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Cuando una miga de pan te salva la vida a 8.000 metros de altura
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dispositivos que son una garantía de auxilio

Cuando una miga de pan te salva la vida a 8.000 metros de altura

Una de esas migas, anotada como 'waypoint C4' en un dispositivo InReach de geolocalización, salvó la vida del alpinista Sergi Mingote en el K2, la segunda montaña más alta del planeta

Foto: Bajando 'in extremis' por la Chimenea House en el K2.
Bajando 'in extremis' por la Chimenea House en el K2.

A las migas de pan que Pulgarcito dejó caer para encontrar el camino de regreso a casa junto a sus seis hermanos, hoy las llamamos 'waypoint'. Literalmente, punto de ruta. Al personaje de Charles Perrault los pájaros le comieron las migas, cegando el retorno. Actualmente, la única rapaz que puede hacer desaparecer un punto de ruta es la pérdida de energía, el agotamiento de la batería. Una de esas migas, anotada como 'waypoint C4' en un dispositivo InReach de geolocalización, salvó la vida de Sergi Mingote en el K2, la segunda montaña más alta del planeta. “Fue una de las situaciones más extremas que he vivido. Hubo muchos momentos que pensé que no bajaba. Lo tenía bastante claro de que 'oye, ya está'. Más arriba del Campo 4 del K2, a unos 8.000 metros. Alí y yo solos. Con temporal. Tienes todas las opciones de no bajar, de que te quedes ahí. Pero, bueno, se me encendió la lucecita y, vaya, lo puedo ir contando”.

He conversado con Sergi Mingote, uno de nuestros alpinistas más destacados, acerca de su experiencia en el descenso del K2 (8.611 m) y el ataque a la cumbre del Dhaulagiri (8.167 m). En ambas circunstancias, el InReach fue decisivo: “Estábamos a poco más de 100 metros de la cumbre del Dhaulagiri. Un 'sherpa' se metió por un corredor muy vertical y yo no lo vi claro. Envié un SMS a mi mujer. Le decía que estaba llegando a la cumbre, pero que no acertaba a determinar cuál de los corredores era el que desembocaba arriba. Miriam contactó con Josep Añols, de Racetracker, y a los pocos minutos me pitó el dispositivo avisando de la recepción de un mensaje. Eran las coordenadas. Esta información me permitió marcar la línea de orientación y comprobar que, efectivamente, no se estaba entrando por el corredor bueno. El dispositivo me sirvió para poder ubicarme bien en la montaña en una situación de gran dificultad”.

placeholder Cristina Fulloni, llegando a la cumbre del Puig Pedrós.
Cristina Fulloni, llegando a la cumbre del Puig Pedrós.

¿Y qué pasó en el K2? Es muy duro pensar que te quedabas allí… “Imagínate. Estás a unos 8.000 metros, descendiendo sin oxígeno, no hay traza, la nieve ha hecho desaparecer las huellas y no ves las cuerdas fijas. Con temporal. Estás solo con Alí, el pakistaní que se quedó, debilitado, antes de la cumbre. No sabes qué dirección tomar. Ya llevábamos cuatro horas desconcertados y como te comentaba, se me encendió una lucecita… Te aseguro que el cerebro ya no va muy fino a esa altitud. Recordé que el último 'waypoint', la última miga, que había marcado en el InReach había sido el Campo 4. Quedaba muy poca batería, más o menos un 5%. Activé el dispositivo y una línea marcó la dirección hacia el C4. Yo sabía que, evidentemente, esa línea recta no era la ruta, pero sí me indicaba la orientación. Nos dio la salida hacia la vertiente correcta. Después vino la tortura. Treinta horas bajando, desenterrando las cuerdas fijas que estaban sepultadas por más de un metro de nieve. ¿Estaríamos ahora hablando si esa línea al C4 no se hubiese marcado? Lo dudo”.

He hablado con Sergi y también con Cristina Fulloni, una excursionista que fue rescatada junto a su compañero, gravemente afectado por la hipotermia. Con el doctor Íñigo Soteras, que los atendió después de que un fuerte temporal les mantuviese dos noches perdidos en el Pirineo. Pedí opinión al teniente Fernando Rivero, del Servicio de Montaña de la Guardia Civil, y al coronel Alberto Ayora, responsable del Comité de Seguridad de la Federación Española de Montaña y Escalada (Fedme). Ellos coinciden en trasladar un mensaje a todos los que salimos a la montaña: es muy importante llevar un dispositivo que permita tu localización. Puede salvarte la vida.

