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Iván Campo: "Valdano se inventó 'Los Galácticos', una de las chorradas más grandes del fútbol"
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ÍDOLO EN EL BOLTON

Iván Campo: "Valdano se inventó 'Los Galácticos', una de las chorradas más grandes del fútbol"

Aunque jugó en el Madrid, nunca pensó que sería futbolista de élite. Allí vivió las dos caras del deporte: ganó dos Champions, pero también sufrió un cuadro de ansiedad

Foto: Iván Campo, en la final de la Champions del 2000. (Getty)
Iván Campo, en la final de la Champions del 2000. (Getty)

Jugar con sus amigos en la playa y en el barrio era lo máximo para Iván Campo (San Sebastián, 1974). Por su cabeza nunca pasó la idea de ser futbolista de élite, aunque vio el camino más claro cuando cambió San Sebastián por Logroño a los 18 años. "Hijo, prueba. Si te va bien, perfecto; si no, no pasa nada", le dijeron sus padres

La apuesta tuvo éxito. Campo se consagró como futbolista de Primera y como internacional en la Selección. Justo después del Mundial de Francia, el Madrid lo fichó. En el conjunto blanco ganó dos Champions, en el 2000 y en el 2002, e hizo gala de la normalidad que siempre le ha caracterizado. "Regresaba a San Sebastián a ver a mis padres y seguía jugando con mis amigos en la Concha, como cuando tenía 14 años", explica en El Confidencial.

Foto: El presidente del Rayo Vallecano, en un partido en Vallecas. (EFE/Mariscal)

Madrid tuvo cosas buenas y también malas. En 2001, confesó que tenía un cuadro de ansiedad que le impedía jugar en óptimas condiciones los partidos. En aquella época, tanto la prensa como algunos dirigentes le invitaron a cortarse el pelo, pero él no accedió. "Que se lo hubieran cortado ellos. ¿A mí que coño me contaban?".

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PREGUNTA. ¿A qué se dedica ahora Iván Campo?

RESPUESTA. Al fútbol. Estoy en la directiva de la Selección Española de Leyendas, con los exjugadores del Mallorca, aunque nos tuvimos que salir del club…

P. ¿Es difícil desengancharse del fútbol?

R. No es que sea fácil o difícil, el problema es que nuestra carrera acaba demasiado pronto. Terminas un trabajo de ensueño que llevas haciendo desde muy pequeño. Luego tienes muchos años para vivir.

P. ¿Cómo recuerda aquellas tardes en la playa de la Concha?

R. Casi todos los que jugábamos al fútbol en esa época lo hacíamos en la Concha. Tenías la ilusión de disfrutar de tus amigos de siempre, los del colegio, en un partido en la playa. Y quizá algún día jugar en campos como el Camp Nou, el Santiago Bernabéu, el Benito Villamarín… Tienes mucha ilusión por competir con tus amigos y, algún día, cambiar los partidos de niños por los profesionales.

P. ¿Qué aprendió usted en la playa que no enseñen en las escuelas?

R. Lo importante era el barrio. Allí, junto a nuestros amigos, nos han llamado la atención, nos han reñido, hemos roto algún cristal… Esa ilusión que teníamos por bajar al barrio y pegar cuatro pelotazos es muy difícil trasladarla a la actualidad. Antes, teníamos menos alternativas que los niños actuales. Aunque aún hay niños que juegan en la Concha y en los parques, no hay tantos en los campos. Personalmente, me da mucha tristeza ver que no juegan al fútbol y están con los teléfonos.

"Aunque el fútbol era el que más me gustaba, nunca pensé que llegaría a profesional"

P. ¿Desde pequeño quería ser futbolista o tuvo en mente otra profesión?

R. Si te soy sincero, nunca pensé que iba a ser futbolista.

P. ¿Y eso?

R. Porque yo jugaba al fútbol para divertirme y para pasármelo bien. Es más, a mí lo que me gustaba era el deporte, no solo el balompié. Hacía baloncesto, balonmano, atletismo… Tenía mucha facilidad en ese tema. Aunque el fútbol era el que más me gustaba, nunca pensé que llegaría a profesional. Cuando me llegó la oportunidad de ir a un gran equipo, en mi caso el Logroñés, no estaba convencido de ese paso que iba a dar. Sin embargo, fueron mis padres los que me dijeron: "Hijo, inténtalo. Si te va bien, adelante; si no, no pasa nada".

