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El futuro de Navantia comienza en este acuario: "Estamos eclosionando"
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El futuro de Navantia comienza en este acuario: "Estamos eclosionando"

En Navantia quieren que el NTC vaya más allá de un proyecto puntual y se convierta en punta de lanza de su estrategia para dar un vuelco tecnológico a las operaciones y diversificar ingresos

Foto: Simulador en el Centro de Entrenamiento de Navantia o NTC. (KAP)
Simulador en el Centro de Entrenamiento de Navantia o NTC. (KAP)
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El Barco, un edificio vanguardista de casi 4.000 m² ubicado junto al Puente de Hierro de San Fernando de Cádiz, iba a ser sede de uno de los acuarios más ambiciosos de Andalucía. Pero pasaron 15 años desde que se puso la primera piedra del fallido Parque de la Historia del Mar y el recinto parecía destinado a ser una página más en el catálogo de perennes esqueletos de hormigón que dejó a su paso el furor desarrollista de la burbuja inmobiliaria. Una obra absurda de 10 millones de euros a la que durante años se buscó, infructuosamente, alguna utilidad. Hasta que en 2019 la historia dio un giro inesperado.

Hoy no hay aquí rastro de peces exóticos ni piezas de museo, sino decenas de oficiales de la marina saudí en uniforme asistiendo a clases y practicando en simuladores navales avanzados. El Barco es el flamante Navantia Training Center o NTC (Centro de Entrenamiento de Navantia), una escuela internacional que abrió sus puertas hace 18 meses para formar a las tripulaciones de las cinco corbetas que los astilleros españoles construyen para la Marina Real de Arabia Saudí. Para cuando se entregue la última, en 2025, habrán pasado por aquí más de 700 marineros formados en operación y mantenimiento, muchos de los cuales se alojan en el edificio Cuatro Torres, un antiguo penal en La Carraca reconvertido en residencia.

La misión de esta academia especializada es que los alumnos aprendan a interactuar con versiones digitales extraordinariamente realistas del buque que van a operar. Llegado el momento, nos cuentan algunos de los profesores, estarán completamente familiarizados con el diseño, la arquitectura y gestión de la máquina para desenvolverse con efectividad. En las 17 aulas, entrenan en estaciones individuales escenarios como desplazarse por la corbeta en caso de incendio, evitando ciertas áreas críticas o ubicar con rapidez ciertas piezas, paneles o repuestos concretos. Incluso cuentan con simuladores a escala de la cabina de mando, donde puedes, timón en mano, ‘sentir’ el efecto del oleaje y el clima en la navegación en un conseguido entorno inmersivo.

placeholder Programa de formación de Navantia. (KAP)
Programa de formación de Navantia. (KAP)

El contrato con Arabia Saudí, valorado en 1.813 millones de euros, arrancó en 2018 y ha impulsado muchos cambios en el astillero estatal. Pero en Navantia quieren que el NTC vaya más allá de un proyecto puntual. Aspiran a que sea uno de los programas tractores de su estrategia de dar un vuelco tecnológico a las operaciones y diversificar sus ingresos, que en la actualidad descansan (casi) exclusivamente en la fabricación y venta.

La división de servicios y sistemas —que incluye la fabricación y mantenimiento de motores, las labores de modernización, entrenamiento, datos, servicios digitales y todo lo relacionado con el apoyo al ciclo de vida del buque— apenas facturó 24,3 millones de euros en 2021, frente a los 1.280 millones ingresados por los programas de construcción. Una cifra que además están lejos de tapar las recurrentes pérdidas de la armadora, de 93 millones de euros en el último ejercicio con datos disponibles. También concentra apenas una fracción de los 4.000 trabajadores de la compañía, con unos 200 empleados entre todas las sedes. Sus responsables hablan de una apuesta a futuro.

"Estamos eclosionando", asegura Alberto Cervantes, director de Negocio Servicios de Navantia desde enero de 2023. "Nuestra misión está enfocada en la vida del barco, que son negocios más recurrentes y estables que la construcción, y además son complementarios. La división está ahora crecimiento a dos dígitos y es un sector muy rentable y con mucho potencial", agrega el ejecutivo, en su despacho en las instalaciones del NTC.

Los buques modernos van más allá de la ingeniería y la mecánica; son productos tecnológicos extremadamente complejos y con ciclos de vida más largos. Actualmente, España, Arabia Saudí, Turquía, Noruega y Estados Unidos contratan a Navantia para tareas de mantenimiento y puesta a punto. Así que la idea es emular los servicios de suscripción para que los clientes no solo compre el producto, sino que se abonen para mantener el buque y su plataforma al día. "Son los llamados contratos basados en prestaciones y cada vez son más importantes en la industria", agrega Cervantes.

Quizás para entender mejor el calado de esta apuesta hay que visitar otro edificio, a pocos kilómetros del Centro de Formación. Uno que todavía está en plena remodelación.

placeholder Futuro Centro de Excelencia en el Astillero La Carraca. (Navantia)
Futuro Centro de Excelencia en el Astillero La Carraca. (Navantia)

Una obra discreta

En el corazón del Arsenal de La Carraca hay una obra muy discreta en marcha. Una de los viejas naves del complejo portuario está siendo rehabilitada manteniendo la fachada original, hoy ennegrecida por el salitre y con los ventanales tapiados por ladrillos. Dentro se construye el primer Centro de Excelencia de Navantia, que contará con 6.500 m² y 21 millones de inversión para fomentar la innovación en la compañía naval, desde la actualización de productos que ya llevan años desarrollando —como el sistema de combate Scomba— a nuevas ideas de negocio en un mercado donde el nivel tecnológico del producto marca cada vez más la diferencia.