Los dispositivos de geolocalización

Cristina, con su compañero ‘el Jose’, salió del refugio de Malniu en dirección al Puig Pedrós, una cumbre de 2.915, en el Pirineo gerundense. Una ruta fácil en la que se emplean 6 horas en ir y volver. Era el mes de octubre de 2018 y el parte meteorológico no daba buen tiempo. Quizá la prudencia aconsejaba quedarse en el refugio y volver otro día. Pero… “La verdad, es que habíamos hecho muchas excursiones con climatología adversa; eso nos dio una falsa confianza en nuestras capacidades y ese día, precisamente, relativizamos los riesgos, reconoce Cristina. Intercambiamos impresiones con la guardesa del refugio y decidimos ascender. En ningún momento nos dijeron que no subiéramos.” En el descenso hacia el refugio, un violento temporal les desconcertó. Perdidos intentaron contactar con las emergencias. No tenían cobertura y tuvieron que volver a subir. “Un teléfono te vale lo que te vale”, afirma Cristina. El móvil de Jose se quedó sin batería por el frío. A ella, el suyo se le cayó a la nieve. No pudieron enviar la ubicación que le pidieron los bomberos.

El doctor Soteras, jefe de la unidad de Urgencias del Hospital de Puigcerdà, les atendió después de que pasaran dos noches a la intemperie con temperaturas de hasta siete grados bajo cero y fueran rescatados por la gendarmería en el lado francés de la montaña. Según afirmó en su momento, “hubiera sido cuestión de horas. Uno de ellos había comenzado a abandonarse y su estado neurológico empezaba a deteriorarse tras haber sufrido una fuerte hipotermia.” En efecto, como afirma Cristina: “La montaña me enseñó su poder y me dejó salir.” ¿En estas circunstancias qué utilidad hubiese tenido un dispositivo de geolocalización? Josep Añols, de Racetracker, no tiene ninguna duda. “Si hubiesen activado el botón de SOS estando a menos de dos horas del refugio, en una zona de fácil acceso, estarían pasando la noche en su casa”.

placeholder Comunicando con el InReach desde la cumbre del Ojos del Salado.
Comunicando con el InReach desde la cumbre del Ojos del Salado.

El teniente Fernando Rivero, del Servicio de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil, explica los dos tipos de sistemas de geolocalización (balizas) y cuál es su recomendación. “Hay dos clases de baliza. Las que tienen conexión con satélites son, para nosotros, las mejores. Como sabes, van conectadas a una central de emergencias (GEOS 24/7), a la que llega la señal de SOS y activa el dispositivo de rescate. Luego están las balizas de la telefonía móvil, que nos permiten localizar a un teléfono (AlertCops). El problema de estas es que van por repetidores y en zonas de montaña no son del todo efectivas. Nosotros, en la Guardia Civil, somos partidarios de que se lleven balizas, y mucho mejor las que son vía satélite”.

Las balizas con conexión vía satélite se diferencian por su capacidad de emitir y recibir SMS, lo que hizo Sergi Mingote en el Dhaulagiri cuando envío una petición de información que recibió a los pocos minutos: estos son los dispositivos InReach y Spot X. O bien por ser dispositivos que solo marcan tu posición y activan la señal de auxilio. Según datos proporcionados por Garmin, desde que se lanzó esta tecnología en 2011, se han atendido más de 5.000 SOS por el International Emergency Response Coordination Center (IERCC).

placeholder Íñigo Soteras.
Íñigo Soteras.

Alberto Ayora, responsable del Comité de Seguridad de la Fedme, se encuentra en plena campaña electoral. Por primera vez en 28 años dos candidatos compiten por la presidencia de la Federación de Montaña. Por emplear terminología al uso, un candidato del aparato y otro, Alberto, de las bases. Conozco su opinión sobre la importancia de llevar balizas y le pregunto si sería posible que, desde la presidencia de la Fedme, se trabajase para lograr que los federados tengan acceso en mejores condiciones económicas a estos dispositivos y a los servicios de geolocalización. Me da un sí rotundo y aunque sé que no depende solo de él, le tomo la palabra.

