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España empieza a ponerse la armadura: lo que vino, lo que viene y lo que no vendrá este año en defensa
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España empieza a ponerse la armadura: lo que vino, lo que viene y lo que no vendrá este año en defensa

Un vistazo global a las novedades en compras y adquisiciones de defensa en 2023 y un análisis de lo que podemos esperar (y quizá lo que no llegará) este 2024

Foto: El submarino S-81 Isaac Peral. (Juanjo Fernández)
El submarino S-81 Isaac Peral. (Juanjo Fernández)
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Si tuviéramos que resumir el año 2023 en materia de defensa nacional con una sola imagen, esta sería la del elegante perfil del submarino S-81 Isaac Peral emergiendo de las aguas calmadas del Mediterráneo. Su entrega el pasado mes de noviembre supuso un hito generacional para la Armada y las decenas de compañías implicadas en un proyecto de dos décadas lideradas por los astilleros públicos Navantia. Y también simboliza el período de transformación y modernización en el que están embarcadas las Fuerzas Armadas y la industria. Con la meta de inversión del 2% del PIB en defensa en el horizonte (2029) y en un entorno de creciente inseguridad geopolítica, España empieza a ponerse la armadura.

La entrega del primero de los cuatro submarinos de la serie S-80 (de diseño y tecnología españolas) fue la coronación a un ejercicio de avances significativos, con un presupuesto récord, media docena de nuevos programas especiales de armamento, municiones y equipos por unos 15.000 millones de euros, y el impulso financiero y administrativo a varios proyectos clave ya en marcha. Pero también fue un año que reitera la inestabilidad estratégica que afecta de lleno a Europa, con la guerra en Ucrania a punto de cumplir su segundo año, el conflicto Israel-Gaza con todas sus derivadas diplomáticas y económicas, y la crisis de seguridad en el Sahel. Teatros de operaciones en el área directa de acción del despliegue militar español en el exterior.

Para este año, los observadores de la industria esperan que este ritmo de recuperación tras el lapso de la pandemia se acelere, favorecido por el arranque de una nueva legislatura y la estabilidad institucional en el sector. El presidente Pedro Sánchez mantuvo a Margarita Robles en la cartera de Defensa (este junio cumple seis años en el cargo), quien, a su vez, mantuvo a la secretaria de Estado de Defensa, María Amparo Valcarce, al jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Teodoro López, y a otros cargos clave en la estructura del Ministerio y las Fuerzas Armadas.

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"A todos los programas en marcha, necesarios para la modernización de los tres ejércitos, hemos de añadir otros 18 nuevos programas a iniciar este 2024, año en el que los retos en el ámbito de la ciberseguridad y el espacio nos exigirán importantes esfuerzos", avanzó la propia Robles en el reciente acto de la Pascua Militar, sin aportar más detalles. Veamos qué vino, qué está por llegar y qué podría demorarse en el presente ejercicio.

Lo que vino

Además del submarino S-81, la entrega de los primeros vehículos de zapadores Castor y los primeros helicópteros H-135 para la armada, este año se han concretado varias adquisiciones estratégicas, tanto de armamento como de munición y programas vinculados a la digitalización y transformación de las Fuerzas Armadas.

El Ministerio de Defensa firmó los contratos para los vehículos de apoyo a cadenas (VAC) con el consorcio Tess Defence —Santa Bárbara Sistemas, Indra, Sapa Placencia y Escribano M&E— (2.000 millones), los aviones C295 de vigilancia y patrulla marítima de Airbus (1.650 millones), los helicópteros MH-60R Romeo de la estadounidense Lockheed Martin (820 millones), el lanzacohetes de alta movilidad Silam con Escribano y Expal (700 millones) y el dron Sirtap de Airbus (500 millones) y dos buques hidrográficos con Navantia (160 millones).

En el campo de misiles y munición, también se anunció la compra de nuevos misiles Mistral III con la francesa MBDA (324 millones), el misil anticarro Spike LR con la israelí Rafael (287 millones) o los misiles antibuque NSM de la noruega KDA. Además, se hizo un importante esfuerzo en reabastecer los depósitos de munición, minas y granadas de mortero (deteriorados por los envíos a Ucrania), incluyendo proyectiles de 155 mm y 105 mm por casi 1.000 millones de euros.

Además, se ha seguido avanzando e invirtiendo en otros proyectos clave, como las fragatas F-110 que construye Navantia o los vehículos blindados 8x8 Dragón, de Tess, a los que la ministra pidió más celeridad tras los retrasos que acumula en la entrega de las primeras unidades para el Ejército de Tierra.

"Este año ha sido muy bueno. Las buenas intenciones se han respaldado con la firma de contratos, nuevos proyectos y la sensación de que entramos en un período de mayor estabilidad presupuestaria. Se nota el apoyo institucional al sector que llevábamos algunos años viendo", comenta una fuente de la industria.

Lo que viene

Algunas cosas quedaron en el tintero. Con anuncio firme, pero a falta de luz verde definitiva, están el programa Halcón II, con 25 nuevos Eurofighter por 4.000 millones de euros, la modernización de las baterías antiaéreas Nasams y el pedido de dos nuevos Buques de Acción Marítima (BAM) para guerra antisubmarina (550 millones) y que, a día de hoy, "son un completo misterio", comentan los expertos.

Otros planes que se esperan pasen pronto por Consejo de Ministros son el mortero embarcado Eimos de Expal (unos 125 millones), que la Secretaria de Estado anunció el pasado mayo durante la Feria Internacional de Defensa de España (Feindef), y la modernización del sistema de defensa antiaérea Patriot. Estados Unidos anunció en octubre la autorización para la venta de cuatro baterías Patriot en configuración 3+ con los misiles más avanzados (PAC-3) por 2.600 millones de euros, pero todavía queda la aprobación final.

