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El renacer de Marcelo en Grecia o cuando la leyenda del Real Madrid necesita resarcirse
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quiere volver a sentirse competitivo

El renacer de Marcelo en Grecia o cuando la leyenda del Real Madrid necesita resarcirse

Marcelo, el futbolista con más títulos en la historia del Real Madrid, empieza una nueva etapa en el Olimpiacos para recuperar la pasión y sentirse valorado como un ídolo

Foto: Marcelo sonríe en su presentación con el Olympiacos. (Efe/Georgia Panagopoulou)
Marcelo sonríe en su presentación con el Olympiacos. (Efe/Georgia Panagopoulou)

Marcelo busca dos cosas a sus 34 años. Lo que le quede en el fútbol es para disfrutar, sentirse útil y querido. En definitiva, para recuperar la alegría. Los cálculos han superado sus expectativas en la caliente presentación del lunes en Atenas con el Olympiacos. Fue un baño de masas. "Nunca había vivido algo así. Es increíble", comenta un futbolista que ha experimentado fuertes emociones en el Real Madrid. En el estadio Georgios Karaiskakis hubo más de 25.000 aficionados que le hicieron sentirse un ídolo. El lunes tuvo un recibimiento inolvidable, el de una estrella del fútbol mundial.

Salir del Real Madrid no es sencillo y, en su caso, por el arraigo al club y la ciudad, resultó traumático. Su situación, relegado a una larga suplencia, le hacía daño. Marcelo recupera en Grecia la sensación de grandeza. Necesitaba pasión, el ardor de un club y una afición. Seguir, por supuesto, en Europa. Descartó la opción de regresar al Fluminense, al equipo de su país. Todo lo que pedía lo encuentra en Grecia. Lo experimentó en la devoción de los aficionados. Marcelo participó de la fiesta con saltos, portando una bengala, llevándose la mano al escudo. Un ambiente enloquecido que disfrutó junto a sus dos hijos. Marcelo se sintió, de nuevo, una estrella. Lo necesitaba él para recuperar el crédito, su mujer Clarice Alves, la familia.

La locura se desató en el momento en el que apareció en el centro del campo, con el dorsal 12, y deslumbró haciendo malabarismos con el balón. Hizo una exhibición de su calidad y talento natural. Encendió a las masas. Las gradas se inundaron del fuego de las bengalas. Marcelo vivió el éxtasis. Recuperó la sensación de ser una estrella. El declive en el Real Madrid empezó con Solari, a finales de 2018, siguió con Zidane, con el fichaje de Ferland Mendy, y no fue posible que Ancelotti confiara en él en la temporada del doblete. La actitud de Marcelo en el banquillo fue profesional, pero no estaba cómodo ni entendía por qué el entrenador y el club habían dejado de contar con él. Otros, como Modric y Benzema, de su misma edad, lo tenían más fácil.

No se veía acabado

No consiguió seguir en el Real Madrid. Se marchó como el futbolista con más títulos en la historia del club (25), tras jugar 15 años, ganar seis Ligas y cinco Champions, entre otros muchos trofeos. Con 546 partidos en sus piernas y 38 goles. Se fue por la puerta grande, pero con una sensación de rabia interior. No se veía acabado. No sentía que tenía que colgar las botas.

Foto: Vinícius se besa las manos para celebrar un gol. (Reuters/Pablo Morano)

"No he pensado en retirarme. Creo que aún puedo jugar y bien", reivindicó tras ganar la Champions al Liverpool en París. Acabó el contrato. Esperó una última llamada del club para seguir en Madrid, donde su hijo (Enzo) forma parte de la cantera y tiene buena pinta. El día siguiente de desvincularse del Real Madrid fue duro en la familia de Marcelo. La incertidumbre de encontrar un nuevo equipo que le valorase, otra ciudad en la que sentirse querido y empezar de nuevo pesó más que aceptar una oferta millonaria de las ligas exóticas de Qatar y Arabia. Marcelo no buscaba un retiro dorado. Sí el reconocimiento a su talento, la confianza de un entrenador con un proyecto ambicioso, resarcirse de estar tanto tiempo sin jugar y demostrarse así mismo y a sus hijos, principalmente, que no está acabado.

La insistencia de Karembeu

El mercado pasó y el último día le dio el 'ok' al Olympiacos. La insistencia de Christian Karembeu, ex madridista que desempeña el cargo de jefe de estrategia del club griego, fue clave. Karembeu le habló de su importancia en el equipo más grande de Grecia. De las ganas que tenía de contar con él el dueño del club y el entrenador. Marcelo se sintió, de nuevo, reconocido.

Evangelos Marinakis es el propietario del Olympiacos. Un empresario poderoso en Grecia, armador y magnate de los medios de comunicación. Con ambiciones políticas. Ha dado el golpe de fichar a Marcelo. Su nivel de popularidad ha subido en el país, con lo que se califica como el 'superfichaje'. En Grecia destacan el efecto Marcelo como la contratación del mejor lateral zurdo de la historia del fútbol. En Turquía jugó Roberto Carlos. En Grecia consiguen que lo haga Marcelo. El impacto de la llegada del brasileño es tremendo, calificado como una leyenda que todavía tiene mucho que dar en el fútbol y hacer disfrutar a los aficionados. Es lo que necesitaba Marcelo, que firma por una temporada con opción a otra.

Marcelo prioriza sentirse competitivo y valorado. Busca nuevos desafíos. Necesita jugar, disfrutar y volver a ganar títulos. Está en otra etapa de su vida y, como le sucede a sus amigos Casemiro y Cristiano Ronaldo, no va a jugar la Champions. Competirá por la Superliga griega y la Europa League. Es un cambio importante en su vida y lo afronta con ilusiones renovadas en un equipo que tendrá de entrenador a Carlos Corberán. Es un joven técnico valenciano (39 años) que fue ayudante de Marcelo Bielsa en el Leeds y que la temporada pasada hizo un buen trabajo en el Huddersfield Town, equipo de la segunda división inglesa que estuvo cerca de ascender a la Premier League. Su propuesta de fútbol es ofensiva y esto también ha servido para convencer a Marcelo.

Una leyenda del Real Madrid, el último capitán no ha colgado las botas, como se apuntaba, y ha rechazado jugar la Mayor Soccer League (MLS), como ha hecho Bale, para seguir compitiendo en Europa. Buscaba cariño, reconocimiento y desafíos. Tras la presentación se emocionó con estas palabras: "Siento que en el Olympiacos me quieren y aquí encuentro lo que busco. Prometo que daré todo en los entrenamientos y en los partidos. Quiero aprender el idioma e integrarme en los valores del club". Es el renacer de Marcelo, que se tiene que poner en forma tras no hacer una pretemporada con un equipo y este jueves tiene el primer partido de la Europa League contra el Nantes.

Marcelo busca dos cosas a sus 34 años. Lo que le quede en el fútbol es para disfrutar, sentirse útil y querido. En definitiva, para recuperar la alegría. Los cálculos han superado sus expectativas en la caliente presentación del lunes en Atenas con el Olympiacos. Fue un baño de masas. "Nunca había vivido algo así. Es increíble", comenta un futbolista que ha experimentado fuertes emociones en el Real Madrid. En el estadio Georgios Karaiskakis hubo más de 25.000 aficionados que le hicieron sentirse un ídolo. El lunes tuvo un recibimiento inolvidable, el de una estrella del fútbol mundial.

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