P. ¿Cuándo se dio cuenta de que podía vivir del fútbol?

R. Ese cambio lo tuve cuando me fui a Vitoria para jugar en el Alavés. Ahí ya jugué en Segunda, en el fútbol profesional, donde tuve mi primera gran oportunidad. Aunque estaba bien en el País Vasco y era feliz, vino el Valencia a ficharme y me cedieron a Valladolid, a lo que accedí. Prefería haber continuado en Vitoria, pero jugar en Primera era dar un salto gigantesco.

placeholder David Vidal subió al primer equipo del Logroñés a Iván Campo. (EFE/Javier Lizón)
David Vidal subió al primer equipo del Logroñés a Iván Campo. (EFE/Javier Lizón)

P. Dice que no estaba muy decidido para marcharse de San Sebastián a Logroño. ¿Cómo fue el cambio?

R. Me fui solo, porque mi padre trabajaba y mi madre cuidaba de mis hermanos. Allí me alojé en una residencia con compañeros, donde aprendí lo que es la vida. Fue la primera vez que salí de casa y aprendí a vivir solo, llorar solo, reír solo, a cocinar, a convivir con mis compañeros… A hacer mil cosas que antes tenía en casa sin moverme. Fue una experiencia muy significativa.

P. Fue lo equivalente a un Erasmus actual.

R. En aquella época el Logroñés era de lo mejor que había en Primera. Había un buen elenco de jugadores y luego llegó un chaval de 18 años de San Sebastián que no tenía ni idea. Estaba en el filial, pero David Vidal me subió al primer equipo.

"Vidal me dijo que me relajara en los entrenamientos"

P. ¿Qué tal con Vidal?

R. Vidal le dijo al entrenador del filial que entrenaría con ellos. Yo no sabía lo que era jugar con futbolistas de Primera; yo iba a por todas, luchaba, peleaba… Un día me cogió y me dijo: "Hijo mío, que esto es un entrenamiento, no un partido. En un partido no sé qué vas a hacer". Yo le dije que no sabía ir al 50%, que yo jugaba siempre así. Allí me corrigieron, aprendí, hice amistad… Fue la primera vez que coincidí con gente famosa en aquella época.

P. ¿Le afectó la fama? Usted siempre hizo gala de la normalidad.

R. Creo que no me afectó en nada, porque seguí haciendo las mismas cosas: llevaba el mismo pelo, salía con los amigos de siempre, iba al colegio… Me cambió cero patatero. Con la fama aprendes cosas, como la repercusión que tiene el ser jugador de Primera. Si tenía días libres, me iba a San Sebastián a ver a mis padres y a jugar en la playa con mis amigos. Hacía lo mismo que cuando tenía 14 años.

P. Usted jugó tres años en Segunda B antes de dar el salto a Primera. ¿Qué se aprende en el fútbol de barro que no enseñe la élite?

R. Yo entré en un equipo, el Alavés, que jugaba con gente importante porque el objetivo era ascender a Segunda. Entonces ellos jugaban como si fuesen un superequipo de Primera. Yo, en cambio, tenía la ilusión de un niño y mi objetivo era jugar y disfrutar. Sin embargo, cuando veías el campo lleno en una fase de ascenso, te dabas cuenta de que eso no era ni la playa ni el barrio. Eso era el fútbol puro y duro. Ahí entran en juego los nervios y las discusiones con los compañeros.

placeholder Rafa Benítez fue el primer entrenador de Campo en Primera. (Reuters/Peter Powell)
Rafa Benítez fue el primer entrenador de Campo en Primera. (Reuters/Peter Powell)

P. En Valladolid coincidió con Rafa Benítez. ¿Qué tal con él?

R. Ese fue mi primer año en Primera. Él terminó su etapa como entrenador del filial del Madrid y se marchó al Valladolid. Había conceptos que yo no tenía, porque venía de Segunda, y me fue puliendo poco a poco. En esa época, vi el cambio que hay entre jugar en Segunda y en Primera.

