'Solo integral', mística al borde del abismo: la escalada extrema que te dejará sin aliento
La llegada de las imágenes del 'solo integral' de Alex Honnold ha acercado a muchos curiosos a la modalidad más extrema de la escalada. Una en la que, sin cuerdas, el escalador se enfrenta al abismo y a su propia cabeza
"La imagen del escalador que asciende sin arreos ni ayudas me gustó siempre… Me gusta esa idea de aquel que afronta el peligro solo, con su propio esfuerzo y sin muletas". Así explicaba Fernando Savater el porqué del título de su última obra, Solo integral.
La especialidad más extrema de la escalada es la que se conoce como solo integral. Frente a frente la pared y el escalador, a su espalda el abismo. Por todo pertrecho lleva unos pies de gato y una bolsa con magnesio colgada en el cinturón de un liviano pantalón. Para muchos de ellos, este tipo de actividad deviene en una relación íntima con el elemento inerte, la mole de piedra que ofrece sus fisuras, sus agarres y apoyos para que el escalador haga un buen uso de ellos. Deben respetar su estado original, no es ético alterarlo. Es un ejercicio introspectivo que en muchas ocasiones no se comparte con nadie. Ellos suben para vivir, o mejor dicho, para sentirse vivos. No buscan engañar —vencer es presuntuoso— a la muerte. No hay descargas de adrenalina. Serían el anticipo de un accidente mortal.
Alex Huber, un grande entre los grandes del alpinismo mundial, ha compartido con El Confidencial su experiencia al regreso de una salida a la montaña.
PREGUNTA. Es un lugar común que los escaladores de alta dificultad buscan el riesgo, necesitan adrenalina.
RESPUESTA. He escalado sin cuerda grandes paredes y lo que necesitas es concentración. Si sube el nivel de adrenalina en tu sangre pierdes la precisión, pierdes la fuerza, cuando escalas así no vas a sobrevivir mucho tiempo. En la escalada en solo integral —donde una caída es fatal—, no hay más realidad que el siguiente movimiento.
P. Entonces, las claves están en la preparación técnica y mental.
R. Así es. Más que en otras formas de escalada, el solo necesita preparación mental. Con ello sube el nivel de confianza en ti mismo. Y esta confianza te da la capacidad de controlar la dificultad de una pared. El miedo no puede provocar nervios, al contrario: estimula y ayuda a una concentración total. Sabes cuál es tu siguiente paso, el próximo gesto. No puedes perder el foco.
P. Y saber retirarte a tiempo...
R. Si no tengo confianza en mi capacidad, me vuelvo antes de alcanzar el punto sin retorno. Ese concepto de punto sin retorno es muy importante para mí; siempre he buscado el riesgo, no la muerte. Yo he ampliado el horizonte en la escalada, pero siempre debes hacerte esta pregunta: ¿merece la pena el resultado por el riesgo que voy a correr? Cada edad tiene una respuesta.
Sin esa línea de vida que te proporciona una cuerda, desprovisto de elementos de seguridad, el solo es "un breve tránsito por la incertidumbre de sobrevivir" que tiene una regla: un error o un percance ajeno a ti y estás muerto. Esto es así en un 99,99%. Ese 0,01% restante lo ha consumido estadísticamente Josh Ourada, un exmarine que se despeñó unos 60 metros. Sucedió en abril de 2021 y lo pudo contar por qué "no estaba en caída libre, clavaba los talones en la roca y mis manos estaban en la pared, detrás de mí, buscando cualquier cosa que pudiera agarrar para sujetarme o reducir la velocidad". Así lo describía Ourada mientras se recuperaba de sus graves lesiones.
Un Oscar para la escalada imposible
La 91 edición de los Oscar, celebrada en febrero de 2019 en Los Ángeles, premió un largometraje documental con una actividad de montaña como protagonista. Era la primera vez, aunque pudo suceder antes con el documental Sherpa, nominado a los BAFTA en 2015 y mejor documental en el Festival de Cine de Londres; pero Sherpa va de "cultura de montaña" y eso no vende.
Free Solo es el título del filme que obtuvo el Oscar. Está protagonizado por un escalador americano, Alex Honnold y sucede durante las cuatro horas en las que Honnold trepó por los 900 metros de la vía Freerider, en la pared sudoeste de El Capitán, la más impresionante mole de granito del valle de Yosemite. Lo hizo sin cuerda, sin ningún tipo de protección. Se narra en el libro
"El año del Oscar morían dos escaladores, ambos sin cuerda. Una fatal coincidencia"
Tommy Caldwell, compañero de aventuras de Honnold, nos da alguna de las claves de esa proeza deportiva "Estoy seguro de que Alex escaló el Freerider al menos una docena de veces y practicó las secciones más difíciles hasta el punto de que probablemente habría podido hacerlas con los ojos vendados. Pero los solos libres son una proeza menos física que mental. Más allá de los factores obvios de la exposición que induce el vértigo y los obstáculos inesperados (piense en rocas que se rompen y pájaros que salen volando de las grietas), escalar granito duro requiere tal precisión que uno debe estar completamente lúcido.”
