El Gobierno aprueba la compra de aviones militares y vehículos tácticos por 2.000M

El Gobierno aprobó el martes dos importantes programas de armamento; uno para la adquisición de 16 aviones Airbus C295 de vigilancia marítima y de patrulla marítima por 1.700 millones de euros y otro para licitar la compra de 4.500 vehículos militares tácticos todoterreno (VMTT) por un valor estimado de 315,7 millones de euros. Ambos contratos avanzan la ambiciosa agenda de proyectos de defensa que impulsa el Ministerio de Defensa, muchos de los cuales quedarán en el limbo por el adelanto electoral del 23-J.

El Consejo de Ministros ha autorizado la compra de diez unidades de vigilancia MSA y seis de patrulla MPA, lo que supera con creces las estimaciones iniciales realizadas por Defensa. En los presupuestos se calculaban unos 600 millones para 10 C295W de vigilancia especializados en búsqueda y rescate para sustituir a los viejos CN-235 y unos 560 millones de euros por cuatro C295W adaptados a tareas de patrulla, guerra antisubmarina y antisuperficie para reemplazar a los P.3 Orión. Este programa todavía requerirá de un nuevo visto bueno del tren de gobierno, que en esta oportunidad lo que ha hecho es asegurar los recursos para iniciar una compra que se repartirá entre las anualidades 2023-2031.

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El C295 es considerado "el más español" de los Airbus, ya que fue diseñado en los noventa por la histórica Construcciones Aeronáuticas (CASA), que posteriormente se integró en el consorcio europeo liderado por Francia y Alemania. Sus siglas significan CASA, dos motores y 9,5 toneladas de carga, y el ensamblaje final, como el de su hermano mayor Airbus A400M, se realiza en Sevilla con piezas traídas de varios países europeos. Aunque lleva en servicio desde 1997, el C295 ha ido actualizándose permanentemente, con diferentes versiones y especializaciones, y cuenta con varios contratos internacionales, como el firmado en 2021 con India por más de 2.100 millones de euros.

La compra de vehículos estilo pickup diesel, con un precio de referencia de unos 70.000 euros por unidad, vienen a reemplazar a los veteranos Aníbal Santana que tantos dolores de cabeza han dado al Ejército de Tierra y a los Nissan operativos desde la década de 1980, como los veteranos Patrol MC-4 de chasis corto y ML-6 de chasis largo. Su objetivo es servir tanto en territorio nacional como a los contingentes en el extranjero, con capacidad para "operar de permanente en unas condiciones de uso intensivo".

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El Ministerio de Defensa ya publicó en abril el pliego técnico para la licitación, en el que se especifica que los VMTT deben tener una capacidad de carga de 900 kg y arrastre de remolque. Entre los posibles sustitutos están los vehículos tácticos Vamtac LTV de la gallega Urovesa, hermanos pequeños del vehículo pesado Vamtac ST5 que opera desde hace años el Ejército y que ha conseguido mercado internacional con ventas a Marruecos, Indonesia, Ghana o Angola en diferentes configuraciones. También existe la posibilidad del Jeep J8 VIR, un Wrangler transformado por la española Einsa en sus instalaciones de Alcalá de Henares y del que regalaron un ejemplar a la UME durante la pandemia.

Los expertos apuntan a que Defensa podría optar por vehículos comerciales de importación adaptados militarmente, como ha sido tendencia en otras fuerzas armadas europeas. Aquí las opciones se disparan, incluyendo Nissan Navara, Ford Ranger o Raptor, Mitsubishi, Toyota Hilux o Volkswagen Amarok. —estos dos últimos, modelos que ya utilizan las Fuerzas Armadas—, ya que la licitación contempla una banda de precios de entre 52.000 euros y 75.000 euros por unidad, dependiendo de la versiones del vehículo.

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"Los vehículos militares de ruedas pueden tener un amplio empleo táctico, bien sea en actividades de combate, como en aquellas que no impliquen una posibilidad de encuentro con el enemigo (apoyo logístico, instrucción y adiestramiento, funciones de vida y funcionamiento de las unidades, etc.). Este carácter polivalente hace que los vehículos ruedas tácticos deban reunir unas características específicas que condicionan tanto su mecánica y aspecto como sus exigencias técnicas", especifica la resolución del Consejo de Ministros.

Entre 2003 y 2011, el Ejército adquirió unas 2.000 unidades del Aníbal Santana fabricados en las instalaciones de la extinta compañía en Linares, Jaén, pero su resultado fue decepcionante para las Fuerzas Armadas. Varios informes técnicos a lo largo de los años fueron revelando una serie de deficiencias en los vehículos, desde fallos en los travesaños a ganchos desviados, que ponían en peligro la seguridad de los ocupantes. En el concurso, el Santana batió a Urovesa, pese a que los expertos del momento venían superior la propuesta gallega.