Con la guerra en Ucrania, Polonia ha pasado de ser un país aislado, al borde de la ruptura con las instituciones de la UE, a convertirse en un país clave en la gestión del conflicto. La línea ferroviaria que une Kiev con Varsovia se ha convertido en la principal conexión de Ucrania con el resto de Europa y del Mundo. Por aquí pasan ayudas militares y humanitarias y el apoyo diplomático internacional. Al principio de la guerra, cuando todavía parecía inminente una victoria del ejército ruso, los primeros ministros de Polonia, Eslovaquia y República Checa se embarcaron en un simbólico viaje en tren para llevar su apoyo a Zelensky. Incluso el presidente de Estados Unidos ha viajado para visitar Kiev y Biden eligió Varsovia como escenario de su discurso en el primer aniversario de la guerra.

Además es el país que más refugiados ucranianos ha acogido. En total 10 millones de ucranianos han cruzado la frontera entre los 2 países. Y casi 2 millones han recibido el permiso para residir como refugiados. El apoyo de Polonia es incondicional y está dispuesta a ayudar a Ucrania todo el tiempo que haga falta. De hecho, es el primer donante europeo por ayudas militares a Ucrania y el tercero en la lista global y su papel será clave incluso cuando el conflicto termine.

A pesar de ser la principal economía de la zona “no euro”, su relación con Bruselas es pésima. A lo largo de los últimos años, la Comisión Europea ha abierto una serie de expedientes contra sus gobiernos por haber violado en muchas ocasiones las normas y los valores de la UE. El choque ha provocado la congelación de 35 mil millones de euros de los fondos de recuperación de la pandemia. La defensa colectiva es otro punto de contraste entre Polonia y el resto de Europa. Varsovia nunca ha apoyado el proyecto de Francia de creación de una defensa colectiva y de un ejército europeo.

La reconstrucción de Ucrania, su posible ingreso en la Unión Europea, la reconstrucción de las relaciones con Rusia, mantendrán el foco en la región y pondrán a Polonia en un papel central. Este desplazamiento del eje estratégico de la Unión Europea podría alimentar la aspiración de Polonia de convertirse en una potencia regional y relanzar el proyecto llamado de los “Tres Mares” o Intermarium. Una alianza entre los países del este, liderada por Varsovia alrededor de un eje norte - sur que se alzaría como alternativa a la tradicional división de Europa entre este - oeste.