El Real Madrid, fiel a su versión inmortal que le hizo ganar la Champions (0-3)

Los que no soportan que el Real Madrid gane los partidos en los que juega mal y parece estar en la lona dirán que tiene suerte. El Celtic hizo un buen partido, pero se le hizo demasiado largo. Tuvo más amenaza en la primera parte, estrelló un balón al poste, puso en apuros a Courtois y falló una clarísima ocasión de gol en el inicio de la segunda parte. Perdonó y acabó goleado. Ganó el Real Madrid, de menos a más, y lo hizo sin Benzema, lo que le da más valor al triunfo. Es la continuación a la versión que se vio la pasada temporada en la Champions y que le hizo campeón. El Real Madrid es inmortal.

El estreno en la Champions tiene luces y sombras. El Real Madrid salió con el once que ganó la Champions y la Supercopa de Europa, con Tchouaméni por Casemiro, y estuvo durante bastantes minutos entre las cuerdas. El joven centrocampista francés comprueba que para dar el máximo nivel en Europa, con la exigencia que significa sujetar y estirar al equipo, hay que ser más competitivo. Es pronto para decir que ha hecho olvidar al brasileño. Pero esto va de aprovechar las ocasiones y en el momento que se marchó Benzema del campo parecía que el campeón entraba en las tinieblas.

La catástrofe planeó en Glasgow. El campeón se sobrepuso y marcó las diferencias con los goles de Vinícius, Modric y Hazard, en tres apariciones fulgurantes. Fede Valverde desequilibró en la jugada del primer gol y ahí acabaron todos los problemas. No fue un partido fácil, pese al resultado tan abultado. Es otra demostración de la capacidad de sufrimiento que tiene interiorizada el Real Madrid y la calidad (brilló la precisión de Kroos) y garra para terminar ganando los partidos.

El Madrid entró al partido con un plan demasiado conservador y se encontró lo que esperaba. Un Celtic bravo, agresivo, intenso. Enérgico, como predijo Ancelotti. El plan del entrenador pasó por correr pocos riesgos y defenderse con la pelota. El Madrid abusó de las posesiones largas, con poco riesgo y demasiado toque horizontal. El ambiente en Celtic Park era el habitual. Caliente, con ruido, intenso. Maravilloso. De esta manera le jugó el equipo escocés al Madrid. Le superó en intensidad y verticalidad. Estuvo más cerca del gol con un disparo al poste en un lanzamiento lejano de McGregor. El Celtic mordía, el Madrid estaba lento y frío. No dio la talla el equipo de Ancelotti en fases del partido en las que se vio amenazado y superado por la energía de los escoceses.

Karim Benzema se lesionó a la media hora del partido. Se llevó la mano a la rodilla derecha en una acción en la que hizo un intento de golpear el balón. Se encendieron las alarmas cuando pidió el cambio. Es la mayor desgracia que le puede ocurrir al Real Madrid. No ha fichado un delantero. Lo ha fiado todo a la salud del francés y las rotaciones. Es el primer golpe a la planificación de la temporada. Lo que le duele a Benzema provoca pánico en los planes de Ancelotti.

La aparición de Hazard

Salió Hazard. El belga ocupó la posición de delantero, en una zona donde no está cómodo, le cuesta moverse sin espacios y reduce su campo de acción. Sin Benzema en el campo, el Madrid no le perdió la cara al partido. Tuvo, sorprendentemente, más peligro. Un remate desviado de Hazard al borde del área pequeña y una ocasión desperdiciada por Vinícius en un uno contra uno con el portero Hart. El brasileño no estuvo fino en la definición. Se desquitó en la segunda parte con el jugadón y la asistencia de Fede Valverde. Es toda la amenaza que llevó el campeón de Europa en una primera parte gris y desgraciada por la lesión de Benzema.

Los problemas se acumularon en el descanso. Militao no pudo jugar la segunda parte por unas molestias y su posición la ocupó Rüdiger. El Madrid estaba avisado y volvió a entrar mal en la segunda parte. Dazen tuvo una ocasión clarísima para macar. Remató mal, trastabillado, en el área pequeña. Perdonó el Celtic. Otro mal síntoma de una defensa pasiva y con poca tensión. Se salvó, de nuevo, el Madrid. No había progresos en el juego, poco fluido, sin ritmo. Hasta que lo rompió Fede Valverde con un magistral control, tras pase de Modric, y el apoyo de Hazard. El uruguayo rompió, en potencia y velocidad, por la banda derecha. Sorprendió al Celtic. Le acompañó Vinícius, recibió el pase al espacio y marcó. El gol es obra de los mismos autores que fabricaron el tanto de la final contra el Liverpool.

El partido cambió. El campeón despertó. Hazard dio señales de vida y en una buena conducción de la pelota, con cambio de ritmo, conectó con Modric dentro del área. El croata recortó a un rival y remató con el empeine. Otro gesto técnico magistral de Modric, una acción contundente en la que sobresalieron las cualidades de Hazard. El belga hace daño corriendo y no jugando metido entre los centrales. El Real Madrid, en cinco minutos, liquidó al Celtic en acciones de una enorme calidad.

Lo mejor de la noche es las buenas señales que da Hazard cuando no juega de delantero centro. Gol y asistencia del belga. Glasgow puede ser el ansiado punto de inflexión para su despegue. Lo peor, conocer qué tiene Benzema y si es grave.