El mismo año del Oscar morían dos escaladores. Ambos escalaban sin cuerda. Una fatal coincidencia. Austin Howell (31 años) evoluciona sin cuerda por una pared en Shortoff Mountain (Carolina del Norte). No sobrevive a la caída de 25 metros. Dos meses después, en agosto, Philipp Angelo (36 años), guía de alta montaña italiano, intenta completar la vía Cassin —1.200 metros de longitud— del espolón Walker en las Grandes Jorasses (macizo del Mont Blanc). Cuando se encuentra a unos 3.800 metros de altitud, Angelo se precipita al vacío: 600 metros de vuelo. Se ignoran las causas que provocaron ambos accidentes.
'The Phoenix', un vídeo inquietante
Recientemente, la productora de cine de montaña Reel Rock ha liberado el vídeo sobre la escalada en solo que Alex Honnold acometió en 2011. The Phoenix, así se llama la vía, es de una dificultad intermedia para un profesional como Honnold —7c+ en una escala que finaliza en el 9c y comienza a ser exigente en el sexto grado—. La posibilidad de visualizar gratuitamente la filmación, realizada por Peter Mortimer, nos da pie para escribir sobre esta modalidad extrema.
El vídeo de nueve minutos de duración es una sucesión de escenas que, pese a conocer el desenlace, te mantienen en una desasosegante tensión. El Confidencial ha recabado la opinión de Tom Randall sobre el vídeo. Tom es una figura mundial de la escalada en fisuras [el arte más antiguo de la escalada sobre roca; al buscar una línea de ascensión, las fisuras de la pared eran las guías naturales].
Nos responde por WhatsApp. "Creo que es increíble poder echar un vistazo entre bastidores a lo que implica uno de los solos libres más impresionantes de Yosemite. Muchos de nuestros medios de comunicación actuales están muy pulidos y solo muestran la superficie de lo que ocurre. Historias como esta son importantes desde el punto de vista de la grabación de algo que parezca más real que algo diseñado para el entretenimiento". ¿Qué siente al ver estas imágenes? "Son inspiradoras", concluye Tom.
En el minuto cinco del vídeo la cámara tiembla y pierde el plano. Mortimer no ha cortado esos segundos, seguramente los mantiene porque reflejan la enorme tensión que está viviendo. Puede estar filmando una muerte en directo. David Munilla, el primer profesional que a comienzos de los 80 del siglo pasado hizo fotografía de montaña en España, habla con El Confidencial sobre lo que supone la grabación de un solo integral.
PREGUNTA. David, tú has estado detrás de las cámaras en dos solos. Sabes de lo que hablas.
RESPUESTA. En un trabajo de estas características, muy especial, hay dos momentos. El previo, en el que estás charlando de cosas en nada relacionadas con lo que va a suceder. Intentamos relajar la tensión. Lo hacemos los dos, el escalador y el fotógrafo.
P. Pero, llega la hora de la verdad ¿Qué haces? ¿Cuáles son esas primeras decisiones que van a determinar el éxito, o no, de tu trabajo? Porque, no hay repetición posible para dar con la mejor toma.
R. Así es, aquí no se repite la toma. Por eso, lo primero que hago es responderme una pregunta: ¿Dónde me coloco? Realmente por lo que me estoy interrogando es ¿cuál será la parte más dura de la ruta? Yo busco el gesto, el rictus de tensión y estos los encontraré en esos tramos de máxima dureza y dificultad.
El fotógrafo ha subido a lo más alto de la pared y desde allí se las ingenia para descender con la ayuda y protección de las cuerdas. Se sitúa en ese tramo en el que, en un instante, va a lograr las mejores tomas. A veces no hay que hacer mucho porque las imágenes hablan por sí solas, pero todo trabajo tiene su arte y es en lo que piensa mientras el escalador avanza por la pared.
"Ahí estas con la luz, los encuadres... —continúa Munilla—, y afrontas el trabajo con la incomodidad que produce la incertidumbre. Vas a ser notario en primera fila de si todo sale bien o no. Piensas y mascullas tu temor. Hasta ahí no hay tensión más allá de las palabras".