Foto: Lanzador de misiles M903 PAC-2 del sistema Patriot (Ejército EEUU)

"También esperamos que salga la sustitución de las radios tácticas (SCRT), que están subsanándose con compras puntuales para misiones, y el sistema mando y control (MC3). La Dirección General de Armamento (DGAM) ha sacado un contrato para un prototipo de de mando y control de una gran unidad tipo brigada. Esto está vinculado al de las radios y otros medios, por lo que es casi seguro que salga este año", comenta un observador de la industria. La suma de ambos programas podría superar los 1.600 millones de euros.

Más allá de los planes mencionados, representantes de los tres Ejércitos han mostrado algunas de sus prioridades y necesidades por cubrir en documentos, publicaciones y conferencias.

La lista de la compra

La Armada tiene en la lista la búsqueda de un nuevo vehículo de combate para la Infantería de Marina (VCIM), continuar con el programa de renovación de los buques hidrográficos con la contratación de un ejemplar con capacidad oceánica y definir el programa de modernización de media vida de las fragatas F-100. Algunos proyectos adicionales podrían ser la actualización de los anfibios de asalto y una plataforma para reemplazar al retirado carro de combate M60 de la Infantería de Marina

Los pendientes del Ejército del Aire y del Espacio incluyen nuevos aviones de entrenamiento para sustituir (en 2030) a los F5M, la actualización de los misiles IRIS-T, incorporar los misiles de ataque Brimstone y puede que alguna nueva arma de precisión o misiles antirádar para los Eurofigther de los programas Halcon y Halcon II.

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"Quizás se sepa algo más de la propuesta de Indra de un avión de vigilancia e inteligencia electrónica (SINGINT) tomando como base una plataforma de aviación ejecutiva que sustituiría a la 'Reina del Espectro', un 707 que del Ejército del Aire, y a los Falcon 20 dedicados a esas tareas. Tampoco descartaría alguna noticia sobre la sustitución de los helicópteros Superpuma más antiguos por algún producto de Airbus", considera una de las fuentes.

En el Ejercito de Tierra, una de las prioridades que se quedó estancada de 2023 fueron los vehículos de exploración y reconocimiento terrestre (VERT) y de vigilancia terrestres (VVT), ambos sobre plataformas Vamtac ST5 de Urovesa. También se esperan novedades sobre la modernización de los carros de combate Leopardo y el futuro de los Centauros (donde también cabe la posibilidad de su sustitución). Se prevé la reactivación de la licitación de los vehículos militares tácticos todoterreno (VMTT) para sustituir a los Santana (paralizada por un recurso) y las primeras pruebas del sistema de artillería de alta movilidad (Silam).

"En artillería antiaérea quedaría la modernización de los centro de control medios y ligeros, el programa de un misil móvil que sustituya al Hawk; en artillería de costa se querría obtener capacidad de misil de costa, puede basarse en la versión de defensa costera del NSM", comentan las fuentes.

Foto: Un Santana Aníbal del Batallón del Cuartel General de la Brigada XII, subiendo por un terreno difícil. (Juanjo Fernández)

Por último, este 2024 se verá un esfuerzo en materia de drones, ciberseguridad y espacio. El hito más relevante es lanzamiento del primer Spainstat Next Generation previsto para el verano de 2024 (y el segundo para un año después), un satélite de comunicaciones de grado militar, con servicio también civil, operado por Hisdesat.

Lo que no sabemos si llegará

El gran interrogante que nadie sabe si llegará este 2024 (o siquiera si llegará) es el sustituto del Harrier y la segunda fase de sustitución de los F18. La única opción viable, dicho por activa y por pasiva, es el F-35 estadounidense en las versiones A y B (de despegue y aterrizaje vertical). Es un programa que superaría los 6.200 millones de euros que el Ministerio de Defensa no termina de anunciar (ni descartar), pese a que el caza de quinta generación de Lockheed Martin es el único que puede operar en el portaeronaves Juan Carlos I, buque insignia de la Armada.

"Lo más esperado sigue siendo el F-35, a falta, al parecer, de una decisión política. La Armada ya ha perdido el miedo a nombrarlo en algunas sus publicaciones, pero queda ver el iniciador de la solitud al Congreso de Estados Unidos, como con los helicópteros Romeo y las baterías Patriot", apunta otra fuente.

Foto: Buque hidrográfico militar Malaspina, encallado en Ibiza. (EFE/Sergio G. Cañizares)

También se quedaron sin noticias el sistema de defensa de punto basado en misil para varios buques clave de la Armada, incluyendo el LHD Juan Carlos I, los buques anfibios Galicia y Castilla, y los buques de aprovisionamiento Patiño y Cantabria; y los avances en las municiones merodeadoras y las pruebas con Arquimea.

"Si mantenemos la inercia del año pasado, este puede ser un momento histórico para las Fuerzas Armadas y la industria nacional", comenta una de las fuentes vinculada a la industria. "Pero el entorno económico y político no lo van a poner fácil".

Si tuviéramos que resumir el año 2023 en materia de defensa nacional con una sola imagen, esta sería la del elegante perfil del submarino S-81 Isaac Peral emergiendo de las aguas calmadas del Mediterráneo. Su entrega el pasado mes de noviembre supuso un hito generacional para la Armada y las decenas de compañías implicadas en un proyecto de dos décadas lideradas por los astilleros públicos Navantia. Y también simboliza el período de transformación y modernización en el que están embarcadas las Fuerzas Armadas y la industria. Con la meta de inversión del 2% del PIB en defensa en el horizonte (2029) y en un entorno de creciente inseguridad geopolítica, España empieza a ponerse la armadura.

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