P. ¿Valoran los jugadores igual a un entrenador que no ha sido futbolista de élite?

R. Yo siempre los he valorado igual, con independencia de que vinieran de Primera, Segunda o Tercera. Es un puesto de trabajo muy complicado, porque tienes que lidiar con un grupo de 25 personas, la directiva, los aficionados… Por eso siempre he intentado darle mérito, porque es muy difícil cuidar a 25 personas y tenerlos contentos.

P. En el Valencia solo estuvo una temporada. ¿Por qué fue tan efímera aquella etapa?

R. El Valencia me fichó por cinco temporadas. Cuando llegué, estaba Luis Aragonés, pero tuve la mala fortuna de lesionarme. La convivencia con Luis fue espectacular por su forma de ser, de trabajar, de convivir… Ahí me di cuenta de que Luis era todo: amigo, padre, tío, abuelo… porque trataba a los jugadores sabiendo lo que iba pasar; él ya lo había vivido.

"Romario era un superclase y un compañero fantástico. Para mí era un jugador más"

P. Allí coincidió con Romario, del que Jorge Valdano dijo que "era un jugador de dibujos animados".

R. Romario era un tío increíble, un compañero fantástico. Entrenar con uno de los mejores delanteros de la historia me enseñó que era un jugador especial. Para mí era un jugador más, ni de dibujos animados ni leches. Junto a Ronaldo Nazario, era un superclase en aquella época. Aunque no lo pasó bien en Valencia, la convivencia con él fue fantástica.

P. ¿Que Iván Campo saliera del Valencia fue culpa de Valdano?

R. Su forma de ser no iba con muchos jugadores. Te lo digo porque fue el artífice de vender a diez jugadores al Mallorca. Paco Roig era el presidente y no me quería vender, así que me cedieron al Mallorca. Tenía una forma de trabajar y de ser que no encajaba con muchos futbolistas. De hecho, lo despidieron en la cuarta jornada. Nos quisieron recuperar a algunos, pero ya era imposible. Mi ilusión por regresar al Valencia mientras estuviera Valdano era mínima y nula. Allí, sin embargo, la gente me trató sensacional.

P. En Mallorca estuvo tan cómodo que aún vive allí.

R. Sí, coincidí con un grupo de amigos, porque aún lo seguimos llamando así. Fue un año fantástico, porque nos clasificamos para la Copa de Europa, jugamos la final de la Copa del Rey, fui internacional por primera vez, me convocaron para el Mundial y me fichó el Madrid. Fue un año muy intenso en mi carrera deportiva.

P. ¿Cómo se produjo su fichaje por el Madrid?

R. Yo tenía que regresar a Valencia, porque pertenecía al club. El presidente del Valencia, Antonio Asensio, estaba decidido a ficharme. En Mallorca tenía de compañero a Paco Sanz que me dijo que su padre, Lorenzo Sanz, estaba estudiando mi fichaje por el Madrid y que no me fuera a ningún lado. Entonces me llamó mi representante y me dijo que me preparara porque íbamos ir a Madrid. Me fui al Mundial de Francia y luego firmé cinco años por el Madrid.