P. El escalador se acerca a tu posición…
R. En esos momentos, tu concentración es máxima. Intentas que nada se escape. El sonido de la cámara amortigua todo, pero una respiración más alta de lo normal, un leve suspiro —a veces, simple concentración— te recuerda que si algo falla esa imagen te va a perseguir toda tu vida. Cuando se hace un trabajo fotográfico, una sesión para una revista o una marca de material deportivo, cuando se comparte el mismo vacío, pero el escalador y el fotógrafo van con la seguridad que da una cuerda, hay tiempo para el ánimo, la broma y hasta “choca esos cinco”. En un solo integral, el fotógrafo es como una roca que ve pasar a alguien por delante. Está prohibido inmutarse.
Un 'solo' para la Historia
En julio de 1989, Carlos García pasó a la historia de la escalada en España al conseguir el primer solo integral con una dificultad de 7a. Lo firmó en La Visera, en los Mallos de Riglos (Huesca). La espectacular foto de la portada del número 48 de la revista Desnivel, tomada por Darío Rodríguez, todavía está en la retina de uno de nuestros grandes escaladores. Nos lo recuerda Bernabé Fernández, primero el alcanzar el grado 9a en España (1998) y el primero en el mundo en proponer un grado 9a+/9b, la vía más dura del planeta, en julio de 2003. Escalando con la seguridad de una cuerda. Hoy dirige el rocódromo Beclimb en Málaga.
"Muchos de los que empezamos a experimentar en la pared, a finales de los setenta del siglo pasado, hemos hecho solo integral. Para nosotros era la libertad absoluta", nos cuenta Bernabé que regresa de una sesión de escalada. "También era algo muy personal, muy íntimo. A mí no me gusta hablar mucho de ello", confiesa.
P. ¿Qué quieres decir?
R. El solo lo hemos tenido como un reto personal, no deportivo, esta es la distinción. Yo hago una vía de alta dificultad y por supuesto que lo difundo pero, esto es distinto. Luchas contra tu propia mente y el resultado es para ti. No lo compartes, salvo que seas un profesional, un especialista del solo como Alex Honnold y aun así de Alex se conocen las vías que han hecho historia.
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"Cuando haces un solo —continúa Bernabé—, no te metes ahí a boleo. Lo preparas, la vía la conoces y tienes que llevar un temple y una concentración absoluta".
Como norma general, el escalador está muy por encima de la dificultad —el grado— que tiene la vía (sirva como ejemplo para entender "ir por encima de tu grado" que un piloto de F1 condujese un turismo por la M-30) y Bernabé insiste en esto: "Tienes la capacidad de qué igual que la subes la puedes bajar. Hasta el punto de no retorno. La cabeza es lo único que te puede fallar y cuanto más larga sea una pared, más tiempo tienes para divagar y que te juegue una mala pasada".
Sin quitar ningún mérito a Honnold, hay que saber que él está muy por encima física y técnicamente, que tiene super controlada la vía. Así es cómo va la mente de un escalador de solo cuando se mete en esos embolados.
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P. ¿Tú conoces la vía The Phoenix? ¿Qué tiene de especial lo que vemos en el vídeo?
R. Cuando vi el vídeo, me quedé impresionado porque sé por dónde estaba pasando y ¡uff! Tiene unos largos en la parte baja de placa tumbada. La pared está tumbada.
P. ¿A qué te refieres?
R. Cuando un escalador está fuerte y ataca una pared desplomada, además de la técnica, son su físico y su resistencia los que están decidiendo. Controlas, sabes medir cuando vas cansado. Relajas los brazos, recuperas el resuello y aunque la vía sea muy difícil, tú vas cómodo. Ahora, cuando la pared está tumbada hacia delante, ya no escalas con los brazos, solamente intervienen tus pies. Entonces, tienes que medir la pisada cuando la estás lanzando en la nada y el riesgo de tener un patinazo en cualquier momento es muchísimo mayor.
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La escalada requiere tanta concentración que no puedes pensar en otra cosa. Vayas con cuerda o en solo. Si te despistas, te caes, insiste Bernabé que se despide recordándonos algo que compartimos: "En España se hacían y se hacen cosas importantes en escalada y no se le ha dado tanto bombo. Carlos García y Carlos Suárez imaginaron y crearon grandes solos y fuera del mundo de la montaña son unos perfectos desconocidos. Hay que reivindicar su nombre". En eso estamos.
"La imagen del escalador que asciende sin arreos ni ayudas me gustó siempre… Me gusta esa idea de aquel que afronta el peligro solo, con su propio esfuerzo y sin muletas". Así explicaba Fernando Savater el porqué del título de su última obra, Solo integral.