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"La montaña ya nos da señales de alarma": las claves de la tragedia de la Marmolada
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ASÍ SE PRODUJO EL GRAVE ACCIDENTE

"La montaña ya nos da señales de alarma": las claves de la tragedia de la Marmolada

Varios expertos de primer nivel analizan para El Confidencial lo sucedido en los Alpes, entre ellos, Alberto Ayora, presidente de la Federación Española de Deportes de Montaña

Foto: Las claves de la tragedia de la Marmolada. (Corpo di Socorro Alpino)
Las claves de la tragedia de la Marmolada. (Corpo di Socorro Alpino)

Carlo Budel, el gerente del refugio Capanna Punta —situado en el punto más alto del macizo de la Marmolada—, se había percatado del volumen de agua que en los últimos días procedía del glaciar. Por el día —y también durante la noche—, la corriente de agua era continua. En declaraciones a 'La Repubblica', Budel afirmaba que "lo que me asustó fue el crujido del glaciar. En la última semana, se oía el sonido de los torrentes que cavaban y cavaban bajo la capa de hielo". Lo sucedido en la Marmolada, con un número de víctimas que puede superar la veintena, es la mayor tragedia, por avalancha o alud, que se produce en los Alpes desde que el 14 de febrero de 1991 nueve montañeros holandeses perdieran la vida en el macizo de Queyras, en los Altos Alpes franceses. El Confidencial se ha puesto en contacto con Alessandro Filippini, periodista de referencia en asuntos de montaña en 'La Gazzeta dello Sport'.

Preguntado por El Confidencial sobre lo sucedido, afirma que "la gente quiere ir a la montaña, programa el día y tiene que hacer lo que ha decidido. Pero ¿cómo es posible estar caminando junto a un serac [bloques de hielo agrietados] a las 13:45 y con más de 10 grados de temperatura a 3.000 metros de altitud?". Alessandro no sale de su perplejidad y remite a las declaraciones de Reinhold Messner: "No estoy diciendo que los que estaban allí hayan sido imprudentes. Sin embargo, un buen montañero no se mete debajo de un serac en ese momento. El arte del montañismo consiste en no morir en una zona donde existe esa posibilidad y, para tener éxito, hay que tener los ojos y los oídos abiertos. Siempre". Messner no dice, pero dice.

Foto: Imagen de Punta Rocca, donde se produjo el colapso. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)

Alessandro comparte la opinión del gerente del refugio: "Debajo del serac que se desprendió de Punta Rocca, probablemente se había formado un lago". Esta masa de agua provocó que la estructura inestable colapsara. "Seguramente, los montañeros estaban descendiendo [eran cerca de las dos de la tarde], pero el problema es que el lugar donde se encontraban es un punto de avalanchas. No tenían posibilidades de hacer nada para ponerse a resguardo". El serac arrastró, además de hielo, piedras. Los cuerpos están descuartizados e irreconocibles. Los servicios de rescate se encuentran ante enormes dificultades para recuperar los cadáveres.

Filippini se pregunta: "Antes subíamos a la montaña 10, pero hoy suben 1.000. ¿Qué podemos hacer? ¿Prohibir que la gente vaya, cerrar las rutas peligrosas? Son decisiones difíciles".

placeholder Imagen del refugio Capanna Punta Penia. (Cedida)
Imagen del refugio Capanna Punta Penia. (Cedida)

Las autoridades y los expertos se han apresurado en eludir cualquier tipo de responsabilidad. El primer ministro, Mario Draghi, afirmó en rueda de prensa desde Canazei que "el Gobierno debe reflexionar para que estas cosas no vuelvan a ocurrir". Mientras, el gerente del refugio Capanna Punta se cura en salud: "Pero, por Dios, no vengan a decir que yo di la alarma, que alguien sería responsable de lo ocurrido". Todos los expertos coinciden: "La tragedia del domingo no era previsible", afirmaba el diario 'La Reppublica' el pasado 4 de junio. Imprevisible o culpa del cambio climático, el factor que todo lo explica. El problema que esto suscita es que puede eludirse una investigación para determinar si hubo un comportamiento negligente. Las palabras de Carlo Budel describiendo los torrentes que consumían el glaciar, resuenan en la tragedia: "Bajo el serac que se desprendió de Punta Rocca había, literalmente, un lago".