P. ¿Qué diferencias encontró entre el Madrid y el resto de clubes a nivel mediático?

R. El Madrid es el mejor equipo del mundo y la resolución que tiene es abismal. En aquella época, los entrenamientos en la antigua ciudad deportiva eran a puerta abierta y podía haber 30 o 40 periodistas. La repercusión mediática era tanta que cualquier cosa que sucedía era un drama. Yo entiendo que la prensa tenía que vender, pero había muchas discusiones con ellos porque ambas partes no concordábamos. Por eso nos fuimos cuidando un poquito más y protegiendo, para que no repercutiera en el vestuario. Por cierto, aquel grupo era fascinante.

placeholder Iván Campo festeja la victoria en la Champions del 2000. (Getty)
Iván Campo festeja la victoria en la Champions del 2000. (Getty)

P. Usted ganó la Champions en el 2000 y en el 2002. En la primera, fue titular en una defensa de tres. ¿Le sorprendió?

R. No, Del Bosque optó por cambiar el esquema táctico y colocó la defensa de tres conmigo, con Aitor Karanka y con Iván Helguera. Nos entendimos bien y así llegamos hasta la final. En el fútbol, hay un dicho que reza que si algo va bien, no se toca. Así ganamos la Copa de Europa.

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P. ¿El error del Valencia fue creerse que eran favoritos en esa final?

R. No, no. El Valencia era un favorito total, porque su rendimiento en la competición fue maravilloso. En cambio, el Madrid había ganado la Champions dos años antes y sabía jugar finales. Eso nos favoreció, porque entramos muchísimo más ganadores, con más serenidad y tranquilidad. El Valencia no lo pasó bien, porque tuvo delante un equipo uniforme en el campo.

P. Usted vivió de cerca la revolución galáctica. ¿Fue ahí cuando el fútbol dejó de ser un mero deporte para convertirse en mucho más?

R. El tema de 'Los Galácticos' lo sacó Valdano y me parece una de las chorradas más grandes que hubo en el fútbol. No existen galácticos, existen jugadores de fútbol. Desde mi punto de vista, eso hizo bastante daño a la entidad, que fue capaz de reunir un elenco importante de jugadores como Ronaldo, Figo, Zidane y Beckham, Raúl, Roberto Carlos… Sin embargo, todos somos personas. No existen galácticos ni en el Getafe, ni en el Mallorca, ni en el Barcelona. Ese fue el principio del final de un vestuario que era claramente fantástico.

P. He leído que usted dijo que "el fútbol es divertido hasta que llegas a profesional". ¿Por qué?

R. Esa frase va encaminada a lo que te he dicho. Cuando jugabas en el barrio y rompías un cristal, te llevabas una colleja de tu padre y un castigo. Sin embargo, cuando eres profesional, entras en un terreno que tú ya no controlas, porque dependes de tus compañeros y del público. El público te va a criticar o aplaudir. En esos momentos, pasas de jugar con los amigos a tener la obligación de ganar. Lo mismo ocurre con la prensa.

P. Esas críticas derivaron en un cuadro de ansiedad que usted confirmó en 2001. ¿Por qué era tabú hablar de eso?

R. Yo no entendía mucho lo que era aquello. En aquel momento, todo lo que yo hacía era malo, según la prensa y la afición. Y yo intentaba hacer lo mismo que los demás: luchar, pelear, jugar bien… Hubo un momento en el que mi cabeza ya no estaba feliz con lo que hacía y tuve que parar. Tuve la suerte de tener unos compañeros y una familia que me ayudó en esos momentos y regresé con muchísima ilusión. En esos instantes, me di cuenta de la diferencia entre jugar a nivel infantil y hacerlo a nivel profesional.

"Me dijeron que me cortara el pelo. Que se lo cortaran ellos, qué coño me contaban"

P. ¿Su caso era el único en aquel vestuario?

R. No lo sé, porque a mí me salió comentarlo. Tuve problemas con gente del club y con algunos periodistas que me decían que me cortara el pelo. ¿Que me cortara el pelo? Córtatelo tú, qué coño me cuentas.