El doctor Íñigo Soteras, además de jefe del Servicio de Urgencias del Hospital de Puigcerdà, es médico de rescate del Grupo de Emergencias Médicas de Bomberos de la Generalitat de Cataluña. Encuentro en él a un firme defensor de los sistemas de localización. “En los casos de hipotermia, cuando la petición de ayuda se hace a tiempo no suele pasar nada. Podemos llegar a tiempo porque ahora los medios existen, hay equipos especializados. La hipotermia te da una falsa tranquilidad un descenso del raciocinio y de la capacidad cerebral. Es como una apatía, una indiferencia que hace que mucha gente se deje llevar, que no se proteja del frío. Si no que te quedas allí sentado”.

Una baliza te salva la vida

Le comento que ha sido el último suceso de muerte por hipotermia, el que ha suscitado la necesidad de dar a conocer la tecnología disponible para evitar una fatalidad. Coincidimos en ello. “Por eso es muy interesante, afirma el doctor, asociar la hipotermia con el dispositivo de localización. Porque en la mayoría de los casos que yo puedo recordar, si se hubiera localizado a tiempo a esas personas que se quedan atascados por alguna pequeña lesión o por alguna otra circunstancia y que se les está haciendo de noche, pues allí te llega el 7º de Caballería. Pero si no tienes la ubicación, no te llega nadie y puedes fallecer. En situaciones como la hipotermia, donde la meteorología está jugando en tu contra, una baliza te puede salvar la vida, así de claro. De lo contrario, si se llega a tiempo, el rescate va a ser mucho más dificultoso, porque, insisto, se desarrolla en muy malas condiciones.” Así es. Hasta que sobreviene la muerte por hipotermia se tiene mucho tiempo para activar un botón de SOS.

placeholder Seguimiento de usuarios de Alta Ruta de los Perdidos.
Seguimiento de usuarios de Alta Ruta de los Perdidos.

Analizamos con el doctor Soteras lo sucedido a Cristina Fulloni y a Jose. “Mientras tú tienes el móvil y cobertura te arriesgas a todo porque sabes que en un momento te llegan los bomberos o la Guardia Civil y ya está, pero todo cambia cuando pierdes el contacto. Esto fue lo que les sucedió a ellos, en una ruta sin dificultad. Imagina que compras un complemento para tu móvil que tuviese cobertura o localización total y además con una batería duradera y resistente a las bajas temperaturas. De esto estamos hablando. Eso es una baliza”, explica el doctor Soteras de una manera muy clara.

Un último consejo. El de Esther González, que desde hace 20 años administra el refugio de montaña de Bujaruelo y organiza la marcha por excelencia del Pirineo: la Alta Ruta de los Perdidos. Desde hace años, a los excursionistas que contratan sus servicios les proporciona, si así lo convienen, un dispositivo InReach (solo de localización). El consejo no es baladí y está fundado en la experiencia. Si te encuentras en una situación de emergencia y pulsas el botón de SOS, por favor no te muevas del sitio. Quédate donde estás.

Gracias a todos los que han compartido su valiosa opinión y experiencia en esta crónica. Tenemos un mismo afán: que las personas que salen a la montaña sean conocedoras de la existencia de dispositivos que son garantía de auxilio y de supervivencia.

A las migas de pan que Pulgarcito dejó caer para encontrar el camino de regreso a casa junto a sus seis hermanos, hoy las llamamos 'waypoint'. Literalmente, punto de ruta. Al personaje de Charles Perrault los pájaros le comieron las migas, cegando el retorno. Actualmente, la única rapaz que puede hacer desaparecer un punto de ruta es la pérdida de energía, el agotamiento de la batería. Una de esas migas, anotada como 'waypoint C4' en un dispositivo InReach de geolocalización, salvó la vida de Sergi Mingote en el K2, la segunda montaña más alta del planeta. “Fue una de las situaciones más extremas que he vivido. Hubo muchos momentos que pensé que no bajaba. Lo tenía bastante claro de que 'oye, ya está'. Más arriba del Campo 4 del K2, a unos 8.000 metros. Alí y yo solos. Con temporal. Tienes todas las opciones de no bajar, de que te quedes ahí. Pero, bueno, se me encendió la lucecita y, vaya, lo puedo ir contando”.

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