La guerra en Ucrania tiene un segundo frente. Un frente invisible, donde Estados Unidos y Rusia se estudian y miden sus fuerzas como en los años de la Guerra fría: el Mediterráneo. Aquí, desde meses, la flota de los países OTAN vigila los movimientos de los buques rusos. Y los buques rusos se acercan, a veces hasta quedarse muy cerca, a las patrullas de los aliados.

A día de hoy, según informaciones de inteligencia abierta, en el Mediterráneo se encontrarían hasta un máximo de 10 elementos de la Armada Rusa. Una de las mayores agrupaciones desde la desaparición de la URSS. Entre los buques rusos que a lo largo de estos meses han estacionado en el Mediterráneo están también la Mariscal Ustinov y la Varyag. Dos buques de guarra que pueden lanzar misiles de crucero kalybr, de alta precisión, que pueden cargarse también con cabezas nucleares.

A finales de julio se habría producido el episodio más peligroso. Tres buques rusos, entre ellos el "Ustinov", se habrían adentrado en el Mar Adriático en formación de bloqueo para cerrar el paso al portaaviones estadounidense "Harry Truman". Es el buque más poderoso de la OTAN en el Mediterráneo, con a bordo 60 cazas. La situación se habría resuelto solo con la intervención del Grupo Marítimo Permanente de la OTAN, compuesto por buques de Italia, España, Turquía, Grecia y Estados Unidos.

A finales de agosto, la Ustinov ha sido observada cerca del mar de Irlanda, probablemente de vuelta sus bases en el mar ártico. El Varyag sigue en el Mediterráneo y no se sabe cuando podría volver a unirse a la flota del pacífico. Mientras tanto, sigue siendo la mayor embarcación de guerra rusa en el sur de Europa.