P. ¿La invitación a cortarse el pelo fue de la prensa o también de algún directivo?

R. Un poco de todo.

P. Hablábamos de la ansiedad. ¿Es más fácil que ocurra en el Madrid que en un equipo pequeño?

R. Me informé y la ansiedad es una de las enfermedades más complejas que existen. Y que tiene muchísima gente. Lo importante es tener la oportunidad de hablar y despejar de la mente la cosas que realmente no te hacen bien.

placeholder Del Bosque coincidió con Iván Campo en el Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Del Bosque coincidió con Iván Campo en el Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)

P. ¿Afectan a los jugadores las críticas de la prensa?

R. Si te soy sincero, lo que dijera la prensa me lo pasaba por ahí. Entiendo que tengan que trabajar, pero no me gustaba nada que hablaran de cosas mías que no eran reales. En esa situación te calientas, porque la mentira tiene un límite. No quiero generalizar, porque solo fueron algunos periodistas, pero hubo informaciones que me hicieron daño porque eran mentira. Un periodista tiene su trabajo: hablar de lo que ocurre en un campo de fútbol y dar su impresión. Eso hay que respetarlo, te guste o no.

"Si te soy sincero, lo que dijera la prensa me lo pasaba por ahí"

P. En el Madrid coincidió con Del Bosque. ¿Ha sido el entrenador más importante de la historia de España?

R. Don Vicente tuvo éxito tanto en el Madrid como en la Selección Española. En ambos lugares, tuvo la fortuna de contar con una generación de jugadores maravillosos en la que él fue el artífice de los éxitos. Porque supo elegir, comandar, gestionó la convivencia y les inculcó una idea de fútbol. Es uno de los mejores entrenadores de la historia de España, como también lo puede ser Luis Aragonés. Quizá Luis fue el pionero, el que se atrevió a cambiar todo: tirar de gente más joven y no convocar a jugadores de renombre.

P. ¿Marcharse al Bolton fue la mejor decisión de su carrera?

R. No, fue una decisión más. Para mí todas han sido buenas, porque he tenido la suerte de jugar, de pasármelo bien y divertirme. Fue una experiencia sensacional. Al llegar, el entrenador me dijo que me olvidara de todo y que tenía que jugar y disfrutar. Y que me iba a defender a muerte. Finalmente estuve allí siete años.

"En España, acabas tu carrera y te recuerdan muy poco, pero en Inglaterra lo hacen continuamente"

P. ¿Cómo fue ese cambio a Inglaterra sin saber inglés?

R. Fue una evolución, igual que cuando salí de casa de mis padres sin saber apenas nada. De nuevo, me tocó evolucionar y aprender. Allí aprendí inglés, porque no tenía más remedio. Y fue también una de las cosas más importantes que me sucedieron en mi carrera deportiva: aprender otro idioma y jugar en la Premier. Yo pensaba que la Liga española era la mejor, pero los ingleses nos superan en muchísimas cosas.

P. En el Madrid le invitaban a cortarse la melena, pero en Bolton vendían pelucas con sus rizos.

R. Cuando llegué no sabía cuánto tiempo me quedaría. Sin embargo, el cariño que me demostraron fue tan grande que estuve allí siete años. Los ingleses no te piden que metas 50 goles, les vale con que te sacrifiques cada partido. Y tuve la suerte de que mi manera de jugar encajaba con esa filosofía. Además, el entrenador me pasó de central a centrocampista y todo salió a la perfección.

P. ¿Le paran más por España o cuando vuelve a Inglaterra?

R. Todavía hay gente que me para para hacerse fotos. Cuando regreso a Inglaterra, es un no parar de autógrafos y fotos, porque el aficionado inglés es muy respetuoso, a la vez que entiende el fútbol para siempre. En España, acabas tu carrera y te recuerdan muy poco, pero allí lo hacen continuamente. Tienen un simbolismo de agradecimiento a un jugador que lo ha dado todo por un club.

Jugar con sus amigos en la playa y en el barrio era lo máximo para Iván Campo (San Sebastián, 1974). Por su cabeza nunca pasó la idea de ser futbolista de élite, aunque vio el camino más claro cuando cambió San Sebastián por Logroño a los 18 años. "Hijo, prueba. Si te va bien, perfecto; si no, no pasa nada", le dijeron sus padres

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