Foto: Eurofighter, en maniobras militares. (Reuters/Lisi Niesner)

"Estos centros de excelencia tendrán laboratorios de tecnologías disruptivas para desarrollar productos tecnológicos complejos. Hablamos de modernización de sistemas de combate, realidad virtual, vehículos no tripulados, fotónica, cuántica, ciberseguridad o comunicaciones", explica Cristina Abad, directora de Navantia Sistemas. "El buque es un sistema de sistemas, que incluye el sistema de combate, el de comunicaciones, el sistema de navegación y el de control de plataforma. Y en Navantia somos especialistas desarrolladoras e integradores, así que podemos crecer en este negocio", agrega Abad.

El Coex (Centre of Excelente) que se construye en San Fernando está pensado para albergar a más de 300 ingenieros y especialistas enfocados en nuevas tecnologías aplicadas a sistemas navales. Pero el objetivo es levantar centros de este tipo en las principales sedes de la compañía. En Ferrol se encargarán del gemelo digital que se está desarrollando para las fragatas de nueva generación F110; en Puerto Real de las mejoras en los procesos de fabricación; en Cartagena servicios de inteligentes y energías verdes, y en Madrid del llamado buque inteligente. Esto combinado a su vez con una serie de acuerdos con universidades y centros de investigación, y el lanzamiento de una célula de innovación (bautizada Monodon), para fomentar una cultura empresarial catalizadora de nuevas ideas y tecnologías.

Foto: Diseño de soft robotics. (Navantia)

Dentro de este plan estratégico, Navantia Sistemas espera incorporar media docena de productos a su catálogo, incluyendo algunos tan punteros como el C4IP, un sistema embarcado para buques de nueva generación que combina varios de los proyectos punteros en marcha: el gemelo digital, la nube táctica y los vehículos no tripulados. En este último aspecto, la empresa naval está diseñando el módulo de control del submarino no tripulado que desarrolla en alianza con SAES y Perseo. Navantia ya probó el módulo de control Naiad, que es capaz de integrarse con el sistema de mando y control de cualquier buque para conectar vehículos no tripulados.

Turbulencia electoral

Navantia afronta estos planes a futuro en la mejor situación financiera en varios años, pero con perspectivas, como siempre, complejas. Los astilleros públicos ingresaron en 2021 unos 1.306 millones de euros, máximos desde 2010, pero todavía con más de 93 millones de pérdidas. Sin embargo, los números rojos llevan cinco años consecutivos a la baja y son hoy tres veces menos que en 2017. En 2022, la cifra de negocio habría mejorado un 2,5% hasta los 1.365 millones, según la SEPI (Sociedad Española de Participaciones Industriales), la entidad del Ministerio de Hacienda que agrupa las empresas y participaciones públicas. Esto queda lejos de los ingresos récord previstos para el año pasado de casi 1.600 millones de euros.

Actualmente, la firma pública está inmersa en varios proyectos multimillonarios nacionales e internacionales, fundamentales para mantener la carga de trabajo y la estabilidad laboral en los próximos años. Además de las corbetas, Navantia diseñará y fabricará otros cinco buques multimisión para la Marina saudí. También participa en el consorcio que construirá tres buques para la Royal Navy británica y está desarrollando un patrullero de altura para Marruecos. Entre los programas nacionales, a los que llevan más tiempo en marcha —como el submarino clase S-80 y las fragatas F-110— se han añadido algunos muy importantes en los últimos años, como el buque de acción marina de intervención subacuática y los dos buques hidrográficos y un buque oceanográfico para la Armada.

En su apuesta por la diversificación, Navantia está probando además otras palancas, como su apuesta por la energía eólica marina y el hidrógeno a través de su nueva división Seanergies; o su colaboración con la asociación de pequeñas y medianas empresas para impulsar el Perte del sector marítimo, con proyectos por más de 100 millones de euros. Pero estos planes están pendientes del 23-J. La convocatoria de elecciones generales ha afectado a todo el sector de defensa, pero los astilleros públicos son uno de los más expuestas a las turbulencias partidistas.

Foto: Un MH-60R Sea Hawk de la Marina de EEUU. (Reuters)

Un eventual cambio de gobierno podrían activar el efecto dominó de sillas públicas, entre las que se encuentra la presidencia de Navantia y de la Sepi. Incluso dentro de un mismo Ejecutivo, se han convertido en puestos muy inestables. Navantia tuvo cuatro presidentes entre 2016 y 2020 hasta que en marzo de 2021, la llegada de Ricardo Domínguez, ingeniero agrónomo de la Universidad de Córdoba y exviceconsejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía (2015-2019), dio cierta continuidad estratégica a los planes en marcha. Ahora todo vuelve a estar en vilo.

"Si cambia el gobierno podemos dar por descontado que habrá cambio de gerencia", comenta una fuente de la industria que conoce la compañía. "Hay algunos proyectos muy establecidos que van a seguir su curso, haya quien haya en Moncloa. Pero los más novedosos o los menos desarrollados corren el riesgo de paralizarse o incluso de cancelarse. Y esta incertidumbre constante es uno de los factores que lastran la evolución de Navantia".

El Barco, un edificio vanguardista de casi 4.000 m² ubicado junto al Puente de Hierro de San Fernando de Cádiz, iba a ser sede de uno de los acuarios más ambiciosos de Andalucía. Pero pasaron 15 años desde que se puso la primera piedra del fallido Parque de la Historia del Mar y el recinto parecía destinado a ser una página más en el catálogo de perennes esqueletos de hormigón que dejó a su paso el furor desarrollista de la burbuja inmobiliaria. Una obra absurda de 10 millones de euros a la que durante años se buscó, infructuosamente, alguna utilidad. Hasta que en 2019 la historia dio un giro inesperado.

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