Gaza.