Si miramos de cerca el archipiélago de Japón, el mapa se convierte en una serie infinita de islas más o menos pequeñas. En total, el país está formado por más de 14.000 islas. La mayoría de ellas son islas remotas, con una superficie relativamente escasa. Hasta marzo de 2023, Japón solo reconocía la existencia de 6.800  de estas islas. Menos de la mitad. Durante tres décadas, ésta ha sido la cifra oficial elaborada por la guardia costera de país nipón en 1989.

Pero ahora, la Autoridad Geoespacial de Japón ha recalculado la geografía del país utilizando imágenes satelitales que han permitido definir los detalles de grupos de islas que antes eran consideradas una sola masa. Es decir, no ha cambiado la superficie total de Japón, sino su distribución. No es que, durante todos estos años, Japón no supiera que sus mapas eran incorrectos, sino que esperó a tener una visión global y precisa para oficializar las actualizaciones que ya sí iban apareciendo en los mapas geográficos. Y de hecho, ha empezado a dar nombres a cientos de islas deshabitadas para afirmar la soberanía japonesa frente a las pretensiones de sus vecinos. China, Corea del Sur y Taiwán mantienen reclamaciones territoriales sobre algunas de estas islas.

Para Japón, las islas remotas representan un problema y una oportunidad al mismo tiempo. A pesar de representar menos del 2% de la superficie total de Japón, las islas remotas representan el 20% de su Zona Económica Exclusiva marítima. La despoblación, sin embargo, está haciendo cada vez más complicado ofrecer servicios de calidad y también complica la defensa de un territorio tan extenso. Un reto muy complicado para un país que no tiene un ejército regular y solo cuenta con una fuerza de autodefensa de 250 mil soldados.