Al menos una de las víctimas es un guía de montaña de Padua. Seguramente, valoraron las condiciones en las que desarrollarían la actividad. Es necesario conocer la opinión de los guías alpinos, pues es la mayor tragedia en los Alpes.

Alberto Ayora es el presidente de la Federación Española de Deportes de Montaña (Fedme), quien valora para El Confidencial lo sucedido. "Las condiciones en la montaña están cambiando. Hay rutas emblemáticas que desde hace tiempo dan señales de alarma, nos están diciendo que por aquí cada vez es más peligroso, tenemos que entender ese mensaje y ajustar nuestra actividad". Ayora pone como ejemplo lo sucedido en el Macizo del Mont Blanc. Las autoridades francesas son cada vez más exigentes en los requisitos que reclaman a los montañeros, en especial a los que intentan la cumbre por la ruta de Goûter, donde se encuentra el paso que los franceses llaman 'le couloir de la mort' y los españoles 'la bolera'. En 2020, la Fundación Petzl publicó un folleto con recomendaciones para la ascensión al Mont Blanc por esta ruta. Consecuencia de ese estudio, ha sido el cambio de los horarios del tren de Nido de Águilas. Se intenta facilitar que los montañeros puedan cruzar 'la bolera' en las horas de menos desprendimiento de piedras.

"Las condiciones del hielo también van modificándose", continua Ayora. "En los glaciares y en las vías alpinas, se abren grietas donde antes no las había. La mítica pared oeste de la Aiguille du Dru ha desaparecido por derrumbamientos de rocas", explica. El presidente de la Fedme recuerda que en 2017 se cayó a pedazos una parte del Pico Coronas. El permafrost que sujetaba la pared se derritió y una parte cayó sobre la ruta de ascenso al Aneto, afortunadamente a una hora en la que no había nadie.

placeholder Carlo Budel, en el refugio. (Cedida)
Carlo Budel, en el refugio. (Cedida)

"Hay que modificar rutas y horarios e, incluso si no tienes otra opción, moverte por una zona expuesta, que es lo que hacemos cuando afrontamos un itinerario con peligro de caída de hielo, como puede ser el caso del Annapurna cuando pasas por la barrera de seracs", afirma Ayora. "Lo que intentas es estar bien aclimatado para poder ir más rápido, buscas las horas del día en la que sea más difícil que se produzcan desprendimientos, dejas distancia entre los miembros de la cordada, no va todo el mundo junto. Los peligros que no se identifican son los que ocasionan situaciones de mayor riesgo. Quizá sea lo que ha pasado en la Marmolada", concluye.

Legislamos a golpe de accidente. Seguramente lo sucedido en los Alpes italianos promoverá algún tipo de regulación. "Espero que esta tragedia sirva para que las autoridades reflexionen y tomen medidas", coincide Alex Txikon con las palabras de Ayora. El experimentado alpinista, especialista en ascensiones y vivencias en los ochomiles invernales, que ha desarrollado un olfato especial para continuar vivo, no se explica cómo, con los datos de que disponían, no se extremaron las medidas de cautela ante unas señales del todo alarmantes.

Carlo Budel, el gerente del refugio Capanna Punta —situado en el punto más alto del macizo de la Marmolada—, se había percatado del volumen de agua que en los últimos días procedía del glaciar. Por el día —y también durante la noche—, la corriente de agua era continua. En declaraciones a 'La Repubblica', Budel afirmaba que "lo que me asustó fue el crujido del glaciar. En la última semana, se oía el sonido de los torrentes que cavaban y cavaban bajo la capa de hielo". Lo sucedido en la Marmolada, con un número de víctimas que puede superar la veintena, es la mayor tragedia, por avalancha o alud, que se produce en los Alpes desde que el 14 de febrero de 1991 nueve montañeros holandeses perdieran la vida en el macizo de Queyras, en los Altos Alpes franceses. El Confidencial se ha puesto en contacto con Alessandro Filippini, periodista de referencia en asuntos de montaña en 'La Gazzeta dello Sport'.

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